Aclarando, Twilight pertenece a la maestra de Stephanie Meyer, únicamente la historia es mia, todito todito lo demás le pertenece a ella.
Estúpida apuesta
¿Falda? ¡Gracias Alice!
Estúpida apuesta.
Estúpida falda.
Estúpida Lauren.
¡Agh! ¡Debí suponerlo desde el principio! Cuando Lauren abre la boca no se puede esperar nada bueno, todo el mundo lo sabe, y si a eso le sumas una Alice Cullen con el orgullo herido, todos tus instintos se activan ante el peligro inminente enviándote la adrenalina por todo el si encima de eso, te encuentras con una Rosalie en su faceta maternal (¡Oh, que oportuna! Claro, actívense sentimientos protectores cuando la duende esta en problemas, pero cuando Bella los necesita ¡Nooo!) todo indica a que debes correr, subirte a tu coche y acelerar, llegar a casa, encerrarte en tu habitación hasta que tu pulso deje de latir como si hubieras corrido un maratón.
Tendrías que ser alguien muy estúpido para no hacerlo, para quedarte ahí parada en medio de una hiperactiva adicta a la moda, una despampanante rubia con complejo de madre y una rubia teñida con un ataque de envidia.
Si, definitivamente.
Alguien realmente estúpido.
¡Oh, pero ahí no acaba! No, señor. Porque mi pésima suerte no tiene fin. Algo debió haber hecho Charlie… si, eso era. Seguramente cuando René salió al supermercado dejándome al cuidado de Charlie me caí de espaldas en un descuido suyo. Esa caída debió afectar la que iba a ser mi buena suerte invirtiéndola empezando así la larga lista de accidentes que he tenido hasta ahora.
Bufé, Gracias Charlie.
Porque de otro modo Edward Cullen no tendría porque haber pasado por ese pasillo, en ese momento, justo cuando Lauren soltó un comentario insulso sobre la ropa de Alice.
Estaba a punto de llegar tarde a clase de arte, pero era feliz.
Alice de vez en cuando me mataba con la mirada que solo se compara con la que lanza cuando Carlise le cancela las tarjetas de crédito, pero era feliz.
Había reprobado el examen de matemáticas para el cual había estudiado tres días, pero era feliz.
Jessica me había llamado Isabella (odiaba mi nombre), pero era feliz.
¿Por qué?
Oh, por un maravilloso milagro.
Hoy, 20 de Agosto, yo, Bella Swan, había logrado ganarle a un pequeño mounstro con poderes manipuladores en una eterna guerra que llevábamos desde que la pequeña Alice aprendió a leer y cogió una revista de modas. Sí, hoy le había ganado a la tierna y atemorizante Alice Cullen, a quien nadie le dice "no".
Exactamente, hoy día había asistido al instituto vistiendo lo que únicamente yo había elegido, sin lograr que mi mejor amiga haya interferido, ni un poquito, ni siquiera en el color de mis jeans (aún no entiendo la diferencia entre "azul índigo" y "azul marino". Por favor, los dos son exactamente iguales)
¡Si, hoy yo había ganado! (Aunque sea solo por hoy, ya que Alice me había jurado en nombre de sus zapatos Dior que cobraría venganza)
Caminaba alegremente, ignorando las miradas de muerte de la pequeña Cullen, hacia mi casillero.
Suspire. Esto era vida.
Alice caminaba con sus gráciles y delicados movimientos, que se asemejaban más a alguna danza que a caminar, a mi lado. Me estremecí ¿Cómo rayos podía siquiera caminar con esos zancos que se hacen llamar zapatos? Dios. Por eso yo prefería mis tenis, tan cómodos y prácticos…
El suspiro soñador de mi mejor amiga me sacó de mis pensamientos. Volteé a ver extrañada y la vi con esa sonrisa.
Oh, yo conocía esa sonrisa.
—¡Bella, Belli, Bells! ¿Acaso no es un gran día? ¿No es el futbol americano el deporte más fascinante del mundo? —me preguntó, dando una de esas vueltas que parecen piruetas de ballet, olvidando por completo su enojo hacia mi cómoda y amada ropa.
—¿Lo dices por el deporte en sí o por los jugadores? Corrección: ¿Por cierto jugador número once? —pregunté alzando una ceja con humor.
Como si no supiera la respuesta…
—¡Oh, Bella, tenías que verlo! Estaba tan guapo con su uniforme. Esos pantalones le quedaban realmente…
Me asqueé. ¡Ugh, yo no quería ese tipo de información!
