Stalker

Capítulo 1

Izuku, como cada sábado, se encuentra en el bar que suele frecuentar el rubio. Sentado en un taburete de madera, con una cerveza que no ha tocado en más de una hora, ve fijamente el espejo que está sobre la vitrina de las bebidas. Con sus codos sobre la barra y su barbilla descansando sobre las palmas de sus manos, observa el reflejo de una de las mesas del fondo, donde un grupo de chicos parece celebrar algo importante.

Unos instantes después, llega el rubio. Por fin.

Izuku se alivia al verlo. Ese día en específico le habían asignado patrullar unas calles peligrosas y seguro había tardado más tiempo del necesario dejar todo en orden. Aun así, hasta verlo con sus propios ojos, siempre tenía miedo que le pasara algo.

Está estrenando su abrigo negro y se ve mas guapo que de costumbre. Una bufanda roja, del mismo color que sus ojos, adorna su largo cuello y lleva unos guantes negros de piel que cubren sus delgadas manos. Se quita el abrigo y guantes en cuanto entra y, como siempre, lleva el pantalón ajustado y camisa negra de todos los días. Midoriya sabe que atrae las miradas de algunas chicas y chicos y no puede evitar que los celos aparezcan de nuevo.

Es parte de estar enamorado de un hombre como él, se dice sin éxito.

Izuku cae en la cuenta de que se ha quedado mirándolo durante bastante tiempo y baja la mirada rápidamente. Aunque es difícil que alguien lo reconozca siendo que ha teñido su cabello de negro, usa pupilentes marrones y ha escondido sus características pecas con un poco de maquillaje, nunca podía ser demasiado precavido. Sobre todo con el rubio.

Acomoda sus lentes nervioso y se calma un poco al saber que el chico no ha reparado en su presencia.

Bakugou se sienta en la mesa de en medio y comienza a platicar seguramente sobre su día. Sus amigos ríen de vez en cuando e Izuku siempre se sorprende de que aquel chico, siempre listo para explotar a la mínima insinuación, ahora pueda ser el centro de atención y platicar como una persona normal. Quizá el hecho de ser el número 1, puesto que duda alguien pueda arrebatarle, hizo que el carisma que tenía escondido brotara como espuma. Cómo le gustaría estar en ese momento a su lado.

Izuku sigue observando aquella reunión desde el mismo espejo, hasta que el rubio se disculpa y, sin más, se dirige a la barra. Midoriya quiere entrar en pánico porque el héroe nunca pide las bebidas, sino Kaminari. Sin embargo, ahí estaba, acercándose peligrosamente hacia él.

Izuku intenta mantener la calma y toma su cerveza que en ese momento está caliente y asquerosa y la mantiene entre sus manos. Con la cabeza baja, intenta relajarse y espera a que el rubio lo ignorara, como siempre.

-¡Ey!- gritó Bakugou mientras se posiciona al lado de Midoriya. Izuku piensa que se dirige a él pero no quiere voltear a comprobarlo. Siente sus manos apretar fuertemente la botella y su garganta seca. No quiere que el rubio sepa que está ahí.

-Dios, que me ignore. Que me ignore- reza Izuku en su cabeza, esperando un milagro

-¿Si? – al final contesta el barman e Izuku siente cómo su corazón vuelve a latir.

Bakugou pide una botella costosa y dice que él la llevará hasta la mesa, por seguridad.

-Claro, seguridad por si el loco de Izuku anda escondido por ahí y quiere hacerte daño.-piensa el ojiverde, un poco molesto. Porque primero moriría antes de lastimar a alguien a quien ama tanto.

El rubio se queda unos segundos de más, con la botella en la mano. Midoriya piensa que es extraño pero el chico regresa y hay un grito general en esa mesa al ver la botella que ha llevado, así que lo deja pasar y regresa a observarlos desde la segura distancia.

Terminan a la 1 am, puesto que los héroes no pueden tener resaca en un trabajo y seguramente muchos todavía deben trabajar desde la mañana. En cuanto todos los héroes salen del bar, Izuku, con un remordimiento que le carcome el alma, va hacia su mesa y toma el vaso que ha tenido Bakugou toda la noche.

Izuku camina hacia el sanitario y una vez encerrado en aquel pequeño cubículo, lleva el vaso hacia su boca. Presiona levemente sus labios contra el frío cristal y se mentaliza a que en realidad sus labios tocan los del rubio. Se los imagina suaves y con un leve sabor a alcohol. Se deja sumir en aquella sensación, mientras delinea los ficticios labios del rubio con su lengua.

Una corriente eléctrica recorre su cuerpo al tomar las gotas del licor que sobraban en el vaso. Siente que el chico está vinculado con él y que lo ama. Siente que el rubio entrelaza sus manos con las de él y le susurra todas las cosas que anhela escuchar.

Sin embargo, la sensación dura poco. Un hombre toca insistentemente la puerta e Izuku se levanta irritado, odiando a ese estúpido por arruinar su noche. Regresa a la barra, donde deposita el vaso sobre la mesa y al mesero le da, discretamente, una propina que lo mantenga callado.

El viento nocturno le pega en la cara y ajusta su abrigo para mantener el calor. Camina por las solitarias calles, todavía molesto por su interrupción y con el mismo remordimiento de siempre.

Recuerda lo que Uraraka le había dicho meses antes.

"Necesitas sacarlo de su sistema. Necesitas destruir todas tus anotaciones sobre él, tirar la caja con todo aquello que le has robado y, sobre todo, romper cada una de las fotos que le has sacado durante Dios sabe cuánto tiempo"

"Izuku, esto no es amor."

Izuku tenía sus comentarios sobre aquellas palabras, en verdad. Nadie podría amar a Bakugou como él lo hacía.

Está a punto de cerrar la puerta de su auto e irse a casa a sumirse en su maldita miseria. Sin embargo, sin previo aviso, siente que alguien detiene la puerta. Voltea rápidamente hacia la puerta y ahí está, Bakugou, mirándolo con esa repulsión de siempre.

-¿Te vas tan rápido, Izuku?


N/A: Una disculpa (como siempre) por las faltas de ortografía, todavía sigo sin beta.