Un fic corto :) espero les guste! y si ponen uno que otro review me haran el día lo juro :D

disclaimer: por más que quisiera todos saben que no soy la dueña de los personajes ;)


1.

-Draco -.

La voz suave que llamaba su nombre con insistencia le provocaba dos cosas completamente opuestas: una era huir corriendo, la otra era dar unas cuantas zancadas y llegar hasta la persona dueña de aquella voz.
Pero indeciso como se encontraba, no se atrevía a moverse ni un milímetro. Esperaba que su cerebro tomara una decisión repentina, algo que no sucedía.

-Draco…

La dulce voz se escuchaba cada vez más cerca y el estaba cada vez más cerca de entrar en pánico. Tenía que decidirse… tenía que hacer algo…

-¡Draco! Por Merlín llevo siglos gritándote ¿Te estas quedando sordo? No sueles tener el sueño tan pesado -.

El rubio abrió los ojos súbitamente al notar como aquella voz musical se había tornado gruesa y áspera, de alguien que acaba de levantarse hace unos diez minutos de la cama.
Entorno la mirada para darse cuenta que aquello había sido un sueño y su cuerpo estaba perfectamente estático en la cama del dormitorio de su sala común.
Pero aun sentía en el pecho aquella incertidumbre.

-Olvídate del desayuno, McGonagall estará furiosa al ver como entramos quince minutos tarde a su clase – dijo la misma voz áspera - Últimamente estas tan lento y distraído… - añadió con resignación.

Draco Malfoy posiciono su gris mirada en el moreno que iba de un lado a otro poniéndose los pantalones, la camisa, la corbata, la tunica, tan rápido como torbellino. Blaise Zabini termino de vestirse y el aun no podía colocarse la corbata de manera decente.

-Creo que sufro de amnesia, ¿Cómo se ponía esta cosa? – pregunto mirando la corbata esmeralda y plata con fastidio.

Blaise soltó un sonoro bufido, le arrebato la corbata de un tiron y de otro lo saco arrastras del dormitorio.

-¡Hey! ¿Y mi mochila? – reclamo Draco.

-¿Recuerdas que dije quince minutos? Olvídalo, serán veinte y ahora podemos darnos por muertos – dio Blaise por respuesta – te presto mis apuntes después – añadió, antes de que comenzaran a correr desesperados.

Blaise se había equivocado. Llegaron 17 minutos tarde y la profesora –y directora- de Hogwarts los miro con severidad.

-Cinco puntos menos para Slytherin – dijo, desmintiendo la profecía de Zabini que juraba que los mataría, y ellos caminaron a sus pupitres, donde se sentaron intentando que todo el aire del aula se infiltrara en sus pulmones ávidos de oxigeno.

-Como decía antes de esa… interrupción… los EXTASIS de este año…

La mayoría de los alumnos de séptimo grado habían desarrollado una extraña reacción ante la palabra "EXTASIS". Se tronaban los dedos, se estrujaban las manos, les daban pequeños temblores o tics.

Pero Draco Malfoy apenas se daba cuenta que la profesora de Transformaciones daba un largo sermón de los difíciles y temibles exámenes.

En realidad, hace meses que su concentración se había disipado, pero no fue hasta hace una semana cuando no solo se había disipado, sino que había desaparecido por completo. Dormía y se sumergía en sueños, como el había tenido antes de que Zabini le gritara en el oído, todo el tiempo. No tomaba apuntes. No contestaba las preguntas correctamente. Y se escabullía con una rapidez impresionante entre clase y clase.

Evitaba las intensas preguntas de Pansy y las miradas inquisidoras de Blaise. Y no solo eso, por la manera en que se comportaba sus dos mejores amigos estaban seguros de que no eran los únicos evitados. Draco evitaba a alguien una y otra vez. La pregunta era ¿A quien?

Pansy había intentado de todo y estuvo muy cerca de dejar caer, accidentalmente, un par de gotas de veritaserum. Gracias a Morgana que Blaise había llegado justo a tiempo para evitar tal tragedia.

-Si el no quiere contarte no tienes que hacer esto Pansy – le reprocho con enfado.

Pero Draco apenas había reparado en aquel suceso. Miraba a algún lugar del Gran Comedor con bastante atención.

Justo ahora miraba la mesa del pupitre como si las manchas de tinta en el fueran mil veces mas interesantes que aquel nuevo conjuro que seria preguntado sin duda alguna en los EXTASIS.

-…¿Alguien tiene alguna pregunta? ¿Si?

-Profesora ¿Cree que deberíamos aprendernos también las otras dos vacaciones del conjuro? Podrían venir en el examen, ya se que la primera y mas conocida es la que invento Godard pero también están la de Gaspard Shingleton y la de Gifford Ollerton -.

Draco dio un respingo al escuchar la melodiosa voz de su sueño justo ahí en aquella misma aula. Sus ojos volaron hacia la dueña de la voz con rapidez.

Y ahí estaba ella.

La tunica, la corbata todo perfectamente en su lugar. Su cabello que ha crecido tanto, le llega a la cintura, lleno de rizos muy mal acomodados. Sus ojos de avellana observan a su idola, su profesora y esta sentada al borde de la silla con ansiedad.

Justo a su lado Potter la mira intentando no reírse y Weasley desaprueba rodando los ojos antes de sonreír y mirarla.

La mira con la adoración escrita en el rostro, y es tan evidente su amor por ella que le provoca un enorme retortijón en el estomago a Draco. O quizás era que no había desayunado nada.

La clase terminó, no sin muchos percances gracias al nuevo conjuro. Habían comenzado con las transformaciones corporales y eran demasiado difíciles. Obviamente, la única sin tarea que había realizado el hechizo a la perfección era ella.

Sin querer esperar mas Draco corrió a la salida sin esperar a Blaise, que comenzaba a acostumbrarse a esta errática y rara conducta de su amigo.

Y mientras el rubio pasaba como torbellino entre los pupitres para llegar a la salida, ella lo mira partir.

Ella sabia que la evitaba, y que mientras lo hiciera, no había manera de hablar con el.

Sin mas Hermione Granger recogió sus cosas y salio detrás de Harry y Ron.