Konnichiwa!!!! :D

En está ocasión decidí hacer otro HitsuRuki; la verdad me anime a escribir esta historia, que ya tenía un buen de tiempo rondando por mi cabeza, pero tenía miedo de que no les gustará, así que no la había escrito, pero finalmente me decidí a escribirla; y como tiene poco que actualicé mis otras historias de Bleach, pensé que no habría problema en escribir esta. - espero no les moleste que escriba una historia simultáneamente de la misma pareja.(Aunque no durará más de tres capítulos)

Mmm, bueno… la historia se desarrolla en un mundo alterno, está llena de fantasía, y parece algo así como un cuento de hadas; aunque probablemente me queden OOC los personajes. [me disculpo por eso U-U].

Esta historia es para todas las personas que les gusta el HitsuRuki, espero la disfruten igual que yo lo hice cuando la escribí :D

Bueno, sin más que decir, les dejo esta sencilla historia sacada de la mente de Suki-chan ;D

Disclaimer: Bleach no me pertenece, pues la serie y los personajes son de TK

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///Fantasma/Espíritu///


Tenía poco tiempo de comenzar la primavera, las flores, los árboles y todos aquellos pastizales y frutos de la temporada comenzaban a brotar en todo su esplendor; el invierno se había terminado y con ello la estación que más me gustaba, pero que no podía apreciar: el invierno; era una de las más bellas estaciones del año, ¿por qué?; la razón es que cada invierno podía ver a un joven de ojos esmeralda, cabellos plateados y piel bronceada. Aunque según el espíritu del bosque ese niño que una vez conocí; con el paso de los años había perdido esa alegría de la infancia y ese brillo despreocupado, pero… aún así yo quería verle aunque fuese una última vez.

La primera vez que lo vi fue cuando el tenía unos 7 años, en ese entonces yo había cumplido 100 años de andar vagando en las penumbras de las almas en pena; ¿Ah…, no les dije, verdad?; estoy muerta; hace 100 años mi vida culmino a la edad de 16 años; yo era una joven semialegre, que trataba de ocultar sus emociones y opiniones, pero un día llegó un hombre de unos 30 años, trato de concertar un matrimonio conmigo forzadamente, mi familia se negó pensando en mi felicidad, pero aquel hombre quería tenerme, no sé por qué querría tener a una joven inexperta en cuestiones de amor; pero así era. Ahí fue cuando empezó la tragedia de mi vida, pues aquel hombre maduro de cabellos dorados, ojos grises y con acento ingles trato de raptarme, yo huí con todas mis fuerzas, pero finalmente caí presa de su alcance. Cuando él comenzó a tocar una de mis mejillas me horrorice y sentí repulsión, era la primera vez en mi vida que había sentido algo así, por tal motivo mire que es lo que había detrás de mi, y logré divisar que me encontraba en un alto peñasco hacia el mar, así que opte por lo único que se me vino a la mente: saltar; y así lo hice, salté y con eso termine mi vida; desde ese momento mi tiempo había quedado congelado, pasaron poco menos de 100 años y conocí a este niño que les digo, ahora un joven, el cual me hizo sentir cosas que nunca había experimentado, y con ello el tiempo que se había detenido, comenzó a caminar.

Regresando a la primera vez que lo vi cuando él tenía 7 años, recuerdo que cada invierno iba a esa pequeña cabaña de visita; pero eso era únicamente en esa estación, al parecer era una tradición ir ahí cada año para su familia. Pero en uno de esos inviernos, en el que él cumplía los 12 años ocurrió algo inesperado para mi, la familia de él que constaba de una hermosa mujer madura de piel bronceada y cabellos negros y un hombre maduro de piel blanca y cabellos blancos en esa ocasión fue con otra familia; me acuerdo que ese año él niño de nombre Hitsugaya salió persiguiendo a una niña de cabellos negros, y gritaba "Hinamori regresa, eso es muy peligroso", pero aquella niña no le hacia caso y seguía corriendo hacía un lago congelado, repentinamente el lago comenzó a quebrarse, y al ver la cara de angustia del niño y que no había nadie alrededor, comencé a preocuparme por ambos críos, pues estaban en peligro y el agua estaba helada; así que fui corriendo hacía el bosque y me encontré con el gran espíritu de ese lugar; aquel ente emanaba una gran luz y me dijo en una melodiosa voz.

