Aclaraciones: Los personajes no me pertenecen, son obra de la fabulosa JK Rowling, yo solo juego un poco con ellos. Algunas cosas están inspiradas en la saga, Inmortals After Dark de Kresley Cole.

Advertencias: Lenguaje vulgar, probablemente algo de Ooc, (aunque trataré de ser fiel a la personalidad de cada personaje), tensión sexual y un hurón sexy que viene a arruinarlo todo(?)

Summary: Harry y Ron empiezan a creer que algo anda mal con su mejor amiga. Actúa raro, no la ven ya casi en el comedor, ha empezado a cubrir su cuerpo con más prendas durante el día y ahora tiene una extraña alergia al sol. Ambos tienen la ligera sospecha de que algo sucedió durante las cortas vacaciones de Navidad.

Hermione siempre tiene la misma pesadilla, despierta envuelta en oscuridad, sintiendo el frío tacto de un desconocido, pero solo recuerda sus pulmones llenos de agua y un líquido carmesí calentar su garganta.

Adrik, un antiguo y poderoso guerrero vampiro perdió lo más importante de su vida el día que le arrebataron a su novia, la mujer que el destino había elegido para él.

Con una sed de venganza, Adrik busca la forma de traerla de vuelta, sin imaginar que después de tres largos siglos finalmente ella volvería a él, convertida en la tierna mortal, Hermione Granger.

Ahora lo único que queda en su lista es acabar con el mago que le quitó la vida a su novia, el despiadado Cornelius Malfoy...aunque ahora luce más joven de cómo lo recordaba.

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Dos veces ella

By: Allie-Laufeyson

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Prólogo

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Baile de cumpleaños del Conde Henry Wentworth, Inglaterra.

Abril de 1721.

—Hedeon, este lugar es una mierda. Maldijo por cuarta vez. —Si esa molesta mujer se vuelve a acercar a mí, juro que le retorceré el cuello. Siseó. Detestaba a la Condesa Wentworth, se había vuelto un dolor de cabeza desde que llegó. No le había quitado los ojos de encima y lo veía de forma lasciva. Habían rumores de la reputación de la mujer de Henry Wentworth. Por lo visto, su esposa tiene una larga lista de amantes, más de la mitad eran quince años más joven que esa señora.

Si tan solo ella supiera lo qué él era en realidad, estaría echando el grito al cielo y huyendo despavorida.

La risa de su hermano menor lo sacó de sus pensamientos homicidas.

Adrik, no podemos dejar que hagas una escena, padre nos cortará la cabeza. Susurró y lo miró con gesto divertido. ¿Por qué no vas a bailar con alguna muchacha? Y si una llama tu atención podrías, ya sabes, "morderla" un poco.

Ninguna de estas hijitas de papá me interesan, todas son poco cerebro y más sonrisitas falsas. Tendría que estar muriéndome de hambre como para querer clavarle los colmillos a una de esas ramerillas.

Tienes razón. Algunas veces olvido que tienes el libido de una rata muerta. —Dijo. Adrik bufó y le lanzó unos cuántos insultos en ruso antes de alejarse. Tantos humanos reunidos le daban náuseas, pero estaba ahí para completar su misión. El Consejo de Ancianos había revelado en el Tribunal Supremo de Cruor que han estado mancillando la pureza de la sangre al convertir humanos en vampiros defectuosos que amenazaban con revelar su identidad al mundo. Varios de estos vampiros convertidos no completaban su fase final y terminaban mutando en repulsivas criaturas hematófagas que atacaban humanos a diestra y siniestra. No tenían consciencia de sus actos y mataban como una necesidad básica. Tal y como vulgares animales salvajes, muy a diferencia de un vampiro nacido.

Ellos llamaban a estas abominaciones, "Los Quirópteros".

No es que a ellos les interesara mucho el bienestar de los mortales, pero estaba estrictamente prohibido para cualquier criatura mágica mostrarse ante un humano, de hacerlo se castigaba con la muerte.

Y él estaba ahí, jodido, tratando de buscar al imbécil que andaba creando esas cosas.

