Diva no es mía. En caso contrario, estaría viva.


Una Familia para Diva

Una gateaba hacia ella; la otra jugaba con una flor, lejos.

Una tenía sus ojos, azules y brillantes; la otra los de su hermana, rojos y sangrientos.

Una no lloraba nunca, como ella; la otra lloriqueaba casi todo el tiempo, como su hermana.

Una era quisquillosa, como ella; la otra se adaptaba a lo que tenía.

Las dos tenían las mismas facciones que ella y su hermana; las dos tenían el mismo cabello, los mismos gestos.

Eran hermanas, eran sus hijas. Su familia. Pero ellas no la abandonarían, ni serían sus Caballeros, ni la analizarían. Y ella podría amarlas y sería amada a cambio; les enseñaría a cantar y ella le cantarían luego.

Abrió los ojos y sonrió.

―Amshel, quiero a mis bebés.―La dulce voz de Diva no dejaba espacio a réplicas.


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