NOTA: Los personajes pertenecen a Kouhta Hirano, solo he tomado a aquellos para crear una historia. Esta parte de la historia hace un poco mas de enfásis al personaje "Elizabeth" para poder así ver como se relaciona este con Alucard.


Capítulo I - ABISMO

París, Londres, Invierno de 1763

Una joven llamada Elizabeth, no mas de 22 otoños, tan inocente como un ángel, tan pura como el rocío en una rosa acariciada por los suaves rayos del crepúsculo naciente, su pelo corto,un poco azulado, como la fría noche iluminado por el débil manto de la Luna. Sus ojos cafés como la tierra húmeda en otoño, aquella joven que no conocía los pecados y los mas oscuros deseos de los humanos vivía en la pobreza con sus padres y sus pequeñas tres hermanas. Trabajaba como sirvienta de un hombre sinónimo de inmundicia y crueldad. Solía insinuarse para satisfacer sus deseos hacía la joven, ella temblaba de miedo pero era la forma de ayudar a sus padres con sus hermanas y el sustento del hogar. Ella negaba a toda costa a aquel que hombre, lo evitaba, evadía pero no podía escapar. Aquél hombre desesperado porque aquella joven jamás cedió ante él, visito la cabaña, tan inmunda, para así deshacerse de lo que ella mas amaba y dejarla sin nada.

Ella regresaba de su trabajo agotada, hasta que un frío, tan aterrador y paralizante, mas frío que el invierno que ahí acechaba. Sin dudarlo corrió a la cabaña, entró y quedo invadida por un terror indescriptible. -¿Madre?... ¿Padre?... ¿her... manas?- Musitaba la joven ante esa escena tan atroz que ante sus ojos se mostraba, pronto quedo paralizada, sintió como una mano dura, áspera, cubría su boca y la inmovilizaban, esa textura tan asquerosa era familiar para ella, aquel al que siempre rechazo la tomo, sin dudarlo, este la desnudo, y pronto tomo posesión de ella. La joven por mas que gritará, intentara huir, era imposible, perdió su familia, un hogar. Rezaba a Dios que fuera solo una pesadilla, que la librará y ayudará pero ni Dios la ayudo.


Esa noche, Elizabeth fue vestida con las mas fina prenda, un vestido carmesí que resaltaba sus atributos, maquillada como una princesa y decorada quedando como una muñeca de porcelana. Tomada a la fuerza es encadenada como un perro y llevaba a lo alto de un escenario, esta es mostrada a varios hombres que fijaban su mirada, reflejando en sus ojos lujuria y deseo por ella. Aquel que tomo posesión de Elizabeth la vendió a una cantidad tan grande como el valor de una mansión a una mujer de edad avanzada, portando unos harapos opacos.

Fue llevada a un burdel, donde paso 4 años usada como prostituta, marcada con un sello en su espalda como si fuera una res, rezando a un Dios que jamás escucho sus plegarias, rezos, ella perdió su consciencia, su esperanza, la fe, su familia y su inocencia. Usada, golpeada, maltratada y humillada infinidades de veces, parecía un títere que movían a su gusto y deseo. Una fría noche, después de haber usado de nuevo como juguete sexual, tomo el puñal del cazador -Dios, siempre rogué, rece y suplique, nunca me ayudaste, jamás me apoyaste, ni siquiera una señal de que no todo esta perdido pero... no puedo soportar esto, si en verdad existiera, hubieras ayudado a mi alma, a no sufrir mas, pero no creo ni en ti, ni en la vida, ni en esta porquería- sin dudarlo, tomo el mango de ese puñal y lo clavo en su cuello...


Las afueras de Londres, 1816

-¿Dón.. de? ¿Dónde estoy?- Su boca emanaba un aire frío, observaba a su alrededor -¿Un bosque? ¿Cómo vine a parar aquí? Pero... si yo... solo recuerdo que pronto todo se lleno de oscuridad, silencio-. Pronto vio unos esqueletos junto a ella, se aterrorizo pero por algunas joyas y accesorios que portaban, se percato que eran varias de las jóvenes que conoció en el burdel, miro su ropa deshecha, llena de tierra, podrida para después ver que su piel era blanca como la nieve. Su piel al tacto era frío como un cadáver, quedo atónita ante lo que vio, aunque la tenue luz que iluminaba el lugar era poca, ella podía ver a la perfección, no comprendía que sucedía.

