Resumen: Cuando Emilie Agreste reaparece y Hawkmoth desaparece misteriosamente, Ladybug y Chat Noir tienen una fuerte pelea. Adrien se muda a Japón, y cuatro años después regresa a París para los preparativos de su boda con Kagami. No se espera encontrar a Marinette viviendo con Luka, y mucho menos con una pequeña niña rubia que le parece muy conocida.

Nota Aclaratoria:

1) Los personajes no me pertenecen, salvo algún OC que de pronto aparezca. Créditos a Thomas Astruc y compañía

2) Contiene spoilers de toda la segunda temporada

3) IMPORTANTE: La inspiración para algunas puntos de la trama de esta historia fue tomada por el fic Unexpected Surprise de Totally Lucky en la página Archive of Our Own.

SERIE DE MALENTENDIDOS

CAPÍTULO 1

PRÓLOGO

Mansión Agreste

Año cuatro después de la aparición de Hawkmoth

Tras pasar un maravilloso día con su familia, y esta vez podía decirlo con todas las letras, FAMILIA, Adrien regresó a su habitación con la más enorme sonrisa que había mostrado en los últimos años. Las cosas, después de muchas peripecias y sufrimientos en su vida, por fin parecían haber comenzado a estar a su favor.

Primero que nada, y más importantemente, hacía dos meses que, después de más de cuatro años de ausencia, su madre había reaparecido en París y había regresado a casa.

Adrien y su padre estaban fuera de sí de felicidad, al mismo tiempo que su familia volvía a ser afectuosa, su casa no era un lugar frío, sino un hogar con la presencia de Emilie Agreste. Risas y gritos finalmente volvían a llenar los fríos pasillos de la mansión, al igual que flores de todos los tipos, llevados a la casa por su madre.

El chico la sabía muy bien. Su madre era la alegría de su familia.

El Gorila, Nathalie, e incluso Gabriel Agreste parecían tener el corazón mucho más ligero y alegre con la presencia de Emilie en la mansión Agreste. Y Adrien estaba de lo más feliz de por fin haber recobrado a su maman.

Y las buenas noticias para Adrien no paraban ahí. Poco después de que su madre había regresado a París y a casa, Hawkmoth había pasado un gran periodo de tiempo inactivo. Su ultimo ataca había sido cuando había akumatizado a Nathalie, pero no atacó a Ladybug y Chat Noir ni intentó robar sus Miraculous. En vez de ello, el villano solamente anunció al mundo, a través de ella, que finalmente había caído en cuenta de que sus acciones los últimos años habían sido equivocadas, y que se había arrepentido de todo el mal que había hecho. El villano declaró que jamás volvería a akumatizar a alguien, y que de ahora en delante París sería una ciudad completamente segura.

Tal y como lo había dicho a través del akuma de Nathalie, por dos largos meses no hubo ninguna señal de Hawkmoth o de sus akumas en París, y parecía que finalmente todo había terminado, el villano no regresaría, y que los constantes sacrificios de Ladybug y Chat Noir no serían necesarios de ahora en delante.

Adrien había tenido miedo de perder a Plagg cuando los ataques se detuvieron, pero Ladybug le había dicho que el maestro Fu había insistido en que ambos conservaran sus Miraculous hasta que lograran encontrar a Hawkmoth y recuperar el Miraculous de Papillon y, si la misma persona lo tenía, también el Miraculous de Paon.

El chico no había tenido ninguna queja por conservar su propio Miraculous. Realmente disfrutaba la constante compañía de Plagg, sus consejos y sobre todo, las escapadas nocturnas sobre los techos de París al lado de Ladybug, vigilando la ciudad y asegurándose de que todos sus habitantes estuvieran a salvo.

Esa noche, Adrien se volvió a su kwami con una sonrisa radiante.

-Puaj…- se quejó Plagg, rodando los ojos- conozco esa sonrisa. Transfórmate de una vez, chico, para que pongas fin a mi sufrimiento-

-Plagg, transfórmame- dijo Adrien, riendo levemente.

