Era verano aún; la estación donde no solía llover todos los días en Londres.

Él se arreglaba frente al espejo. Tenía una sonrisa, pero, no era cualquier sonrisa. Era la sonrisa especial que solo ese día podía tener.
Dio unas pequeñas palmaditas a su traje de satín negro, elegante, desempolvándolo. No solía usarlo todos los días, pero claro, esta era una ocasión especial.

Se acercó una vez mas al espejo, comprobando que todo estaba en su lugar. Parpadeó satisfecho varias veces y dejó salir un suspiro mientras se arreglaba esos mechones rebeldes en su corta cabellera.

Era una combinación rubia-plateada, los años aún no le blanquecían completamente el cabello, mas, le opacaban lo rubio, claro estaba.

Divisó el auto que le esperaba fuera de la casa que tenía en el campo. Toda la belleza natural resaltaba sobre sus orbes. En silencio y despacio, fue el recorrido que le guió hasta su destino.

Nunca le habían gustado los choferes pero a esa edad, ya no podía permitirse manejar, o recorrer esa distancia tan larga a pie.

— Sé que no son tus favoritas... —Replicó, había tenido un pequeño ramito de flores todo el camino. Se acomodó y entregó las flores en un hermoso contenedor que aguardaba unas ya secas por el tiempo.— Pero son mis favoritas... Y tendrás que aguantarte... Sherlock. Feliz aniversario...— Y una vez mas, como lo había hecho una vez hacía 30 años. En estaba de vuelta frente a la Mesquita negra que adornase con el nombre "Sherlock Holmes" en ella.

No pudo resistir soltar una pequeña y frágil lágrima, junto con esa sonrisa, que no se desmoronaba después del primer año que lo vio partir. Sonrió melancólicamente, dedicó esa sonrisa llena de recuerdos dulces y alegrías. A paso cansado, fue hacía la banca que estaba a las afueras del cementerio.

Tomó el trozo de pan que tenía y comenzó a alimentar a los pequeñas aves, que como cada año, le acompañaban en su silencioso dolor. De reojo pudo notar la sombra de aquel que amó, sintiendo que le acompañaba a su lado. Entonces... Dio su última sonrisa, antes de dejarse ir en el sueño eterno.