Born to kill

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En una pequeña habitación de la Central de Investigaciones, solo se encuentran un científico; un hombre contratado hace seis meses y que por asares del destino fue elegido para manejar la videocámara; y una hermosa joven adolescente.

La adolescente esta sentada frente a la videocámara, pero su rostro es parcialmente cubierto por las sombras que gobernaban el cuarto, gracias a que este es solo iluminado por una lamparita de baja graduación.

El científico toma el listado de preguntas, y se asegura de ponerse al lado del camarógrafo y no salir en el video, mientras que este odia su suerte y desea salir de allí.

La cámara se enciende, y comienza a grabar la pequeña entrevista que se llevara a cabo.

La voz pastosa del científico es la primera en romper el inquietante silencio.

-Soy el doctor August Marshall, hoy es 25 de septiembre del 2013, y la hora exacta es 19:37 pm. Me encuentro en la Central de investigaciones Secretas, realizando la entrevista correspondiente a nuestro último sujeto de investigación que aun queda con vida, este se identifica con el número 210.- Mientras el doctor decía esto, la 210 se mantenía inmóvil -Muy bien, comencemos-.

El enfoque de la cámara era un poco borroso, por culpa del temblor que recorría el cuerpo del camarógrafo. El doctor Marshall no le presto atención a esto, y continuo con la entrevista a la 210, la cual era en secreto su preferida de entre todos lo que habían sido capturados. El se alegraba enormemente de que hubiese sobrevivido.

-Es un gusto conocerte personalmente 210, ¿Qué te parece si te presentas, y nos cuentas algo de ti?- Pregunto educadamente el Sr. Marshal, aunque era evidente de que la adolescente no tenia opción sobre si deseaba o no responder.

La 210 pestaño solo una vez, y mientras observaba fijamente la cámara con sus ojos marrones, empezó a hablar.

-Mi nombre es Isabella Salvatore, pero aquí soy llamada 210- Respondió la joven, su tono era frió y monótono, pero aun así su voz no perdía su hermosura y encanto.

-¿Cuántos años tienes, cuantos aparentas y hace cuanto estas aquí?- Pregunto el medico, encantado por escuchar por primera vez la voz de su fascinación personal.

-Tengo 200 años, aparento eternamente 17 años, y llevo encerrada aquí cinco décadas- Volvió a responder la 210.

August Marshall asintió, y el pobre camarógrafo tembló. El sabía lo que había allí y conocía en donde se estaba metiendo cuando acepto ese trabajo como ayudante de laboratorio, pero era la primera vez que estaba directamente con uno de los sujetos.

-Entiendo, ¿Tú sabes exactamente lo que eres?- Pregunto el hombre.

-Si, soy una vampireza. La mas poderosa según decían mis compañeros- Contesto.

El camarógrafo trago en seco.

-¿Qué dones tienes?- Siguió cuestionando el medico.

-La cantidad de dones que tengo son incalculables- Respondió.

-¿Cuándo bebes sangre recibes mas dones?-.

-Ustedes me estuvieron observando durante 50 años, creo que saben la respuesta- La mirada del medico le pedía que respondiera la pregunta, y ella con fastidio lo hizo- No, los dones no los recibo por beber sangre-.

Al ver su fastidio, decidió dejar de hacer esas preguntas, además parecía como si al camarógrafo le fuera a dar un ataque cardiaco.

-¿De donde eres y como llegaste aquí?- Le pregunto el científico.

La joven dio un ligero e inaudible resoplido. Ellos sabían muy bien como había llegado allí, y toda esta entrevista le parecía estupida, pero aun les iba a seguir con el juego, hacía mucho que no mantenía una conversación con alguien… más exactamente desde que todos sus compañeros murieron intentando escapar. Pero eso no le sucedería a ella, sus compañeros habían sido tontos y no calcularon las probabilidades ni nada; se habían confiado de sus dones y potenciales físicos, y no previeron que los guardias y armamentos eran mayores a los que a ellos se les presentaban; pero ella si lo había hecho, lo había hecho durante cinco décadas, y por fin estaba lista para escapar y destruir todo lo que se atreviera a interferir en su camino.

