Disclaimer: Todo lo que puedan reconocer no me pertenece, es de nuestra diosa Jo Rowling... todo lo demás es producto de mi traumada y viciosa mente...

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Hola hola, aquí traigo este nuevo fic a petición de mi lectora DannGrint y también va dedicado a mi mejor amiga Osmara que disfruta mucho leyendo mis historias. Va con mucho cariño… y muchas dosis de delicioso Ron!

Esta situado en un universo alterno, y es un lemmon que va a contener muchas escenas de alto contenido sexual, por lo que si alguien se siente ofendido por la trama o el vocabulario en utilizado en el fic, de antemano ofrezco una disculpa y por lo mismo pongo esta advertencia.

Les mando un enorme saludo y aquí les dejo con este nuevo Romione:

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Solo es Sexo

1

Medidas desesperadas para casos desesperados

Hermione Granger era una mujer que definitivamente representaba esa imagen de lo que el mundo consideraba como una mujer exitosa. Había terminado la carrera con honores, tenía un trabajo que despertaba la envidia de cualquiera en el ministerio de magia, dos exitosos padres que la amaban y un apartamento de en sueño en el corazón del Londres muggle. Una de las ventajas de tener un apartamento en esta ubicación era que cada mañana, mientras desayunaba, miraba por la ventana hacia la impresionante imagen urbana del moderno Londres, y verdaderamente era fascinante. Aunque Ginny Weasley, su compañera de apartamento, opinaba que la mayor ventaja era que los bares del centro estaban cerca y era bastante conveniente para poder caminar semi inconsciente hacia tu casa sin tener que pagarle a un taxi. No es que Ginny fuera una alcohólica sellada a fuego, pero de las dos era la que mas vida social tenía.

Y era en este detalle en el que a últimas fechas ella había puesto especial atención: Ginny había comenzado a vivir en los excesos. Una persona como Hermione Granger podía decir con toda certeza que era así.

Definitivamente el haberse convertido en la cazadora estrella del equipo de quidditch femenil mas importante dentro de la liga le traía algunos compromisos sociales a los que debía asistir para "cuidar la imagen", tal y como le decía a Hermione cada vez que le daba una de sus largas peroratas acerca de cómo su vida se estaba yendo al caño cada vez que se iba de parranda.

En los fines de semana de los últimos meses que Ginny había asistido a cuidar su imagen un hombre diferente desfilaba por la casa la mañana del día siguiente (ante el bochorno de Hermione a quien le había tocado toparse con ellos mientras iba al baño o se preparaba para desayunar). Los conocía en la noche de fiesta, salía con ellos algunas semanas y entonces los botaba para pasar al siguiente.

La situación comenzaba a llegar a un punto un tanto intolerable, así que la noche anterior, mientras la pelirroja preparaba sus cosas para viajar al día siguiente a Rusia para un partido amistoso, Hermione había decidido traer el tema a colación; sin embargo, fuera de todo pronóstico, Ginny se había defendido diciendo que era ella la que gastaba demasiado tiempo hostigándola con su vida social porque no tenía donde descargar toda esa energía.

—Al menos Krum te servía para ser un poco menos obsesiva con la vida de los demás—le había dicho. Hermione se había sentido ofendida por esa observación ¿A caso Ginny le estaba insinuando que por falta de sexo se estaba convirtiendo en una controladora amargada?

Ese pensamiento continuaba dando vueltas aún esta mañana mientras lavaba los trastes del desayuno. Ella no sentía que el factor sexual fuera un problema, porque para empezar tendría que ser una de sus prioridades, y definitivamente Hermione tenía claro que podía perfectamente vivir sin él. Observó la ventana que daba una panorámica extraordinaria de la ciudad pensando que Ginny estaba equivocada, y que ella era una persona demasiado ocupada como para poner atención a esos insignificantes detalles; era la vida sexual de Ginny la que estaba demasiado fuera de control. Fue entonces cuando vio aquella imagen que desde hacía semanas la mantenía pegada a esa maldita ventana: el pelirrojo de la sudadera azul. Se maldijo para sus adentros mientras lo miraba correr por la banqueta de enfrente. Era en momentos como ese que maldecía a Ginny y a aquel hombre por despertar un estrés sexual innecesario en su vida. Sin embargo debía reconocer que la pelirroja siempre lucía bastante relajada después de sus encuentros, por lo cual tuvo que morderse la lengua con respecto a los insignificantes detalles cuando recordó cómo se sentía estar de ese lado de la línea. Y entonces (muy a su pesar) reconoció que el no tener a Viktor en su vida le daba demasiado tiempo de ocio como para haberse convertido en una acosadora que esperaba casi impaciente que aquel hombre pasara por la banqueta de enfrente para poder echarle un vistazo.

