Capítulo I: Voy a matar a mi hermana

La mañana era cálida, como todas las mañanas en primavera. Sólo se escuchaba el cantar de los pájaros, el ruido de las mariposas, las carreras de los unicornios y…. a Draco Malfoy gritando como un maniático. ¿La razón? Pues… averigüémosla.

-¡¡¡¡Madre!!!! ¡¡Madre!! ¿¡Dónde estás!?-llamaba insistentemente.

-Draco, qué sorpresa verte aquí, cuando deberías estar en Hogwarts. Dime querido, ¿por qué gritas?-le contestó una voz suave, proveniente de su madre.

-Si, debería estar en Hogwarts, pero un asunto urgente me hizo venir hasta aquí-habló el rubio evidentemente enfadado.

-¿Qué ocurre, cariño? ¿Aquella molesta hija de muggles, volvió a superarte en algún examen?-le preguntó extrañada. No conocía otra razón por la cual su hijo de 17 años estuviera molesto, que no tuviera que ver con aquél trío dorado, como acostumbraba a llamar-. O ¿acaso te peleaste con Potter de nuevo?

-Nada de eso. Se trata de tu adorada pequeña, la cual me está volviendo loco-exclamó exasperado.

-¿Roselyn? Pero Draco, ¿qué pudo haber hecho una niña de 11 años?

-¡MUCHO!

Narcissa quedó asombrada. Generalmente, sus dos hijos se llevaban muy bien, su hija debería de haber hecho algo realmente malo para que su primogénito reaccionara así.

-¿Qué fue lo que hizo?

-Soporté estoicamente que el maldito sombrero la enviara a Gryffindor, incluso que se comportara como una maldita sabelotodo en sus clases y hasta le perdoné que en un partido Gryffindor contra Slytherin apoyara a Gryffindor, pero no toleraré que esté de amiguitos con Potti y su pandilla de fracasados-oh vaya, un apodo nuevo-. No sé qué diablos le ocurre, de pronto siente admiración por la cara rajada, la comadreja y esa asquerosa sangre sucia. ¿¡Qué puñetas le ocurre a tu hija?!-exclamó furioso-. Durante las tardes, frecuenta la biblioteca con la sangre sucia, la cual la ayuda con sus tareas. ¡Ja! Como si mi hermana necesitara ayuda, es una Malfoy y los Malfoys somos seres superiores a esas escorias…

-Ya, Draco-lo cortó su madre-. He entendido el punto. Lo que todavía no comprendo es: ¿qué deseas que haga yo?

-Pues… ¡que hables con ella! Tengan una plática madre-hija, de mujer a mujer, como sea que le quieran llamar, pero háblale, dile que no puede juntarse con esos gatitos mojados, ¡está deshonrando el apellido Malfoy!

-Ya veo…

-¿Es lo único que dirás?-inquirió su hijo furioso.

-Verás hijo, yo no puedo prohibirle a tu hermana que se junte con ellos, después de todo son sus amistades. Además sabes cómo es, como buena Malfoy, impondrá su opinión y al final terminaremos todos haciendo lo que ella desea.

Draco bufó, sabía que su madre tenía razón. Su pequeña hermana, tenía el don de conseguir todo lo que deseaba; y si ella deseaba ser amiga de los Gryffindors, convencería a todos para que lo aceptaran. Ni siquiera su padre, el gran Lucius Malfoy, podía resistirse a esos ojitos brillosos y el rostro de borrego a medio morir que adoptaba. Incluso Draco tenía dificultades para negarle algo. ¡Maldita enana! Terminaría saliéndose con la suya.

-Supongo que tendré que hablar yo con ella, ¿no es cierto?-le preguntó a su madre con la voz cansina.

-Supones bien-le contestó sonriendo- Ánimo hijo, sabes que tu hermana te adora, si le explicas de un modo correcto cómo son las cosas, estoy segura de que ella comprenderá la situación-intentó animarlo.

-¿Y si no es así?

-Pues… Deberás compartirla con los Gryffindors.

¿¡Qué!? ¿¡Compartir?! ¡Eso nunca! Él, el gran Draco Malfoy, compartiendo algo que por derecho era suyo, con aquellos animales… su madre debería estar soñando. ¡Primero muerto!

-Hijo, creo que deberías regresar al colegio, de lo contrario faltarás a tus clases de pociones-le informó Narcissa.

-Tienes razón-coincidió, dándose media vuelta, en dirección a la chimenea.

-No seas muy duro con tu hermana-fue lo último que le dijo su madre, antes de que desapareciera con los polvos Flu.

