Olaaaaaaa! Aquí estoy con nuevo fic! (si ya voy lenta con el que ya tengo... xD)
Bueno, este fic está compartido con una amiga Débora, pero lo voy a subir yo.
Ahora subo el primer chap, pero es cortito y casi no hay nada de HP, es solo una introducción.
Pues eso, aquí dejo esto ,plis, dejad reviews!
Laia&Débora
Welcome to London
-¡Tíaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Después de un placaje casi profesional, se podía ver a dos chicas tiradas en el suelo. Toda la gente que esperaba a ver cuando y por donde salía su avión se nos quedó mirando unos segundos mientras nosotras nos reíamos con ganas (y yo un poco adolorida por el golpe).
-Joder guarra, podrías entrar en los Barcelona Dragons.
-Pero si no ha sido para tanto, es que tú eres una blandengue.
-Claro, claro. Pero lo mejor será que nos levantemos, que nos está mirando medio aeropuerto.
Nos pusimos en pie y nos fuimos a sentar por allí cerca.
Y os preguntaréis ¿quiénes son estas dos?
Pues nos llamamos Laia y Débora. Hace ya bastante tiempo que nos conocíamos, pero como yo vivo en Cataluña y Débora en Sevilla, nunca nos habíamos podido ver. Y después de dos meses habíamos logrado convencer a nuestros padres de lo que hacía tanto que queríamos. Ir a Londres juntas. Ella había cogido un avión antes de Sevilla hasta Barcelona para coger un avión hacia Londres juntas.
-Ya había empezado a pensar que te me habías perdido, habíamos quedado hace casi tres cuartos de hora.-le dije yo en coña
-Bueno… es que… la verdad es que me he perdido.
-Joder…. No se lo que vamos hacer en Londres, porqué viendo nuestro sentido de la orientación ni siquiera llegaremos a encontrar la salida del aeropuerto xD
-Tranquila, ya le preguntaremos a algún guiri wenorro que nos guíe XD
-¡Por supuestísimo!
-Bueno, tendríamos que mirar la puerta de embarque ¿no?
-Sí, que somos capaces de quedarnos aquí hablando y que se nos escape el avión.
Buscamos en la pantalla de embarques y vimos que teníamos que ir a la puerta 11, que nos llamarían para embarcar en cinco minutos. El viaje hasta Londres fue muy divertido, ya que nos la pasamos cantando Busted, Son of Dork, McFly, Green Day y Simple Plan la mitad del viaje, y la otra lanzándole miradas a un inglés guapísimo que estaba sentado al otro lado del pasillo. Cuando bajamos del avión y fuimos a recoger el equipaje, lo primero que se nos ocurrió fue pedirle al inglés wenorro si nos podíamos hacer una foto con él, el tío se quedo un poco flipado, pero accedió a que nos hiciéramos la foto, que es lo que queríamos. Pero como somos tan gafes, el equipaje dio la vuelta con nosotras persiguiéndolo por detrás. Así que como buenas pringadas nos tuvimos que esperar a que las maletas volvieran a aparecer.
Cuando al fin recuperamos el equipaje, nos largamos arrastrando las maletas, que pesaban casi tanto como nosotras. Nos fuimos a las taquillas de tren que había por allí, y compramos dos billetes de tren. Después de dar un par de vueltas por la estación, decidimos preguntarle a un hombre donde salía nuestro tren, y como buen y educado inglés, nos acompañó hasta el lugar. Cuando hubimos subido al tren, arrastramos como pudimos nuestras maletas, y las pusimos en el asiento d al lado, ya que de subirlas arriba, ni hablar.
El viaje iba a ser larguito, unos 40 minutos hasta llegar a nuestra parada, pero es que nuestro hotel era bastante céntrico. Cuando por fin nos íbamos de ese tren, nos habíamos comido tropecientas porquerías que vendía la chica del carrito, casi como para asegurarle la jubilación. Cuando tuvimos que bajarnos, casi me la meto bajando el escalón, pero por suerte un chico me sujetó justo a tiempo para no comerme el suelo. Después de agradecerle veinte veces lo que había hecho, nos marchamos y nos dirigimos hacia la salida, con Débora aún jartándose de mi caída. Habíamos decidido coger un taxi para ir al hotel, ya que no creíamos aguantar mucho arrastrando los sacos llenos de plomo que llevábamos por maletas. Después de 15 minutos esperando en la cola de taxis pudimos marcharnos. Le di la dirección del hotel y nos dejó allí en pocos minutos. Le pagué las libras que costó el viaje y nos bajamos. Fuimos a la recepción del hotel y pedimos la llave de nuestra habitación. Por suerte un mozo nos llevó las maletas, y le dimos una buena propina, que se la merecía. Nos quedamos inspeccionando la habitación, los armarios, el baño, especialmente los jabones xD, nos pusimos a saltar en la cama, y para acabar salimos a la terraza. Las vistas eran muy bonitas, podíamos ver el London Eye y el Big Ben. Nos hicimos un par de fotos con ese paisaje de fondo y volvimos a entrar.
