Hola, esto no es lo primero que escribo, pero si es el primero que publico, he leido muchos fics de The Mentalist y me encanta la serie, por eso decidí dar este paso y compartir lo que escribo con todos, espero que les guste y recibo todas las criticas para mejorar en estos de los fics. Me gusta mucho los dialogos y la comedia, por eso encontraran mucho de eso y les pido perdón de antemano por cualquier horror ortografico.
No hace falta decir que The mentalist no me pertenece y ya saben el resto...
Ahora la historia:
¿QUE SERÍA YO SIN TI?
FENIX
Patrick Jane le dedicó una última mirada a su mansión, las ventanas estaban negras por el polvo que se había acumulado en los últimos años, incluso algunas estaban rotas, las paredes estaban descoloridas y ya no tenía aquel rastro de grandeza, ni el toque elegante y hogareño que lo habían motivado a comprarla y dársela a su esposa como regalo de bodas, bajo sus pies la hierba amarilla y la maleza que hacía tiempo era dueña del jardín. Aquel lugar se había convertido en su escape al pasado, la mansión era el recordatorio perfecto de su tragedia y de sus ganas de venganza.
Aun recordaba aquella noche como si hubiera sido ayer: La nota, la cara sonriente, los cadáveres y luego el vacío. Desde aquello nunca más volvió a tener un hogar, sin ellas, era imposible tenerlo.
Tragó en seco al recordarlas, por lo general no se permitía hacerlo, porque siempre terminaba con lagrimas en los ojos, sin embargo estaban presente desde su muerte, cada día que se despertaba lo hacía por ellas, el seguía viviendo solo por su esposa y por su hija. Era irónico. Antes su única motivación era el dinero, tuvo que esperar a que se las arrebataran para comprender lo que en verdad significaban y la importancia que debió darles mientras seguían con vida, ahora todo era demasiado tarde.
Lo único que podía hacer era mirar atrás y recordar los buenos momentos, ya toda su historia se había acabado, con Red John muerto solo podía hacer una cosa: seguir adelante, y borrar la cara roja sería el primer paso para dejarlo todo. Después de eso solo rezaba para que aquel sentimiento de culpa, que lo hacía pensar en que si la vida fuera justa, él tenía que haber muerto en vez de ellas, cesara.
Antes de impregnar la casa con gasolina, había dado un último recorrido para recordar lo mucho que amaba cada rincón, esperando grabar para siempre las imágenes felices de Angela y Charlotte. Inspiró hondo una sola vez, intentó no pensar en nada, sin embargo le tembló la mano cuando encendió el mechero, lo apretó con fuerza, nunca había sido bueno para el beisbol ni para el futbol americano, pero aquella noche lanzó esa pequeña llama como un experto lanzador, el fuego entró por la ventana hacia lo que antes había sido su habitación y donde se posaba la cara sonriente, quería que fuera la primera en consumirse. Se imagino las llamas cubriendo poco a poco la pared, el fuego borrando la sangre de su esposa y de su hija, deseaba que también se llevara su soledad. Tenía ganas de correr, pero las piernas no le respondieron, de pronto vio un resplandor anaranjado que iba en aumento, un segundo más tarde veía las llamas salir por la ventana, todo quedaría reducido a cenizas en cuestión de minutos.
El teléfono sonó una, dos, tres veces antes de despertarla, Teresa Lisbon olvidó por completo que esa noche había decidido dormir en su sofá en vez de su cama como la mayoría de la gente normal y cuando dio media vuelta producto del ruido insoportable del aparato, se fue de lleno al suelo, gracias a dios su alfombra era bastante suave, pensó la mujer. Se quedó allí por unos segundos medio dormida y con ganas de ignorar la llamada, pero después de recordar que su trabajo consistía en salvar vidas las 24 horas del día se obligó a ponerse en pie, eso y de percatarse que no había pasado la aspiradora en cinco meses.
