Caminaba Sesshomaru distraído por las calles, con notable furia. Recordando paso a paso la horrible noticia que lo condeno. Irasue, su madre, hacia lo que quería y cuando quería, en esta ocasión hizo algo para sacarlos de la desesperante situación económica que estaban sufriendo los dos. Sin consultarle nada, lo había comprometido. ¿Con quién? Ni ella conocía bien, pero había hecho una clase de embrujamiento para que el padre de la muchacha aceptara.

Ahora mismo Sesshomaru se dirigía a sus estudios, iba muy temprano, mas no se iba a quedar ni un segundo más cerca de su madre, la detestaba por lo que hiso. Pero no podía culparla del todo. Peor era mendigar. Solo necesitaba tiempo para pensar y relajarse.

Y recuerda... si vas caminando por la calle mira para delante.

Sesshomaru no lo hiso, provoco que una jovencita se cayera al suelo, desparramando todas sus cosa por el suelo.

-¡! ¡Lo siento!

-¡por que no te fijas en...! –iba a regañarlo, pero se detiene al verlo.

-...discúlpame...-se agacha para ayudarle a recoger sus cosas en su bolso.

La jovencita de cabello castaño atado en un rodete, ojos carmesí se sonrojo por la guapura de ese tipo. Sesshomaru al terminar, se levantó y ofreció su mano para ayudar a levantarla.

-...aquí tienes... ¿sabes? hoy no he tenido un buen día... por eso te ruego perdón...-le miro como si tratase de adivinar su nombre.

-... soy Kagura... -menciona abrazando su bolso ruborizada.

-es un placer conocerte...

-tu nombre es...

-...Sesshomaru.