#disclaimer: Naruto © Kishimoto.

#nota: Tenía mucho tiempo sin escribir y definitivamente es una historia muy diferente. Constará de 3 capítulos, incluyendo el prólogo.

La asimetría según Cardin.

by Dauw

La asimetría según Cardin.

Prólogo.

—¿Patti Smith?—

Sasuke Uchiha giró su cabeza sorprendido al escuchar una voz frágil. Era una chica pequeña, de falda corta y con el peinado de la princess Leia. Sus ojos verdes como manzanas y el cabello rosa. Peculiar, pensó.

—Sí.—

Ella sonrió y se sentó a su lado, mientras Sasuke se perdía extrañado en los movimientos de la pelirrosa, ella tomó el libro con cuidado de no perder la página y lo hojeó, para bajarlo de nuevo a la mesa.

—Me quedo con Just Kids, aunque Babel definitivamente es un clásico.—

Sasuke no pudo abrir la boca, pero por supuesto que estaba impresionado. La miró un poco a detalle y encontró que en la solapa de su camisa, desabotonada hasta el pecho y con las mangas dobladas, había un pin de John Frusciante, un poco raspado y viejo. Sasuke levantó las cejas ante su creciente sorpresa. Sólo era cuestión de mirarla un instante más para descubrir un montón de detalles nuevos.

—Uchiha Sasuke.— Dijo, con la garganta llena de palabras que al final no pudieron ser.

La chica rió discretamente, tapándose la boca con sus manos. Sasuke pudo apreciar que el color de sus uñas era exactamente igual que el de sus ojos, aunque estuviera parcialmente destruido. Ella extendió su mano delgada y pequeña de una forma muy firme, casi militar.

—Soy Sakura—

Sasuke tomó la mano, era suave. Y por más rosa que fuera, por alguna razón, Sasuke no podía dejar de pensar en Midori.

—¿Qué te trae por acá?— Se sacudió la mano de Sasuke.

—Hay menos ruido que en el patio—

—La biblioteca es para perdedores, mejor vamos al videoclub—

—Dudo que haya algo que me interese ahí—

—Casualmente traigo la pic de goodfellas—

Sasuke enmudeció. Incapaz de negarse, tomó su libro y lo guardó torpemente en su maletín. Se levantó y con un gesto, Sakura entendió que él había aceptado.

—No la veremos toda— Murmuró, parado esperando a Sakura.

—Tenemos toda la semana—

Sakura se levantó, y caminaron por el pasillo. En cuestión de segundos, ese momento se volvió un recuerdo. No volvió a ocurrir.

Sasuke la veía caminar, con sus doc martens sucias y la falda subiendo y bajando, torturándolo cada segundo en su mente.

Naruto, el mejor amigo de Sasuke, le golpeaba el brazo cada vez que Sakura pasaba frente a ellos. A Sasuke le molestaba ser la burla de Naruto.

—No te pela, Sasuke Smith—

No me pela, pensó.

—Creo que empezaré a trabajar— soltó, con los puños cerrados.

Naruto miró a Sasuke incrédulo.

Después de ese día, Sasuke consiguió un trabajo. Y, aunque todos los días seguía admirando el contoneado caminar de la pelirrosa, cada día era más fácil estar sin ella, independientemente de que nunca había estado con ella. Lento, pero seguro, pasaron tres meses, en los que Sasuke llegaba tarde y se iba temprano. Trabajaba hasta las 2 de la mañana como mesero y poco a poco, los encuentros con Sakura eran cada vez menos.

—Iré a Venezuela—

Naruto pensó que Sasuke había perdido totalmente su cordura. Pero, después de una semana, Sasuke faltó a todas sus clases por las siguientes 3 semanas, Naruto fue a buscarlo a la cafetería en donde trabajaba y la tercera vez que no lo vio, se animó a preguntar. Había renunciado hacía un mes.

Sasuke volvió y parecía que todo estaba igual que siempre. Naruto con su cabello en puntas, los recesos seguían siendo ruidosos y el videoclub parecía estar ocupado todos los días. Sasuke había cambiado, ahora leía a Heidegger, guardó a Patti Smith en los estantes de su sótano.

Sasuke se sentía diferente, con 17 años, estaba en el mejor punto de su vida. Había vivido muchas experiencias esas 3 semanas en Venezuela y estaba dispuesto a predicar todo lo que había aprendido. Fue a la dirección para fundar el curso extra escolar de filosofía. Lo tenía todo planeado, empezarían con los griegos y después irían con Kant. Le aprobaron su curso y lo instaló permanentemente en la biblioteca.

—¡Pues claro! ese es el principal error, no, ni siquiera es el principal, es cuestión de un error dogmático. Platón NO debió inventar el espíritu puro y del bien—

—¿Este es el curso de filosofía?—

Sasuke miró con furia a quien había interrumpido su enfurecido discurso. Cerró su boca de la impresión. Su mandíbula se había trabado un poco. Sakura estaba ahí, en el marco de la puerta mirándolo fijamente. Sasuke asintió, con un montón de palabras atoradas en la garganta.

—Continúen, por favor.—

Algo en la mente de Sasuke hizo click. Se disparó un gatillo que pensó que jamás volvería a activarse. Desde ese día, Sasuke se volvió un desastre. Verla todos los días lo volvía loco y podíamos verlo en sus ojeras y cabello despeinado. En las camisas a medio fajar y mal abotonadas.

Justo antes del curso, ambos compartían un paquete de galletas y se sentaban al lado del otro, sin cruzar la mirada y sin hablar demasiado.

Sakura también llegaba tarde diario y su ropa parecía arrugada. Las botas seguía trayéndolas sucias y las calcetas ni siquiera eran pares. Sakura era de los mejores promedios, pero de las peores portadas. Vivía de noche, fumaba en la reja de la escuela y bebía hasta quedar inconsciente. Iba a fiestas de jueves a lunes y a veces, llegaba con personas que ni siquiera usaban uniforme.

—Que se vayan a la mierda—

Sasuke le contó que había escuchado a alguien diciendo que Sakura era prostituta. Sasuke sabía bien que no. Más bien que era transparente y linda. De esas que brillaban con luz propia.

—Ven conmigo—

Sasuke la siguió, sin pensarlo. Él entendió que ahí es donde tenía que estar todos los días. Llegaron a un departamento amplio, blanco en totalidad, lleno de estanterías con libros, discos de vinilo, películas y cómics. Había pinturas y fotografías por todos lados.

—¿Es tu casa?—Preguntó, impresionado.

— Sí, también es tu casa—

Sasuke sonrió, y miró hacia arriba. No entendía el sentimiento y se lo preguntó a Dios. ¿Qué pasa?, pensó.