¡Hola, hola! Bueno, ayer vi la película de "Os declaro marido y marido" (no sé cómo se llamará en otros países xDD), pero en verdad AMO esa peli, ya que no habla de las personas homosexuales como si fueran una enfermedad (como mucha gente piensa por desgracia), so~ os aconsejo verla, sino pss me he inspirado en esa peli para hacer este fic, so~ que no os extrañe que en muchas cosas se parezca x33
Ante todo, los personajes de One Piece son de Eiichiro Oda (sino Zoro y Sanji ya estarían casados y con hijos ¬w¬ xDD)
En una gran ciudad de Japón, llamada Grand Line se le solía llamar la capital de los delincuentes por los grandes robos y experiencia que muchos de ellos eran capaces de hacer. Pero por supuesto, detrás de cada gran delincuente, corre un gran policía.
Dos de esos grandes agentes de policías corrían por los oscuros callejones con la misión de atrapar a otro de los muchos delincuentes de la ciudad. Ambos eran altos, pero uno de ellos se caracterizaba por tener el pelo verde y la piel morena, llamado Roronoa Zoro. Mientras que el otro era todo lo contrario de él, tenía el pelo rubio pálido, al igual de su piel, blanca como la leche, llamado Sanji. Aunque ambos eran muy diferentes en cuanto a físico, ambos eran igual en dos cosas: la primera que ambos eran atractivos para todas las mujeres de Grand Line; y la otra, que ambos tenían la meta de terminar con la delincuencia en aquella ciudad, como policías que eran.
-¡Oye, tú, imbécil, te he dicho que te pararas!- gritaba el peliverde enojado al ver el poco caso que le hacía el joven encapuchado al que seguían desde un buen rato.
-¡Serás imbécil, cómo te va a hace caso, por algo se llaman delincuentes! ¡Son malos!- le reñía el rubio casi pegándole una patada a su compañero de placa.
-¡Cállate, imbécil!- re contestaba cabreado el moreno, volviendo su vista al delincuente que les tiraba cajas y cubos de basura para despistarlos.
Al fin, el delincuente encapuchado terminó su trayectoria encerrándose en un edificio abandonado, el que entes era una taller. Ambos policías pararon, ambos en un lado distinto de las grandes portas que cerraban aquel edificio y por donde había entrado en encapuchado.
El peliverde paró e intento escuchar algo.
-No se oye nada- susurró lo más alto que pudo para que su joven amigo le escuchara.
-Claro que no se oye nada, ni que fuera a empezar a gritar: "estoy aquí, estoy aquí", para que le cojamos- le respondió sarcástico el rubio, sacando su pistola de su cadera al ve que el otro hacia lo mismo que él.
Zoro le dio la señal de que abriría la puerta, a lo que le otro asintió, preparándose detrás de él para cubrirle. De una patada, el moreno pudo abrir las grandes portas, entrando tanto él como el rubio.
El gran edificio estaba en silenció. No se podía ni ver ni oír nada, pero se podía oler la gran humedad de la superficie y a excrementos de toda clase de bichos y ratas que seguramente habrían criado allí.
Poco a poco fueron desplazándose lentamente, mientras Zoro sacaba una pequeña linterna en casos de este tipo.
-No parece que haya nadie aquí- le susurró Sanji poniendo todas sus alertas en cada rincón donde sus ojos se posicionaban en aquel sucio sitio.
-Yo que tú no bajaba la guardia, cejillas- le reprendió Zoro casi en el mismo estado que su acompañante.
-No me digas, y yo que tenía ganas de traerme aquí un juego de té para jugar- le respondió burlón el otro, sacándoles a ambos una sonrisa para quitar el estrés acumulado en aquel momento.
-¡Policía! ¡Será mejor que salgas con las manos en alto!- anunció a la nada el joven peliverde, poniendo en alto su arma.
-Dilo más alto, creo que las cucarachas del sótano no te han oído bien- le dijo Sanji poniendo los ojos en blanco por la tontería que acababa de hacer al dejarse escuchar.
De repente, de la nada salieron treinta hombres armados empezando a disparar hacia los policías. Estos intentaron esquivarlos poniéndose detrás de una pared que poco les iba a ayudar.