Ella contesto la pregunta.

-Nací en Inglaterra, y llegue aquí gracias a que ustedes, atraparon a todo mi clan con sus malditas armas, y nos encerraron aquí-Sus palabras no fueron mas que un susurro, y aunque ni el rencor ni la rabia que sentía en ese momento se traspasaron en sus palabras, la frialdad de su tono de voz daban mas terror que cualquier amenaza explicita.

Al camarógrafo lo invadió un nuevo nivel de terror, y decidió que no le importaba nada y que renunciaría a esa área. No era lo suficientemente valiente para el tratar con una muchacha que podría matarlo en menos de dos segundos.

El doctor estuvo a punto de presionar el botón, que les daría aviso a los guardias que se encontraban afuera, de que algo iba mal. Pero logro controlarse.

Isabella Salvatore continuo imperturbable mientras observaba las reacciones de los dos hombres que se encontraban frente a ella.

-¿Va a continuar con la entrevista?- Pregunto tranquilamente, pero sin quitar su tono frió.

-S-Si, ¿Q-Qué le gusta hacer?- Pregunto el doctor, mientras trataba de tranquilizarse.

"¿Es en enserio?" Se pregunto internamente Isabella, al escuchar esa pregunta. No era como si pudiese hacer mucho estando encerrada entre cuatro paredes, y solo saliendo de ellas para hacer pruebas.

-Me agrada calcular cosas- Respondió simplemente.

-¿Qué te agrada calcular?- La respuesta de la 210 había interesado al medico, ya que no entendía que era lo que le gustaba calcular.

-Cualquier cosa. Por ejemplo, he calculado cuantas veces a temblado la persona que graba este video; también he calculado cuantos guardias hay afuera y cuanto tiempo tardaría en salir de aquí y destruir todo- Contesto tranquilamente.

Tanto el científico como el ayudante de laboratorio, se quedaron estáticos.

-¿Tú pretendes escapar, 210?- Pregunto el medico, cuando volvió a recuperar su voz.

-No pretendo quedarme aquí toda mi vida, la cual es mucha considerando que soy inmortal- Contesto ella.

Volvió a caer el silencio.

-¡No puedes escapar de aquí! ¡Es imposible!- Grito el científico. El camarógrafo no se movía, y tampoco parecía respirar.

-Nada es imposible, solo difícil de hacer- Respondió la preciosa adolescente.

-¡Todos tus compañeros murieron por intentarlo! ¡Tu destino no será diferente!- Volvió a gritar el medico.

-Usted se equivoca, mis compañeros fueron tontos y no calcularon la probabilidades, yo si, ¿Y le cuanto un secreto? Ellas hoy están a mi favor-.

Isabella se levanto de su silla, mientras una pequeña sonrisa se extendía por su rostro.

-S-Siéntese en la silla, 210, ¡No me obligue a llamar a seguridad! No quiero que muera- Dijo el hombre que había trabajado durante 30 años en la Central de Investigaciones Secretas, y que amaba secretamente a esa hermosa y misteriosa joven.

-Lo siento, pero no voy a sentarme. Es hora de que sea libre- Contesto ella, mientras la cámara tomaba sus ojos marrones volverse violetas, y al Doctor August Marshall caer muerto luego de haber presionado el botón de emergencia.

Los cinco guardias que se encontraban en la puerta, entraron apresuradamente a la habitación, pero Isabella fue más rápida y dos segundos después estos también caían al piso, muertos.

El camarógrafo logro reaccionar, y soltó la cámara que aunque cayo al piso, siguió grabando. El dio un paso atrás, y poso su vista en esos hipnotizantes ojos violetas. Sabia que iba a morir, y suplicaba internamente de que su inevitable muerte fuera indolora. Ella fue rápida y gentil cuando mato a ese ayudante. Ese hombre nunca le había hecho daño, y no tenia nada contra el.

La 210 camino lenta y acompasadamente hacia la salida de ese oscuro cuarto.

En cuanto dio un paso fuera, los gritos empezaron, las alarmar comenzaron a sonar, y el infierno se desato en la Central de Investigaciones Secretas.


Bueno, espero que les agrade mi historia.

Un saludo.