Su última pista fue la masacre a la familia Hampton, una de las más ricas de Inglaterra. Él había visto el escenario, los esposos descansaban en un charco de sangre con los miembros mutilados, una de las hijas fue decapitada, el menor, un niño de apenas siete años fue encontrado con el vientre abierto.

No había testigos del incidente, ni siquiera se les pudo preguntar a la servidumbre porque, bueno, estaban igual de muertos que los dueños.

Los Quirópteros sí que se habían dado un gran festín.

Adrik miraba con cierto recelo a todos los invitados, tratando de rastrear algún olor que delatara la presencia de un ser sobrenatural, pero no había nada fuera de lo común.

Vio a los lejos a su hermano bailando con una rubia de grandes pechos. Rodó los ojos, sabía que Hedeon no podía evitar seducir a mujeres hermosas. «Genial, mi hermano se folla todo lo que tenga coño».

Ignorando las miradas poco discretas que le tiraban las jóvenes solteras, decidió que le vendría bien un poco de aire, no quería tener que seguir escuchando sus cuchicheos, en los que admiraban su porte y comentaban todas las obscenidades que harían con él.

Apretó los dientes y tomó una copa de vino de uno de los mayordomos, dirigiéndose a paso elegante al jardín de la residencia.

Él vio el líquido con aburrimiento. Tan parecido a la sangre, pero tan asqueroso como cualquiera de los aperitivos que ofrecían en esa fiesta. Maldijo su suerte.

Se pellizcó el puente de la nariz, manipulando no muy suave el hueso. Aún su tabique estaba sanando de la pelea que tuvo con un maldito demonio. Él había terminado con la nariz rota, pero el otro terminó con un cuerno menos.

Aspiró profundamente, siendo bombardeado por miles de nuevos aromas, sin embargo, uno de ellos destacó.

Olía magnífico, era dulce, como chocolate.

Su garganta se secó de repente, sintió leves mareos y un estruendoso sonido que provenía de…¿él?

Dioses, sí, su muerto corazón estaba empezando a latir nuevamente, habían pasado siglos desde que dejó de funcionar, ahora bombeaba sangre tan deprisa que por un momento creyó que todos los presentes podrían oírlo.

Algo dentro de él rugió, su instinto le dijo: —¡Novia!

Esa hermosa criatura debía estar cerca, la mujer que lo trajo a la vida, la que el destino había elegido para él. Era su mujer.

Adrik se adentró en el gran salón, buscando a la fuente de tan exquisito perfume. Ningún aroma podía opacar el de su compañera.

Estaba tan metido siguiéndole el rastro que no se percató cuando una mano lo palmeó varias veces por detrás de la espalda. Con mala cara, se dio la vuelta y su frente se arrugó cuando delante de él se encontraba el mismo anfitrión del baile.

Ah, joven Belakov, es un placer tenerlo con nosotros. Saludó el hombre con una sonrisa tan estúpida que le recordaba a la de los demás estirados de la fiesta. Ya me estaba preguntando por qué aún no lo había visto. ¿Se está divirtiendo? Preguntó.

Con una paciencia que no poseía, Adrik respondió: —Sí, gracias, señor.

Tenía que despachar a ese sujeto, sino perdería el aroma de su novia.

—Me alegra mucho, pero lo veo algo ¿inquieto?

—Estaba buscando a mi hermano. —Mintió.

El hombre lo vio con gracia. —De seguro está cortejando a una jovencita, déjelo disfrutar y saboree todos los manjares que hay en esta noche.

Adrik no sabía si el hombre le estaba hablando en doble sentido, pero no le tomó mucha importancia.

—Discúlpeme, pero de verdad tengo que-…

—Oh, sí, sí, entiendo, perdón. —Se disculpó. —Solo quería presentarle a la hija de un buen amigo mío, quien nos acompaña en esta celebración.

El Conde alargó su mano y llamó la atención de una muchacha, que se abría paso entre los invitados y ahí fue donde la reconoció.