—¡Basta, Alice! No me interesa saber cómo le quedaban los pantalones a Jasper, gracias. Puedo vivir perfectamente sin ese dato en mi mente.
Ella rodó los ojos antes de seguir caminando con su elegante andar.
—Antes de meterse a los vestidores, se giró hacia donde estaba y me sonrió —chilló, ignorando por completo mi comentario anterior. —¡No sabes cómo agradezco que Emmett y Edward se hayan metido el equipo de futbol americano!
Miré como Alice soltaba risita tonta y me mordí los labios para no reír. Aún no sabía como la menuda Alice Cullen se las había ingeniado para amenazar a sus dos grandes –realmente grandes- hermanos mayores para que se inscribieran al equipo de futbol (en el cual curiosamente estaba Jasper). Sobre todo por Emmett, ese chico parecía que le hubieran dado esteroides desde niño, le sacaba como mínimo unas tres cabezas a su hermana. Realmente se parecía mucho a un oso. Y a Edward, que en realidad, comparado con su hermano, era bastante más delgado y pequeño pero que le sacaba sin problemas dos cabezas al duende.
¿Cómo algo tan chiquito podía ser tan poderoso?
Sonreí internamente, solo Alice Cullen lo sabía.
Ya casi llegábamos a nuestro destino –entiéndase: casilleros- cuando el grupo de Lauren, Jessica y Victoria nos intercepto en medio del pasillo. Fruncí el ceño y le susurré a Alice:
—Tranquila, ignóralas. No valen tu tiempo.
Vi como sus menudos hombros se tensaban y luego se relajaban.
—De acuerdo —dijo, alzando su frente y tratando de rodearlas para poder seguir nuestro camino, pero un brazo de Jessica se lo impidió.
Tragué, eso no significaba nada bueno.
Alice alzó su ceño fruncido hacía Jessica que le respondía con una sonrisa burlona, mientras que Victoria se movía hasta quedar al lado izquierdo de Lauren. Victoria, Lauren y Jessica estaban enfrente de nosotras con una sonrisa tonta en sus rostros.
Rodé los ojos ¿Esto que era? ¿Los ángeles de Charlie?
—Pero miren quien viene, nadie más que la pequeña —agregó especial énfasis a la última palabra con aires maliciosos —Alice con su hermoso vestido. Adivino ¿De marca, eh? —termino de decir Lauren alzando una de sus teñidas cejas rubias con humor.
Sarcasmo, el más puro sarcasmo que había escuchado jamás.
Los ojos azules de Alice brillaron de furia.
El sequito de Lauren no pude dar más de dos pasos de retirada antes de que una muy indignada y furiosa Alice volteara dispuesta a encararlas.
—¡Oh, por supuesto querida! Es de la última colección de Dolce & Gabbana, tu sabes, una gran marca liderada por dos grandes diseñadores, no como la ropa ordinaria que utilizan algunas…
Tres pares de ojos se concentraron en Alice destellantes de ira ante su irónica y hermosa sonrisa. Oh, pero esto no acababa aquí, porque nadie se metía con Alice Cullen, nadie.
—… Una es lo que usa ¿No? este un hermoso vestido lucido por una hermosa persona. —Si, Alice era realmente modesta— Tengo tanta suerte, afortunadamente no soy de las que usa ropa cualquiera, porque sino… ¡Ups!
Su risita fue lo único que se oía en el silencio que se había formado.
Con una sonrisa de oreja a oreja que me asustaba mucho (me recordaba al Guason de la película de Batman que Emmett nos había obligado a ver el verano pasado) se dio una vuelta, victoriosa, dando unos pasos.
Yo aún seguía con la mandíbula abierta hasta el piso. Esa mujer era un genio, acababa de insultar al trío sin necesidad de insultarlas realmente.
—Au revoir* chicas. Vámonos Bella, se nos hace tarde.
—¡Un momento Cullen! —gritó colérica Lauren caminando a grandes zancadas hasta mi mejor amiga, que la recibía con una sonrisa. —Seguramente toda tu ropa es tan perfecta ¿No? Porque tú eres la ama y señora de la moda, bájate de tu nube querida —. Rodó los ojos
Alice suspiro, sin quitar esa sonrisa desafiante e inocente de su rostro.
—Lauren, dime, ¿Cuántas veces he ganado el premio a la mejor vestida?
¡Como amaba a esa mujer!
—¡Escúchame Cullen…
—No, tú me vas a escuchar a mi ¿Quién te crees para gritarle así a mi mejor amiga?