El hombre dio vuelta a la cuadra y entonces Hermione terminó de secar los platos.

Se sentía patética por fantasear con un hombre que ni siquiera conocía; aunque por lo que podía observar desde el segundo piso en que se encontraba su apartamento el hombre era un bombón.

¿Un bombón? se reprendió mentalmente pensando en que definitivamente su vida sexual se estaba convirtiendo en un patético capitulo en el libro de su vida. ¿Cómo podía estar pensando semejantes estupideces?, no era como si hacía mucho tiempo que no lo hacía, es decir… llevaba unos…

Mentalmente calculó el tiempo que llevaba sin jugar en las grandes ligas, y entonces sintió que le faltaba un poco el aire. Ya habían pasado casi tres años… ¡Con toda la razón del mundo se estaba convirtiendo en la clase de chica que observaba a un tipo desconocido y fantaseaba con él! ¡A estas alturas tal vez podía comenzar a considerarse como una virgen nuevamente!. Sin embargo, la sola idea de estar nuevamente en una relación le hizo dar marcha atrás a sus pensamientos. No quería estar atada a un hombre nuevamente: el ser agente libre le abría un mundo de posibilidades profesionales que nunca antes había considerado, y no pensaba cambiar eso por ningún motivo. A partir de que decidió terminar con Viktor había podido aceptar ese puesto en el Departamento de Relaciones Internacionales que a ultimas fechas le había permitido recorrer el mundo a sus anchas.

Con un bufido dejó el trapo de secado y observó hacia la casa vacía. ¿Quién necesitaba a un hombre para desestrés sexual? Durante muchos años había sobrevivido por sí misma como para ponerse a sufrir con insignificancias así.

Se dirigió hacia su habitación y se preparó para un baño relajante. Enfundada en únicamente su albornoz, la castaña entró al baño y abrió la llave para llenar la tina, encendió el Ipod y dio play a la canción cream de prince (si de verdad iba a hacerlo, tenía que hacerlo como se debe).

Mientras esperaba a que la tina se llenara se soltó el cabello y se retiró la bata de baño; tomó los aceites y casi como si se tratara de un ritual sagrado vertió un poco de su contenido en el agua. El aroma le hizo cosquillas en la nariz, por lo cual se sintió bastante relajada. Cerró la llave y se introdujo en la tina.

El agua caliente le daba una sensación bastante agradable mientras la voz de Prince continuaba sonando en el fondo.

Entonces la imagen vino a su mente como por arte de magia. Ahí estaba el chico pelirrojo de sudadera azul…

Lentamente Hermione comenzó a estimularte disfrutando de la imagen mental… ¿Era algo normal que recordara con tanta precisión la forma en que la sudadera se le pegaba al cuerpo dejando bien definidos cada uno de los músculos de su pecho y su abdomen?

Suspiró bastante inspirada. La sensación era gloriosa.

—¡Hermione, perdí el trans…!—gritó Ginny entrando al baño de improviso, pero se abstuvo de continuar ante la imagen que tenía enfrente.

—¡No es lo que parece!—gritó Hermione instintivamente y entonces una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de la pelirroja.

—Oh, si Granger… ¡Eres una sucia!—dijo la pelirroja con un tono que se podía considerar tanto una celebración como una burla.

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—No sé cual es tu maldita maña de no tocar las puertas—refunfuñaba Hermione mientras caminaba con su albornoz puesto hacia la barra de la cocina.

—Hey, si hubiese estado la puerta con seguro te juro que no entro—dijo Ginny aun riendo.

—¿Qué no se supone que deberías ya estar en Rusia?—preguntó la castaña enfurruñada.

—Bueno, como te decía en el baño antes de que…—hizo una pausa y alzó las cejas significativamente—mi translador me dejó. Y la verdad es que no fue mi culpa, la hora de mis boletos estaba mal—Hermione bufó acomodándose la bata—Entonces…—continuó la pelirroja—¿Quién es el afortunado?