-Bueno¿qué hacemos?-dijo Débora mientras se tiraba en su cama
-No sé, lo que quieras.-dije yo echándome sobre la mía.
Nos quedamos en silencio, cada una pensando en lo suyo, hasta que me levanté de la cama de un salto.
-¿Pero estamos tontas o qué? Estamos en Londres, el lugar en el que siempre hemos querido estar¡y nos quedamos tumbadas en la cama!
-Tienes razón¿pero qué hacemos?
-Pues no se… hoy por ser el primer día y porqué estamos cansadas, podemos dedicarnos a dar una vuelta.
-¡Y a hacer fotos a los ingleses guapos!
-Hombre, eso ya lo daba por hecho.
-Bueno, pues ¿vamos a pasear?
-¡Y a comprar!
-Uiiii ¡que se preparen las tiendas inglesas!
Bajamos de la habitación con nuestras convers negras, una mochila cada una que parecían el bolsillo mágico de Doraemon, y con un mapa cada una señalando de manera bien clara el hotel, la comisaría de policía y un par de estaciones de metro y de bus que nos dejaban cerca del hotel.
-Mira, creo que podríamos llegarnos hasta el Soho, cuando lleguemos nos tomamos algo, hacemos un poco el tonto por allí, y volvemos andando. ¿Te parece bien?
-¡Encantada!
-Pues vamos entonces.
Empezamos a andar hacia el Soho, nos paramos delante de cada tienda, nos hacíamos fotos cada diez metros, y, por supuesto, hacíamos fotos a todos los tíos que estuvieran bien. Después de más de una hora andando empezamos a ver los típicos bares que caracterizan al Soho. Entramos al primero que vimos, y nos pedimos un fresco, una especie de mezcla entre granizado y batido de frutas, que estaba muy bueno. Salimos de allí, fresco en mano, y nos fuimos a mirar ese pequeño barrio, por así decirlo. Era muy mono, y muchos sitios estaban decorados como si fueran muy antiguos. Cuando iba por la mitad de mi bebida, que me estaba empezando a empalagar, casi me quedo sin respiración. ¡Joder! Menudo tío weno!
Debía de tener unos veinticinco años, era rubísimo, y tenía los ojos tan azules que se los distinguía pese a la distancia a la cual estábamos de él. Entonces le empecé a dar codazos a Débora y le dije:
-Tía, mira que tío hay. El que está acercándose hacia aquí. ¡Joder, joder, joder!
-¡Me cago en la madre que lo parió! Está… está… ¡cómo está!
Mientras nosotras le mirábamos él pasó por nuestro lado, ajeno a nosotras y siguió su camino. Sin dudarlo un segundo, cogí la cámara y empecé a hacerle fotos al culo xD
-Laia… ¿por qué no le seguimos a ver dónde va?
-No me lo digas dos veces, venga, a ¡perseguir al tío wenorro!
Y así, intentando que no se diera cuenta de que le seguíamos empezamos ir detrás de él, simulando mirar los pubs.
Entonces vimos como se paró delante de una pequeña puerta, miró a ambos lados y entró. Nosotras, ni cortas ni perezosas y sin siquiera decirnos nada, entramos pocos segundos detrás de él. Pero al atravesar la puerta lo que vimos no era lo que esperábamos.
Estábamos en medio de un campo, con unas grandes matorrales, de varios metros de altura, delante, unas gradas con muchísima gente detrás, y a nuestro lado, un hombre con una larga barba larga, con túnica larga y elegante, y gafas de media luna que nos miraba como si fuéramos aliens.
-Débora, o me han puesto algo raro en la bebida, o tengo delante un abuelote clavado a Dumbledore.
-Pues creo que nos deben de haber drogado a las dos.
Hasta aquí el primer capítulo.
Esperamos que os guste
Feliz Navidad
