Hola a todos! Primero que nada, muchas gracias por los comentarios :') Me hacen realmente feliz y me dan animo para seguir escribiendo. Esta historia va a ser de la vida de Kurt y Blaine si hubieran empezado con el pie equivocado y siendo apenas unos niños, no tengo idea de que tanto va a durar pero creo llevarlo hasta la vejez. Lol. Se que todavia no termine el otro fic pero quise empezar este porque me recuerda a una persona muy querida con la que empece llevandome pesimo y que ahora se convirtio en mi mejor amiga, digamos que esta historia se la dedico a ella, otra fiel fanatica de Klaine xD Les recuerdo que los personajes no son mios y les deseo una muy feliz lectura! Saludos y muchisimas gracias por el apoyo de siempre 3

The boy next door

Cuando mi madre murió las cosas se volvieron complicadas para papa y rápidamente tuvo que vender la casa, ya no podíamos vivir solo con el sueldo del taller. Alquilamos un piso pequeño en un edificio moderno, no muy lujoso, pero suficientemente espacioso para los dos. Tenia ocho años y había podido superar lo que sabia bien, había sido el dolor mas grande que había vivido y que viviría en mi vida, la perdida de mi madre me choco y no tenia claro si alguna vez podría superarlo. Comenzamos a jugar a esconder nuestra tristeza y pretender que todo marchaba bien, no queríamos herirnos pero ambos sabíamos que nuestras sonrisas eran fingidas. Solo lo tenia a el, el solo me tenia a mi. Asi era hasta que conocio al señor Anderson, perteneciente a la familia de la puerta de enfrente del mismo edificio, fanatico de la mecánica, la carpintería y las maratones de domingos sentado en el sillón viendo partidos con latas de refresco y pizza. Se hicieron mejores amigos inmediatamente y se unieron aun mas al descubrir que ambos tenian hijos de la misma edad, Burt encontró en aquella animada familia un lugar que le brindaba alegría a sus días de soledad y desolación. Mi padre pensó que quizas ellos podrían también quitar la oscuridad de mi corazón, sin imaginar jamas que seria todo lo contrario: "Kurt, este es Blaine, el hijo del señor Anderson. Los dejaremos jugando en su habitación mientras terminamos de ver el partido, se amable".

Papa cerro la puerta tras de si dejándome en el cuarto de aquel chico que acababa de conocer, tenia también ocho años pero su estatura lo hacia ver un poco menor, su cabello era enrulado y sus ojos verdes parecían llenos de energía. Me tendio la mano amablemente pero la aparte de un manotazo, no tenia intenciones de hacer amistad con el asi que me dispuse a sacar mis juguetes del morral que traía siempre sobre mis hombros. El morocho me observaba con el ceño fruncido y acariciaba su mano molesto por haber sido rechazado, dirigio su vista hacia las muñecas con las que estaba jugando y alzo la ceja diciendo: "Tus juguetes son ridículos, las figuras de acción que tienes no deberían usar trajes y esas muñecas rubias están llenando mi cuarto de perfume de niña".

Lo fulmine con la mirada, aquel chico insufrible estaba criticando mis juguetes como si su apestoso cuarto suyo lleno de autos viejos y pelotas sucias autografiadas le permitiera dar juicio alguno sobre mis pertenencias: "Estos muñecos no son figuras de acción y el traje es porque estoy organizando su casamiento y, pequeño mocoso, las chicas tienen perfume porque se supone que huelan bien en su boda". Se lo explique lentamente, acentuando cada palabra como si su capacidad cerebral fuera demasiado atrasada como para entenderlo, al escucharme diciéndole pequeño parecio ignorar todo lo demás e incorporarse profundamente herido. Aquella era su debilidad, estaba cansado de que los demás chicos le dijeran que era demasiado bajo para su edad. Pateo mis muñecos, dislocándole el hombro a Frederick y arruinando el vestido de su prometida, su boda ya no podría concretarse y todo por culpa de ese irritante niño. Me puso de pie y nuestras miradas se cruzaron con odio, me voltee para arrojar todos los autos de su estante que cayeron desparramándose por el suelo. Esto provoco que el chico llegara a su limite, me agarro del cuello de la camisa acercándome a su rostro justo cuando nuestros padres llegaban corriendo al oir el alboroto, justo a tiempo para separarnos.