― ¿A qué vienes, espíritu mortal? ― la voz se imponía y me dio miedo, pero aún así yo quería salvar a ese pequeño y a su amiga, así que le respondí a ese ser.

― Vengo a pedir un favor, por favor salva a esos niños que están a punto de ahogarse, por favor ― supliqué, pero el espíritu se mantuvo en silencio, hasta que volvió a hablar.

― ¿Qué me das a cambio? No tienes nada, ya estás muerta ― ¡Oh…! Cuanta razón tenía, yo no tenía nada que ofrecer, nada…, mi ser era tan sólo una existencia entre la tierra y el mundo de las almas; así que unas lagrimas comenzaron a salir, aunque ni una sola toco el piso, pues no eran lagrimas de un ser vivo; al parecer el espíritu se compadeció y decidió otorgarme mi deseo.

― Concederé tu petición, pero a cambio de eso; tu espíritu reencarnará en una flor de primavera y estarás condenada a no ver a aquel ser por el cual pediste este deseo, tu existencia consistirá en renacer cada primavera y morir al inicio del invierno por toda la eternidad.

Esas palabras hicieron eco en mi mente, pero por algún motivo no dude ni un instante en salvar al pequeño ni a su compañera, así que asentí con la cabeza, mientras otras lagrimas espectrales recorrían mis no-humanas facciones, en ese momento supe que yo: Kuchiki Rukia había sido condenada a no poder ver a ese pequeño ser que había despertado en mi un sentim―iento de calidez.


///Maldición///


Habían pasado ya seis años, así que supuse que aquel niño ahora se había convertido en un joven, la verdad no me lo imaginaba hecho un muchacho de 18 años, pues sus facciones se iban borrando de mi memoria con el paso de los años, eso en sí, me provocaba nostalgia y sufrimiento; y al parecer ese sufrimiento se reflejaba en la forma de mi cuerpo, pues entre más triste me volvía o sufría, las espinas que protegían los pétalos de mi ser crecían más; hubo un año en el que incluso había crecido más que las demás rosas de alrededor, y mi pétalos eran de un color blanco con pequeños matices negros y unas grandes espinas en el tallo, la verdad eso no me gusto nada, la naturaleza era hermosa, pero yo no era, yo reflejaba en esas espinas mi ser espectral.

Fue en ese entonces cuando decidí que tenía que hacer algo para desaparecer de este mundo y borrar mi existencia de la tierra.

Así paso la primavera, el verano y el otoño, y cuando la mayoría de las flores y los árboles comenzaban a secarse, yo seguía intacta por aquella maldición, mis hojas aún estaban como al inicio de la primavera, así que veía como todo a mi alrededor moría por obra de la naturaleza y yo seguía viviendo; pero eso cambiaba cada invierno, pues justo al primer copo de nieve que caía en el suelo, mis pétalos caían, marchitándose rápidamente sin dejar rastro, ni siquiera una hoja seca, tan sólo el polvo de lo que una vez fui.


///Destino///


A la primavera siguiente tome una decisión, y cuando el espíritu del bosque se acerco a mí ser en forma de flor para observar que la maldición que me había impuesto se estuviera cumpliendo le dije.

― Espíritu del Bosque, concédeme otro deseo, por favor ― El ente de luminosidad me contemplo fríamente, pero luego suavizo sus facciones y me dijo.

― Dime cuál es, al parecer en estos años has sufrido lo suficiente; el conjuro que lance sobre ti era para la eternidad, pero parece que tú alma no lo soportará, contrariamente a lo que esperaba, te queda poco tiempo en la tierra; no sé cuanto, pero poco a poco, un día de estos desaparecerás y tu alma se unirá nuevamente al todo y a la nada.

Ante esas palabras los pétalos blancos de mi flor se tornaron negros y varios de ellos comenzaron a caer, como si fueran las lágrimas que no podía derramar; y aunque no había viento, mi pequeño cuerpo ―esta vez el de un lirio japonés― se movía suavemente con resignación.