- Lisbon- dijo al contestar- ¿Jane? ¿Te das cuenta la hora que es….? ¿En la cárcel? ¿Ahora que hiciste? ¿Qué valla por ti? Escúchame bien, son las dos de la mañana, no voy a conducir seis horas hasta Malibú para sacarte de allí, no me interesa tu excusa métetela por donde sabemos, no, no lo intentes, no voy a ir por ti, definitivamente NO!-
Seis horas después Lisbon aparcaba su mustang al frente de la estación de policías de Malibú, aun no podía creer como se había dejado convencer por su consultor, tanto así era su frustración que había dedicado 3 horas del viaje convenciéndose de que sería la última vez que cedería ante Patrick Jane, por desgracia las otras tres horas restantes había repasado mil razones por las cuales al final siempre iba a terminar cediendo.
-¿Vienes por el rubio incendia casas?- preguntaba el oficial removiendo papeles adiestra y siniestra.
- eso parece - dijo Lisbon exasperada porque no recibía toda la atención del hombre- ya pague la fianza- "la enorme y cara fianza" debió decir.
- bien- dijo aun sin mirarla- Héctor- se giró hacía a uno de sus uniformados- trae al afeminado de la noche anterior-
Lisbon tomó asiento en una silla cercana a esperar al afeminado de la noche anterior, la estancia era muy pequeña y estaba bastante concurrida, a menudo pasaban grandulones esposados y borrachos, procuraba no mirarlos, ya tenía suficiente con los que veía en el CBI, observó de nuevo al policía que la había atendido y horrorizada vio que esta vez no le quitaba ojo de encima.
- ¿perdón, no te he visto en algún lado? – Dijo el hombre con cara pensativa- no tienes pinta de abogada… ¿no hemos tenido una cita o incluso dos?-
¿Acaso le estaba coqueteando?, tenía dolor de cabeza, había gastado una enorme cantidad de dinero, tenía sueño y ganas de matar a alguien, es que no se le notaba a simple vista lo mal que estaba? Pensó en no contestarle, pero seguía allí mirándola de arriba abajo.
- debió ser una- exclamó Lisbon por fin- no suelo repetir mis errores- el hombre le dedicó una mirada de pocos amigos y regresó a su trabajo.
Cinco minutos después Teresa Lisbon y Patrick Jane salían del edificio.
- gracias por haber venido, por un momento pensé que me ibas a dejar allí-
- yo también lo pensé - exclamó Lisbon- ahora dime, ¿Cómo fue que se te ocurrió la genial idea de quemar tu casa? ¿A caso no pensaste que era ilegal o se te olvidó que el fuego se podía expandir muy rápidamente?
Ambos caminaron en dirección hacía el carro de la agente.
- lo admito, fue un acto poco razonable de mi parte, no volverá a suceder-
- ¿Por qué lo hiciste?
- tengo motivos muy fuertes y profundos- Lisbon se impacientó.
- me despertaste a las dos de la mañana, pasé seis horas conduciendo medio dormida y con un alto riesgo de estrellarme, pagué 5.000 dólares, me duele la cabeza, no he desayunado y probablemente me arresten en las próximas horas por asesinarte! – dijo irritada- esos son mis motivos de porque me vas a decir ahora mismo lo que te obligó a empezar una enorme fogata!-
- se te olvidó mencionar que llamé en un mal momento del mes- dijo divertido.
- JANE!
- lo siento! Hice lo que hice para empezar de nuevo, después de la muerte de Red John lo único que quiero es seguir adelante, liberarme de toda culpa y abandonar toda la oscuridad que hay dentro de mí- dijo con tono exagerado.
- entonces debiste haber ido a la iglesia más cercana y confesarte, no quemar tu casa así como así- Jane sonrió ante el sarcasmo de su compañera de trabajo, cuando por fin salieron a la calle ya en el auto, Lisbon aun seguía molesta con el rubio.
- … por cierto, me debes 5.000 dólares, págame!-
- te lo pago cuando reciba mi sueldo a fin de mes-
- no te creo, a ti no te pagan 5.000 dólares-
- cierto- dijo el rubio – supongo que es un mal momento para pensar en comprar un nuevo apartamento- dijo pensativo- ¿tu casa no es muy grande Teresa, no te sientes sola, a veces no necesitas compañía? –
Aprovechando el semáforo en rojo la mujer le dedicó una mirada asesina, ¿acaso estaba pidiéndole posada?
