En Medio de la Oscuridad
"Prólogo"
- 12 de Septiembre – pronunció con los labios secos.
Jamás olvidaría esa fecha.
Había comenzado como el día más feliz de su vida. Era su cumpleaños, y la reluciente bicicleta, que había visto la semana pasada en Hamleys, ahora brillaba bajo la luz del porche de su casa. Sabía que el viaje con sus padres a la juguetería había tenido una segunda intención. Los ojos de su madre la habían mirado con entusiasmo, incitándole a que la cogiera cuanto antes, mientras daba pequeños saltos como una niña de su misma edad. Su padre la había abrazado con fuerza, cuando ella había salido corriendo a su encuentro, para agradecerle que la hubiesen complacido.
Eran las nueve de la mañana, y una tarta de zanahoria de la pastelería de la esquina adornaba el centro de la mesa. Normalmente no estaba permitido comer dulces a esa hora de la mañana, mucho menos una ración de ese suculento postre, pero hacían excepciones en su cumpleaños. Luego de que Hermione hubiese soplado la vela, su padre había lanzado esa mirada furtiva cargada de triunfo hacia su esposa, sentada en la otra esquina de la mesa, como jactándose de que había sido la mejor opción. Los pasteles escogidos por su papá siempre serían los indicados.
Hermione adoraba su cumpleaños.
Hasta el año de 1991.
No había algo conciso, solo que hubo una explosión. Y mucho fuego. Recordaba tener mucho calor, y las lenguas de las llamas intentando comer sus piernas.
Estuvo gritando por al menos un minuto, y su garganta resentida le impidió continuar en su estado de pánico. Todos sus sentidos se mantuvieron adormecidos, por al menos un minuto más luego de la explosión, pero cuando se sintió capaz se movió de debajo de la mesa. Con premura y acuciante temor, buscó a sus padres mientras se arrastraba por el suelo de la sala.
A lo lejos, en una esquina, recoció el manubrio de la bicicleta, pero lo ignoró.
Entonces, todo se apagó. Como si hubiesen decidido apretar un botón, las llamas desaparecieron. Y el fuego simplemente se extinguió.
Lágrimas surcaban sus mejillas, y el dolor en su costado no la dejaba respirar con calma. ¿Qué estaba pasando?
¿Dónde estaban sus padres?
Y la vio. Su madre, en el suelo, con sus ojos apuntando al techo. Su boca entreabierta no emitía ningún sonido, con un hilillo de sangre brotando de su boca. Y sus brazos en ese extraño ángulo que había visto tantas veces en las películas. El corazón de Hermione se detuvo ante la visión, y el dolor presionó en su pecho, desplazándose por su garganta y haciéndola vomitar. Más lágrimas descendieron por sus mejillas, y ella solo intentaba respirar entre el humo, el dolor y el pánico, mientras veía su propio desastre mezclarse con los escombros.
Muerta. Su madre estaba muerta. El día de su cumpleaños.
-¿Dónde estás, pequeña sangre sucia?
Su cuerpo se paralizó. Había alguien. La persona culpable de aquella tragedia, ahora estaba en el interior de su casa. Y seguramente buscaría a los sobrevivientes para acabar con ellos.
Los vellos de sus brazos se erizaron.
Alzó la vista, encontrando que la puerta de la cocina había desaparecido por arte de magia. Sin pensarlo dos veces, Hermione se deslizó con mucho cuidado hasta la cocina, esquivando los pedazos del techo que se habían desprendido por la explosión, procurando no hacer ruido. Y recogiendo sus piernas, se ocultó detrás del mesón, temblando como una hoja en otoño. Enterró la cabeza entre las piernas, y comenzó a rezar.
Dios por favor. Escúchame.
-Dawson, por Merlin, ¿tienes que ser tan poco refinado? – Más pasos. Los latidos de su corazón perforaban su garganta – He ahí el padre, y creo que lo has matado.
Hipó y sus sentidos se nublaron. Iba a desmayarse, y no debía desmayarse, porque muy probablemente moriría. Respiró profundo, controlando las respiraciones rápidas e irregulares. No tenía por qué estar muerto. El hombre había dicho que creía, pero no había comprobado nada. Debía tener esperanza, debía tener esperanzas. Apretó los ojos con fuerza. ¿Por qué no desaparecía?
-Muggle más, muggle menos -
¡Ni siquiera entendía porque hablaban así! ¿Quién era sangre sucia? ¿Qué eran muggles? Probablemente eran terroristas. O un grupo de ladrones. Pero ellos no tenían dinero como para generar todo aquel desastre, solo por un simple robo. Se mordió los labios, y comenzó a temblar incontrolablemente. ¿Estaba sola en el mundo?
Dios. Quería desaparecer. Hacerse invisible. Que nadie la viera.
-¿Sentiste eso?