Hermione dio un brinco ante la pregunta y su rostro se coloreó levemente de rojo.

—N-no era nadie—respondió con nerviosismo, pero la mirada que le dedicó Ginny le dijo que no la iba a dejar en paz hasta conseguir su objetivo—de acuerdo—dijo derrotada—es un chico de sudadera azul que todas las mañana corre por nuestra cuadra…

—¡Que bien guardado te lo tenias traviesa!—le picó Ginny juguetonamente.

—¡No es mi culpa que su maldita sudadera se adhiera tanto a su cuerpo!—explicó la castaña mortificada—además fuiste tú la que metió toda esa basura de la falta de sexo en mi cabeza… ¡Yo estaba bien antes de que tú te entrometieras!

—Bueno, en primera: tu paranoia me estaba volviendo loca—reconoció Ginny—y en segunda: no es culpa mía que tengas una mente tan perversa…

—Cállate Ginny—dijo la castaña sintiéndose avergonzada.

—El pobre vecino, seguramente ni se imagina que esta siendo utilizado—se burló la pelirroja.

—¿Cómo sabes que es nuestro vecino?—preguntó Hermione alarmada.

—Bueno, no lo sé, pero supongo que debe ser así para que corra por aquí todos los días…—Hermione se sintió inmediatamente estúpida por no haber llegado a esa conclusión.

—Pobre hombre…—susurró sintiéndose realmente mal.

—No seas tonta, todo el mundo lo hace—dijo Ginny divertida—solo que tú tienes más potencial como para conformarte con juegos manuales—enfatizó—¿Qué edad tienes? ¿Trece?

La castaña bufó nuevamente. Definitivamente Ginny disfrutaba torturándola.

—Bueno, no es como si estuviera buscando una relación en este momento—se defendió.

—¿Quién está hablando de una relación?—dijo Ginny como si fuera la cosa más absurda del mundo—Hablo de tener sexo, sólo sexo—Hermione la miró sorprendida.

—¿Cómo puedes solo tener sexo con alguien?—enfatizó un poco escandalizada.

—Bueno, algunos chicos son solo para eso—dijo Ginny sin tapujos.

—¿Cómo todos los que nos visitan durante los fines de semana?

—Exactamente—reconoció sin pizca de remordimiento—deberías intentarlo…

—Bueno, yo opino que para estar con alguien es mejor tener sentimientos por esa persona…

—Pero tu misma reconociste que no quieres una relación—señaló Ginny con una sonrisa triunfal—además, niégame que te la estabas pasando genial en esa bañera—le retó la pelirroja provocando que los colores se le subieran al rostro—esos sentimientos Hermione, eran todos los dioses en los que la gente cree hablándole directamente a tu cuerpo…

Hermione tuvo que reconocer que había extrañado sentirse de esa manera, pero definitivamente no creía que la solución de Ginny fuera la respuesta.

—Mira, sólo date una oportunidad—dijo Ginny sacándola de sus cavilaciones—si te sientes tan mal por querer hacerlo con un extraño, ¿Por qué no lo haces con ese tipo del departamento de aurores que se desvive por ti?

—¿Cormac?—preguntó como si Ginny estuviera diciendo una locura.

—Ay, no me pongas esa cara que hace unos días reconociste que era un perfecto caballero y que además estaba muy guapo—le recordó la pelirroja intentando ponerla entre la espada y la pared.

—Y que era claro que era la clase de chico que solo buscaba sexo—agregó Hermione.

—¿Ves?—le señaló nuevamente la pelirroja—es la oportunidad perfecta—Hermione se mordió el labio inferior pensativa. La verdad era que durante un par de ocasiones antes ya había barajado la opción, pero eso era algo que ni bajo tortura reconocería. ¡Ella era de esa clase de personas que no debía pensar en esas cosas!

—Yo… no lo sé…—dijo dudativa.

—Solo se trata de sexo casual—le recalcó Ginny—Te juro que no te vas a arrepentir.

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Hermione llegó al trabajo mas tarde de lo común debido al incidente que había tenido con Ginny, por lo que caminaba apresurada hacia su oficina. Durante veinte minutos la pelirroja se había encargado de ponerla al día sobre algunas técnicas para una cita casual con un prospecto de sexo casual. Iba tan distraída que no se dio cuenta que se había pasado de su oficina.