-Mierda, era una trampa- dijo enfadado disparando hacia los flashes que hacia las pistolas de sus enemigos al disparar hacia ellos, hiriendo a más de uno.
-No me digas, yo no me había enterado- seguía el rubio burlándose de él.
-Ya vale de tus tonterías, estamos en un grave problema- le regañó Zoro ya arto de las tonterías del rubio, al quedarse sin munición. Zoro sacó de su otra cadera la espada enfundada de la que todos sabían de él.
-Hay unas veinticinco personas disparando, ¿crees que podrás con ellos?- le preguntó serio el rubio, al quedarse él también sin munición.
-¿Cinco minutos?- dijo mirando hacia sus enemigos. El rubio se rió.
-Yo lo hago en tres.
-Veremos cuanto tardas en llorar, cejillas.
-Lo mismo te digo, marimô- rió el rubio mirándolo y saliendo junto a su compañero.
Ambos empezaron a defenderse con las armas que tenía: el peliverde con su gran katana y el rubio con sus potentes piernas, ambos intentando esquivar las balas.
Ya quedaban menos a los que derribar y Sanji ya podía ver su victoria. Sin embargo, no se dio cuenta de que un tipo alto con ojos dorados se acercaba sigilosamente a él por detrás.
-Yo que tú, marimô dejaría de hacer el imbécil, porque he ganado esta vez- le gritaba riendo el rubio, viendo que el otro había terminado después de él. Zoro le miró enfadado por las burlas, pero se le fue la alegría al ver a aquel hombre acercándose al rubio sin que este hiciese nada.
-¡Sanji, cuidado!- le gritó corriendo hacia él, pero era demasiado tarde, cuando Sanji miró hacia el lugar en el que señalaba el peliverde, solo pudo ver una gran espada cayendo hacia él y a alguien empujándolo, después de eso... todo se volvió oscuro.
...
Sanji poco a poco abría los ojos, encontrándose con un techo bien iluminado y en una cama mullidita. Eso sí, reconocía aquel siempre extraño olor a hospital.
-¿Señor Kuroashi? ¿Señor? ¿Me escucha?- le preguntaba una voz delicada de mujer. Sanji poco a poco se fue acostumbrando a la luz encontrándose con una enfermera con grandes pechos y pelirroja (N/A: sí, sí, es Nami, es que no sabía cómo describir a la mujer xDD).
-¿Estoy en el cielo?- preguntó un poco adolorido el rubio, viendo como la mujer lo mirara como si se estuviera riendo de ella.
-No, está en el hospital Black Live (N/A: ni idea de dónde he sacado el nombre xDD)- le respondió la mujer ¿enfadada?
-Qué lástima, y yo que creía que Dios se había apiadado de mí y me había mandado a un hermoso ángel- le contestaba el rubio intentando incorporarse.
-No creo que Dios se preocupe por alguien como usted- le contestaba la mujer enfadada por cómo le hablaba el hombre. La pelirroja sin más le puso una inyección en el brazo (con cierta fuerza que el rubio notó) y se iba a ir cuando.
-Espera, ¿y el marimô? Me salvó la vida- le preguntó Sanji antes de que se fuera. La mujer sin contestarle solo aparto la cortina de al lado de la cama de Sanji, dejándole ver al peliverde dormido en una cama. La mujer sin más se fue aun enfurruñada.
-¿marimô? Venga sé que me estás escuchando- le llamaba el rubio, tirándole como podía una almohada.
-¿Qué pasa, Sanji?- le preguntó Zoro abriendo los ojos, se notaba que había pasado él por el dolor que aquella katana no le había hecho.
-Pasa, que me salvaste la vida- le dijo el rubio mirando las vendas que se podían ver en pecho descubierto del peliverde.
-Da igual, tú habría hecho lo mismo que yo- le dijo, quitándole importancia Zoro al asunto.
-No, no da igual- le cortó enfadado el rubio, haciendo que Zoro girara su vista hacia él. -Me salvaste la vida, así que yo haré lo que quieras para saldarlo, lo que necesites te ayudaré- le decía serio el hombre rubio. Zoro solo asintió.
