DISCLAIMER: Los personajes de Dragon Ball pertenecen a Akira Toriyama, solo los he tomado prestados un rato para hacer este fanfiction.

Notas de la autora:

En esta ocasión no ha existido más motivo para escribir esta historia, que sacar de mi cabeza a esta pareja que no me deja de dar vueltas en la cabeza, por estar imaginando nuevos y posibles puntos de encuentro para ellos.

Lo que pretendo hacer aquí es simple, voy a plasmar una serie de situaciones en las que estos dos pudieron convivir en la línea de tiempo que ya todos conocemos y relatar lo que pudo suceder en esas interacciones. Escribiré tantos capítulos, como pueda imaginar así que este podría terminar siendo un fic corto, o que se amplíe con el tiempo, eso se decidirá en un futuro.

Por el momento, espero que la historia les agrade. Saludos.

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

La noticia de la boda de Krilin fue una agradable sorpresa, por fin él cumpliría su sueño de casarse y formar una familia, por lo que en cuanto su amigo le comunicó las buenas nuevas, Bulma no dudo un segundo en ofrecerse para colaborar en todo cuanto pudiera para que tuviera el mejor evento posible, y a partir de ese momento, comenzó a ayudarlo con los preparativos. Todo iba saliendo bien, hasta el día en que Krilin la sorprendió con una extraña petición.

- ¿No se supone que los novios son quienes deben repartir todas las invitaciones? -cuestionó la mujer.

- Normalmente si, pero en este caso sería de mucha ayuda si te encargas de eso -exclamó su amigo- Quiero darle una sorpresa a 18

- Si no lo invitó fue por algo, ¿Has pensado que tal vez ella no quiere ver a su gemelo? -insistió considerando las pocas ganas que tenía de ir a un lugar tan apartado a buscar a un invitado que posiblemente ni siquiera asistiría a la ceremonia.

- Lo consideré -aceptó Krilin- Y creo que si no lo hizo fue porque en el fondo no desea recibir una negativa. Por eso, es que esta es la mejor manera, si tú le llevas la invitación y él no acepta, 18 jamás lo sabrá.

- ¿Y si decide venir y ella no lo quiere en la boda? -volvió a decir la peliazul tratando de hacer cambiar al guerrero de opinión.

- Si no quisiera verlo me lo habría dicho directamente, y hasta el momento eso no ha sucedido -reflexionó tras unos instantes.

Bulma suspiró resignada, eso se sacaba por andar jugando a planear bodas. Ya no le quedaba más remedio que cumplir con la petición del novio e ir en búsqueda del hermano gemelo de 18.

- Bien, lo haré. Dame la dirección -murmuró mientras su amigo le entregaba la invitación.

- Dentro están los datos del último lugar en el que supimos que 17 estaba trabajando -le indicó provocando que la peliazul le lanzara una mirada casi fulminante al saber que ni siquiera tenía información exacta del paradero del escurridizo invitado- En verdad te lo agradezco Bulma -añadió mientras la mujer abandonaba la habitación.

Después de consultar el mapa de navegación la mujer se dio cuenta que llegar a ese lugar le tomaría al menos cuatro horas y por un momento pensó en abandonar su misión, más al recordar la expresión de súplica de su amigo se deshizo de la idea, llamó a su madre y le pidió que cuidara a Trunks el resto del día, luego subió a su avión y lo piloteo a la mayor velocidad que le fue posible.

Unas horas después la mujer descendió de su nave. Aterrizó justo en medio de la reserva forestal en la que trabajaba el futuro cuñado de Krilin, y fue hasta ese momento en que reparó que no tenía ni una idea de cómo encontrarlo, ella no sabía sentir el ki, y tampoco había visto ninguna casa o algún lugar que pareciera el hogar de un guardabosque, así que al bajar del avión comenzó a caminar entre los árboles esperando ver algún camino o cualquier indicador que la llevara hasta el androide.

Momentos antes 17 percibió en el cielo una aeronave y siguió con su mirada su trayectoria, le pareció extraño que esta descendiera a unos cuantos metros de donde se encontraba. Curioso se aproximó a la zona, estaba seguro de que no se trataba de ningún cazador furtivo pues ellos no solían viajar en aviones, sino que se desplazaban por tierra, por lo que se preguntaba sobre los misteriosos pasajeros de la nave. Pronto sus ojos distinguieron una figura femenina bajar del vehículo y comenzar a mirar a su alrededor como si pareciera confundida. Creyendo que se trataba solamente de una persona perdida decidió divertirse observándola a distancia.

La científica avanzó por lo que parecía un sendero y luego se dio la vuelta al darse cuenta que ese camino no llevaba a ningún lado, siguió recorriendo el bosque e internándose más en el, para cuando se dio por vencida en su búsqueda y quiso regresar sobre sus pasos se dio cuenta que no sabía qué dirección tomar.

17 miró la expresión de la mujer al notar que estaba caminando en círculos, y le pareció que el fuego que emanaban sus ojos celestes solo aumentaban su atractivo, pues desde el instante en que comenzó a observarla pudo notar la belleza de su visitante. Habría permanecido únicamente como un silencioso espectador de no ser porque la mujer comenzó a avanzar hacia el área donde residían las manadas de lobos, y aunque no le sería difícil rescatarla de una situación peligrosa, era mejor evitar que se acercara ahí, por lo que comenzó a aproximarse.