—Señorita Granger—le llamó su secretaria haciéndola detenerse en seco y dar media vuelta para regresar sobre sus pasos—debe haber confundido su agenda, porque no le toca ninguna cita sino hasta las once—observó la mujer mirándola extrañada.

—Supongo que si—concedió Hermione sonando un poco descolocada.

—Mañana ocupada ¿eh?—dijo la voz de Cormac Mclaggen llamando su atención. Inmediatamente sus manos comenzaron a sudar debido a los nervios.

Es sólo sexo—le recordó la voz de Ginny regresándola a la realidad.

—Un poco—respondió con un gesto que intentaba ser simpático, y que al parecer surtió el efecto deseado ya que el castaño respondió con una encantadora sonrisa. Hermione se sorprendió a sí misma pensando en lo sexy que era Cormac, pero inmediatamente se obligó a continuar con el programa—¿Te ejercitas a menudo?—preguntó según las instrucciones de Ginny. Por la expresión en el rostro del hombre, lo había agarrado completamente desprevenido.

—E-eh… si, yo…—balbuceó algo sorprendido.

—Se nota—aseguró con una sonrisa que rogaba internamente porque luciera coqueta, porque internamente se estaba muriendo de vergüenza. La enorme sonrisa que se dibujó en el rostro del chico le hizo saber que aquella basura estaba funcionando completamente. Ginny debería escribir un libro pensó sorprendida por los resultados. A ella normalmente le llevaba meses de platicas con un hombre antes de tomar la confianza para tener una cita.

Esta NO es una cita—le reprimió la voz de Ginny disparándose tan pronto pensó en la palabra prohibida.

—¿Quieres ir a tomar algo un día de estos?—preguntó Cormac sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Me encantaría—respondió Hermione con el corazón latiéndole de emoción.

—Ehm... ¿Tienes algo que hacer esta noche?—le consultó nuevamente en lo que a Hermione se le apetecía como una pregunta sugerente.

—No—respondió con total naturalidad, aunque en realidad tuviese el estómago encogido.

—Entonces creo que es una cita—confirmó Cormac son una sonrisa juguetona, y después se inclinó para besar la mejilla de Hermione. Cuando el castaño caminaba por el pasillo en sentido contrario a donde ella se encontraba pensó en lo perdida que estaba su conciencia en estos días.

—¿Usted y Cormac Mclaggen tienen una cita?—preguntó la secretaria haciendo a Hermione notar su presencia nuevamente, y por la expresión de estupefacción en el rostro de la mujer Hermione supo que de alguna manera debía estar tocado fondo.

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—¡Bienvenida de nuevo al juego!—le felicitó Ginny mientras cenaban en un restaurante árabe cercano a su casa.

—Bueno, debo admitir que tus tácticas son bastante efectivas—confesó Hermione antes de beber un sorbo de vaso de refresco.

—Que te puedo decir, soy una campeona—dijo la pelirroja con humor mientras se encogía los hombros, por lo que Hermione no supo decir con certeza si hablaba en serio o si bromeaba al respecto.

—Ahora lo único que me preocupa es qué tan fuera de forma estoy—Ginny sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Hermione, toda mujer tiene el instinto para eso—dijo con un tono tranquilizador—cuando el momento llegue sabrás que hacer—aseguró antes de que el mesero llegara a la mesa y les sirviera sus platos.

Durante la cena la pelirroja le dio algunos tips sobre que hacer después del sexo. La lista incluía cosas como:

1.- No le entregues tu número real.

—¡Pero el también trabaja en el ministerio!—replicó Hermione.

—Debes dejar las reglas claras—le dijo Ginny con firmeza—aun si vivieran en el mismo maldito edificio: si no le das tu número verdadero, entonces él sabe que aquello no fue nada en serio.

2.-Siempre mantenlo casual, no metas nada personal. Se trata exclusivamente de sexo casual.

—¿Y si me pregunta sobre mi trabajo?—le cuestionó Hermione.

—Invéntate alguna mentira

—¡Pero el conoce mi trabajo!—replicó la castaña.

