Advertendia: Slash, en este capitulo no, pro lo habra mas adelante. Tom x Georg
Gracias a Jüls Kaulitz por ayudarme a escribirlo y a Ines por leerlo para ayudarme a mejorarlo.
La historia de momento se llama Untlited, en parte por la cancion de Simple Plan, en parte porque no se me ocurria como llamaralo. Se admiten sugerencias:P
Espero que os guste
Tom salió del coche dándole una patata a la puerta y arrastrándose, le dolía la cabeza ya que se había dado un fuerte golpe contra el volante
Tom salió del coche dándole una patata a la puerta y arrastrándose, le dolía la cabeza debido a que se había dado un fuerte golpe contra el volante. Sin saber como, se había salido de la carretera, y después de dar un par de vueltas de campana el movimiento paró, quedando bocabajo. A su alrededor todo estaba lleno de cristales y la carrocería estaba completamente destrozada. Se puso de pie como pudo y empezó a andar, rodeando el coche para llegar hasta su acompañante. Se movía lentamente, las piernas le temblaban y sentía una fuerte presión en el pecho. Tras dar unos cuantos pasos pudo ver a Georg, que yacía inconsciente dentro del coche. De su cabeza brotaba abundante sangre y pudo ver que tenía numerosos cortes en la cara y los brazos.
De repente el coche empezó a arder y las llamas se expandieron muy rápido, desde la parte trasera del coche, donde habían aparecido, hasta los asientos delanteros. Tom corrió y se lanzó hacia su amigo para ayudarle. El de rastas fue muy rápido pero el castaño ya tenía gran parte de su cuerpo y de su cara quemados. Tom sostenía el cuerpo de Georg, intentando alejarlo del coche cuando el vehiculo explotó, haciéndoles caer. Tom intentó levantarse pero perdió el conocimiento quedando tirado en el suelo junto a Georg, abrazándolo.
Un rato después, aproximadamente diez minutos, llegó una ambulancia al lugar del accidente. Los médicos se llevaron rápidamente a Georg, que estaba herido de gravedad y tenía importantes quemaduras. Y poco después se llevaron a Tom, que aunque menos grave, también necesitaba ser hospitalizado.
Cuando el de las rastas empezó a recuperar la consciencia no sabía donde estaba. Permanecía con los ojos cerrados y podía oír los pitidos de alguna maquina, pero lo que le hizo abrir los ojos fue el no sentir a Georg junto a él. Las imágenes del accidente volvieron a su cabeza y un gran temor invadió su cuerpo.
Al abrir los ojos confirmó sus sospechas, estaba en un hospital y estaba solo en la habitación. Intentó moverse pero le dolía todo el cuerpo y la maquina que había oído pitar antes, ahora lo hacia más fuerte. Enseguida la puerta de su habitación se abrió y su hermano entro seguido de una enfermera. Cuando le miró pudo ver que su hermano tenía los ojos hinchados, como si hubiera estado llorando, pero ahora su cara mostraba una gran sonrisa de alivio.
- Tomi ¡Estas bien! – Exclamó Bill en voz baja mientras cogía la mano extendida de Tom y entrelazaba los dedos.
Tom solo pudo murmurar el nombre de su hermano y apretar la mano. Después de respirar hondo un par de veces hizo la pregunta que deseaba hacer desde que había abierto los ojos:
-¿Cómo está Georg? – su tono de voz fue bajo y quebrado.
Bill sonrió de medio lado y le acaricio la cara tiernamente mientras le decía – Está en la Unidad de Cuidados Intensivos, tiene muchos cortes y quemaduras por todo el cuerpo. Está bastante mal. Los médicos dicen que tardara más de un mes en salir del hospital.
Tom miró a su hermano con preocupación y angustia y este simplemente le devolvió la mirada y le abrazó. El moreno sabía que aunque se pelearan a menudo Tom y Georg eran muy buenos amigos, también sabía que era Tom el que conducía el coche por lo que debía de sentirse muy culpable.
Entonces entró el medico y le pidió a Bill que se fuera de la habitación, tenían que hacer un reconocimiento a su hermano. Tom se negó a soltar la mano de su hermano y le miro pidiéndole que no se fuera, pero la enfermera insistió y el moreno tuvo que irse de la habitación.
Cuatro años después
Bill, Tom y Gustav salían de un restaurante italiano. En el que se encontraban siempre que quedaban. Georg nunca había venido a las reuniones.