- supongo que también es un mal momento para pedirte… olvídalo, ya conseguiré donde vivir, o sino, no tendré más remedio que dormir en la calle, bajo la lluvia, soportando frío-
- estamos en pleno verano, no vas a pasar trabajo –
Después de parar a desayunar en una cafetería cercana, ambos emprendieron el viaje de regreso a Sacramento, pero por separado, Jane a bordo de su Citroen y Lisbon en su mustang. Al parecer Jane no tenía pensado en regresar a Malibú y Lisbon no quiso tocar ese tema, no tenía humor y en verdad tenía bastante sueño y trabajo, después de la muerte de Red John su escritorio estaba a punto de caerse por culpa de las montañas de papeles que había sobre él.
A mitad de camino Hightower le llamó desde California para informarle que tenían un nuevo caso, así que ambos autos tomaron la dirección hacia una nueva escena del crimen.
Un hombre había sido asesinado a golpes a la orilla del rio los Ángeles, Jack Perry, un cincuentón drogadicto, no tenía muchos amigos y ya no tenía contacto alguno con su familia, lo que simplificó la búsqueda de sospechosos y el tiempo de los interrogatorios, al final de la jornada ya tenían al asesino, gracias al detector de mentiras andante con el que contaba el CBI: Patrick Jane quien descubrió que Tony, el único amigo de la victima, había mentido acerca de su coartada, eso y que Rigsby encontrara cerca de la escena del crimen el bate que había usado Tony para matar a Jack repleto de sus huellas.
Ya en la tranquilidad de las oficinas del CBI, Greace, Rigsby y Cho se preparaban para marcharse a casa, mientras Jane los observaba desde su sillón.
- Cho, estuviste increíble corriendo tras Tony cuando intentó escapar- dijo el rubio poniéndose en pie.
- si me hubieras dicho antes de tus planes podría haberme evitado la carrera-comentó Cho con tono despectivo.
- si te hubiera dicho se hubiera perdido la emoción, en fin, lo importante es que todo salió bien-dijo metiendo chocando las palmas - Cho, considerando que tienes una enorme casa con muchas ventanas y dinero que cuidar debajo del colchón de tu cama me gustaría ofrecerme para vigilar tus ahorros-
- ¿de que hablas?
- ¿puedo irme a vivir contigo?
- no
- oh vamos!- dijo con tono suplicante- puedo serte muy útil-
- ¿útil como?
- ya te dije, puedo cuidar tu dinero, estos años los robos a vivienda han aumentado un 10%, no lo digo yo, lo dicen las estadísticas-
- Jane, el otro día corriste por todo el vecindario porque creías que te estaba persiguiendo una abeja, ¿Cómo piensas cuidarme?
- ¿eso es un si?
- ¡eso es un no!-
El consultor dio media vuelta y observó a Rigsby.
- ni lo sueñes, hoy tengo una cita- se apresuró a decir el policía.
- ¿y eso que?
- ¿Qué tal si tengo suerte?
- si es tu primera cita, lo más probable es que no pases del beso en la mejilla- Van Pelt ocultó una pequeña risa, mientras Cho veía con satisfacción como Rigsby se ponía rojo de la ira.
- no estas haciendo merito-dijo el policía.
Jane cambió de dirección hacia la pelirroja Van Pelt.
- yo te daría posada, pero mi apartamento es muy pequeño y mi vecino tiene una colmena de abejas, no creo que estés a gusto-
- en donde están los amigos cuando uno los necesita- se quejaba el consultor mientras se dirigía a la oficina de la jefa. Lisbon no estaba de mejor humor que en la mañana, pero por lo menos evitaba insultarlo. Estaba sumergida en un montón de hojas que de vez en cuando volaban por los aires y aterrizaban en el suelo.