Ante él estaba la mujer del sensual perfume. Había visto muchas mujeres atractivas en su vida, pero ninguna como la delicada dama que le sonreía tímidamente. Tenía el cabello castaño en un refinado recogido, unos hermosos ojos marrones y su vestido…tenía un sutil escote que mostraba la suave piel de sus hombros y que haría babear a una manada de Lykaes en celo.

Mierda, era ella, su novia, una mortal.

Tragó saliva. Despejó todos sus pecaminosos pensamientos y tomó con delicadeza su mano para depositar un beso.

—Adrik Belakov, un gusto.

—Emmaline Novak, el placer es todo mío. —Dijo, regalándole la sonrisa más sincera de todo el lugar.

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Estaba perdiendo la paciencia, la tenían de un lado a otro.

Por Merlín, ¿cómo es que ella había aceptado semejante cosa?

Ya tenía suficiente con los medios y ahora tenía que asistir a una estúpida ceremonia en honor al trío de oro por haber luchado contra esos mortífagos locos que pretendían revivir a Voldemort.

Su mal humor incrementaba.

Le habían pedido de favor que asistiera como representante de los "héroes de guerra" a la fiesta que organizó el Ministerio días antes de Navidad.

Si solo sus mejores amigos estuvieran con ella, tal vez no se sentiría muy sola, lamentablemente Harry y Ron andaban en las mismas.

«De seguro a ellos les va igual o peor que a mí».

Si hubiera sabido que su vida se convertiría en esto, hubiera dejado a los mortífagos hacer lo suyo. Vale, tal vez no.

Se la había pasado toda la noche poniendo sonrisitas bobas, saludando a varios magos extranjeros y platicando de temas que en realidad a ella le importaban muy poco.

Extrañaba su casa, quería volver a ver sus padres, abrazar a su gato y pasar las vacaciones con ellos que tener que estar en este evento, que sinceramente no conocía casi a nadie.

Suspiró nuevamente.

Fue a la barra y pidió el trago más fuerte. Si iba a soportar esto, al menos lo haría con un poco de alcohol.

Se giró para ver a todos los presentes hablar de cualquier chorrada y levantó su copa en un gesto bastante gracioso, brindando silenciosamente por ellos.

Las horas pasaban y nadie parecía querer abandonar el lugar.

Una bruja empezó a dar un discurso de que estaban buscando lo mejor para toda la sociedad mágica y que querían acabar con los prejuicios hacia los magos mestizos e hijos de muggles.

Se acercó a uno de los camareros que llevaba una bandeja con canapés. El hombre levantó una ceja al ver la cantidad que se llevaba a la boca. Hermione frunció el ceño.

—¿Es un delito querer alimentarme? —Gruñó.

El hombre negó rápidamente y salió casi corriendo de ahí.

Debían ser más de las doce, estaba un poco exhausta, los pies la estaban matando y su largo vestido color champagne ya empezaba a fastidiarle.

¿Sería muy descortés si la invitada de honor se fuera sigilosamente de la fiesta? Nah.

Y con una sola cosa en mente, que el de huir de esa endemoniada reunión, se escabulló silenciosamente entre los invitados, cuando de pronto las luces empezaron a parpadear. Hermione levantó la vista hacia los costosos candelabros, viendo como se mecían levemente y después…simplemente oyó la primera explosión que desataría el infierno. Era hora de sacar la varita.

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N/A: Después de mucho, me decidí a volver a escribir y qué mejor forma que haciéndolo con un fic Dramione(?)

Este es el primero que hago y debo admitir que estoy un poco nerviosa. ¡Ojalá haya sido de su agrado!

Y como previamente aclaré, habrán partes de la historia que están inspirados en la saga: Inmortals After Dark de Kresley Cole. (Les juro, se los recomiendo muchísimo).

¡Pueden escribir en los reviews qué les pareció la historia o qué creen que podrá pasar más adelante! :)

¡Nos leemos hasta el próximo capítulo! :)

Pd: Perdonen si ven algún error de dedo, ¡prometo corregirlo pronto!