El espíritu del bosque hablo nuevamente…

― Dime tu deseo, Kuchiki Rukia… ― dijo suavemente

―Yo…, yo… ― pero no supe que decir, pues después de lo que me había dicho mi mente se había vuelto en blanco, sin pensar ni sentir.

― Entiendo, cuando descubras lo que de verdad deseas, házmelo saber ― y comenzaba a desaparecer mientas que la voz parecía alejarse hasta convertirse en un susurro, como si se tratase del viento ― Sabes que yo siempre estoy en el bosque, soy el bosque, tan sólo habla y yo estaré ahí. ― Y así… desapareció.

///

Habían pasado varios días desde que hable con aquel espíritu, pero aún no sabía que pedir, ¿qué debería de pedir alguien cuya existencia desaparecerá dentro de poco? Me preguntaba. Es verdad que quería verlo, pero… no sabía cómo y además yo estaba atada a esta maldición, así que descarte la idea, y me dedique a pensar en algún deseo para mí.


///Encuentro///


Ese mismo día, pero en la tarde; llego un camión que decía "mudanza". De ahí bajaron varios muebles y los metieron a la pequeña cabaña que cada primavera contemplaba; hubiera querido suspirar, pero no podía, así que al parecer saque un poco de polen de mi flor.

Al anochecer vi que un joven bajaba de un vehículo color negro, el cual sacaba un poco de humo desde un tubo en la parte trasera de esa cosa de metal; pero me sorprendí y alegre al percatarme de que ese joven tenía sus cabellos plateados, y su piel morena, pensé 'Tal vez es el niño de aquella vez'. Supongo que después de verlo nuevamente ya no tendría razones para pedir un deseo, y me alegre, pasaría los últimos momentos de mi existencia contemplando a ese niño ―ahora un joven― que se acababa de mudar. Pero algo que vi me entristeció, no sé por qué, pero me hizo sentir triste, tanto que mi cuerpo de flor comenzó a encorvarse.

Eso que observé, fue a una joven de cabellos negros bajar del otro lado del vehículo y decirle algo que no alcance a escuchar a ese chico, él únicamente la escuchaba con tristeza y cuando ella terminó de hablar, el peliplateado se adentro a la cabaña, dejando afuera a la joven; la cual llevaba un vestido negro. Ella se subió al vehículo que había visto minutos antes y se marcho.

Al amanecer siguiente, el joven que se había mudado, el cual me recordaba a aquel niño, pero no estaba segura de si lo era; comenzó a dirigirse hacía el pequeño riachuelo en donde yo me encontraba, me emocionó pensar en que se diría hacia donde yo estaba, pero regrese a la realidad: yo era una flor entre tantas, además mi color era negro, y por último, sino me vio nunca como fantasma, ¿por qué me iba a ver ahora como una flor?.

Mis pocas esperanzas desaparecían, hasta que él se sentó cerca de dónde yo estaba y se recostó sobre el pasto, únicamente contemplaba el cielo con una mirada un tanto somnolienta.

― Okaa-san... Otou-san… ― susurró antes de quedar dormido, el viento era suave y movia delicadamente sus cabellos, y una pequeña lagrima caía de sus ojos cerrados lentamente hasta tocar el pasto, y nuevamente susurró ― Hinamori perdóname… ― ese susurró fue lleno de pesar, pero gracias a eso descubrí que efectivamente esa persona era aquel niño que conocí hace años.


///Deseo///


Al ver la lágrima recorrer su rostro pedí en mi mente al espíritu del bosque que me permitiera consolarle y ayudarlo a superar su dolor, pero él se negó, me dijo que si hacía eso, en un futuro cercano me arrepentiría; yo no le escuche, más bien no quise escucharle y le dije que no importaba, no me arrepentiría de nada.

El espíritu suspiro, me vio por unos instantes y me dijo.

― El deseo que has pedido te será concedido, pero para poder realizarlo, tu tiempo de vida se acortará, no sé si vivirás una década, un lustro o un año; pero te aseguro de que será el tiempo suficiente para reconfortar a ese humano; aún a costa de tú propia existencia.

