Hola chicas y chicos que leen esto
Verán, se que me he tardado una eternidad ¿Porque? He pensado que la historia va muy rápido así que decidí recortar unas partes quitar otras y cambiar capítulos completos así que no se desilusionen, solo se va a alargar mucho; vamos a ver que hay capítulos complementarios, otros muy importantes. Ademas la inspiración me dejo abandonada en un rincón oscuro por meses, no había podido escribir nada hasta que un pequeño rayo de inspiración me saco la oscuridad. Seguiré escribiendo. El nuevo cap estará en dos semanas.
Entre Cuchillas y Rosas
Cap 1
PVO Bella
Siempre he estado entre las sombras, desde que puedo recordar. Siempre recuerdos oscuros. Mi padre, mi creador en otras palabras, fue quien me salvó y me condenó a esta soledad. Él me encontró en medio de un bosque, sin los dedos de mis manos. Mi padre, un científico nada convencional y tal vez loco, me recogió y me llevó a su laboratorio. No recuerdo esa parte, pero cuando desperté mis dedos eran unas cuchillas de metal.
-Son preciosas ¿no?- comentó
Yo lloré, le grité, le dije que quería mis dedos, pero él negó con la cabeza y dijo: -No puedo hacer otra cosa, a menos que quieras que te los cambie por los dedos de un chimpancé- negué rápidamente. Era aterrador. No le hablé, no dije nada, me tomó de la muñeca y me sacó de la mesa.-Ve y come algo.-Dijo-No te vayas a cortar con tus nuevos dedos, pequeña. Cuando acabes, vienes y te ensañaré a moverlos.- sonrió macabramente, yo me estremecí.
Esa fue la primera vez que hubiese querido quedarme en el bosque a morir. Para mi corta edad yo entendía muchas cosas. Seguro que se preguntaran por mis padres. Yo no tengo. Soy huérfana. Vivía en el orfanato de María Goretti. Ahí nos trataban mal. Si no hacíamos lo que nos decían nos golpeaban. Yo estaba cansada de eso. Así que me escape pero antes de poder tocar la puerta una mano me detuvo vi que era el cocinero. Yo lo patee y me soltó. Abrí la puerta y salí corriendo hacia el bosque que estaba cerca. Pero él me dio alcance y me sujeto mis muñecas. Mire horrorizada que en su mano izquierda tuviera un cuchillo de carnicero. Claro en ese momento solo sabía que era un cuchillo. Levantó el cuchillo. Su mirada estaba llena de locura. Me iba a matar. Pensé en ese momento con desesperación, logré zafarme de su agarre y me hice para atrás, lo que me salvo que me cortar la cabeza pero no de que me cortada los dedos de las manos. Ni siquiera mire atrás solo corrí hasta que no pude mas. Me senté en la orilla de un árbol esperando la muerte. Entonces fue cuando el doctor aprecio.
Los años pasaron y con eso mi repudio hacia los asesinos y violadores o simplemente a los que golpeaban a los demás, siempre que tenía la oportunidad de matar a algunos lo hacía. También aumentó mi dolor y soledad. Nunca le he contado lo que pasó esa noche al doctor pero al él no parece impórtale. Siempre que me sentía sola y desdichada Mi padre al ser un científico "loco" se la pasaba viajando, claro yo siempre lo acompañaba. Recuerdo la primera vez que maté a alguien, yo tenía 7 años, estábamos en Columbus. El señor loco, como yo le solía llamar, estaba buscando recaudaciones para su investigación de que sabe que. La mayoría de las veces me dejaba sola con las indicaciones de "no te acerques a los demás niños ni a los demás adultos, no querrás que te quieran llevar para analizarte, y saber por qué eres única", siempre con su sonrisa macabra. Total yo estaba jugando a las orillas del bosque, juntando flores ya que descubrí que podía cortar con mis "dedos" los tallos de las flores, no me había dado cuenta de la presencia del niño hasta que me habló.