-Ya sé que estás por aquí, pequeña inmunda- Hermione se congeló en el acto, y sintió un escalofrío en su nuca. Sus ojos se salieron de su órbita. ¿Hablaban de ella? ¿Por qué la querían a ella? Se metió el puño en la boca, para ahogar los sollozos. Su pecho le dolía, y no podía decir si aquella punzada en el medio de su costado era porque había un problema grave con sus pulmones, o un tenebroso miedo que consumía todos sus nervios.
Entonces el hombre entró en la cocina. Ella se mojó los labios, y comenzó a mecerse rítmicamente, concentrándose en otra cosa que no fueran en sus siniestros pasos, aplastando los restos de los azulejos de la cocina. Se meció más fuerte. Clavó de nuevo los dientes en la piel de su mano, hasta sentir mucho dolor. Y se centró en esa sensación de un aguijón enterrándose en sus dedos.
El hombre se detuvo frente a ella. Y la punta de sus gruesos zapatos casi rozó la de sus pies.
Hermione se ahogó con su propia saliva. Subió la vista lentamente y observó al que había asesinado a su madre, y probablemente a su padre. Era alto. Con una especie de vestido largo, que le llegaba a los tobillos. Y sus ojos negros, lucían como unos pozos profundos llenos de una maldad que no había visto nunca. Pero era muy curioso, por qué a pesar de estar frente a ella, el hombre parecía no verla.
Estaba segura de que en aquel momento había dejado de respirar.
-No está aquí, maldita sea – Gruñó, girándose sobre sus talones. Hermione identificó que entre sus manos no había una pistola, como hubiese pensado, sino un palo de madera, un poco grueso y de superficie irregular pero trabajada – Se te ha escapado, Dorian.
- A ti, Dawson, y no me llames por mi nombre- El otro hombre tenía un tono de voz más agudo, pero aquellas palabras la había soltado de un modo sombrío que se acercaba mucho a la amenaza. ¿Acaso uno era el que controlaba la situación? - Eres irremediablemente inútil.
-¿Cómo me has llamado? – Hermione vio desaparecer los pies del hombre, cuando este le dio la vuelta al mesón para alcanzar a su compañero- Cuida tus palabras, que seas uno de los favoritos de Lestrange, no significa nada para mí.
-Blah, blah – El otro hombre caminó con lentitud, casi como si estuviera jugando con Hermione, regocijándose en su mortal terror- Ella está aquí, justo en tus narices.
Dio otro paso más, que sonó a vidrio y escombros, resquebrajándose bajo sus pies.
-¿Qué…? – La voz del hombre grande que no la había visto pareció confundida.
Hermione tembló cuando los pasos más ligeros llegaron hasta ella, pero prefirió no arriesgarse alzar la mirada. Ese otro hombre no calzaba el mismo tipo de zapatos grande y burdo de su compañero. En cambio, unos deportivos algo gastados eran el apoyo de su cuerpo. Y entonces él se agachó, hasta colocarse a su altura.
Y la respiración de ella se vio forzada
Tenía el cabello rubio oscuro, como un color mostaza. Y sus ojos miel tenían un aire juguetón qué a Hermione le heló los huesos. Se mordió los labios, incapaz de soltar alguna palabra. Aquel hombre, que sin duda era más joven que el anterior, parecía no estar mirando directo a sus ojos, a pesar de que estuvieran apenas a medio metro de distancia. Sin embargo aquel brillo malicioso en el fondo de sus pozos dorados le aseguraban una cosa: él sabía que Hermione estaba encogida junto al mesón de la cocina.
-¿De verdad? – El hombre mayor se había acercado hasta donde estaba el muchacho rubio, y alzó una ceja con confusión- ¿Puede camuflarse?
-Algo así – El muchacho sacó otro palito de madera, y sujetándolo con todo el puño, apuntó hacia ella. Definitivamente, iba a morir- Homenum Revelio
Sintió como si le callera una jarra de agua fría encima. Jaspeó sobresaltada ante la sensación, y comenzó a sacudirse los brazos con desesperación, al notar que la sensación era como un líquido invisible cubriendo cada rincón de su cuerpo. ¿Qué había sido eso?
Y cuando alzó la vista, comprendió con temor, que ahora el hombre grande podía verla. Y que él joven tenía una sonrisa de triunfo en el rostro.
-Serás una excelente esclava, pequeña sangre sucia.
MMMMMMMMMMMMMMMMM
Bueno, soy nueva en escribir en ésta página. Solo tengo una historia publicada en crepúsculo y fue hace como dos meses. Así que… piedad!
Ésta es una idea muy loca que se me ha ocurrido, posible solo para un Dramione. Amo el Dramione, es de mis parejas favoritas, por no decir LA favorita.
Esto será una historia relativamente larga, y no quiero decir nada para no adelantarme. No hay pistas del próximo capítulo! Solo que será donde se expliquen un poco más las cosas (o eso espero)
Y, como dije en mi anterior historias, necesito redbull para seguir trabajando en las noches, al llegar del trabajo, los fines de semanas, etc etc. Y los reviews son como redbulls! Así que:
Dejenme redbulls! ( Reviews!)