Al dia siguiente tuve que volver a su casa porque papa ya se había hecho muy amigo del señor Anderson (le había prometido llevarlo a conocer su taller para darle un vistazo a unos cacharros viejos que quien sabe que tenian para interesar tanto a ambos) y no podía dejarme solo en la casa por tanto tiempo asi que la señora Anderson había accedido a cuidar de mi y, no importaba cuantas veces me había quejado e intentado persuadir a papa, el había aceptado. Antes de marcharse por completo había despeinado mi cabello cariñosamente recordándome la charla que habíamos tenido la tarde anterior en la que me había tenido que disculpar a regañadientes por haber tratado mal a Blaine y había tenido que prometer que no volveria a ocurrir lo mismo de nuevo, nunca había deseado tanto ser mayor para poder quedar solo en casa mientras mi padre no estaba. Realmente era una tortura tener que ir a la casa de aquel pesado.

"Arregle tu muñeco" Fue lo primero que el morocho dijo cuando hube entrado a su cuarto y me dio a Frederick con su brazo vendado con cinta, Blaine parecía arrepentido por la pelea del dia anterior y tenia la cabeza gacha y las mejillas levemente sonrojadas, avergonzado. Le arranque el juguete de sus manos con los labios fruncidos y le di la espalda para ponerme a jugar en silencio en un rincón de su cuarto, esas tres horas pasarían mas rápido si lograba ignorarlo y planear la boda como si estuviera en mi propia casa. Pase varios minutos de aquella forma, en completo silencio, pero me broto la curiosidad y comencé a voltearme cuidadosamente para saber que estaba haciendo el chico a mis espaldas mientras tanto. El también tenia un muñeco similar al mio solo que jugaba a que este manejaba sus pequeños autos y disparaba con las insignificantes armas, correteaba con aquella bermuda verde militar y el torso musculoso desprovisto de camiseta alguna mostrando su reluciente cuerpo de plástico. Me lleve las manos a la boca, indignado, el rostro tiñéndoseme de un rojo intenso que Blaine noto al instante sin llegar a comprender del todo. "Esta desnudo!" Le susurre.

"Tiene pantalones, Kurt, y llevar esos trajes apretados haría que su misión secreta en el amazonas fuera demasiado complicada. Te lo imaginas trepando montañas, dando giros mortales con su camioneta y arrastrándose en el lodo con la corbata atada al cuello?".

Estaba escandalizado asi que no tuve otra opción que quitárselo y buscar una camisa de mi morral para vestirlo rápidamente antes de que se resfriara con aquel frio o muriera de vergüenza estando desnudo frente a nosotros, Blaine observaba mi desesperación con una sonrisa de oreja a oreja e incluso se permitio soltar un par de risotadas al ver el trabajo terminado: "En el amazonas no hace frio, además, no creo que se avergüence de nosotros porque siquiera sabe que estamos aquí manejándolo. El esta seguro que se mueve por cuenta propia y que todo lo que hace es por su propia voluntad". Me explico pero yo no estaba tan seguro, si los muñecos pensaban aquello bien podríamos ser mulecos todos nosotros y vivir nuestras vidas pensando que somos libres cuando en realidad un par de manos invisibles controlan todo lo que hacemos desde un apartado lugar del que jamas oímos hablar.

"Ahora que esta vestido correctamente, quizás pueda invitarlo a la boda de Frederick" Susurre apartando la vista del morocho que asintió emocionado sosteniendo a su muñeco y haciéndolo conducir hasta el altar.

"Si algún reptil gigante o un terrorífico villano intenta arruinar su boda, señor Frederick, prometo hacerme cargo de destruirlo sin piedad para que por fin pueda casarse. Es lo menos que puedo hacer por haber roto su brazo el otro dia, cuando lo choque accidentalmente con mi auto, su prometida no podrá perdonarnos si debe suspender todo esto de nuevo". Rei con ganas de la voz grave que imitaba Blaine, seguramente la habría sacado de alguna serie de televisión. Podia ser insoportable pero de vez en cuando me sacaba alguna sonrisa y, ya que no podía evitar ir cada tarde a su casa, por lo menos podía aprovechar ese tiempo para olvidar un poco de mi dolor e intentar divertirme. Me encogi de hombros, las bodas con invasiones alienígenas y mafiosos no eran mis favoritas pero Blaine era el primer chico que aceptaba jugar conmigo vistiendo con mis trajes a sus muñecos asi que bien podría soportar alguna de sus manias. Jugar asi no era tan malo después de todo.