Día 1

5 minutos mas… 5 minutos… me dije mientras intentaba levantarme, frotándome las manos por el rostro. No podía creer que ese era el día, EL día. No había dormido bien en toda la maldita noche. ¿Cómo dormirme? Suspire y me hundí en la almohada; tan solo 5 minutos mas.

Me levante como pude, aun dormida, busque una toalla y me di una ducha. Ni siquiera con el agua podía hacer que mis ojos y mis cerebros reaccionaran. Creo que es una maldición para toda la vida. Me cambie sin saber si mi ropa era la adecuada pero bueno, si nadie me habla supongo que sabre la razón. Baje las escaleras ya con mis cosas y me prepare un breve desayuno.

Salí a la calle. El viento de otoño me pego en la cara como un chorro de agua fría. Lo bueno es que por fin pude despertarme. Las calles de Londres, sus sonidos, sus olores, su gente, me trajeron del mundo de los sueños. Cerré con llave el lugar donde hacia dos días vivía. Había sido una larga lucha pero siempre quise independizarme y con esa convicción logre que mis padres me dejaran quedarme en una pensión. Va, una habitación en realidad. Vivo con una anciana y sus muchos animales. Algunos hubieran muerto pero a mi no me molesta. Me gustan los animales.

Sujete con fuerza mi bolso y me dirigí al edificio. En realidad es una cabina telefónica parecida a la que se usa para entrar al ministerio. Puedo aparecerme pero no quiero. Ya esta en la cabina además. Quizás era el sueño lo que no me dejaba pensar. Marque los números correctos y comencé a bajar. Solté un suspiro. ¡No puedo creer que vaya a empezar la universidad!

Si, así como lo oyen, la pequeña Ginny Weasley empezara una nueva etapa de su vida en la Universidad Mágica de Londres, comúnmente denominad UMAL. En fin, suspire de nuevo. Estoy emocionada y a la vez muy nerviosa. Estaba sola en esto, como el primer día en Hogwarts. Se que tengo compañeros que están en la universidad igual que yo pero digamos como que nunca me lleve muy bien con ellos como para que me importara. Mi única amiga siempre fue Luna. Esta bien, tengo otras pero ella me importa mas. Pero Luna era tan distraída que seguramente se había olvidado que hoy era el inicio de clases.

De repente una ola de ruidos, cosas voladoras y gente me dejo en el limbo por unos minutos. La universidad era muy parecida al ministerio… solo que más alegre, sin olor a viejo y moderno. Salí de la cabina-ascensor y mire todo con asombro. Era como estar en Hogwarts solo que sin la estupida división de casas. Di unos pasos tratando de disimular mi estupidez pero fui golpeada por una presencia masculina, torpe y con olor a algas marinas.

-Idiota.-salto mi explosivo temperamento.

-L-lo siento.-dijo la tímida voz mientras me levantaba mi bolso del suelo.

Apenas me miro supe exactamente quien era. Abrí los ojos como una tonta, lo admito, pero en esa situación ver una cara conocida era lo mejor que me podía pasar. Y yo pensando que tendría que empezar de cero con eso de las relaciones sociales.

-¡Neville!-dije mientras lo abrace, descargando así mis nervios y volviendo a ser, en alguna medida, yo misma.

-¿Ginny eres tu?

Bien el chico era lento pero en fin, era Neville Longbottom, ¿Qué esperaba?

-Por supuesto que soy yo, ¿Cómo has estado?

No puedo creer que hacia un año que no lo veía y seguía exactamente igual. Desgarbado, torpe, un patito feo pero un patito muy amable. Sonrió como recordaba y empezamos a comenzar mientras caminábamos a donde según me dijo, era el tablero de anuncios. Al parecer hacía un año que estaba en la universidad, estudiando Herbologia y Botánica, vivía en un pequeño apartamento en la zona oeste y se alegraba mucho de ya no estar con su abuela. En fin, detalles de su vida.

Lo mire atentamente y note que conocía muy bien el lugar. Obviamente me sería útil para adaptarme. Sonreí mientras me decía no se que cosa, mi mente maquiavélica parecía haber entrado en funcionamiento.

Me dijo algo así que mi salón estaba en la parte de arriba, era el seis creo. Se despidió de mí al ver la hora en su reloj. Vi como corría y solté un suspiro. No se como había logrado leer algo en esa tabla de corcho llena de papeles de todos colores y tamaños. Me fije como unas diez veces que no se hubiera equivocado y salí en dirección a las escaleras. Como en Hogwarts no estaba permitido aparecerse en el establecimiento. Regla estupida pero regla al fin.

Entonces escuche una voz que gritaba desde donde yo había entrado. Era una suerte, para esa persona, que no hubiese tantas personas como antes sino no hubiera oído nada. vi que esa voz, esa persona de cabellera rubia se dirigía hacia mi. No pude evitar un gesto al ver a mi amiga llegar hasta mi, jadeante y sin aliento. Me saludo con esa sonrisa y mirada de inocencia que me podían. Le sonreí también.

Le explique lo que me había dicho Neville y la lleve al tablero. Luna iba a estudiar Cuidado de criaturas mágicas y no mágicas, aunque conociéndola sería mejor agregar criaturas inexistentes en su titulo. Reí por mi propia ocurrencia. Ella seria lo que los muggles llaman veterinario.

-Me quede dormida.-dijo sin quitar la mirada de los horarios intentando encontrar el suyo.-Los duendes de la noche debieron haberme hecho algún hechizo.

-Seguramente, les encanta arruinarles el primer día como universitarias a las jovencitas como nosotras.-dije en modo de burla mientras miraba la hora. Se me terminaba el tiempo.

Al final Luna se dio cuenta de que su clase no era muy lejos de allí y salió diciendo algo así como que en el receso se encontraban allí. No le di mucha importancia ya que los nervios me habían vuelto a dominar. Subí la escalera como pude y llegue a mi clase sana y salva.

Encontré un asiento en las primeras filas, contra la pared para mi mayor comodidad si la clase resultaba tediosa por supuesto. Uno no es nada sin sus estrategias. Pero por suerte fue bastante amena la clase y las dos horas siguientes pasaron mas rápido de lo que pensaba. Admito que me dormí los primeros minutos pero ya había leído que me sucedería. Me dirigía a donde habíamos acordado con Luna cuando en la puerta me tropecé con un chico.

Una extraña sensación se apodero de mi, una sensación de conocerlo. Era alto, rubio y muy pálido. Me resultaba familiar. El también me observo un momento. En fin, levante una ceja pensando que lo conocía de algún lado.

Me detuve.

Por Merlín, ¿podía ser…?

Espero que les haya gustado. Intentando una nueva historia D/G pero no largas e interminables, como usualmente hago. Si hay sugerencias, se aceptan. Hasta el próximo capitulo.