- hay algo que escapa a mi entendimiento- dijo Jane acomodándose en el sillón que había en su oficina- siempre trabajas, de día y de noche, eres la primera en llegar y la ultima en irte y seguro que también trabajas en tu casa –
- ¿Cuál es tu punto?- dijo la agente exasperada al ver que Jane no terminaba.
- ¿Por qué siempre tienes trabajo atrasado?
- porque tu siempre te metes en problemas en tiempo record-
- debí haberme quedado callado- se incorporo y se la quedó mirando fijamente, si que parecía cansada, los ojos se le cerraban de vez en cuando y el pelo lo traía desarreglado - creo que debes irte a descansar-
- ¿tú crees?- contestó con sarcasmo.
- no te enojes conmigo, solo me preocupo por tu salud-
Lisbon le dedicó una mirada incrédula, pero después de un rato pareció considerar que era buena idea porque guardó los papeles, tomó su chaqueta y las llaves de su auto.
- ¿realmente crees que puedes conducir así? Los sentidos te pueden fallar- dijo aparentado estar preocupado- es mejor que te acompañe- dijo comenzando a levantarse del sillón.
- ¡no pienso dejarte dormir en mi casa!
- entonces que te vaya bien- le deseó mientras volvía al sillón.
Después de media hora de su partida, Jane decidió que era el momento justo para irse a dormir en él ático del CBI, después de todo, ya tenía una cama improvisada con anterioridad, el edificio estaba casi vacio, por esa razón y otras miles, nunca pensó tropezarse con aquella persona en el pasillo.
- hola!- exclamó con una sonrisa enorme- te estaba buscando-
Jane quedó brevemente petrificado y con la boca ligeramente abierta, parpadeó varias veces para verificar que no fuera alguna alucinación o algo parecido.
- hola Sophie- Contestó cuando recuperó la compostura. Aun seguía siendo rubia y hermosa, sus ojos lo exploraron de arriba a abajo y Jane tubo esa sensación de que podía verle el alma, era la única que tenía esa capacidad, por lo menos desde que su esposa había muerto- no sabía que estabas por aquí-
- si, estoy por aquí y voy a seguir estando por aquí por mucho tiempo, adivina…- dijo emocionada- soy la nueva psicóloga del CBI!-
- no es que me moleste, de hecho me encanta- dijo el rubio confundido- pero creo que tu hoja de vida te alcanza para optar por un mejor puesto-
- lo se, escogí este trabajo no por el salario Patrick, lo hice por ti- dijo en un susurro- pensé que lo sabrías-
"debí haberlo sabido" pensó Jane, aunque no se consideraba lo suficientemente bueno para pensar que Sophie estuviera allí solo por él.
- si necesitas cualquier cosa, solo tienes que ir a mi oficina, soy la psicóloga y te puedo ayudar de muchas maneras-
- hace años que no necesito un psicólogo…-
- pero eso lo dice todo el mundo, mira, no digo que vayas todos los días a verme, puedes pasar solo para charla de algo diferente de asesinatos y ese tipo de cosas y tal vez de Red…-
- necesito donde quedarme por unos días- dijo cortante, no quería escuchar más de Red John y comentar su problema de vivienda fue lo único que se le ocurrió en aquel momento para desviar la conversación.
- oh!- pareció tomarla desprevenida- ¿y que pasó con tu casa?
- me trae malos recuerdos- dijo tajante- quiero mudarme-
- es comprensible- dijo pasándose una mano por su cabello liso –sabes, me acabo de mudar hace poco, no conozco el vecindario y todavía las paredes desprenden olor a pintura, pero si quieres…
- ¿me estas proponiendo…? No, no, no- dijo apresuradamente- yo no te pedía…
- no es ningún problema, Patrick, yo te conozco y se la máxima locura que puedo esperar de ti, en pocas palabras te estoy dando mi voto de confianza, es lo menos que puedo hacer desde que me ayudaste-
Quería decir que no, pero de sus labios salió un "si" rotundo, como si lo hubiera deseado por mucho tiempo.