Un vez transformado, Chat Noir brincó a la ventana de su habitación y salió hacia la noche fresca sobre los techos de París para encontrarse con Ladybug. El chico tenía una enorme sonrisa en sus labios.

Había otra razón por la que el chico estaba tan feliz en esos días, y era porque Ladybug le había dicho que por fin podían revelarse mutuamente sus identidades, ya que estaban a salvo de Hawkmoth, y que al parecer éste no los atacaría de nuevo. Ya no había peligro de que uno de ellos fuera akumatizado, y que pudiera revelar a Hawkmoth la identidad de su compañero.

De hecho una noche, tres semanas atrás, los dos héroes habían estado a punto de revelarse mutuamente sus identidades, solo que cambiaron de opinión en el último momento. Pero, ¡vaya que esa había sido la noche más feliz de toda su existencia!

Chat Noir sonrió como idiota al recordarlo. Ladybug, la lady de sus sueños, le había dicho ese día que por fin había superado al misterioso chico del que había estado enamorada todo ese tiempo, que nunca había dejado de ser una amiga para ese chico, y que estaba dispuesta a darle una oportunidad a Chat Noir.

¡Y vaya oportunidad que le había dado! Esa noche, tres semanas antes, ambos héroes se habían escabullido juntos en una habitación del Grand París, se habían besado… ¡se habían besado! Y también…

-¿Chat Noir?- la voz de Ladybug interrumpió sus pensamientos. Antes de darse cuenta, Chat Noir había llegado al punto de encuentro entre ambos, y se volvió hacia la heroína con una enorme sonrisa.

El chico borró su sonrisa tan pronto como sus ojos se posaron en ella. Algo andaba mal, y la expresión de Ladybug no auguraba nada bueno.

x-x-x

Mansión Agreste

Al día siguiente

-Pero… mon chéri, ¿estás seguro de querer hacer eso?- dijo Emilie Agreste, mirando preocupada a su hijo cuando éste les informó de su decisión.

Tan pronto como había visto bajar a Adrien de su habitación, Emilie Agreste supo que su hijo no estaba bien. La mujer se apresuró a su lado y lo envolvió en un abrazo, y aunque ya será un hombre adulto, jamás dejaría de ser su hijo. El chico había tensado la espalda ante el abrazo de su madre, pero finalmente había apoyado su cabeza en el hombro de ella.

-Estoy bien, maman, no es nada- le había dicho Adrien cuando había sido interrogado- de hecho, hay un tema del que quiero hablar con ustedes…-

Tanto Gabriel como Emilie habían escuchado el relato de Adrien, y su decisión. Sobra decir que a ambos los había tomado por sorpresa. Además, no pasó de su atención que todo rastro de alegría o felicidad desde el regreso de Emilie a la familia se había borrado por completo del rostro de Adrien. Su sonrisa había desaparecido de un día para el otro. Emilie sabía que algo más le estaba ocurriendo, pero el chico no parecía dispuesto a decir nada más.

-Sí, maman, estoy seguro- dijo Adrien seriamente ante la pregunta de su madre- es… una gran oportunidad, no puedo desperdiciarla-

Adrien se llevó una mano al pecho, buscando a tientas algo. Nadie más que él sabía que el anillo de Chat Noir había dejado su dedo, después de cuatro años de no habérselo retirado nunca y haberlo protegido con su vida. Ahora se encontraba colgando de una cadena alrededor de su cuello.

-Bueno, si tu estás seguro de querer hacerlo- dijo Emilie, volviéndose a Gabriel, quien tampoco estaba muy convencido.

-Bien- dijo Gabriel Agreste, asintiendo levemente en un tono resignado. No le hacía gracia que su familia volviera a separarse, pero tampoco quería detener el crecimiento académico de su hijo- si eso es lo que quieres, mon fils, le pediré a Nathalie que arregle todo lo necesario. ¿Cuándo planeas hacerlo?-

-Lo más pronto posible- respondió el chico fríamente- ya arreglaré los detalles más tarde-

Su padre lo miró fijamente, frunciendo el entrecejo como si quisiera leer en lo más profundo de su alma. Y Adrien se moría por abrirles su corazón, decirles todo lo que sentía, todo lo que había robado su felicidad, pero no podía. Era un secreto que. No podía compartir.

