1-El trato

Nadie le creía, nadie lo buscaba, y todos lo olvidarían. No importaba si dijese la verdad; nadie le creería de nuevo. No desde que fue tachado como un traidor.

Tal vez su hermano lo haría, pero, desde su enclaustramiento ahí en lo profundo de los calabozos, apenas y la luz del día; grisácea, seca, como vomito espectral lo visitaba. La esporádica pero no menos importante visita del doctor de la corte, que hacia lo que podía en sus manos para mantenerle vivo, ya que como una mula necia ni bocado deseaba probar, era el poco contacto humano que había recibido en semanas.

Tachado como un paria delante de sus iguales, volvió a sumirse en su propio olvido.

A ese paso, moriría tal vez a finales de mes por hambre.

No fue hasta cierto día, que unos pasos ligeros resonaron por el pasillo. Se pregunto si se trataría de nuevo del medico de la corte, tendría que buscar fuerzas para volver a despacharlo, pero no, estos pasos rebuscaban entre los calabozos hasta dar en el suyo, deteniéndose diligente y agachándose al verle.

—Vaya vaya, con que aquí estabas—

Lo que hacia falta, un entrometido que viniese a mofarse de el. Seguro seria el nuevo payaso para la corte de aquella bruja poseída. Sin embargo, este se saco algo del bolso y lo hizo deslizar por el piso.

—Tengo un trato para ti, pero primero; come —