- ¡Ah! -gritó la peliazul espantada al escuchar el crujir de unas hojas tras de ella.

- Esta no es una zona segura -exclamó una voz varonil al tiempo que su dueño se aparecía frente a ella.

Bulma observó detenidamente al recién aparecido, era un joven atractivo, de cabello azabache y ojos felinos, altivo y con una expresión de frialdad en la mirada que ella reconocería donde fuera.

- Tú debes de ser 17 -exclamó haciendo que el pelinegro la mirara inquisitivamente- Yo soy Bulma, una amiga de 18.

- Mi hermana no tiene amigos -respondió extrañado al escuchar la afirmación de la mujer.

- Bueno, en realidad solo soy amiga de Krilin, su novio -admitió ella nerviosa por la forma en que la miraban esos intimidantes ojos azules.

- ¿Él es su novio? -dijo el androide riendo al imaginarse a su gemela saliendo con aquel bajito calvo que ella decía detestar.

- Oye, no te burles -lo reprendió la mujer- Él es un buen chico y van a casarse.

El joven lanzó una risa aún más sonora que la anterior, ante la mirada fúrica de la peliazul, quien por fin comprendía porque Krilin la había enviado a ella en lugar de ir personalmente a buscar a su futuro cuñado.

- Toma -soltó molesta al ver que el androide seguía manteniendo una expresión burlona en el rostro- Solo vine a traerte tu invitación, la boda se celebrará en un mes por si te interesa asistir.

Sin esperar respuesta la peliazul se dio la vuelta y comenzó a caminar en la primera dirección que se le ocurrió. Había avanzado unos pocos metros cuando recordó que no tenía ni la más remota idea de que ruta tomar para llegar a su aeronave, por lo que se volvió hacia el lugar donde encontró a 17 pero él ya no estaba.

- Maldita sea -murmuró bajito, pero aun así alguien le respondió.

- El avión esta hacia el otro lado -dijo el pelinegro apareciendo de pronto frente a ella.

- ¿Acaso quieres matarme del susto? -le reclamó llevándose una mano al pecho- ¡No te aparezcas de la nada tonto!.

Él sonrió divertido, por los bruscos cambios de humor de la mujer, apenas un segundo antes parecía que iba a desmayarse, y luego le gritaba sin un ápice de vergüenza.

- ¿Qué tanto estás mirándome?... ¿Vas a ayudarme a encontrar mi avión o no? -preguntó mientras colocaba sus manos en la cintura y lo miraba fijamente.

La pose desafiante de la mujer le pareció encantadora, si otra persona le hubiera dicho eso, se habría dado la vuelta para largarse sin más, o al menos le habría dado un buen escarmiento por atreverse a hablarle de esa forma, pero por alguna razón no hizo ninguna de esas cosas. Aun así, quiso asustarla un poco por ser tan atrevida, por lo que se acercó a ella mirándola como un cazador mira a su presa antes de darle el disparo final.

Bulma sintió un nudo en el estómago al advertir que la cercanía entre ellos se hacía cada vez menor, y se reprochó mentalmente su comportamiento, se había olvidado que 17 estaba programado para matar y ahora se cuestionaba si no había cruzado la línea que dividía la vida de la muerte.

El androide vio el esfuerzo que ella hacía por mantenerse impasible, pero con su fina audición podía percibir el latido apresurado del corazón de la peliazul. Sin siquiera avisarle, la tomó de la cintura y emprendió el vuelo en dirección al avión. 17 sonrió para sus adentros cuando escuchó el suspiro de alivio de la mujer al comprender que no la dañaría. Solo por mantener el contacto con ella un poco más, el androide voló lento y dio algunas vueltas innecesarias haciendo el trayecto a la nave más largo de lo que debía ser.

- Gracias -dijo cuando descendieron frente al avión.

- Cuanta sinceridad -respondió el joven advirtiendo el sarcasmo en su voz.

Bulma miró a 17 sin poder adivinar si le estaba haciendo un reclamo, o si solo jugaba con ella.

- Agradezco mucho tu ayuda, y espero que puedas asistir a la boda -respondió lo más sinceramente que le fue posible.

- ¿Estarás ahí? -la cuestionó el joven mientras apartaba lentamente sus manos de la cintura de la mujer.

- Si, no me perdería ese evento por nada.

- Bien, por cierto, no necesito esto.

- ¿No piensas llevar a alguien? -exclamó al ver la invitación extra que él puso en su mano.

- Es por eso que te lo estoy dando -respondió sin inmutarse- Iré contigo.

- Ya tengo acompañante -respondió algo nerviosa por la mirada felina que él le lanzó al decir la última frase.

- Entonces iré solo -dijo alzándose de hombros- Nos veremos en la boda Bulma.

Dijo antes de emprender el vuelo sin volver la vista atrás. Completamente aturdida por lo que acababa de suceder, la peliazul abordó su avión y mientras sobrevolaba la isla, sonrió ante la idea de que 17 no resultó ser como ella creía, y que su leve coqueteo no le había disgustado en lo más mínimo.