Pero estaba seguro de que estaba tomando la mejor decisión. Después de todo, ella le había dicho claramente que no quería volverlo a ver.

x-x-x

Fuera de la casa del Guardián

Un mes más tarde

Marinette salió de la casa del maestro Fu cabizbaja, arrastrando los pies, y completamente sola, con la sensación de no estar segura de haber hecho lo correcto. Se llevó las manos a sus oídos. Se sentía tan raro no llevar sus aretes consigo, pero era la mejor decisión que podía haber tomado. Después del garrafal error que había cometido el mes anterior.

Después de esa noche, la última en la que había visto a Chat Noir, había caído en cuenta de su error y había salido todas y cada una de las noches en busca de su compañero, excepto porque éste había desaparecido sin dejar rastro. Nadie lo había vuelto a ver en París desde aquella noche.

Marinette se detuvo, camino a casa, en la explanada frente a la Catedral de Notre Dame, y se sentó en una de las jardineras. Nunca se había sentido tan sola como en ese momento. Se llevó las manos a la cara, y sacudió la cabeza repetidamente.

-¿Qué he hecho?- dijo ella tristemente.

Su vida había sido completamente cambiada desde ese momento. Y era hora de salir adelante a pesar de lo preocupada y asustada que estaba.

Por un momento, mientras que la puerta de la casa del maestro Fu se cerraba, Marinette creyó que quizá acababa de cometer otro error. Que quizá el Guardián tenía razón, y renunciar no era la respuesta. Quizá debía seguir adelante, seguir buscando, para poder recuperar lo que había perdido.

-Renunciar nunca es la respuesta, Marinette- le había dicho el maestro Fu- cuando uno huye de sus errores, éstos tienen la horrible tendencia a perseguirte-

Marinette sacudió la cabeza ante ese recuerdo.

No, el maestro Fu no sabía nada. El maestro Fu no conocía la verdadera razón por la que la chica había decidido abandonar todo. Si lo supiera, seguramente estaría completamente de acuerdo con ella de que esa era la respuesta correcta.

Tenía que seguir adelante, ella sola. Sin Tikki, y sin su compañero. Completamente sola.

-No estoy sola- dijo Marinette para sí misma- tengo a mi familia, y a todos mis amigos. Tengo a Alya y a Nino. Tengo a Juleka, Rose, Mylène, Alix. A Marc y Nathaniel… tengo a Luka y…- tragó saliva, pero apretó los puños-¡Puedo hacerlo!-

Por fin, se levantó decidida de su sitio, y comenzó a caminar hacia su casa. Tan pronto como la panadería estuvo a la vista, la chica comenzó a temblar. ¿Qué pensarían sus padres?¿Se enojarían?¿La regañarían? Quizá sí, pero no era como que no se lo merecería. Y fuera de eso, estaba segura de que la apoyarían.

Tenía que hablar con sus padres, y tenía que hablar con Alya.

Marinette abrió la puerta de la panadería. Tan pronto como vieron su expresión, sus padres supieron que algo estaba mal con ella.

-Ma chérie, ¿qué sucede?- dijo Tom Dupain, dejando de lado su delantal y apresurándose a abrazar a su hija.

-Papa, maman… hay algo que tengo que confesarles- dijo Marinette tristemente.

x-x-x

Apartamento de Alya y Nino Lahiffe

Un año más tarde

Alya cruzó los brazos con una expresión reprobatoria mientras que meditaba en las noticias que su mejor amiga le acababa de compartir. Si bien el reposo absoluto ordenado por su médico la había puesto de un terrible humor, lo que Marinette le acababa de decir no había ayudado ni un poco a mejorar su genio.

-No puedo creer que me estés diciendo eso, Marinette- dijo Alya, frotándose la frente con un gesto exasperado- ¡es la peor tontería de toda la historia! Y eso que tú no eres extraña a hacer tonterías-

-Vaya, gracias por tu apoyo, Alya- dijo Marinette en un tono sarcástico.