Narcissa suspiró. Esperaba que sus hijos no se pelearan, ambos eran de caracteres fuertes y demasiado orgullosos para admitir que se habían equivocado. Roselyn no aceptaría nunca que sólo lo hacía para fastidiar a su hermano, y Draco jamás admitiría que estaba celoso. Sonrío al pensar en lo frustrado que estaba su hijo, porque su hermana no le prestaba atención y no pasaba más tiempo con él, sino con sus nuevos amigos. Como tampoco olvidaba las innumerables veces que su hija se había enfurecido porque Draco salía con una chica distinta y no tenía tiempo, según él, para estar con ella, como solía hacerlo antes.

Decidió que era tiempo de ir a buscar a su esposo, y comunicarle la situación de sus pequeños, quizás él encontraría una solución distinta y los problemas se esfumarían.

Por otro lado, Draco había regresado a Hogwarts realmente malhumorado. Su madre no quería intervenir, por lo cual estaba solo. ¡Maldita sea! Estúpido Potter, Weasley y estúpida Sangre Sucia. No sabía a cuál de los tres odiaba más. Seguramente, la sangre sucia se llevaba el primer puesto. Primero le había quitado su puesto de mejor alumno, por lo cual debían compartir una estúpida sala, como buenos Premios Anuales que eran; y ahora le quitaba lo único que tenía en ese loquero: su hermana. ¿Qué parte del "SU" no entendía Granger?

Con estos pensamientos, se dirigió a su clase de Pociones. Al menos Snape haría que los Gryffindors pasaran un mal rato. Sonrío al imaginar la cara de Granger, cuando le quitaran puntos por no mantener la boca cerrada. Estúpida Sangre Sucia.

-¡Draco!-escuchó que una voz lo llamaba a lo lejos- ¡Draco! Te estuve buscando toda la mañana. ¿Dónde te habías metido? No fuiste a desayunar, estaba preocupada.

Genial, lo único que faltaba en aquel cuadro. La pesada de Pansy Parkinson, la cual se jactaba de ser su novia. Draco no la soportaba, era como tener a una garrapata encima todo el tiempo. Y osaba burlarse de su hermana, por estar en Gryffindor.

-Te he dicho mil veces que lo que haga no debe importarte a ti, Parkinson-le contestó de manera fría.

-Pero… cariño-intentó decirle.

-Ya te dije que tú y yo no somos nada, así que deja de usar esos sobrenombres estúpidos conmigo-al ver que la Slytherin comenzaba a lloriquear, en uno de sus típicos berrinches agregó-. Y no des pena Parkinson, tus lágrimas no me conmueven.

Pansy se quedó allí, parada a mitad del pasillo. Estaba a punto de reclamarle pero se escuchó otro grito en el pasillo, el cual la eclipsó completamente.

-!!-

Una pequeña de 11 años y cabellera castaña clara corría a su encuentro.

El rubio se dio la vuelta con expresión cansina, pero al ver de quién se trataba, su rostro cambió notoriamente.

-Hola, Lyn-la saludó sonriendo.

-Hola Draky-el Slytherin frunció el seño al oír el diminutivo-. Sé que te gusta, no lo niegues. ¿Estás ocupado Draco?-le preguntó con sus ojitos brillosos.

-Pues… yo…-diablos, no podía negarle nada-Em…

-Draco y yo tenemos Pociones, niña-habló una muchacha de rasgos aristocráticos, cabello color rubio y unos deslumbrantes ojos celestes. Se trataba de la descomunal Daphne Greengrass, una compañera de Draco, la cual solía rondarlo.

-Verás anciana, yo no soy ninguna niña-le contestó la pequeña de los Malfoys, en un tono que no tenía nada que envidiarle al que solía usar su hermano con sus "súbditos", como les llamaba ella para enfurecerlos-. Y por si no lo sabías, es de mala educación meterse en conversaciones ajenas, Greengrass-agregó poniendo énfasis en el apellido de la muchacha.

-Escucha tú niña idiota…-comenzó la Slytherin completamente furiosa.

-Cuida tu tono con mi hermana, Greengrass-la interrumpió Draco mirándola asesinamente.

Daphne cerró la boca al instante. Si quería agradarle a Draco debería llevarse bien con esa molestia.

-Lo siento-se disculpó a regañadientes.

-Qué bueno que sepas cómo respetar a tus superiores-le contestó Roselyn arrogantemente.

Daphne estaba a punto de gritar pero apareció Hermione Granger, aplacando el momento.

-¡Hermione!-exclamó Roselyn, sonriendo.

-Hola, Lyn, qué extraño encontrarte por aquí.

Draco ardía de celos, sólo él llamaba a su hermana de esa forma. Esa Sangre Sucia se estaba ganando todo su odio.