Se dispuso a conocer el lugar, recorrió el lugar donde estaba, pronto reconoció el lugar -Solía venir aquí con mi padre... ¡Ah! recuerdo que aquí veníamos a practicar con el arco, extraño esos días... Ese hombre decrépito, ¡Maldito! ¡Arruinaste mi vida! ¡Mataste mi familia!- comenzó a llorar pequeñas lágrimas carmesí, asemejando a unos bellos rubíes. Continuo su camino hasta llegar a Londres, sorprendida al ver el gran cambio que había en el lugar, tomo una tela que encontró en el suelo para cubrirse, buscaba refugio la cual todos negaban al verla con un aspecto descuidado, sucia como una vagabunda. Pronto al leer los periódicos se percató del año en que estaba, no pudo creer que pasará tanto tiempo y aun luciera igual.

Volvió a donde solía vivir antes, encontró esa cabaña abandonada, vieja, se notaba que los años pasaron sobre este como un huracán, destruyo ese pequeño recuerdo, lleno de insectos, se adentró y débil quedo ahí, derrotada y cansada quedando como una bella durmiente pero con el aspecto de un vagabundo de mal aspecto.


Londres, 1994

-¡Ah! Me duele la cabeza... he dormido demasiado... ¡AH!- Grito al sentir el rayo del sol tocar su rostro, ardía como si hubiera sido quemada con fuego, se oculto en la sombra, y cada vez que trataba de sentir ese pequeño rayo de sol, este le quemaba como un ardiente fuego. -Había escuchado historias, vampiros que pasan por esto, entonces ¿soy uno? ¿realmente soy algo así? ¿cómo? Pero... ¡Ah! ¿colmillos? esto no lo tenía. Ahora comprendo, si esto es cierto entonces esto tiene sentido-. Espero a la noche a salir, fue a Londres, donde robo en una tienda prendas para usar, pero vestía como un hombre, odiaba los vestidos. Cuando de regreso noto una mansión extraña y llamativa, pero decidió continuar su camino.

Los años pasaron, solo estaba como espectadora del mundo que lo rodeaba, los años pasaron, observo el cambio de Londres, como las personas cambiaban con ella. -Los humanos cambian, así como Londres cambia, se lleva la esencia de la humanidad, desapareciendo en el averno aquello que hacía a ellos maravillosos...- Mientras caminaba dirigiéndose a esa mansión que estaba lejos de todo y todos, sola y a la vez protegida como un palacio, como si en ella viviera una reina. La mansión lucía hermosa a pesar de tener un aspecto antiguo -Los años pasan y esta mansión tan bella se mantiene en pie, parece que los años no pasan en vano aquí- esboza una pequeña risa, pues todas las noches permanecía observando ese lugar durante dos horas sentada en el árbol, a lo cual se percató que los residentes eran la Familia Hellsing, pero no supo mas al respecto.


Londres, 2011

En sus adentros pensaba, observando un infierno desatado en Londres, zepellin's llegaron desatando el limbo, los eternos sufrimientos surgieron ahí, las personas ardían en las ardientes llamas, todos, sin importar si estos eran pequeñas almas, fueron devoradas por aquellos seres -Solo se que aquel que dirige ese zepellin controla todo este terror en el lugar-. Observo que pronto llego un vampiro, tan solo su presencia causaba miedo, observo como acabo con ejércitos enteros, desato un infierno, almas suplicando, es como haber liberado a Lucifer de su refugio, ella era como el alma de Virgilio, viendo lo que sucedía, no se atrevió a intervenir, pronto supo quien era... Alucard, un ser tan cruel, frío, y atemorizante, jamás había conocido tal miedo. -Así que él es que vivía en esa mansión, y aquella mujer... Integra, parece tener control sobre este-. Observó como la batalla llego a su fin, la obra acabo, el escenario quedo en ruinas.


Pasaron 30 años desde el incidente, desde la guerra desatada y el infierno creado, desde la aparición de aquel ser y su repentina ausencia, pero, algo le decía que aquel vampiro jamás murió, seguía existiendo. Escondido en el alba, oculto en las profundidades.

Mientras descansaba en un árbol, una brisa fría, una fuerza atrayente, llamativa y seductora y a la vez tan escalofriante la despertó, emanaba de la mansión, él volvió, aquel ser oscuro volvió, ella se adentró a la mansión, explorando ese lugar, dejándose llevar por esa oscura fuerza hasta el sótano de aquel lugar, entre las sombras, el ligero resplandor que apenas entraba en la mansión dejo ver una silueta, alta, sus ojos brillaban mostrando una frialdad inmensa y atrapante, él se acercó. -¿Por qué no puedo moverme? Intento pero es difícil- decía Elizabeth en sus adentros, poco a poco él se acerco quedando frente a ella...