Pensando en que me quedaba poco de vida, creí que no importaría, después de todo, igualmente iba a desparecer, y que mejor si lo hacia al lado de la persona que quería cuidar y proteger.

Mi alma acepto la condición, el espíritu comenzó a marcharse, pero no sin antes de una última advertencia.

― Nunca niegues tus sentimientos… y recuerda… aunque cambies de forma corpórea, sigues siendo una planta…


///Transformación///


La temperatura empezaba a subir, el cielo azul y despejado permitía ver al astro rey en toda su magnificencia.

El joven de cabellos plata sentía unas gotas de agua caer sobre su rostro rítmicamente, así que comenzó a abrir sus ojos con lentitud; al principio todo era borroso y veía una mancha negra que le tapaba la luz del sol, no le dio importancia, pero cuando finalmente se despertó, observo unas orbes violetas muy cerca de sus ojos; una cálida respiración, y un fino rostro observándole.

― ¿Quién eres? ― preguntaba agresivamente mientras esa joven se alejaba de él. El chico se levanto rápidamente, observo detenidamente a esa chica que aparentaba 16 años, primero mostró una mirada confusa, luego un pequeño brillo en sus ojos y finalmente una mirada tranquila.

La joven le veía fascinada; observo como se levanto el ojiesmeralda, el cual llevaba puesto un pantalón negro, una camisa negra y unos zapatos del mismo color.

― Kuchiki Rukia… ― dijo mientras se levantaba, pues aún se encontraba sentada sobre el pasto.

― Mmm…, ¿qué haces aquí? ― preguntaba con curiosidad, pero con cierta frialdad.

― Vine para ayudarte… ― habló con sinceridad, pero después se arrepintió.

― Ya veo…, entonces eres la nueva ama de llaves ― dicho eso, se dio la media vuelta y siguió su camino hacia la cabaña, la morena le seguía sigilosamente hasta que él se detuvo y señalando hacia donde instantes antes estuvieron le pregunto algo molesto y amenazador.

― Tú…¿arrancaste el lirio de color negro con matices lilas y un tallo cubierto de espinas?

― No ― 'Esa flor era yo, no me arranque, me transforme'. Pero no me creería aunque se lo dijerá, pensó.

― Ya veo…

Ambos siguieron su curso, y al llegar a la cabaña, el peliplateado le indicó una habitación y le dijo que ahí era donde ella iba a vivir; la joven asintió con la cabeza.

― ¿Tú equipaje?

― No tengo, solamente esta muda de ropa.

― …, mañana iremos al pueblo para comprarte algo ― acto seguido, el joven se retiro de aquella habitación.

La joven llevaba puesto un sencillo traje de color blanco, el cual era de dos tirantes gruesos y le llegaba a la rodilla.


///Recuerdos///


Era medio día, se acababan de conocer, pero aún así Hitsugaya sentía que se parecía mucho a aquella señorita que le había ayudado a salvar a su amiga Hinamori y a él aquella vez cuando tenía 12 años, pero eso era imposible; no había forma alguna en este mundo de que aquella chica siguiera conservando la misma imagen; pero en el fondo deseaba que eso fuera cierto, deseaba que ella fuera aquella joven que le había cautivado, la cual al principio cuando tenía 7 años había captado su atención y lo motivaba a insistirle a su familia que fueran cada año de vacaciones a ese lugar, para poder verla ― claro que eso no se los decía a sus padres, y claro esta que a la edad de 7 sólo sentía curiosidad, la cual con el lapso temporal se transformo en algo más.

Conforme pasó el tiempo y el pequeño Hitsugaya había cumplido 12 años, le contó a su amiga Hinamori que cerca de un lago ―en donde vacacionaban cada año―, había una hermosa joven de cabellos negros, ojos violetas y vestido blanco; su piel relucía con la nieve, pero siempre le veía de lejos, pues a veces la imagen de la chica se hacía borrosa, y temía que si le hablaba, ella desaparecería; así que fingía no verla para no asustarla. Pero su amiga no le creyó y le dijo que la invitará ese invierno a sus vacaciones familiares.