-¿Tienes clases de pociones tú también, Hermy?-le preguntó la pequeña.

-Sí, y tú ¿no deberías estar en alguna de tus clases?

-Te equivocas, sabelotodo-le dijo de forma cariñosa-. Olvidaste que ayer mencioné que hoy tendría la mañana libre y quería pasarla con mi hermano. Pero olvidé que ustedes tenían clases.

Hermione miró a Draco, el cual estaba notoriamente sorprendido.

-Tienes a alguien que realmente te adora Malfoy-le comentó con rencor.

-No creas que no lo sé, Sangre Sucia-le contestó con odio. ¿Quién era ella para venir a decirle lo que tenía y lo que no?

-¡Draco! No le hables de esa forma a Hermione, no es agradable-lo reprendió su hermana-. Discúlpate con ella.

-¿¡Estás loca!?-exclamó-. Jamás le pediría disculpas a un ser inferior como ella.

-¡Draco!-le repitió su hermana, comenzando a enfadarse. No le gustaba que hablaran mal de sus amigos en su presencia.

-No te preocupes, Lyn, estoy acostumbrada a las palabras amorosas de tu hermano. Las he oído tantas veces que terminé por apreciarlas-le dijo Hermione, mirándolo con odio.

-Bueno eso era antes. Ahora debe cambiar. Draco, pídele disculpas o me enfadaré contigo y hablo en serio.

Las Slytherins, que seguían allí como espectadoras, no podían creer lo que sus ojos veían y sus oídos escuchaban. ¿Malfoy le pediría disculpas a Granger sólo porque su hermanita se lo pedía?

-No, Roselyn, no lo haré-habló con voz firme Draco.

-Bien, estás llegando tarde a tu clase de pociones-le informó de una forma fría-. Nos vemos luego Hermy. Recuerda que prometiste ayudarme con mi tarea de pociones…

-Descuida, no lo olvidé-le contestó la castaña sonriendo-. Te veré en la biblioteca-y, diciendo esto último, se marchó.

Los Slytherins la imitaron, de lo contrario llegarían tarde a su clase.

Draco estaba completamente furioso. ¿¡Su hermana, su propia hermana, sangre de su sangre, le daba la espalda por esa sangre sucia!?

Entraron al salón unos minutos antes que Snape. Harry y Ron ya se encontraban allí, con cara de dormidos. Hermione ocupó un asiento detrás de ellos. Y, para desgracia de Draco, tuvo que sentarse a su lado, puesto que no había más lugares disponibles.

Hermione lo miró sorprendida. ¿En qué dimensión Draco Malfoy se sentaría a su lado?

-No pongas esa cara, Sangre Sucia, no había otro asiento-le dijo-. No te ilusiones, no eres mi tipo.

Hermione sintió sus mejillas arder de la furia.

-Descuida, hurón botador, no quiero ser tu tipo, primero prefiero besar al calamar gigante.

-¡Ja! Ya quisieras tú Granger…

Snape comenzó a escribir los ingredientes de la nueva poción en la pizarra. Pero Draco no prestaba mucha atención. Su hermana había querido pasar tiempo con él y por culpa de Daphne no había podido, luego apareció la asquerosa Sangre Sucia y su pequeño momento de paz se arruinaba y ahora debía disculparse con Granger si quería que su hermana le volviera a hablar. ¡Era lo último que le faltaba!

Las dos horas de Pociones transcurrieron lentas para Draco, quien quería salir y disculparse con su hermana, pero sólo con ella.

Al finalizar la clase, el rubio salió como un rayo del salón. Comenzó a buscar a su hermana por todos lados hasta que la encontró, platicado animadamente con una de sus amigas: Jessica Black. Cuando su hermana lo vio, tomó a Jessica de un brazo y comenzaron a caminar en dirección al Gran Comedor. ¡Maldita enana! A esto se refería cuando le dijo a su madre que lo estaba volviendo loco. Y sabía exactamente lo que tenía que hacer si quería que ella le volviera a hablar.

-Draco, ¿dónde estabas?-habló la voz de su mejor amigo, Blaise Zabini.

-Buscando a Roselyn-le contestó algo molesto.

-¿De nuevo tienes problemas con tu hermana?-le preguntó extrañado.

-¿Y tú qué crees?-le dijo sarcásticamente.

-¿Qué hiciste esta vez?

-¿Por qué debo ser yo el que haya hecho algo?-inquirió furioso-. Ha sido culpa de esa Sangre Sucia. Lyn quiere que me disculpe con Granger-le explicó con asco-. ¿¡Yo, Draco Malfoy, disculpándome con ese ser inferior!? ¿¡Se ha vuelto loca!?

Su amigo rió.