Después de un rato en silencio, alguien llamó a la puerta.
-Vaya, vaya, mira quienes se han dejado acorralar- se reía un pelirrojo con aspecto de macarra, junto con un pelinegro con tatuajes, un moreno con la nariz alargada y hombre enorme con gafas de sol y pelo azul.
-Habló el que debería haber llegado antes con refuerzos- le reprendía el rubio tirando otra almohada al pelirrojo. Sí, eran sus compañeros de comisaría, al parecer fueron ellos los que al llegar apresaron a todos los sospechosos del lugar, aunque algún que otro consiguió escapar.
-¿Estaba entre los sospechosos un hombre con ojos dorados?- preguntó Sanji interesado.
-No, todos eran simples traficantes, tanto de drogas como de armas, ¿por qué lo dices?- sin embargo Sanji cayó.
-Fue el tipo que me hizo esto- respondió con indiferencia Zoro. Cambiando de tema -¿y Luffy y Ace? ¿Alguien llamó a su colegio?
En cuanto lo dijo, la puerta se volvió a abrir revelando a otro pelirrojo pero con una amplia sonrisa, dejando pasar a dos niños pequeños.
-¡Zoro!- gritó el más pequeño de ellos, abrazando al peliverde con una sonrisa en la cara.
-¡Luffy! ¿Cómo estás?- le abrazaba el hombre al pequeño, mientras el otro niño aún no se había acercado a él. -¿Ace? ¿Qué te pasa?- le preguntó preocupado Zoro al niño más mayor.
-Este es el mismo hospital, ya sabes- le respondió Ace, llorando y acercándose también para abrazar a su tío.
Sí, eran sus sobrinos. Los padres de ellos, después de un accidente fueron tratados en ese mismo hospital, pero al final ambos fallecieron. Zoro, hermano de Kuina, y madre de ambos niños, decidió quedarse con ellos al ser al único que tenía, pero también porque les quería mucho, eran como sus hijos.
-Tranquilos, yo nunca os dejaría- les decía acariciando sus cabezas a sus sobrinos.
-Eso, no os preocupéis. Hacen falta más de cien tíos para matar a vuestro tío- reía el rubio al lado del peliverde.
-Sanji-san, luego cuando se recupere nos podría hacer algo de comer- reía el pequeño Luffy, tirándose a la cama del hombre rubio.
-Claro, ya sabes que eres mi cliente favorito- le decía acariciándole también la cabeza.
Luego de un rato, todos se fueron a sus casas. Shanks le informó a Zoro de que se quedaría con Ace y Luffy hasta que se recuperase a lo que accedió agradecido el peliverde. Después, en la noche, les había traído la comida, pero extrañadamente Zoro no había probado bocado.
-¿Qué te pasa marimô?- preguntó Sanji, mientras partía un trozo de carne de su plato.
-Creo que voy dejar el cuerpo de policía- le informó deprimido Zoro a su amigo.
-¿Qué? ¿Por qué? Pero a ti te encanta ser policía- le decía sorprendido Sanji.
-Lo sé, lo sé, pero si muriera, les dejaría sin nada a Luffy y a Ace, estarían solos- seguía Zoro, aún mirando su comida.
-Escucha, no dejes el cuerpo, estoy seguro que habrá alguna solución para esto- le aconsejaba Sanji. -Ahora come, no querrás preocupar a tus sobrinos.
Después de una semana, ambos ya se habían recuperado. Sanji, por supuesto había corrido en busca de mujeres después de aquella tortura en la que no había podido tocar a ninguna. Mientras Zoro había ido a un seguro de pensiones para poder saber si podía dejarles algo de dinero si él muriera y un tutor legal que los cuidara.
-Lo lamento señor, pero la pensión solo se puede hacer por consecuencia de funeral o matrimonio, no se puede hacer nada. Y sobre el tutor legal, tampoco creo que se pueda dejar a un amigo suyo, debe ser familia- una detrás de otra noticia peor le daban al pobre Zoro, que no podía dejar nada a sus pobres sobrinos en su muerte.
