Jiroh a veces soñaba cosas agradables, como que sacaba una buena calificación en su peor materia o que el pelirrojo de la Rikkai se ofrecía a darle clases particulares.
También tenía sueños curiosos, cómo cuando soñó que lo dejaban dormir durante las prácticas.
Pero en definitiva, sus mejores sueños eran aquellos en los que aparecía su capitán. Ahí era muy amable con él. En sus sueños, Atobe le había confesado sus sentimientos con un "felicidades, serás el novio de Ore-sama", y para él, había sido la declaración mas romántica de la historia.
En su mundo de ensueño, ellos eran inseparables, Jiroh solía engancharse del brazo del otro joven mientras paseaban por el parque. También comían sus almuerzos juntos y sorprendentemente, no había Kabaji de por medio.
Pero había una clase de sueños que a Jiroh no le gustaba tener con su Atobe. Eran aquellos en los que se demostraban todo su amor con algo más que palabras, no por lo que ello significaba, sino en donde tenía esos sueños. Por el obligatorio cambio de ropa interior y a veces shorts que tenia que hacer, por lo que a veces se le veía saltar inexplicablemente de un banco y correr hacia los vestidores. Sin mencionar cuando alguien trataba de despertarlo en la parte más especial de la demostración de amor, eso era algo que varios de sus colegas habían hecho y ahora trataban de olvidar.
Le gustaba tener ese tipo de sueños en las noches, cuando nadie podía despertarlo justo en el momento cumbre del acto, lo cual sin duda, era algo vergonzoso.
Pero el sueño mas anhelado por Jiroh, era aquel en que llegaba el día, en que sus visiones nocturnas más importantes se hicieran realidad. Cuando ese día llegara, definitivamente dejaría el dormir en segundo plano.
