Hola de nuevo!
Aquí les caigo con un Meyovan un tanto soso y extraño, en donde expongo más que nada la intriga sobre los famosos cupones de descuento que desemboca toda una locura en Estados Unidos a la hora de ahorrar dinero (si alguien ha visto el programa "Cuponmanía", lo comprenderán). Hace rato que no escribía algo sobre esa pareja crack... Pero aquí la tienen!
Ojalá les guste.
¡Un abrazo!
Vicka.
P.d: South Park no me pertenece, salvo el trama de ese fic.
Cupones.
Era una mañana cualquiera en el WallMart de Denver; en los pasillos del enorme supermercado se podía ver de todo, desde cereales extranjeros hasta gente acarreando grandes cantidades de productos que estén de promoción o con los que se pueda obtener un descuento mediante los cupones tradicionales que salían impresos en los periódicos.
- Ok… ¡Esto es ridículo! – se quejó Josh Meyers mientras veía cómo Clyde Donovan acarreaba todas las cajas de salsa para tacos que podía y los ponía en el carrito – Clyde, hablo en serio, esto es enfermizo.
- Viejo, el chiste es ahorrar todo el dinero que se pueda – replicó el chico Donovan.
- ¡Pero no de esta forma! ¿Cupones? ¿Pedacitos de papel que te ofrecen nada más que un puto descuento del 10% ó 30%? ¡Mira la monstruosa cantidad de cajas que llevas! ¡¿Qué piensas hacer con eso?! ¡¿Infectar tu estómago con una enorme gangrena?!
- Yo no quiero volver a un supermercado sólo por un trapeador o una botella de vinagre, Josh.
¡Para eso están los paquetes que tanto hay en este WallMart!
- Los paquetes no tienen cupones y por lo tanto son un desperdicio de dinero.
- ¿Y se puede saber dónde carajo vas a achocar todas las cajas de salsa taquera una vez que se vacíen? Men, de esa forma estás asesinando al planeta.
- Podemos volver a usarlas como macetas para las plantas.
- ¿Y qué hay de las botellas de vinagre?
- Podemos hacer manualidades con ello y venderlas.
- ¿Y las bolsas en donde irá empaquetado todo?
- Servirían para la basura.
- ¡Argh! ¿Sabes qué? ¡Chinga tu madre, cabrón! ¡En serio, jódete con esos putos cupones! ¡Estoy harto de que cada vez que hagamos compras, siempre estés llenando un chingo de carros con tanta mierda y no que se compre lo necesario! ¡¿Podrías, por una vez en la vida, comprar algo que no tenga cupón y actuar como persona normal en lugar del pinche individuo obsesivo con el ahorro que eres?!
- Los condones son lo único que compramos sin cupón, Josh… Y no estoy obsesionado, simplemente estoy tratando de reducir costos.
- ¡Argh! ¡Carajo!
- Josh, hay muchos gastos qué afrontar y esos gastos a veces son elevados. Por eso compro por cupón.
- Lo sé, lo… ¡Clyde, aquí no!
Clyde había puesto su mano en medio de las piernas de Josh para rozarla con delicadeza; eso provocó en Josh una enorme incomodidad.
- C-Clyde… Por favor… ¡Aquí no! ¡Vas a hacer que quiera hacértelo encima de los vegetales!
- Si dejas de regañarme, lo dejaré de hacer.
- ¡Argh! ¡Está bien!
- ¿De veras?
- ¡Sí!
- ¿Seguro?
- ¡Sí, con un carajo! ¡Ahora, quita tu mano de ahí si no quieres que te viole aquí mismo encima de las verduras!
Clyde apretó suavemente el ligeramente crecido bulto de la entrepierna de Josh y le dijo:
- Gracias, nene.
Y lo besó tiernamente en la mejilla mientras añadía:
- Ya atenderemos a tu amiguito cuando lleguemos a casa.
- Puedes jurar que eso es lo que haremos, Clyde…
Luego de deshacerme de esas cajas de salsa taquera, concluyó en su pensamiento mientras ayudaba a Clyde a empujar a los carros rebosantes de toda clase de productos que tenían cupón.