-La pregunta es, Marinette, si estás segura de querer hacer esto- dijo la chica castaña, mientras que acariciaba su propio abdomen crecido- sabes bien que tienes otras opciones-

-Lo sé, Alya, pero mi decisión está tomada- dijo Marinette- es la mejor opción para todos. No me queda mucho tiempo. Necesito ayuda, y mis padres no pueden ayudarme. Y tú y Nino tienen algo más importante en qué preocuparse-

Alya sacudió la cabeza. Sabía que esa era la peor opción para todos los involucrados. Esa decisión pondría a Marinette en una situación muy difícil, y podría potencialmente romper el corazón de Luka. Pero Alya sabía que no podía hacer nada al respecto, y una vez que a su mejor amiga se le metía una idea a la cabeza, era más fácil arrancarle la cabeza que la idea.

-Bien, eres mi mejor amiga, y te apoyaré en tu decisión- dijo Alya en un tono resignado- solo, para el recuerdo, déjame decirte que pienso que es una pésima idea, y creo que ambos van a terminar lastimados-

-Gracias por tu apoyo, Alya- dijo Marinette, ignorando a segunda parte de su respuesta, y despidiéndose de su mejor amiga con un beso en la mejilla.

Marinette se apresuró a la puerta, donde Nino se despidió de ella con una sonrisa, y donde Luka Couffaine la estaba esperando.

-¿Y bien?- dijo Luka en voz baja- ¿estás segura de querer hacer esto?-

-Está bien, Luka- dijo Marinette, haciendo un esfuerzo sobrehumano por esbozar una sonrisa creíble- aceptaré tu ayuda. Gracias-

Los ojos del chico se iluminaron, y le ofreció el brazo para acompañarla fuera del apartamento. La verdad era que Marinette tampoco estaba segura de que fuera una buena decisión, pero al parecer se le habían terminado el tiempo y las opciones.

Y sabía de buena fuente que Gabriel Agreste no era un hombre paciente.

x-x-x

Aeropuerto Narita, Tokio, Japón

3 años después

Adrien llegó arrastrando su maleta al ocupado aeropuerto más grande de Japón, seguido de cerca de Kagami. Los dos se detuvieron frente a la puerta de abordaje del avión que los llevaría de regreso a París. Ninguno de los dos estaba muy entusiasmado en regresar a casa, pero no tenían mucha opción. Las familias de ambos estaban decididas.

-¿Estás seguro de querer hacer esto, Adrien?- dijo Kagami, ajustándose el bolso a su hombro.

-No es como que tenemos opción- dijo Adrien a su vez, encogiéndose de hombros.

-Mira el lado positivo- dijo la chica en voz baja- al menos volverás a ver a tus padres después de cuatro años. Y a tus amigos de París-

El chico se mordió el labio. Se sentía culpable de todo lo que se había perdido por estar fuera del país. Un par de bodas de sus amigos. La apertura del nuevo negocio de su amiga de la infancia. El nacimiento de los hijos de sus amigos.

Sacudió la cabeza. No era momento de arrepentirse.

Los auxiliares de vuelo llamaron a todos los pasajeros del vuelo de Tokio a París a abordar, y el chico siguió a Kagami por el túnel rumbo a su sitio en el avión. Mientras tomaba asiento y respiraba hondo, intentando tranquilizarse, hizo un esfuerzo consciente por lo pensar en ella: la chica por la que había dejado París. La única mujer a la que había amado.

Y realmente esperaba no tener que escuchar sobre ella cuando llegaran a casa.

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CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Por fin terminé de escribir esta historia. Tengan paciencia, sé que el prólogo no tiene mucho sentido, pero lo tendrá en los próximos capítulos, lo prometo. Como siempre, actualizo cada dos días, excepto si hay un motivo de fuerza mayor que me obligue a no hacerlo. Espero que les guste, y les ayude a sobrevivir el hiatus en lo que esperamos la siguiente temporada.

Muchas gracias a todos los que siguen mis locuras. Nos leemos muy pronto.

Abby L.