Almas Vacías

Chapter I

Miraron ante sus pies el espejo del Crepúsculo en pedazos, ninguno de los dos habían objetado ante la decisión de Midna, o más bien, no tuvieron la oportunidad, pero la princesa del crepúsculo habría tenido sus razones para acabar con cierta arma de tremenda fuerza.

Zelda alzo la mirada al cielo, y se toco el corazón. El elegido la miro confundido, pero si se detenía a mirarla por un momento, se daría cuenta de la tranquilidad que se le veía en los ojos, una tranquilidad nunca antes vista ante él, ya que no había tenido oportunidad de conocerla antes de la guerra.

-Este es el único momento en el que podremos estar comunicados con Midna-Dijo la princesa, sin despegar su mirada del cielo, suspirando bajo el crepúsculo-Joven Héroe-Se volteo hacia el-Estaré eternamente en deuda con usted-Dijo totalmente serena- Aunque le entregue todas las rupias en existencia que se encuentran en el reino, aunque le ceda todos los terrenos que guste, aunque le llene de divinidades, Hyrule y mi alma estarán eternamente endeudadas con usted-Hizo una pequeña reverencia hacia cierto rubio de ropas verdes.

Link se quedo sorprendido ante la reverencia de la princesa, y a pesar de ser un hombre de pocas palabras, le respondió.

-Oh Princesa, no se preocupe por eso, con saber que la paz reyna en su corazón y en todo Hyrule es la paga suficiente-Sonrió satisfecho-Los míos están a salvo y no encuentro mejor satisfacción que eso-Termino por explicarse.

La princesa se sintió sorprendida, mas no lo demostró, desde que era una pequeña cría le enseñaron a mantener un aspecto sereno, era parte de su educación como princesa, por lo que se había vuelto muy natural en ella tener esa actitud.

-Princesa-Prosiguió Link-Permítame escoltarla al castillo, para así asegurarme que no tendrá problemas en el camino, y así regresar sin ningún pendiente a mi pueblo.

-No quisiera molestarlo más, Joven Héroe. No se preocupe, llamare pronto a algunos guardias para que vengan por nosotros, además, pronto oscurecerá, por lo que el camino tendrá más dificultad y puede que siga peligroso, ya que, a pesar de que el Rey del mal ya no se encuentra por aquí, muchos de sus seguidores siguen en vida.

Link estaba a punto de replicar cuando Zelda lo interrumpió.

-Joven Héroe, por favor hospédese en el castillo tan si quiera esta noche para así seguir tranquila dentro de mí, sabiendo que usted se encuentra bajo la protección del castillo y mañana a primera hora si gusta, puede abandonar el castillo y dirigirse a su pueblo natal.

-Pero Princesa, usted misma ha dicho que aun hay seguidores de Ganondorf, mi trabajo no ha terminado y si tengo que salir a proteger a Hyrule en este mismo momento y cruzar la pradera a oscuras para hacerlo, estoy totalmente dispuesto.

-No hace falta Joven Héroe, pues ya he enviado a guardias y guerreros a hacer ese trabajo, usted podrá descansar por el resto de su vida, viviendo su vida con normalidad y paz.

Link no la miro convencido, nunca había querido ser carga en otros hogares por lo que jamás había dormido en otro lugar que no fuera su hogar.

-Joven Héroe, usted no será ninguna carga dentro del castillo-Hablo Zelda como si de leer mentes se tratara-Al contrario, sería completamente un honor. También así podría saldar mi deuda con usted, una noche, solo una noche de posada para quedar libre de esto. Lo único que deseo es que regrese a su pueblo sano y salvo.

Link siguió dudoso ante la propuesta, pero también sabía que no era de buena educación rechazar tantas veces a las personas, ya que podría herir sus sentimientos y menos si venía de la Princesa Zelda. La ojiazul vio en los ojos de Link la resignación contra sí mismo y sonrió, no llego a necesitar palabras para saber su respuesta, ya que dentro de que casi nunca lo había escuchado hablar, había aprendido a leer sus facciones para saber lo que decían sus pensamientos, se sintió satisfecha consigo misma.

-Muchas Gracias, Joven Héroe-Zelda hizo una pequeña reverencia.

Link sintió como la sangre se le iba a las mejillas.


Bastaron dos minutos para que Zelda se comunicara con sus guardias. Cosa que Link no había percatado, ya que se distrajo pensando cómo se vería el reino de Midna en estos momentos de tranquilidad.

