Ya habían pasado dos meses desde que Candy había descubierto la verdadera identidad del abuelo William. Ella había decidido dar una comida a sus amigos cercanos. Candy estaba muy feliz de poder compartir ese hermoso momento con todos sus amigos y seres queridos.
-Candy ¿puedes venir un momento?- Le pregunto Archie
-¿Que sucede Archie?-
-Quisiera hablarte a solas-
-Está bien.- Ya que se hubieron alejado de las miradas curiosas Archie empezó a hablar
-El abuelo William dio indicaciones de que toda la familia Ardley iría a vivir a New York.-
-Pero yo soy feliz aquí-
-Él sabía que insistirías, así que te dio una semana de vacaciones para despedirte de tus amigos. Sin embargo el permiso es solamente de una semana-
-¿Y que hay de Annie y Patty?
- -Ellas vienen como invitadas a la mansión de la familia.-
-¿Cuando parten?-
-mañana en el tren de las 10:30-
-Me imagino que hay no es solamente lo único que querías decirme ¿verdad?-
-No, tienes razón. Alberto me dijo que quiere verte mañana a las 9:00 a.m. en el lugar donde se vieron por primera vez.-
-¿Como lo sabes?-
-Me lo encontré en el camino.-
Al otro día Candy fue a su encuentro con Albert en el portal de los Ardley, cerca del río.
-¡Albert!- gritó pero nadie respondía. Pasó otra media hora y ella se había cansado de esperar y decidió irse. Iba caminando río abajo cuando una gaita empezó a sonar muy cerca. "esa canción... ¡Es la música de mi príncipe!" pensó para sus adentros Corrió río abajo y en donde se acababa el río se encontró después de tanto tiempo con su príncipe.-¡El príncipe de la colina!-
-veo que no has cambiado nada Candy-
-¿como es que no me has vuelto a visitar?-
-¿No te das cuenta de quién soy? Soy yo, Albert-
-Albert... Es el príncipe... Albert es mi príncipe de la colina...¡ALBERT!-dijo Candy y corrió a abrazarlo
-Candy, vengo a pedirte una cosa-
-¿Que cosa?-
-Cásate conmigo Candy- Todo quedó en silencio, Albert, su hermano mayor, le hacia una propuesta de matrimonio...
-lo lamento tanto Albert, pero la verdad es que yo te considero mi hermano mayor y además tú eres mi padre adoptivo-
-pero yo te quiero tanto-
-¿y que pasará con Neil?-
-Tú no lo amas Candy-
-Pero yo amo a Terry-
-¿lo sigues amado, aun sabiendo que se comprometió con Susana Marlowe?-
-Sí, con todo mi corazón- Candy estaba al borde del llanto
-Candy... No llores pecosa, eres mucho más bonita cuando ríes qué cuando lloras- Candy sintió que regresaba en el tiempo. Se acordó de la primera vez que escuchó esa frase.
-acepto, me casaré contigo Albert- Albert se acercó lentamente, tomó a Candy por la mentón y juntó sus labios con los de ella. Candy se quedó petrificada y dejó que Albert siguiera. Por alguna razón no sintió nada parecido a cuando Terry la beso en escocia. Albert interrumpió el beso y abrazo a Candy
-Te amo, Candy- Candy no dijo nada, sólo le devolvió el abrazo y recargo su cabeza contra el pecho de Albert. Juntos caminaron río arriba
-Archie me dijo que tengo tú permiso para quedarme aquí una semana-
-George vendrá por ti y te llevará a la estación, pero el viaje lo harás tú sola-
-George no viene a new york?-
-No, se quedará en Chicago a atender los negocios de los Ardley.-
Cuando cruzaron la reja del hogar de Pony Albert dijo:
-Tengo que irme Candy- -cuídate mucho Albert- -Te veré en new york- -Hasta luego-.
Terry seguía pensando en Candy. A diario pensaba que sería de el sí no hubiera dejado ir a su tarzán pecoso. Su compromiso con Susana Marlowe lo ponía triste y melancólico y sólo faltaban 2 escasísimos meses para su boda con ella. Tenía que pedirle perdón a Candy y hacerle saber que aunque se casaría con Susana, siempre la amaría.
"Querida Candy: Te pido una disculpa por hacerte tan infeliz. Me arrepiento de haberte dejado del hospital de new york, en esa fría noche de invierno. A diario me pregunto como sería mi vida sí no te hubiese dejado ir. Debes saber que ahora, en estos momentos mi único consuelo es saber que aún me quieres tanto como yo a ti. A pesar de estar comprometido con Susana, te amo como a ninguna he amado nunca. Espero que me entiendas, Candy.
Con todo mi amor para tarzán pecoso, Terry G.
Terry término de escribir la carta, y al hacerlo se acordó de Londres, de ese maravilloso año en compañía de Candy, de su risa, de las vacaciones en Escocia, del primer beso... Por desgracia, Susana, que lo espió todo el rato adivinó que su prometido pensaba en Candy.
-¿A quién le escribes, Terry?- le preguntó
-a Candy-
-¿Que le escribes?-
-Una carta de amor- En este punto hasta Terry se sorprendió de su sinceridad. No sabía porque no se lo ocultaba, pero una cosa era segura: no ilusionaría a Susana haciéndole creer que la amaba.
-Porqué le escribes a ella sí yo soy tú prometida ahora?- Dijo ella con lágrimas en los ojos
-No pienso darte ninguna explicación, Susana-
-Pero ya han pasado casi tres meses desde la última vez que la viste-
-¿Y que con eso?
-¿Es que aún la amas?
-¡Sí y con toda mi alma! , no porque me case contigo significa que lo hago por amor!- y dicho esto Terry salió corriendo de la habitación con la carta de Candy apretada en su puño. Ambos habían hecho tanto escándalo que la señora Marlowe escuchó casi todo.
-¡TERRENCE GRANDCHESTER!- gritó furiosa la señora Marlowe antes de que Terry saliera a la calle.-¿cómo te atreves a hablarle así a mi hija-
-Es la verdad señora-
-Tú le debes la vida, ten más respeto-
-¡no fue mi culpa, y no pude obligarme a casarme con ella!-
-Cuando no estas bebiendo me montas estos dramitas-
-Y supongo que pretende que deje de beber ¿verdad?-
-Así es, así como también pretendo que no vuelvas a escribirle a esa Candy, te lo prohibió Terry-
-Preferiría quedarme sin las dos piernas y sin alcohol a estar condenado a una vida sin saber de Candy-
-¡TERRY! , ¡Basta de tonterías!-
-Es verdad señora, basta de tonterías, ¡desde ahora rompo el compromiso y me voy!-
-¡Terry!- Gritó Susana desconsolada pero Terry agarró su capa y salió sin mirar atrás.
-Déjalo, Susana él no te merece- dijo la señora Marlowe.
-Terry... mi Terry- murmuraba Susana repetidas veces.