Después del accidente, el grupo se había disuelto. Gustav enseguida se unió a una banda de Hard Rock y Bill y Tom habían montado una promotora en la que trabajaban con nuevos artistas ayudándoles y produciendo sus maquetas. Sin embargo Georg se había alejado completamente de ese mundillo. Después de salir del hospital, en el cual estuvo ingresado casi dos meses, se compró una piso en un barrio residencial de Berlín y había retomado sus estudios.
Durante esa ultima comida juntos Bill y Tom le habían propuesto a Gustav volver a montar el grupo. Aunque amaban su trabajo como productores ambos echaban de menos subirse a un escenario y, sobre todo, los buenos momentos que habían pasado los cuatro juntos. El baterista acepto al instante, puesto que el también echaba mucho de menos tocar con sus amigos. Ahora solo faltaba hablar con Georg, aunque sabían que el no sería tan fácil de convencer.
Los tres quedaron dos días después para ir a casa del bajista y hablar con él. Gustav era el encargado de llamarle y avisarle de la visita. Aunque lo gemelos sabían que el rubio no le diría que ellos iban a ir porque el castaño les rehuía, sin embargo, el rubio quedaba regularmente con el baterista.
Pasaron los dos días y un lunes a las 5 de la tarde estaban los tres en la puerta de la casa de su amigo. Fue Gustav quien llamo al timbre y Georg abrió la puerta rápidamente. Cuando el castaño les vio se quedo mirando a Bill, paso la mirada ligeramente por Tom y dio un abrazo a Gustav y les invito a pasar.
Bill y Tom no pudieron evitar detenerse en las cicatrices que el bajista tenía en la cara. Las marcas de las quemaduras ocupaban casi la mitad de su cara. Georg que seguía llevando el pelo largo pero ya no lo llevaba liso sino con su rizado natural e intentaba cubrir con el las marcas. Y en sus brazos se veían algunas cicatrices de cortes curados.
Cuando entraron en la casa, el castaño les dirigió a un pequeño salón, el cual había una amplio sofá, una gran televisión y una mesa llena de libros y folios y tres sillas que rodeaban la mesa. En las estanterías había cientos de CDs y una potente cadena de música con altavoces y amplificadores alrededor de la habitación. Las paredes estaban pintadas en beige y marrón claro, pero no había ni cuadros ni fotos. Georg les indicó con un gesto que se sentaran en las sillas y el salió del cuarto para entrar momentos después con una banqueta en la mano.
- ¿Queréis beber o comer algo? – Preguntó el castaño empezando a andar de nuevo hacia la puerta.
- No gracias- dijo Tom, que se sentía descolocado y fuera de lugar. Cada vez que el castaño entraba en la habitación no podía evitar mirar las marcas y sentir culpabilidad. Sabia que si el grupo se había deshecho era por eso. Después del accidente y el fatal resultado para Georg, este no quiso volver a están en la vida publica.
- Yo tomare un Coca Cola – pidió Bill.
- Yo te ayudaré, quiero ver si tienes de esa deliciosa tarta que haces- Dijo el rubio que se levantó rápidamente y siguió al castaño.
Bill y Tom se quedaron solos en el salón y se miraron. Ambos se sentían incómodos. Hacía cuatro años que no se reunían con Georg y el chico que se había mostrado hace unos instantes ante ellos no se parecía mucho al alegre que había conocido una vez.
- Ya sabíamos que Georg estaría más apático de lo que solía ser. No te preocupes, ya verás como acepta y todo volverá a ser como antes.- Animó Bill y su gemelo.
- Eso espero.- Dijo el guitarrista desanimado.
Por otra parte Gustav y Georg también hablaban en la cocina.
-¿Por qué no me dijiste que iban a venir?- Pregunto el castaño con rencor.
- Porque si te lo hubiera dicho habrías puesto cualquier excusa para que no vivieran, como has hecho los últimos cuatro años. – Respondió el rubio mientras buscaba algo en la nevera.
- Pues si lo he hecho habrá sido por algo, ¿no? – contestó Georg empezando a enfadarse.
- Me da igual por que lo hagas, ellos están aquí para proponerte algo. Si no quieres aceptarlo vale, pero solo están intentando que todo vuelva a ser como antes. ¿Es qué no entiendes que yo también quiero que todo vuelva a ser como antes?- Respondió con gran emoción.
- Yo también quiero que todo sea como antes, pero no puedo… no puedo quitarme estas cicatrices de la cara y no puedo borrar todos los recuerdos de los últimos momentos con él. – Casi lloró el castaño.
Gustav abrazo a su amigo, sabia que había algo que nunca le había contado. Algo que le estaba haciendo mucho daño. Algo que no eran las cicatrices o quemaduras.
Gracias por leer
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