Al abrir los ojos una luz potente lo ciega por un instante. Giró la cabeza y se percató de que todo era blanco a su alrededor. Olía a anestésico y a limpio, demasiado ligero pero persistente pitido se volvía mas molesto contra mas se escuchaba. -¿Blaine?¿Puedes oirme? - Sobre él apareció la cabeza de un hombre. Llevaba un gorro de tela y también una mascarilla que hacía parecer sus orejas mucho mas grandes de lo que ya eran de por si. Asintió levemente casi sin darse cuenta de que lo hacía, con lo que el hombre empezó a revisar sus pupilas con una pequeña linterna. ¿Dónde estaba? Se sentía desorientado por completo. Lo último que recordaba es haberse ido a dormir después de una de las formales y aburridas cenas de inversores de su padre.
-Blaine, estás en el centro de reproducción New Life, en Nueva York. Tu padre es Trevor Anderson, ¿cierto? - Asintió, aun desconcertado. ¿Un centro de reproducción?¿Nueva York? - Intentó hablar, pero se dío cuenta entonces de una intrusión en su garganta, una mascarilla plástica cubriendo su boca. Dejó de intentarlo cuando notó que los tubos rascan su garganta con el movimiento. -Enseguida te vamos a desentubar, uno de nuestros asistentes responderá todo lo que quieras saber.
Cerró los ojos, la realidad llegando a él. Sintió las lágrimas crear una película bajo sus párpados, pero no quiso llorar. No quiso mostrarse débil. No en ese momento. Solo podía estar en uno de esos centros de reproducción por una razón. Su padre lo había vendido. Lo había cambiado por un triste puñado de dólares.
Siempre estuvo feliz con su idea. Cuando cumpliese los veintiún años y tuviese edad legal para tener su propio esclavo, su padre compraría uno para él. Incluso prometió que lo dejaría escogerlo. Pensaba en pasar unos dias de centro en centro, viendo los esclavos que vendían, buscando una conexión, un algo con uno de ellos. Esa chispa de la que su madre siempre le había hablado. No es como si él fuese a tratar a nadie como un esclavo. Nunca le había gustado esa palabra, aunque realmente la gente pagase para poder tener a uno de esos hombres con la capacidad para reproducirse. Algunos realmente los consideraban sus esclavos, por eso habían terminado por obtener ese nombre. Le daban arcadas solo con pensar en la idea. Ahora él era uno de esos hombres reproductores. Va a ser vendido a cualquier hombre, sea viejo, joven, amable o violento...quien sabe. Y sabe lo que ocurre con los hombres reproductores. Conoce las reglas, los tratos...todo reproductor debía criar por lo menos dos veces en sus dos primeros años de venta antes de poder ser liberado. La raza humana tenía que recuperarse con rapidez, así que la reproducción era obligatoria.
Iba a tener que ser padre. Iba a tener que llevar dos hijos dentro de si. Llevó su mano hasta su abdomen, ligeramente abultado, sin ser desagradable a la vista pero tampoco marcado. Siempre había tenido un físico en la media, un peso acorde a su altura. Podía notar la cicatriz resultante de la operación. Se le hacía extraño pensar que tenía útero de pronto...que en cualquier momento podía simplemente crecer y albergar un bebé dentro...un hijo.
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Tan solo habían pasado diez días desde que había despertado cuando le comunicaron que había sido vendido. Su comprador pasaría a por él al día siguiente, así que pasó la tarde entre depilaciones y lavados que nunca llegó a pensar que existieran. Se sentía extraño tener el cuerpo tan...limpio. No es que no hubiese sido siempre alguien aseado, pero tener todo el cuerpo sin vello hacía que pudiese sentir su alrededor de forma distinta. No podía dejar de observarse.
Le habían dado la ropa que debía ponerse para presentarse frente a su comprador. Suponía que lo habían medido en el momento que lo habían comprado, o en algún momento durante los seis meses que habían pasado durmiendo, porque las prendas le iban como un guante. Una simple camisa blanca, unos tejanos y una americana oscura era todo lo que llevaba puesto. Cuando el coche aparcó frente al centro de reproducción ni siquiera hubo un adiós por su parte, tampoco vió al hombre que lo había adquirido, tan solo a un chófer impersonal que le abrió la puerta trasera, haciendolo pasar al interior y sentandose en el asiento del conductor, llevandolo sin mediar palabra hasta el que sería su hogar.
Se sentía terriblemente nervioso. Nunca le habían gustado los cambios. Una vez, cuando tenía siete años, tuvo que mudarse porque a su padre lo trasladaron en el trabajo. Su hermano Cooper se acababa de ir a la universidad y su madre enfermó gravemente tiempo después. Demasiados cambios en poco tiempo, su vida pasó de ser tranquila y feliz a un constante ajetreo que terminó en desastre hasta que consiguió un poco de estabilidad al final de su etapa de instituto. Tuvo un promedio bastante bueno, aunque fue una adolescencia bastante caótica por culpa del virus. Era extraña la sensación de perder el control a nivel mundial. Ver las aulas vaciarse cada vez mas rápidamente. Realmente nadie le dio real importancia hasta que empezaron a morir. Pero de eso hace ya bastante tiempo.
El coche se detuvo frente a una casa de ladrillo rojo bastante ostentosa. Bueno, era de esperar, considerando que quien sea que le hubiese comprado habia mandado un chófer a por él en lugar de acudir personalmente. No todo el mundo podía permitirse un chofer, quizá a lo sumo un taxi.
La vivienda tenía tres plantas visibles desde el exterior, aunque la tercera parecía mas bien una buhardilla. Las pequeñas ventanas a la altura del suelo le daban a entender que también tenía un sótano. Odiaba los sótanos. Probablemente a partir de ese día iba a odiarlos mucho mas.
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Sé que soy un horror de persona por estar iniciando un fic nuevo sin haber actualizado Porn Love, pero esto simplemente ha venido a mi cabeza y tenía que escribirlo. Tengo cuatro o cinco capítulos escritos, así que dependiendo de la aceptación que tenga iré actualizando cada poco tiempo. Es la primera vez que escribo M-Preg asi que espero que me perdoneis si la lío muy parda.
Esta es quizá la historia mas sci-fi que he escrito nunca, asi que acepto todo tipo de sugerencias, asi como cosas que os gustaría que ocurriesen.
Va a ser un fic totalmente KLAINE, como todos los que escribo.
Mil gracias por leer hasta aqui, si ya además me haces el favor de dejarme un pequeño review diciendome que te ha parecido, criticándolo o alabándolo a tu gusto, o dandome sugerencias, lo agradecería enormemente.
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
