Adiós Yuki
Ser un estudiante universitario y huérfano tiene sus ventajas: nadie te dice qué carrera estudiar, si debes vivir solo o no, tienes un departamento para ti solo, fumar o no fumar, y varias cosas más.
Siempre eh pensado que nuestros sentimientos debemos guardarlo a nosotros mismos. Conocí a Yuki Sakurai en el orfanatorio, un chico de quince años, cabellos naranja muy claro casi rosa, lacio y corto-mediano. Sabe defensa personal, es amable, despreocupado pero siempre piensa en los demás, en que estén bien y que no sufran. El piensa en mí como un hermano mayor, yo le quiero mucho.
Recuerdo hace varios años cuando él tenía doce, expresé mis sentimientos hacia la humanidad, le dije: ''Los humanos son hipócritas, egoístas, verdadera basura, sería un verdadero placer matarlos a todos. Los humanos son asquerosos, repugnantes, intolerantes, no tienen un futuro en sí, no saldrá nada bueno de ellos, no tengo esperanza en que algún día ellos vayan más allá de sí, y logren mejorarse.''
Yuki intentaba cambiar mi opinión pero yo ni siquiera le miraba. Al voltear a verle, estaba llorando. Su rostro cubierto de impuras lágrimas. Le abracé para que dejase de llorar, me sentí tan mal. Dije: ''Tu eres mi única esperanza''.
Ahora supongo debo hablar de mí: soy Wakamiya Kanata, voy en mi primer semestre de universidad, soy alto, cabello negro, lacio y mediano, me gusta leer, suelo ser callado, vivo solo, viví en el orfanatorio donde vive ahora Yuki.
Actualmente eh recuperado mis memorias como Giou Reiga, soy un necromancer y poseo el libro llamado ''La llave de Raziel''. Eh invocado hasta el momento tres General Class Opasts, Cadenza, Luze Crosszeria y Elegy.
Cadenza es un Opast de cabellos muy largos rojos como el fuego semi-despeinado, lacio. Usa un uniforme de General soldado, es agresivo, muy poderoso, adora hacer sufrir a sus víctimas, odia seguir las reglas impuestas, suele tener poca paciencia, egocéntrico y ha matado varios necromancers antes de mí.
La diferencia es que, una vez que recupere mis poderes en su totalidad, no será capaz de matarme.
Luze Crosszeria a diferencia de Cadenza es tranquilo, paciente y callado. Viste muy parecido a Cadenza. Sus ojos son de pupila curvada, como de gato, color violeta, casi carmín. Su cabello negro y largo, casi siempre atado en una cola de caballo media, dejando el flequillo y dos mechones a los lados sueltos. Es el hermano menor de Luka Crosszeria, como Luze le llama, ''Perro traidor''. Se siente acomplejado por tener una ''X'' y otra debajo de esta, que representa que viene de un clan traidor.
Elegy, un Opast de cabello semi-largo, blanco y gris, en dos coletas enrolladas, tiene la habilidad e cambiar a hombre o a mujer, pero prefiere estar como mujer. Tiene una obsesión con Luka Crosszeria, pero este último le ignora.
Yo soy mitad humano mitas Duras, producto de una relación prohibida entre mi madre, y mi padre, un Duras. En mi temprana adolescencia, la gente me llamaba fenómeno y monstruo. Le tomé odio a la humanidad, más del que ya le tenía. Destruí la aldea, incendiándola, Takashiro juró matarme. Se inició una guerra entre él y yo hace mil años y todavía sigue, el con sus Zewilts y yo con mis Opasts.
Yuki ya sabe de esto, Takashiro abrió su gran bocota y le contó todo, y yo soy el malo. Ya comenzó sus planes para aniquilarme.
Otro día hablaré de ese idiota de Takashiro.
No eh visto a Yuki en bastante tiempo, o tal vez si…
*FLASHBACK*
Me encuentro en un edificio viejo, Yuki está parado frente mío, ahora somos enemigos.
Yuki: Ka- Reiga. ¿Por qué? Vuelve conmigo. *Llora*
Reiga: No es tu culpa, es de Takashiro.
Yuki: ¡Pero!-
Reiga: abandona tus esperanzas.
Yuki corrió hacia mis brazos, abriéndose paso en mi pecho, posando su cabeza contra el mismo, no pude evitar pasar las manos por su suave cabello, podía sentir su dolor, ese intenso dolor.
Levantó ligeramente su rostro, besé su frente, se aferró a mí probablemente asegurándose de que no me fuera a ningún lado
Yuki: aunque sea una vez, aunque se la primera y última. Hazme tuyo. Te amo…
Lo dijo casi en un susurro.
No supe qué hacer. Probé sus labios por primera vez, la delicadez de su piel hacía que sintiera inseguridad de profanarle. Le despojé de sus ropas mientras él lloraba sobre las mías. Besé su joven y puro torso, su vientre, recorriendo son mis dedos los bordes de su perfecto ombligo.
Mis manos llegaron a su miembro, lo oí estremecerse. Le susurré que no haría nada de lo que él no estuviese seguro. Como respuesta me besó con fuerza.
Recorrí su cuerpo una vez más con mis manos, besando su espalda. Tan sólo esperaba su orden, así estaría seguro de lo que él quería.
Yuki: Hazme tuyo.
Introduje mí ya erecto miembro en su virgen entrada, comenzó a gemir, y al cabo de unos momentos lágrimas salieron de sus preciados ojos. Después de penetrarle con fervor, sintió el placer que tanto ansiaba. Ahora sus gemidos eran de placer y las lágrimas cesaron, se aferraba con gran afecto a mí.
Yuki: ¡Te amo!
Reiga: Yo también te amo, Yuki.
Esbocé una sonrisa llena de cariño y tranquilidad para después desplomarme en el colchón y sostenerle en mis brazos, quedándonos dormidos. Por última vez.
En la madrugada, mientras él dormía, me levanté, y me fui de allí, pensando en lo recién ocurrido.
*FIN FLASHBACK*
Continuará…
