¡Que no aparece!
por GirlBenderL

-Probaste con "Sasuke Uchiha", ¿verdad?

-Obvio.

- ¿Sasuke nada más?

-También.

- ¿Qué me dices de "Sasu-kun"?

-Dime que es una mala broma….

- ¿Y su segundo nombre?

-Solo tiene uno, Ino.

- ¿Y si le escribes…?

- ¡Que no, que no y no! ¡Que no aparece! Ya me harté de andar buscando hasta por debajo de las jodidas piedras. Simple y llanamente desapareció: me embarazó, lo presentía, se fue, se borró del mapa. Me dejó tener a la bebé sola, me dejó criarla sola sus primeros tres años. No está y lo peor es que cada año lo busco con ilusión de hallarlo. Pero el bastardo no tiene Facebook. Su mamá le dijo que hasta los diecinueve le dejaría abrir un perfil y no sé si lo fue cierto, pero ya está a dos meses de cumplir esa edad y no aparece en ninguna red social.

- ¿Quieres que lo busque?

-Hazlo, pero no lo hallarás. Te juro por la vida de mi hija que no puedes encontrarlo. Además, el hecho de que el papá de Sasuke sea un funcionario público sumamente adinerado hace que su familia deba mantener un perfil muy bajo.

- ¡Ay, Sakura! ¿Y por qué no te rindes, mejor? Mira que no lo necesitas. Tu niña está súper, nunca les ha faltado nada. Es una niña hermosa y sana, que se nota que heredó tu fuerza y tu carácter. Además, si quieres un hombre, está el tonto pero guapo de Naruto babeando por tus huesos. No te digo que le consigas un reemplazo al papá de Sarada, pero en vista de que no aparece, pues… A Naruto le gustan los niños.

Sentadas en esa banca del parque, mientras veía a Sarada jugar en los columpios con otras niñas, comenzó a pensar que tal vez su amiga Ino tenía razón. A los quince años, Sakura se ilusionó fuertemente con un chico del colegio y quizá él no le correspondió con la misma intensidad, pero al menos le hizo caso. Seis meses después le entregó su cuerpo al susodicho y al cabo de dos meses se embarazó, aunque no adrede. Conforme las nauseas le comenzaron, ellos fueron saliendo menos a comer. Luego tendría mucho sueño después de estudiar, así que Sasuke ya no le diría que fueran a caminar. Poco a poco, sin darse cuenta, ambos se fueron distanciando. Es gracioso, porque a pesar de ello, le quería. No sentía dolor ni preocupación, ninguna clase de agobio. Sasuke no les hacía caso a las mujeres muy seguido, así que era improbable que le fuera infiel. Solo le estaba dando su espacio porque ella llevaba semanas sintiéndose enferma.

Todavía alcanzaron a verse un par de veces más antes de su desaparición: fue un miércoles y un viernes. Para entonces, Sasuke ya no estudiaba en el mismo colegio que ella, pero aún se ponían de acuerdo para reunirse. La última vez que lo vio, sin esperar que fuese la última, ni siquiera se despidió de él tan afectuosamente. Nada más le dijo "¡Nos vemos mañana, te ayudaré con la tarea!" y sonrió, muy enamorada. Pero él no la fue a buscar a casa al día siguiente, ni le llegó llamada de un teléfono público, que era lo que él usaba para hablarle porque su mamá no le permitía tener celular.

El colmo fue cuando la regla ya no le bajó. Esperaba que apareciera por lo menos uno; pero ninguno de los dos cumplió sus deseos. Así, Sakura terminó llorando desconsolada en plena pijamada con Ino. El test de embarazo tenía la cantidad de rayitas a la que todas las adolescentes temen. Sin más opciones, se durmieron las dos y el pedacito creciente de Sarada. A la mañana siguiente hablaron con los padres de la nueva madre, que sorprendentemente comprendieron mucho. De seguro les causaba pena el romance trágico del que su hija fue víctima. Del que seguía siendo, mejor dicho, a pesar de que ya habían pasado tres años desde tal suceso.

-Ino, no puedo olvidarme de él. He tenido otros dos novios pero nada llena el hueco que Sasuke me dejó. Aún lo quiero, le extraño. A veces despierto después de haber soñado con él y paso todo el día triste. He tenido la buena suerte de que Sarada se conforma con que le cuente sobre cómo era él, pero cuando me pregunte por qué ya no está conmigo y por qué no ha regresado por ella, no sabré qué responderle. Me querré meter un montón de pastillas por la garganta o lanzarme del puente que está a tres calles. Por lo menos quiero saber de él una vez más, ni siquiera me interesa pedirle dinero o que reconozca a Sarada como suya.

Ino no respondió, ni siquiera quiso voltear a ver la cara de su amiga. Compartía su tristeza, podía ser empática con ella gracias a que la acompañó durante todo su embarazo y vio todo lo que ella sufrió: la expulsaron del colegio, le hicieron bullying por las redes sociales en cuanto se enteraron del chisme… y encima tenía el corazón partido por no poder encontrar a su único amor. Ino se apegó tanto a Sakura que fue al hospital con ella el día en que dio a luz. Amaba a su amiga como se ama a una hermana; sentía impotencia de no saber qué hacer por ella en este momento. Minutos después decidió que al menos intentaría despejarle la mente un rato: fue por Sarada y las llevó a comer crepas, pues sabía que ambas las amaban. En todo el camino, Sakura no habló; por lo tanto, a Ino le tocó mantener conversación con la mini persona que todavía tenía momentos en los que no se le entendía lo que decía.

- ¿Sabes qué es lo único que tengo de él?

- ¿Qué?

- Una foto y la dirección de su abuelo. Aunque váyase a saber si todavía vive en el mismo lugar.

- ¡Pues eso es! Mañana mismo iremos a buscar a su abuelo. Le dirás que eres una vieja amiga de su nieto y que pasabas por casualidad cerca de su casa. Te acordaste de él de pronto y como no tienes su número de teléfono pero le recuerdas con mucho cariño, quisiste ver si conseguías algún modo de localizarle. Para que te crea, le mostrarás la foto de Sasuke.

-Estoy muy ansiosa por encontrarlo, Ino, pero no creo que…

- ¡Patrañas! – Sakura la calló. No le gustaba que Sarada escuchase malas palabras, porque parecía perico y lo repetía todo. -Lo siento. Pero debemos intentarlo. Lo más que pasa es que no vive ahí el viejito. Nos vamos y seguimos buscando año tras año en las redes sociales o esperamos a que algún día regrese a la ciudad, si es que se fue.

- Queda lejos…

- ¡No importa! Acaban de pagarme hace dos días, aún tengo el dinero suficiente para llenar el tanque de gas. Pero… ¿llevarás a Sarada?

-Sí, definitivamente.

-Entonces ya está, lo buscaremos mañana. No te arregles mucho, pasaremos primero al salón de belleza y tal vez a comprar algo bonito para vestir. Será tu regalo de cumpleaños adelantado. ¡Anda, marca a la oficina para pedir el día, diles que estás muy enferma! ¡No, yo hablaré por ti, dame el número!

...

Bueno, darlings... Aquí les va el primer capítulo. Tal vez tenga solo dos, a lo mucho cinco. Les avisaré por mi página cuando publique capítulo nuevo. ¡Nos leemos!

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