Disclaimer: Esto debería venir incorporado en ff, algo así como una aplicación, porque después de casi dos años en el sitio, cansa xD
Claim: Jacob/Leah.
Advertencias: Well, son ellos, hay cítricos xD
Notas: Participa en el Reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL.
Honey, The Best Part Is Teasing You
(39# Fastidiar)
Leah.
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Él la miraba, y Leah ya sentía ganas de morderle, y no precisamente suave. Él le sonreía, y ella ya quería clavarle las uñas en su espalda, fuerte y profundo, para que doliera. Era increíble, pero con sólo estar presente allí, cerca de ella, Jacob era capaz de sacarla de quicio.
No es que ella lo odiase, porque si era sincera, no podía decir aquello de él (aunque muchas veces lo deseaba fervientemente), pero no estaba segura, porque algo en él había, algo raro que le hacía querer golpearlo fuerte hasta que él se cabreara y le gritara -o empezara a golpear, también-, siempre buscándolo (y queriendo encontrarlo).
Y no era algo de ella, porque Jacob también se regodeaba extrañamente cada vez que la veía bufar desesperada, irritada y en busca de una roca que romper antes que su rostro. A él también le daba cierta satisfacción el verla a punto de saltarle al cuello con el propósito de asesinarle.
Porque si debían ser sinceros, se trataba de fastidiar al otro; con recuerdos, comentarios hirientes, bromas de mal gusto, bufidos y gritos, silencios que decían mucho y simples miradas que expresaban más que nada (y luego, dependiendo del grado de molestia, podían ser besos que no parecían besos, caricias que querían quemar la ropa y torturaban con lentitud, gruñidos que escapaban, traicionando, cada vez que uno se detenía). Siempre buscaban la forma de meter el dedo allí donde dolía, de tocar la herida, de hacer doler y de despertar al asesino que llevaban dentro, porque aquella parecía ser la única forma en la que funcionaban, llevándose mal, haciendo la vida del otro lo más miserable posible, viendo quién podría ganar para juntar motivos de odio hacia el otro.
Lo suyo era algo que nadie entendía, ni siquiera ellos mismos, pero mientras les funcionara, les daba igual (porque mientras Jacob le mordía el cuello con poca delicadeza, ella le arañaba la espalda a la altura de los hombros y le dejaba una mordida que desaparecería antes de que ella pudiera gastar su nombre en los gritos; porque mientras Jacob le decía ese "Lo mejor es fastidiarte, es excitante verte enojada" susurrado al oído, ella le gruñía un "Púdrete" entre dientes que quedaba atascado y ahogado allí, por culpa de las manos del metamorfo y lo que hacían por allí y por allá).
Mientras tuvieran motivos para sacarse de quicio, ellos estaban seguros de que de alguna manera podrían comprenderse, y hasta podrían tener un buen polvo si se jodían demasiado (y aquello era como una regla).
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