Toushiro se negó, pero finalmente Hinamori convenció a sus papás de que le dijeran a los padres del peliplateado que pasaran la navidad juntos; así fue como las dos familias fueron a esa cabaña ese año.

Pero trágicamente la curiosidad de la de cabellos negros por verificar si existía esa joven, fue la que llevó a Hinamori a ir hacia el lago, poniendo en peligro la vida de su amigo y la de ella misma. El niño intento decirle que era peligroso, pero ella no escuchaba; finalmente el ojiesmeralda observo a la chica aparecer, pero sabía que ella no les podía olvidar, lo supo en el momento en que observo angustia en esos ojos violetas.

Luego vio como aquella joven se alejaba, así que se entristeció y decidió ir a ayudar a su amiga; pero posteriormente un hombre de cabellos plateados cual rayos de luna, pero que emanaba una gran luminosidad como si fuera el sol, se les acercaba y los sacaba de la fría agua; las últimas palabras que alcanzó a escuchar antes de quedar inconsciente fueron "denle gracias a esa joven que pidió salvarlos" e inmediatamente supo que había sido ella; que no se había ido y lo había abandonado, sino que fue por ayuda para salvarle.

Al día siguiente despertó en su cama; sus padres le dijeron que lo encontraron a él y a Hinamori cerca de la cabaña cubiertos por algo de nieve, pero que no pasó nada a mayores; que no se preocupará. Él asintió con la cabeza, quería levantarse, pero no le dejaron; así que espero hasta recuperarse completamente, pero para ese momento el invierno estaba llegando a su fin.

El pequeño salió corriendo hacia el lago, cerca de un riachuelo que pasaba por ahí, pero no logró ver a la chica, se entristeció un poco, pero pensó…

'El otro invierno, definitivamente la veré el otro invierno' y una leve sonrisa esbozo su rostro.

Aquel día partieron de ese lugar. Toushiro a su joven edad con la promesa en su corazón de volver al siguiente año; así lo hizo, pero no encontró el mínimo rastro de la joven.

Cada año iba, y cada año regresaba con la misma mirada de tristeza, la cual se iba convirtiendo en una mirada fría.

Él había cumplido 18 años, y aún iba esa cabaña; sus padres le habían regañado, ese comportamiento estaba bien cuando era un niño, pero no ahora que cumplía su mayoría de edad y estaba a unos meses de casarse con su prometida: Hinamori.

Si, su amiga de la infancia era su prometida; un acuerdo que sus padres habían hecho sin consultarle, y que le había enfadado; la quería, pero no como mujer.

En ese año, cuando tenía 18 hizó varios planes para cancelar la boda con su prometida, pues no quería casarse con alguien que no amaba, no hasta comprobar primero que era lo que sentía por aquella mujer misteriosa que conoció en su infancia. Así que pidió a sus padres que le regalaran tres años más de tiempo para tomar una decisión; aunque al principio se negaron, le concedieron esa petición. Él ―ahora― joven les dijo que iba a tomar un sabático de su vida cotidiana y que iba a ir esos tres años a la cabaña familiar, pero no le dejaron, no hasta que le hicieron firmar un documento de que si no se casaba al termino de esos tres años, toda la herencia pasaría al segundo hijo de los Hitsugaya, así como su compromiso con Hinamori; y este acepto, pero todo eso le tomo un año, y finalmente después de cumplir 19, finalmente iría a esa cabaña, pero su prometida le dijo que le acompañaría hasta ese lugar; él le dijo que no hacía falta, pero la joven insistió. Durante la primera mitad del camino, el silencio reino; hasta que Hinamori hablo.

― ¿De verdad no me amas? ¿no sientes nada?

― …

― ¡¡¿contesta?!! ¡¡¿Es por esa mujer imaginaria?!! ¡¡Qué no te das cuenta de que todo está en tu mente, ella no existe!! ¡¡sólo estás malgastando tu tiempo!! ― gritaba la joven.

― Basta Hinamori, no digas nada, sabes lo que pienso ― tantos años de amistad, y ella no le comprendía del todo, incluso dudaba de él, y le recriminaba; eso lo hacía sentir culpable para con su amiga, ella lo quería; él lo sabía, pero aún no podía corresponder a sus sentimientos.