-¿¡Te parece gracioso!?-le espetó

-Lo siento hermano, es que no lo pude evitar. Lamento tener que decirte que hay ciertos rumores en Slytherin…

-¿Rumores?-preguntó extrañado.

-Pues sí, y dicen que eres un dominado por tu pequeña hermana Gryffindor.

-¿¡Quién divulgó esos rumores?-inquirió con extremada calma. Blaise sabía que nada bueno resultaría de ello.

-No lo sé. Yo sólo escuché a Daphne comentándolo con su hermana.

-Muy bien. Greengrass lo pagará-habló amenazadoramente.

-Pero Draco… debes admitir que un poco de razón tienen. Mírate, estas desesperado porque tu hermana se ha enfadado contigo y te pidió algo que no deseas hacer; pero a la vez quieres obtener su perdón.

Draco lo miró extrañado. A veces se preguntaba seriamente de dónde había salido Blaise con todas sus frases de filosofía barata.

-Es algo que ninguno de ustedes entendería.

-Si me lo explicaras yo haría un esfuerzo.

-Como bien sabrás, el año pasado, temí mucho por mi familia ya que Voldemort me había amenazado-su amigo asintió-. Bien, no sólo estaba en riesgo la vida de mi madre, sino también la de mi hermana, si yo fallaba, ella se convertiría en mortífaga en el próximo verano.

-Y tú no deseabas eso para ella-al moreno lo recorrió un escalofrío. Recordaba con claridad cómo había terminado en las filas del Lord por la fuerza; y aquello era demasiado para una pequeña de 11 años de edad.

-Es por eso que cuido a mi hermana más de la cuenta, aunque hayamos derrotado al Lord, mi familia teme mucho por nosotros.

-Comprendo, ¿esa es la razón por la cual haces todo lo que te pide?

-Zabini, tú no la conoces. Créeme, no podrías resistirte. No sé cómo lo hace, pero posee una especie de don para que hagas exactamente lo que ella quiere.

-No creo que sea tan así-dijo su amigo riendo.

-Te lo repito: tú no la conoces-

Draco sonrío al imaginarse a su mejor amigo cumpliendo todos los caprichos de su hermana, oh si, sería algo digno de ver.

-¿Y qué piensas hacer Draco?

-No le pediré disculpas a esa Sangre Sucia. Esperaré unos días a que se le pase y sino, hablaré con mi padre.

Los días pasaron y la pequeña de los Malfoys continuaba siéndole indiferente a su hermano mayor, el cual estaba al borde de la desesperación. ¿Debería disculparse con Granger? El sólo hecho de pensarlo hacía que se le erizara la piel. Estúpida Sangre Sucia.

Se dirigía a su clase de Pociones. Iba caminando por un pasillo, que conducía a las mazmorras, cuando oyó un sollozo que lo hizo detenerse. ¿Quién estaría llorando? Decidió buscar a la dueña de esa voz, y vaya sorpresa que se llevó al encontrarla. Unos metros más adelante se encontraba Hermione-come libros-ratón de biblioteca-y-prefecta perfecta-Granger llorando. El Slytherin se acercó con cautela hasta situarse a su lado.

-¿Granger?-inquirió sin saber muy bien qué decir- ¿Estás… Llorando?

Hermione, al escucharlo, se secó con rapidez sus lágrimas. Lo único que le faltaba era que Malfoy conociera su debilidad y lo usara en contra de ella.

-No Malfoy, sólo me ha entrado una basurita en el ojo-le contestó sarcásticamente y poniéndose de pie de inmediato.

-Pues mira tú, ¡qué genio tienes!-exclamó molesto, aunque no sabía exactamente con quién, si con la Sangre Sucia por ser tan desagradable o consigo mismo por haberse preocupado, unos segundos, por aquella rata de biblioteca.

Hermione se dio cuenta de que había sido algo desagradable con aquel rubio, que al parecer iba en son de paz.

-Lo siento-le dijo avergonzada-. No ha sido un buen día para mí y, aunque me encantaría, no puedo desquitarme contigo.

Ambos adolescentes se quedaron en silencio.

-Granger yo…-diablos, ¿por qué era tan difícil? Ah si, ¡porque él no se disculpaba con Sangres Sucias!-… Quería decirte que…

-¿Qué ocurre?-le preguntó ella confundida.

-Lo siento-murmuró, sintiéndose completamente estúpido.


Bienvenidos, lectores/as (:

Me presentaré, soy Tini y este es mi primer Dramione. El motivo por el cual lo publiqué es porque Frida me obligó a hacerlo, a cambio de que actualice "Cásate si puedes".

Espero que les guste, cuento con sus reviews. No sean muy malos T.T, es mi primera vez.