No matarás.

Resumen: No mataras… según dicen es pecado, pero ¿Aun si eso significa salvar a quien amas?

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Draco estaba en la línea enemiga.

Harry sabía que lo hacía por él, que lo hacía para poder apartarlo de la miraba de los mortífagos y tentar a Voldemort a que sólo lo atacara a él.

No quería fallar. Sólo tenía que enfrentarse a ese tipo, terminar finalmente con la batalla de Voldemort y que los mortífagos se vieran sin su mayor ídolo, que cayeran uno por uno.

Vio como uno de los ataques de Voldemort le rozaban y lo pudo esquivar de manera ágil.

Escuchó como el maldito demente se reía y una corriente eléctrica le recorrió.

-¿De verdad creíste que podían engañarme, Potter? -la vos serpentina de Voldemort le causo asco- ¿Creíste que tu pequeño príncipe se libraría de su castigo?

Harry se giró rápidamente y vio como Draco se retorcía en el suelo al ser victima del ataque del Lord.

-¡Déjalo en paz! -su voz retumbó en medio de la batalla y logró llamar la atención de todos.

Ahora, los mortífagos, Aurores, miembros de la Orden, todos estaban atentos a ellos tres, cada uno con diferentes grados de aprensión.

-Potter, Potter, Potter -le dijo burlándose- Ese mocoso me traicionó ¿No creerías que le dejaría con vida, verdad?

Harry se aterró. Ver a Draco en el suelo, retorciéndose por la maldición del demente que tenía a un lado.

Su odio por Voldemort era demasiado. Su amor por Draco es infinito.

El rayo verde salió de la punta de su varita y el Lord oscuro más temido de la historia no pudo hacer nada al respecto.

No le importó nada más. Corrió al encuentro de su amante que seguía en el suelo.

-Draco.

Su llamado salió agónico, pero obtuvo resultados positivos, al ver los hermosos posos de plata abrirse a su clamor.

-Lo mataste -le dijo a penas.

-Si -le sujetó y vio como alrededor, como uno a uno iban cayendo los seguidores del mal- Y no surgirá.

Quizás el peso de la guerra era demasiado, pero tenía a su dragón al lado y eso era lo único que necesitaba.

.-Fin-.