― Tu padre me pidió que me quedara contigo

― No lo hagas

― Tou-chan, yo te quiero, lo sabes; olvida ese recuerdo

― Lo sé, pero no me amas, en realidad tu amas a alguien más; ve con él, yo no puedo hacerte feliz

Al llegar a su destino, los ojos de ella se volvieron lúgubres; Hitsugaya se bajo primero, dejando las llaves en el auto, pues el vehículo no era de él; acto seguido ella se bajo y le dijo.

― Es verdad quiero a tu hermano, incluso he estado con él, pero mi deber es estar contigo; necesito la herencia para ayudar a mi familia, ayúdame Tou-chan ― el joven únicamente agacho un poco la mirada, sintió tristeza, no por él; sino por su amiga, no sabía que ella fuese capaz de llegar a casarse con alguien sólo por dinero; aunque este fuera para ayudar a sus padres.

― Perdóname, no puedo ayudarte, pero si yo desaparezco, podrás estar con mi hermano, así que no te preocupes

― No quería que tu hermano pensará que me caso con él por interés ― ella se dio la vuelta y comento resentidamente ― Tou-chan te deseo que así como yo seré de infeliz en el futuro, tu lo seas por no ayudarme, adiós. ― y con esas palabras se marchó en el automóvil.


///Inicio///


Hitsugaya acababa de salir de sus ensoñaciones, de sus memorias; pero no se sentía triste, verdaderamente esperaba encontrar en este lugar la respuesta a sus sentimientos, y esperaba que su amiga fuera feliz.

En ese instante recordó su encuentro con esa joven de ojos violetas; al principio lo sorprendió, pero después de observarla un rato, se dio cuenta del parecido con aquella mujer de hace años, a la cual había buscado sin encontrar. Al ver que ella no decía mucho, le preguntó.

Mmm…, ¿qué haces aquí?

Vine para ayudarte…

'Ayudarme, no contrate a nadie; ni tampoco mis padres' pensó, pero repentinamente se le ocurrió una pequeña mentira para corroborar si ella era aquella chica o al menos saber si tenían alguna relación o nexo que la conectará con aquella persona; y así lo hizo.

Ya veo…, entonces eres la nueva ama de llaves ― dicho eso, se dio la media vuelta y siguió su camino hacia la cabaña, esperando a que la joven dijera algo, pero en vez de eso le siguió.

Repentinamente notó que aquel lirio que había captado su atención ya no estaba, ese lirio le recordaba a aquella joven, los colores, que aunque oscuros, reflejaban belleza en aquella exótica flor que nunca había visto antes. Así que se detuvo y señalando hacia donde instantes antes estuvieron le pregunto algo molesto y amenazador.

Tú…¿arrancaste el lirio de color negro con matices lilas y un tallo cubierto de espinas? ― Seguramente la haría pagar si había sido ella, pero escucho un "No", eso lo tranquilizo, y le hizo feliz.

'Al parecer aquella chica no era mala, valdría la pena convivir con ella por un tiempo', pensó.

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Espero no haya quedado muy raro, bueno... esa es la primera parte de esta pequeña historia de tres capítulos.

A todos los que lo terminaron de leer (ya sea curiosidad, o que no se aburrieron, o les gusto) muchas gracias :D

Acepto sus críticas, opiniones, sugerencias, etc, sobre la historia ( si no les gusto, porque sienten que algo está mal, o me alejo demasiado de la personalidad de los personajes, me pueden decir que es lo que no les agrado o que sí les gustó; además de saber si es el género en si, tal vez es muy rosa la historia, no sé; pero agradeceré sus comentarios).

Así que si pueden y creen que esta historia merece su opinión, les agradeceré un review :D

*Besos*

Att: Suki-chan

PD: Por cierto, quiero aclarar que no odio a Hinamori, aunque tampoco es mi personaje favorito, pero les puedo decir que debido a la historia su personaje salio así; me disculpo con las personas a las que les agrade.

Ja ne!!! ;D