Copyright © Masashi Kishimoto
Genero: Romance | Misterio | Suspenso

Rating: T

Love in air

Recuerdos

Pensamientos

Autor:Diminishing quarter/Moon letters

Si ven esta historia que no sea en FanFiction avísenme.

NO AL PLAGIO.

Sinopsis: Hyuuga Hinata siempre ha sido capaz de ver la muerte de la gente, visiones o locura. ¿Qué hará para evitar la muerte de la persona que ama?


— Otou-san O-onegai—. Se aferraba a la pierna de su padre, parte de la tela del costoso pantalón se encontraba húmedo por las lágrimas que salían de los ojos de su primogénita.

Eso no le importó, que se aferrara de donde quisiera, que huyera si quisiera. Él la encerraría de una vez por todas y así tendría la conciencia limpia y su familia se levantaría con la cabeza erguida afrontando la futura y penosa humillación. A pesar del peso extra el Hyuuga siguió caminando siendo seguido por su mujer, que a pesar de la negativa que ella diera la decisión había sido tomada. Hinata ingresaría a un hospital psiquiátrico y no saldría de ahí hasta que el estuviera convencido de que su hija ya no estaba loca.

De pequeña había sido así, detraída, torpe; inútil. Siempre tenía pesadillas y temía a cosas que él nunca había visto por más que ella jurara que estaban ahí. Con el tiempo había solo empeorado, ahora la niña juraba ver muertes en sus sueños o hasta despierta, de gente que era cercana a ellos.

Pero la gota se había derramado del vaso, Hiashi se hartó cuando ella había comentado la muerte de su hermano gemelo. La ignoro y fingió nunca haber escuchado eso. Su mundo se tornó oscuro cuando un día el teléfono había sonado, atendió y recibió la noticia. La familia de su hermano sufrió un accidente, el único sobreviviente era su sobrino Neji, no su hermano; solo su sobrino.

Había sentido miedo, un frio subía por su columna y vio a su hija al pie de las escaleras, llorando. Ella ya lo sabía, estaba loca y nadie lo sacaría de esa conclusión. Lo primero que hizo fue tomar las pertenencias de la niña y arrojarlas contra la pared, el ruido despertó a las otras dos mujeres que vivían ahí. Su esposa e hija menor.

— ¡Esto ha sido el colmo! —. Rugió el castaño. — ¿Estas feliz? ¡Lo mataste! —, arrojo un jarrón que al estrellarse una de las piezas roso su mejilla dejando una herida un poco profunda. — ¡Te largaras de esta casa! ¡A un Psiquiátrico iras y no volverás a vernos!

Empaco la ropa de la chica y salió con ella a rastras.

Hinata intentaba detener a su padre sin resultado alguno. ¿Por qué no le creían desde pequeña?

Desde que tenía memoria veía cosas que sus padres no comprendían, hubo un tiempo en que su hermana menor, Hanabi veía lo mismo que ella. En ese tiempo dormían juntas y no se separaban; hasta que llegó el momento en que volvió a quedar sola, las noches en vela aumentaban por el temor de que alguien que no era su familia le llamara por las noches, susurrara su nombre y le pidiera ayuda. Y esas muertes que veía que no la dejaban en paz.

— N-no quiero ir—. Suplicaba la pequeña que era tomada por la fuerza y su padre la hacía entrar de una vez por todas a la puerta del hospital.

Sintió el frio establecimiento por el aire acondicionado, lucia bastante tranquilo. Enfrente de ellos había una recepcionista que platicaba amenamente con un médico del hospital, el hombre se retiró y paso una credencial por una placa dándole acceso a otra parte del hospital. Se escuchaba la música estridente, ese tipo de música molesta de un elevador, el lugar apestaba a medicina, pretendía cubrirse con un aroma a rosas, pero la medicina tenía un efecto mucho mayor en él.

— Bienvenidos al Hospital Psiquiátrico St. Pierre—. La mujer sonrió y espero a que Hiashi se acercara hasta el mostrador— ¿En qué puedo ayudarlos? — .