-¿Qué haces?-preguntó; yo entré en pánico se suponía que no debía hablar con los demás.- ¿Por qué estás sola?- volvió a preguntar.- ¿Y tus padres?-. Yo no contesté, le di la espalda para que no viera mis "dedos". Él se acercó más a mí, cerré los ojos con miedo de que gritara. -¡Guau! ¿Qué son esas cosas?- preguntó. –Mis dedos- contesté, sonrojándome un poco, nunca había hablado con alguien hasta ahora y estaba nerviosa. – ¿No te duelen?-Dijo –No. Y hacen cosquillas, ¿Quieres probar?- le pregunté -Si, me gustan las cosquillas-Comentó. Primero pase mis dedos suavemente por su mejilla, rió un poco, así seguí, por todo su rostro cuidando no tocar sus ojos porque el señor loco me lo había prohibido. –Más fuerte.- dijo entre risas.
Entonces sucedió; yo le acaricié el cuello con más fuerza de los que debía y le cause unas líneas en el cuello donde empezó a salir un líquido rojo.Él dejo de reír y se tocó la cosa roja que salía de sus líneas. Cayó al suelo. Yo estaba aterrorizada viendo como se salía todo ese líquido sin saber qué hacer.
–Sabía que esto pasaría, pero bueno ¿qué se puede hacer?, sólo eres una niña- Voltee a ver quien decía eso, era el señor loco, estaba serio lo que lo hacía ver más aterrador. Dirigió su mirada hacia mí, sonriendo. –Bueno ¿cómo lo piensas solucionar?- dijo-Porque si tú quieres que te ayude tendrás que hacer un trabajo para mí- Dijo. Se rasco la barbilla pensando. – ¡Pero qué estúpido que soy!- dijo riendo entre dientes. -Claro que tienes que hacerlo. Tú eres parte de mis creaciones y como tal debes hacer lo que yo te diga. Bueno ve al auto yo me encargo de esto- Dijo. Yo me dirigí al auto, nunca voltee hacia atrás, y nunca supe que le había hecho.
-¿Sigues aquí?- Me dijo. Sacándome de mis recuerdos-¿No te dije que tuvieras todo listo para irnos?-
-Ya está todo listo- conteste secamente. De eso ya habían pasado 10 años. Ahora tengo 17 y nos estamos cambiando de lugar ya que están empezando a sospechar del doctor y sus raros experimentos. – ¿A dónde nos dirigimos?- Pregunté, ya que no me lo había dicho.
-A Forks- declaro. -Es perfecto para mis nuevos experimentos-
-¿Forks? ¿Dónde queda?- Cuestioné ya que nunca habíamos estado allí.
-Es una pequeña península de Olympic, en Washington al sur de Estados Unidos-
-¿Por qué tan lejos?-
-Simple querida, el clima es ideal para mis nuevos experimentos. Además tenemos que alejarnos un tiempo de este lado del país. Sabes que no somos bien recibidos y si seguimos aquí seríamos blanco para el gobierno-
El creía que el gobierno o alguien lo seguía, por eso siempre cambiábamos de lugar y no regresábamos, además que sus experimentos llamaban mucho la atención de los vecinos y eso es causa de problemas. -¿Y cómo vas a solucionar el problema de los vecinos?-
-Eso ya lo tengo solucionado- sonrió -Estuve viendo una casa allá y encontré una que está alejada del pueblo y que no se ve a simple vista. Y podrás ir al instituto-
-¿Instituto? ¿Quieres que entre al instituto? ¿Cómo se te ocurre? ¿No ves como son mis dedos?, ¡eso sería muy sospecho!- Le pregunte furiosa, esta vez se le zafó la cabeza.
-¡Isabella!- Me gritó. Se acerco a mí y me tomo de la barbilla forzándome a mirarlo. – ¿Crees que soy tan estúpido como para olvidar eso?- Me escupió- ¡Siempre te quejas de que estas sola y cuando te doy la oportunidad de estar con más gente te niegas! Pues ahora irás; no te preocupes que ya todo está solucionado. Ya te matriculé en la preparatoria, empiezas la semana que viene, lo que nos dará tiempo de llegar y acomodar todo, los detalles te los daré cuando lleguemos a Forks. Mientras metamos las maletas a la camioneta.-
Suspiré, ya estaba acostumbrada a cambiarme pero sentía que este no sería un lugar como cualquiera.
