Sin rumbo andaba la muerte

y se encontró una mansión gigante

sonriendo ladina dijo

Aquí vive gente importante.

Emocionada leyó en la entrada

Escuela para jovenes dotados

Reaccionó afortunada

Estos ya se chingaron.

Por los pasillos recorrió

buscando candidatos

para llevarselos al panteón

sin esperar mucho rato.

Mientras por el comedor paseaba

de solosayo vio

una joven de cabello rojo

que su atención cautivó.

Jean Gray se llamaba

o eso escuchó decir

antes que la aludida

saliera huyendo de ahí.

Frustrada suspiró la muerte

cuando a otro observó

pensó ahora sí tendré suerte

pero el chico azul se esfumó.

Un joven de cabello plata

le gustó para víctima nueva

sin embargo esta huesuda

velocista no era.

Interesada la calaca observaba

al de los lentes extraños

y decidió que claudicaba

cuando lo vio lanzar un rayo.

Al final su atención captó

una chica de color

pero al verla poner los ojos en blanco

mejor su camino siguió.

Pobrecita la muerte

sin compañia regresó

prometiendo el año siguiente

darles un levantón.

—¿Les gustó? —preguntó apenada la morena.

—Las costumbres de tu país son bastante ilógicas Adela —soltó sin pensar Summers, provocando una mueca de tristeza en la cara de la chica.

—Scott, no seas idiota —reclamó Jean —Ignoralo es un amargado, a mí me gustó.

Con la sonrisa más forzada del mundo agradeció el comentario de la pelirroja y se dispuso a salir corriendo de allí.

Caminó apresurada hasta que un brazo le rodeó de forma calida los hombros.

—Ha estado muy divertida esa poesía extraña. ¿Crees que de verdad la muerte no pueda alcanzarme? —Y así Peter, giñandole un ojo, la derritió.