Sintió las uñas de la niña aferrarse y llegar hasta su piel, no se inmuto por ello. Una vez que saliera de aquí iría al funeral de su hermano y llevaría a su sobrino a su casa, donde formaría una nueva familia con él. Olvidaría el asunto de su desdichada hija, no importaba lo duro que se estuviera aferrando, le diría adiós a los pocos buenos recuerdos que tuvo con ella.

La primera vez que la sostuvo en brazos, ese pequeño bulto de cabellos azulinos y mejillas rojizas, la primera sonrisa que le daba, su primera palabra. Esas cosas se irían de su mente para poder olvidarla y centrarse en el nuevo futuro que tendría.

— Intérnenla—. Fue una orden hecha por el castaño.

— ¿Perdón? —. La mujer no entendía, ¿internar a la pequeña? Le dio un rápido vistazo, la niña no se veía enferma, es más; lloraba por no ser internada. Pero al final del día no era ella quien decidía quien se quedaba y quién no.

— Deseo internara la niña, esta desquiciada. — sus palabras eran dolorosas para la Hyuuga, cada vocablo o el modo en el que lo decía le provocaban una sensación similar a la de ser apuñalado en el corazón. Las lágrimas seguían cayendo con más intensidad, estaba perdida.

Había sido internada, la mujer del castaño se sentía indignada y molesta con su esposo, era la primera vez que era inhumano con su hija y no sería fácil perdonarlo. Hiashi por el contrario sentía que un peso se le había quitado de encima, ya no temería a la niña de 12 años que había engendrado. Porque eso había pasado, el miedo se estaba desarrollando a causa de ella. Entonces… ¿Por qué sentía un temor más grande el dejarla?

Todo había sido en un segundo, la mayoría de sus pertenencias estaban resguardabas y siendo revisadas para evitar que la niña hiciera algo peligroso, la trasladaron a un cuarto en donde solo había una pequeña cama individual y un escritorio; no había decoración alguna las paredes eran blancas y acolchonadas. Toco la superficie y esta se manchó un poco, se sentó sobre la mullida cama y cerro sus ojos.

Tenía miedo, ella no estaba loca. Los médicos la creían así por lo que su padre les había dicho, se recostó y tomo la posición fetal. Ya no vería a su madre, ni a su pequeña hermana; no más cenas en familia o viajes familiares. Solo le quedaban cuatro paredes por mirar.

Vio la puerta abrirse y un hombre de bata blanca entraba a su habitación.

— Buenos días Hinata—, el medico llevaba su cabello largo y oscuro y su piel era más pálida que la de ella, sus ojos tenían un tono amarillento. Parecía un ser extraño con las ojeras que había debajo de sus ojos. — Soy Orochimaru y seré el medico que te atenderá. — el hombre le sonrió y extendió su mano hacia ella.

Hinata dudo, el hombre le daba miedo, pero si él decía que era su médico tenía que confiar en él. Tomo la mano del médico y se dejó guiar, la niña tenía un pequeño tour por las instalaciones del hospital. Cuando llegaron al área recreativa se fascino, había un extenso jardín y demasiados árboles, la gente caminaba o hablaba sola, ella pretendía ignorarlo como Orochimaru le había sugerido. En una esquina, junto a una ventana Hinata vio a varios pacientes pintando, su rostro se iluminó.

— ¿Te gusta la pintura? — Pregunto.

— ¡H-hai! —. La Hyuuga respondió y se imaginó pintando ahí.

La risa de un niño le llamo la atención, miro hacia atrás y el chico le saludo, sus mejillas se tornaron rojizas y Hinata imito el saludo. Le sonrió en pequeño y la Hyuuga noto que también llevaba puesto una bata similar a la suya, solo que él no tenía amarrada la bata como ella. Orochimaru se dio cuenta del peculiar movimiento de su pequeña paciente, miro hacia la misma dirección…

— ¿Qué miras Hinata? —. La niña alzo la vista hacia él.

— A-aquel niño –me mira—. Lo señalo.

El hombre se agacho hasta quedar al nivel de la Hyuuga. — Ahí no hay nadie—.


N/A: Un fic nuevo XD jaja apenas saldré de uno y traigo uno nuevo, espero les agrade.