Zoro estaba en su casa, después de tan malas noticias mirando el correo y el periódico. Mientras que pasaba las páginas del periódico pudo ver un anunció que le dejó intrigado. El anuncio hablaba sobre una pareja famosa de homosexuales que se acababan de casar. Eso le dio un idea, cogiendo las llaves del coche y dirigiéndose a la puerta.
-Luffy, Ace, voy a salir un momento, ¿vale?- les dijo para luego salir de la casa.
Al fin, llegó a su destino y nervioso llamo a la puerta de la gran casa. La puerta se abrió, dejando salir a un rubio en pijama, dando por hecho que pronto se iría a dormir.
-¿Marimô? ¿Qué haces aquí?- le preguntó con obvia sorpresa el rubio dejándole pasar.
-Escucha, ¿dijiste que harías todo lo que sea para saldar la cuenta por salvarte la vida, no?- le decía impaciente Zoro.
-Sí, ¿qué pasa con eso?- le preguntó curioso Sanji a su compañero.
-Escucha, necesito que te cases conmigo- le pidió Zoro con ojos esperanzados al rubio.
-¿Qué te has tomado, Zoro?- le preguntó Sanji con un leve sonrojo por la declaración de su amigo. ¿Cómo se le ocurría hacerle esa broma? Pero parecía tan desesperado que incluso lo dudo un poco, ¡espera! No, yo NO dudé, me gustan las MUJERES, pensaba el rubio poniéndose colorado en busca de respuestas.
-No, no es lo que tú te piensas, no me gustas, me gustan las mujeres- le explicaba Zoro, aunque Sanji se sintió un poco ¿triste? al decirle que no le gustaba, vale, eran horas de irse a dormir, pensaba aún el rubio esperando la respuesta. -Necesito casarme contigo, porque si no lo hago, cuando muera mis sobrinos no tendrás nada que echarse a la boca. Al parecer la ley dice que para hacer eso, como tutor legal debo estar casado o muerto- le explicaba el moreno sentándose en un sillón.
-¿Y no has pensado en preguntarle a alguna mujer que pida dinero?- le decía el rubio.
-Ese es el problema, yo no tengo dinero que dar a nadie para estar casado. Por eso te necesito, eres el único al que puedo confiar esta tarea, por favor- le pedía de nuevo mirándole a los ojos, y haciéndole enrojecer de nuevo al rubio.
-No sé si te habrás dado cuenta, pero soy una de las personas menos homosexuales que hay. No creo que funcione tu plan- le decía Sanji girando su cuerpo, no podía seguir mirando aquellos ojos que lo confundían más y más, cayendo en su trampa.
-Por favor, Sanji, te salve la vida- le dijo Zoro cogiéndole de los hombros y dándole la vuelta para mirarlo.
Sanji se quedó sin palabras, en verdad Zoro era atractivo, pero ¿QUÉ DEMONIOS LE PASABA HOY? pensaba el rubio, pero enfrentarse a aquellos ojos que le suplicaban le costaba mucho, y además tampoco sería tan difícil solo se harían pasar por gays, ¿qué podría pasar mal?
-Está bien- suspiró el rubio derrotado y sacando una sonrisa a Zoro.
-¡Bien! Muchas gracias, Sanji- le agradeció Zoro abrazándole de una forma muy ¿cálida?, ¡YA VALE! deja de pensar en eso, pensaba aún sonrojado Sanji en esos musculosos brazos que lo rodeaban.
Bueno, hasta aquí el primer capi, y espero ver reviews para seguirla. Sobre la peli, lo vuelvo a decir, os la recomiendo al 100 % es súper divertida y me encanta verla, aunque claro en mi fic (como sabéis) terminará con un hermoso final feliz con mucho mucho mucho mucho mucho -después de media hora- mucho romance and love everywhere(no le gustan los dramas . Y bueno, espero que os haya esté gustando mi fic y pss si sois buenas personas (que lo sois x33) dejaréis un review x33
Por cierto, a la gente que siga mi fic de "En el amor y el la guerra", tranquilos, la seguiré pronto, no tengáis paciencia, es que me vienen las ideas cuando no tengo el pc a mano -3- (culpen a mi cabeza masoca xDD)
Okey, nos vemos pequeños yonkis (?)
¡Byee!