—Bueno, eso no implica que no puedas mentirle…

3.- No se habla del sexo casual después de haber tenido sexo casual.

—¿Y si después de hacerlo él saca el tema a flote?—preguntó la castaña sintiéndose un poco nerviosa.

—Si para entonces no se ha quedado inconsciente, es que algo estas haciendo mal…

4.- Y la cuarta y más importante: esto se trata de sexo casual, no de una pijamada, así que por nada del mundo debes quedarte a dormir en su apartamento.

—¡Pero tú lo haces todo el tiempo!—se quejó la castaña.

—Corrección: ellos se quedan en mi apartamento—Hermione frunció el ceño sin comprender—es simple—explicó la pelirroja—ellos están en mi territorio, por lo que no hay sentimientos extraños de incomodidad involucrados. Es cuestión de dominio y supervivencia.

Hermione consultó su reloj y cayó en cuenta de la hora.

—Creo que ya debo ir a prepararme, Cormac y yo nos veremos a en…

—Hey, esto no es una cita, así que no tienes porque hacer ningún esfuerzo especial, simplemente quédate con lo que estás como si fueras a dar una vuelta por alguna plaza comercial con alguna amiga.

—¿Puedo al menos ir por un bolso más pequeño?

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Tal y como Ginny había predicho, Cormac la había llevado a un bar (no existe indicador mas infalible de claras intenciones sexuales que la visita a un bar); por lo que ahora se encontraban charlando de cosas sin sentido mientras él abría la puerta de su apartamento.

Como si los consejos de Ginny se trataran de un itinerario, cada punto había ido cumpliéndose paso a paso mientras la noche avanzaba, por lo que la castaña se sentía un poco a la expectativa de lo que iba a ocurrir a continuación.

Mientras observaba a Cormac parlotear sin darse cuenta de que ella pensaba en todo menos en las tonterías que decía, sintió un poco de remordimiento. A penas el castaño había abierto la boca para contar una de sus asombrosas anécdotas en el departamento de aurores ella había sendito ganas de ponerse de pie y largarse del bar; sin embargo su objetivo principal la había mantenido atada a su silla durante el tiempo que hicieron en el lugar, y el accidente con aquella manguera de agua en la barra que lo obligó a retirarse la camisa para secarla, mostrando sus perfectos abdominales (anexando incluso el beso que él le había robado mientras bailaban), habían sido factores decisivos para que ahora se encontrara donde se encontraba. Había que admitir que para hacerle falta bastante materia gris, el hombre besaba de maravilla.

—¿Te sientes cómoda?—preguntó el castaño llamando finalmente su atención. Fue entonces cuando notó que ya no traía camisa. ¿Era posible que un hombre se viera tan enfermamente sexy?

El pelirrojo de la sudadera azul tal vez fuera un adonis sin ropa—dijo un pensamiento traicionero que desechó tan pronto como sus labios y los de Cormac se unieron en un apasionado beso.

Definitivamente el sexo era eso que hacía al mundo girar en una perfecta armonía.

—Ok, ¡Oficialmente acabo de tener sexo casual!—pensó Hermione emocionada mientras Cormac yacía dormido justo a su lado. Con una amplia sonrisa miró hacia el castaño— y al parecer no estoy tan fuera de forma como pensaba…—celebró mirando al exhausto hombre respirar profundamente mientras disfrutaba ahora en los brazos de Morfeo.

Bien Hermione, es hora de salir de aquí—dijo la voz de Ginny regresándola a la realidad.

Con mucho cuidado se zafó del abrazo del hombre y se deslizó fuera de la cama.

Creo que le voy a dejar una nota—pensó mientras se vestía, ya que comenzaba a sentir un poco de remordimiento por haberlo utilizado de esa manera.

¡No, siquiera lo pienses, olvídate de la nota y lárgate!—le ordenó la voz de Ginny matando sus intenciones.

La castaña recogió sus tacones y caminó descalza hacia la puerta. Antes de salir se giró para mirar una vez más hacia el castaño.

—Gracias—susurró bajito antes de abrir la puerta y salir de la habitación.

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Bueno, como podrán notar este fic es de una trama más ligera, así que espero les guste, porque yo estoy disfrutando muchísimo escribirlo.

Un saludo y espero leerle por aquí con todos los comentarios que tengan hacia la historia.

Me despido…

CIAO.