Siete Minutos después ya se encontraban en un carruaje, el crepúsculo iba desapareciendo y efectivamente la noche hacía su aparición, era la primera vez que Link se encontraba dentro de un carruaje y se dedico a observarlo. Estaba totalmente tapizado de seda o cualquier otra tela suave y roja, Link se pregunto cómo se llamaría la tela, ya que las telas no se llevaban con él, jamás había aprendido a coser e iba seguido con la madre de Colin para que le arreglara sus pantalones por unas cuantas rupias. No distinguió que tipo de rojo exactamente, ya que la oscuridad se iba apropiando del carruaje, habían dos accesos hacia el carruaje a los costados, con pequeñas ventanitas por donde se veía el recorrido del paisaje, dos asientos en las extremidades, también tapizados de tela roja totalmente acolchonados, tanto como para viajar con gran placer por días sin darte cuenta, en cada extremidad cabían alrededor de dos personas, su mirada siguió andante recorriendo cada parte de la parte inferior del carruaje cuando se percato que delante de él estaba la princesa Zelda, perdida en el recorrido hacia el castillo, la poca luz aun se reflejaba en su rostro y seguía con aquellas facciones de serenidad, Link se pregunto si algún día perdería la calma, ya que nunca la había visto estresada y llego a la conclusión de que quizás no conocía a la verdadera Zelda.

Y se pregunto cómo sería la verdadera Zelda. ¿Gruñona?, ¿Juguetona?, ¿Simpática?, ¿Dramática?. No se lo podía imaginar, no la princesa Zelda.

De repente el carruaje se detuvo. Parpadeo varias veces, la princesa volteo a verlo.

-Hemos llegado a nuestro destino.

Ambas puertas de los costados se abrieron ante ellos, una mano se asomo por la parte derecha del carruaje, Zelda tomo de esa mano para inclinarse hacia ella y así bajar. Después de ella bajo Link. Al bajar se percato de que el cielo se había teñido de azul marino, la luna ya estaba a su merced y a fuera del castillo no había demasiada iluminación.

-Espero que ambos hayan tenido un viaje tranquilo, Princesa, Joven Elegido-Un guardia hizo una pequeña reverencia ante ambos.

-Por supuesto-Respondió Zelda.

Al instante apareció un hombre, con trajes finos y colores oscuros, cabello gris y piel blanca. Pareciera un trabajador del Castillo.

-Síganme, Por favor. Hay alguien que les espera en el interior del castillo.

Zelda comenzó a caminar y Link detrás de ella, preguntándose quién podría ser ese alguien y quien era aquel Hombre.

Al llegar el hombre a la entrada del castillo las puertas se abrieron solas. Dejando así salir toda la iluminación que formaba parte del castillo, se pudieron ver personas con ropas similares a las del el Hombre, Mujeres vestidas con colores iguales pero un diseño más femenino, por lo que Link llego a la conclusión de que era un mayordomo de la familia.

-¡Princesa!-Se escucho una voz en alguna parte de la entrada principal. Zelda voltio desesperada buscando la ubicación de aquella voz.

-¡Impa!-Zelda esbozo una enorme sonrisa, era la primera vez que Link la veía sonreír así.

De repente se pudo ver como Zelda corría hacia una mujer alta, medio morena con cabello blanco, tenía un cuerpo muy ejercitado. El rubio alzo una ceja sorprendido por una mujer tan extraña. Ambas se abrazaron cariñosamente, pareciese que no se veían desde hace tiempo.

-Me alegro de que este bien, por fin todo ha terminado-Decía mientras aun abrazaba a la princesa, se pudo notar como una lagrima recorría sus mejillas-Le ruego que me perdone, no estuve cuando más me necesito y-

-No digas mas Impa-Zelda se soltó de su abrazo y puso su dedo índice en sus labios-Todo esto fue mi culpa-Se noto cierta tristeza en su voz-Jamás me sacare de la mente aquel momento en que te arrastraban al calabozo frente a mis ojos-Dijo cabizbaja-Jamás me lo perdonare…

-Princesa…-Murmuro aquella mujer.

-Pero ahora…-Dijo mientras levantaba su cabeza-La paz es la soberana en Hyrule de nuevo y todo gracias al Elegido por las diosas-Zelda se volteo hacia Link.

La mujer miro al joven, no dejaba de sentirse sorprendida, era obvio que era el elegido, sus ropas también lo delataban, y en su rostro se notaba su valentía y nobleza. Link se sintió nervioso ya que ambas lo miraban. La mujer se acerco hacia él.

-Joven Elegido por las diosas-Decía Impa mientras se incaba-Estaré eternamente agradecida con usted, por salvar a Hyrule, restablecer la paz, y salvar a la princesa Zelda del mal. Estoy completamente a sus órdenes.

Link no supo que responder ante la mujer.

-Impa-Dijo Zelda, la mujer se levanto y se volteo hacia la princesa-Prepare una habitación al lado de la mía, El Joven Héroe reposara aquí esta noche y partirá a primeras horas del día, por favor démosle una cálida bienvenida ya que esta será la forma de darle nuestra gratitud, también prepare una gran cena que no podemos dejarle con el estomago vacio.

Link se sonrojo ante el último comentario, no es que tuviera hambre, solo se pregunto cómo lo veía la princesa, no es que estuviera tan flaco o que fuera tan glotón, ¿O sí?

-A sus órdenes.

La mujer camino hacia una de las cuantas puertas del castillo para así desaparecer en la penumbra. Zelda se dirigió hacia Link.

-Joven Héroe-Le tomo de las manos- Sígame Por favor-Dijo para dar media vuelta y comenzar a caminar.

