Capítulo 1
Regresé de la cocina con un vaso lleno de agua en mi mano. La vi a ella sentada en su escritorio tecleando a toda velocidad con sus seis garras. "Yo tengo 10 dedos y ella lo hace más rápido que yo" ese era un pensamiento que me surgía siempre que la veía en esa labor. Me acerqué y puse el vaso a un lado.
-portavasos- me dijo sin despegar sus ojos de la pantalla ni dejar de teclear.
Busqué ese disco negro en su escritorio. Lo encontré debajo de unos papeles. Ella suspiró dejando de teclear. Tomó el vaso de mi mano antes de que lo pusiera sobre el portavasos. Bebió el agua en tres tragos y me lo devolvió. El quejido que soltó venía acompañado de un sentimiento de irritación. Se quitó sus gafas para frotarse los ojos con el reverso de su zarpa. Dejé el vaso sobre el disco. Puse mis manos sobre sus hombros y aplique presión acompañada con ligeras descargas eléctricas en puntos clave. Ella gruñó por lo bajo, sin embargo no me dijo que me detuviera.
-estás muy tensa- le dije.
-tengo que terminar este reporte- me dijo con voz grave y los ojos cerrados- solo un poco más y lo acabo.
Le doy una mirada a sus gafas.
-tus lentes están muy rayados. Déjame comprarte unos nuevos.
-te lo agradezco. Me ayudaría mucho ¿Y sabes qué más?- ella me pasó un papel. Era la cuenta de la energía eléctrica.
-oh- dije al ver el precio.
-cada vez que te enchufas el contador se dispara hasta las nubes.
-tranquila. Mañana la pago junto al resto de tus cuentas.
-No, con esa me basta.
Ella tomó sus lentes de nuevo y dejé de masajearla. Decidí regresar a la cocina a preparar algo. Pero su nevera estaba prácticamente vacía. Suspiré y fui por el teléfono.
-voy a ordenar una pizza- le dije.
-bien. La mía que tenga mucho picante.
Hice una mueca. Le gustaba tanto el picante como a un tipo fuego. Bueno, su padre era uno. Marqué el número de la pizzería preferida de ella.
-pizzas imperiales ¿En qué le podemos servir?- escuché decir a alguien al otro lado de la línea.
-buenas noches, quisiera una pizza tamaño large. Media hawaiana y media mexicana. Esa con extra de jalapeños, habaneros, serranos, bayas tomatona y wikano-De seguro pensaba que la estaba pidiendo para un magmortar- anéxeme una poke-cola jumbo también.
-¿A qué dirección?
-avenida central. Edificio Esmeralda. Apartamento 603- le indiqué.
-entendido. Su pedido le llegará en menos de media hora o será gratis.
-muchas gracias.
Colgué y tomé asiento en el sofá. Me dediqué a verla en silencio. Se veía bien concentrada. La recorrí con la mirada. Estaba tan atractiva en esa vestimenta ligera; una musculosa roja y un short negro. Despegué mi vista de ella para ver el tomacorriente. Luché con la tentación de conectar una de mis colas. Sacudí esos pensamientos y abrí mi pokegear. Navegué por internet un rato hasta que la escuché suspirar con fuerza.
-terminé- se puso de pie y estiró sus músculos- merezco una buena ducha por esto.
Caminando con gracia fue a su cuarto. Poco después alguien llamó a la puerta. Fui a abrir y me topé con un joven delibird.
-pizza caliente entregada en menos de 30 minutos- me dijo.
-ah si? impresionante viniendo de un tipo hielo- bromeé.
-si mantuve fría la bebida en mi saco, señor.
De mi billetera saqué unos billetes y se los di- guarda el cambio como propina.
-muchas gracias, señor.
Tomé la pizza y la botella plástica de poke-cola. Las dejé en la mesa para luego ir por unos vasos con hielo.
-¡Lady! ¡La comida llegó!- le grité y fui por los vasos.
Al regresar la encontré en la mesa. Llevaba puesta un pijama gris. Su cabellera roja se veía húmeda. Lady abrió la caja y tomó un trozo de pizza. Yo me senté a su lado y le serví gaseosa en su vaso. Lady saboreó su trozo de pizza. Luego de tragar abrió su boca liberando un ligero fogonazo y se relamió los labios, gustosa. Por mi parte yo disfrutaba del dulce sabor de la piña. Comimos en silencio hasta terminar toda la pizza. Me chupé los dedos estando satisfecho.
-dime Lady- le hablé reuniendo valor- ¿Puedo quedarme esta noche?
-seguro- contestó ella de inmediato- ahí tienes el sofá. Terminó su bebida y se levantó de la mesa.-hasta mañana.
-oye al menos dame un beso de buenas noches- le dije. Lady me miró con una sonrisa pícara en el rostro.
-duerme bien, Electi.
Fue a su cuarto y cerró la puerta dejándome solo. Pude escuchar cómo le pasaba seguro.
