Disclaimer: Bleach le pertenece a Troll Kubo.

Advertencia: Leves menciones IchiRuki.


~ El Tren del 20 de febrero~

—Buen trabajo, Dr. Kurosaki— saludó un enfermero al doctor Ichigo Kurosaki, cardiólogo de renombre.

—Gracias, hasta mañana— contestó el doctor, con una sonrisa cordial.

Estaba agotado. Había sido un turno muy extenuante el de aquél día.

Sólo quería irse a casa, a mimar a sus hijos y recibir un poco de amor por parte de su esposa. Lo que hace todo el mundo cuando llega cansado.

Aquél día, Ichigo decidió tomar el tren para volver a casa, justamente porque creía que no estaba en condiciones óptimas para conducir.

No sabía que esa decisión le costaría la vida. Cuando entró a la estación de trenes todo parecía tranquilo.

Pagó su pasaje antes de entrar al andén con su tarjeta del metro, como siempre. Miró el horario en una pantalla de informaciones y notó que en cinco minutos llegaría el tren con destino a Shibuya, barrio en el que residía. Se sintió aliviado, no tardaría mucho en llegar a casa a descansar.

Cuando llegó el tren, permitió que una chica de la edad de su hija mayor entrara al vagón antes que él; la muchacha debía tener unos quince años, más o menos.

Y cuando todo sucedió, la chica estaba muerta de miedo.

No paraba de llorar y gritar cosas inentendibles.

El tren había perdido los frenos, el chofer dio el mensaje por los altavoces y les pidió disculpas a todos los pasajeros por darle fin a sus vidas. Tampoco era culpa de ese hombre, él no había hecho nada adrede.

Aun así, Ichigo no se sentía angustiado; no podía decir que no había tenido una buena vida. Se casó y formó una hermosa familia con la mujer que amaba, Rukia. No tenía de qué quejarse.

Su historia si había sido dolorosa; su madre murió cuando él aún era un niño, luego una de sus mejores amigas, Orihime, se suicidó muy joven. Sus abuelos murieron en un accidente de tráfico. Uno de sus tíos tuvo cáncer.

Ichigo solía recordar más momentos tristes que felices, pero en aquél momento sintió que realmente era feliz.

Era feliz porque su esposa, Rukia, le había dado dos hermosos hijos. Era feliz porque se había convertido en un exitoso cardiólogo. Era feliz porque había hecho con su vida lo que quiso.

Lástima que en ese momento, iba a morir.

No era como si pudiese evitarlo.

No había retorno, todos iban a morir y él lo sabía.

Sacó su teléfono móvil y le escribió un e-mail a Rukia, pidiéndole disculpas y dándole las gracias por haberlo acompañado en esta vida, diciéndole que esperaba volver a encontrarla en la siguiente.

Luego, sacó un pequeño frasco con píldoras para dormir que siempre llevaba con él por algún motivo, ni siquiera las usaba. También tomó su credencial de médico y la colocó en el bolsillo de su camisa, haciendo uso de la pinza que estaba pegada a ella. Le dio una pastilla para dormir entera a cada persona que estuviese desesperada en el vagón, incluyendo a la chica que se parecía a su hija.

Decidió quedarse junto a ella hasta el final.

— ¿Cuál es tu nombre? — le preguntó mientras se sentaba en el suelo junto a ella.

—Akiko— respondió ella, un poco más calmada por los efectos de las píldoras

—Te pareces mucho a mi hija— mencionó Ichigo, unos segundos antes de que el tren se estrellara contra el muro, en la curva de un túnel.


Vi que les gustó mucho "El Ángel de la Muerte", así que decidí escribir cómo murió Ichigo.

Hasta yo me siento triste ahora u.u

En fin, espero que les haya gustado chiquilines n.n Nos leemos luego!

Amy Fuera~! ¡BANKAI!