Link le siguió, caminaron hacia una puerta al ala este del castillo, subieron unas escaleras de mármol, giraron hacia la derecha para entrar por un largo pasillo, dos mujeres que hicieron reverencia pasaron al lado de ellos, Zelda llamo a una que los empezó a seguir y la otra siguió por su camino, la princesa prosiguió caminando y se detuvo hasta la cuarta puerta.

-He aquí su cuarto-Dijo Zelda mientras giraba la perilla.

Abrió la puerta y dio el acceso a una gran habitación. Al principio había una cama gigante que a simple vista se veía bastante cómoda, quizás cabrían tres personas o mas ahí, Link se imagino a los niños peleando por quien dormiría a su lado para al final terminar durmiendo todos revuelto. Sonrió ante la imagen.

-Dentro del armario hay ropas para dormir, espero que sean de su comodidad, las ropas que trae ahorita serán lavadas y secadas para que mañana estén listas para su partida-Dijo la princesa- La señorita de aquí al lado estará esperándolo fuera de su habitación para que le entregue sus ropas-La mujer hizo una reverencia-Si tiene algún problema mi cuarto es el de al lado, en unos instantes lo llamare para la cena, cenaremos juntos.

Link asintió

-Con su permiso, me retiro-Zelda hizo una pequeña reverencia, Link también.

Zelda salió del cuarto y tras de ella la mucama. Link suspiro y se tiro a la acolchonada cama. Y después de meditar por un breve segundo, recordó su tarea ya que la mucama le esperaba tras la puerta, unió fuerzas para levantarse y se dirigió a aquel armario que a simple vista se notaba que era de oro. Abrió el armario y habían varias ropas, con telas exquisitamente suaves, no dudo que esta noche dormiría agusto, sonrió para sí mismo y eligió las más simples que encontró.

Su ropa era azul claro, más claro que un azul cielo, fácilmente podría ser confundido con blanco, la camisa tenia cuello v y era manga larga, con bordados de un azul más oscuro al final de cada manga. El pantalón también tenía bordados al final y para su sorpresa le quedaban un poco grandes. Quizás por eso Zelda lo invito a la cena.

Acomodo las ropas del héroe y se las entrego a la mucama que estaba detrás de su puerta, hizo una reverencia y se fue. Link se dio cuenta que estaba descalzo por lo que se pregunto si no habían zapatos o tan si quiera sandalias por aquí cerca, volvió al armario en busca de calzado. Afortunadamente se encontró con unas pantuflas tan suaves como las nubes, se dio cuenta que este era el costo de ser parte del castillo. Volvió a la cama a esperar paciente por la llamada de Zelda para bajar a la cena, le costó admitirlo pero empezó a sentir hambre, aun así no quería ser aprovechado, "solo sería una noche y nada más" se repetía así mismo.

Entonces empezó a observar el cuarto con detenimiento, ya que por la tarea que la princesa le había encomendado no tuvo tiempo de observar su habitación, era bastante grande con cuadros alrededor, pudo notar que habían desde cuadros de Hyrule, de los Gorons, hasta de la región de los Zoras, todos hechos a mano, pero no dejaba de sorprenderse que se veían iguales a las zonas, no hacía mucho que había estado ahí y los recordaba perfectamente. También había varias armaduras alrededor de la habitación y cómodas a los costados de la cama, miro una puerta que estaba en la otra extremidad, pero estaba bastante cansado como para ir a curiosear. Se dio cuenta que habían candelabros colgándose del techo de la habitación, pero la iluminación la brindaba las velas que habían en las cómodas al costado de la cama.

De repente un ruido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Se dirigió hacia ella para abrirla, le abrió a una mujer que también tenía el uniforme del castillo.

La mujer hizo una reverencia mientras decía:

-Joven elegido la princesa lo espera en el comedor, permítame escoltarlo.

Link empezó a seguir a la pequeña mujer, mientras observaba a su alrededor, los candelabros iluminaban aquel anochecer del castillo. Se sintió un poco inferior ya que nunca había estado rodeado de tanto lujo y también llego un momento en el que se sintió mal por no poder compartir estos momentos con sus amigos de Ordon. Y cuando menos lo noto se encontraba ante una gran puerta.

-Por aquí Joven.

La mujer le abrió las puertas y así se vio un gran comedor, era una mesa totalmente larga con asientos a su alrededor, hasta el final se veía a la princesa Zelda aguardando por Link. Trago saliva antes de seguir y rogo que el olor de la comida no hiciera reaccionar a su estomago y que su estomago no empezara a implorar por comida, sentiría una gran vergüenza si así fuera.

-Me alegro que por fin este aquí Joven Héroe, por favor tome asiento.

Uno de los mayordomos inclino la silla hacia atrás dándole el paso a Link para al final sentarse al lado de la princesa.

-Gracias-Dijo el Joven Guerrero mientras se inclinaba para sentarse, el mayordomo le empujo lentamente la silla para así terminar con su deber.


La Leyenda de Zelda © NINTENDO

Este es mi primer Zelink, acepto tomatazos, correcciones, puntos de vista, etcétera n_n.

Espero que lo hayan disfrutado, desde luego habrá continuación.

.FAVOR DE LEER PERFIL.