Todas volteamos a ver Rose, aparecer en la escena, tan despampanante e imponente como siempre. Caminó hacia el lado de Alice, que estaba más adelante que yo, y les lanzó una mirada desafiante y intimidante a Jessica y a las otras dos del trío. Porque hay muchas formas de desatar la furia de Rosalie Hale (creerte superior a ella, insinuar que las mujeres no saben nada de autos, decirle "ricura", coquetearle a Emmett, etc.) pero, sin duda, la peor es meterse con ella cuando esta con su instinto maternal encendido.
Y si, damas y caballeros, su sentido maternal estaba más que encendido en ese momento.
—Que conmovedor, al parecer la boca de Cullen solo sirve para alardear sobre su ropa ya que para defenderse necesita a su mejor amiga.
—Cállate Victoria. —La firme voz de Lauren la calló inmediatamente. Volteó a vernos —¡Oh, vamos Alice! —.Sentí furia, su voz destilaba odio. —Ni siquiera puedes lograr que tu mejor amiga use una falda, por favor. Tú solo fanfarroneas.
No tuve la necesidad ver los cinco pares de ojos sobre mí para darme cuenta que la mejor amiga de la que hablaban no era Rose.
Tragué lentamente…
—Claro, que puedo.
Y me atraganté con mi propia saliva.
Comencé a toser sin control mientras trataba de recuperar el aire.
Ahora sí. 1, 2, 3…
¡Maldición, por mí los diez segundos se podían ir al caño! ¡Alice se había vuelto loca!
—¡¿Qué?
—¿Bella? Te estaba buscan…¿Alice, Rosalie? ¿Qué hacen todas acá?
En ese momento, morir ahogada por mi propia saliva me parecía una idea realmente tentadora. Comencé a toser más fuerte y tropecé tratando de caminar hacia la duende que tenía por mejor amiga para asfixiarla conmigo.
—¡Edward!
¡No, no, no! ¡¿Por qué de todos los estudiantes de escuela tenía que cruzarse precisamente Edward Cullen? Mundo, Dios, Madre naturaleza, díganme ¿Por qué me odian así? ¿Fue algo que les hice (o Charlie, no importa, lo hare pagar) para merecer esto?
Porque, cada vez que aparecía Edward en escena, yo, la patética Bella Swan, se volvía aun más patéticamente torpe. Sip, aunque parezca imposible.
—Bien, mañana esperamos ver a Bella en falda… claro, si puedes hacerlo.
—Mañana la verán y no con una simple falda. Bella usará una minifalda.
Matenme, por favor o mejor, maten Alice, si, mátenla y luego mátenme a mí.
—¿Bella…con minifalda?
Y de paso a Edward Cullen, se los suplico.
Ugh.
Estúpido duende.
Estúpido instinto maternal.
Estúpido Cullen.
Cerré la puerta de la casa con llave y me encamine hacia mi camioneta. Prendí el motor y suspiré. Hoy sería un largo día.
¡Es que eso ni siquiera era una falda! ¡Era un cinturón! ¿Alice no pudo haber conseguido algo más largo? ¿Dónde tenía la cabeza esa loca adicta de la moda? ¡Claro, tenía la cabeza en las nubes pensando en cierto rubio! ¿Acaso no se puso a pensar en que todos en la escuela me verían con ese pedazo de tela? Me estremecí.
Mike
Erick
Tyler
…
¡Estúpido Jasper!
Sin contar a Charlie. Pobre, le dará un infarto en cuanto me vea llegar a casa vestida así. Me sonrojé de solo pensar en su expresión al verme. Me estacioné y golpeé mi cabeza contra el timón varias veces pero luego me detuve, aunque tuviera un derrame cerebral Alice me llevaría cargada si era necesario a clases. Pude ver por mi ventana como los Cullen y los Hale ya habían llegado y me esperaban todos apoyados en sus ostentosos –y obviamente costosos- autos.
Abrí la puerta de mi coche y baje mirando el piso.
Escuché como todos aguantaron la respiración, silencio total.
Suspiré, sin duda, este iba a ser un largo, muy largo día.
Notas:
*Au revoir significa Adiós en francés.
Hola a todo el mundo que este leyendo este disparate que se me ocurrió :) jaja, bueno, este es mi primer fic de Twilight y waaa, espero que les guste. Wuajaja seguramente hay alguien muy molesta si es que lee esto… Boggartt, no me mates *escondiéndose debajo de su cama Little Mess tiembla* no me pude resistir a subirlo. ¿Qué tal les pareció, eh? Vamos, vamos, no sean timidos y díganmelo en un review ;D
Recuerden, cuando dejan un review, salvan la vida de un… perro ¿?
¡Amen a los animales y al chocolate!
Bye, bye.
Little Mess
