Los personajes no son míos, la idea no me pertenece tampoco, es de la escritora y amada esposa Solitudely claramente modificada que amablemente me la regaló porque no se le antojaba hacerla a ella en un momento ocioso de msn =$

Pareja: AlfredxArthur principal; AntonioxLovino, FrancisxMatthew, LudwingxFeliciano y nórdicos.

ACONSEJO: Si eres de 15 años o más léelo, sino, vete con cuidado al leer. Lenguaje fuerte y forma de narrar indecente, esto es cochino y tendrá sexo descarriado próximamente.


Alfred era un chico bien desviado sexualmente hablando. Tan pero tan sumamente desviado que las mujeres hasta le llegaban a dar un poquitito de miedo, pero tenía amigas mujeres cabe destacar. Alfred era un chico gay, un chico muy gay. Le gustaban sólo los hombres, nadie más. Quizá por el hecho de ser más atractivos, también que eran mucho más rudos y difíciles de dominar a la hora del sexo, le gustaba ser el activo con los chicos insolentes, esos que se creían el hoyo del queque o los más geniales, a esos pillines le gustaba que mordieran la almohada fuertemente en el momento de hacerlo, sus caras lo extasiaban y le encantaba darles y darles.

Era gay, demasiado gay. Por eso no entendía para que sus crueles padres estaban haciendo ese diabólico acto con su persona.

-¡Soy gay!

-Joseph, has que calle…-la madre del joven americano se arrojaba como una magdalena a los brazos del dueño de casa.

-No digas eso delante de tu madre jovencito

-¡Tengo 19 años ya, soooy gay Madre y también Padre! ¡Compréndanlo!

-¡Has que pare! -la melodramática madre volvía a chillar arrojándose nuevamente a los brazos de su marido.

-¿Qué tengo que hacer para que acepten que no me gustan las tetas y la vagina? -replicó con odio -Saben que me gustan los hombres

El padre se acercó al estadounidense y lo abofeteó, Alfred lo miró con resentimiento homosexual. Él era gay, siempre lo fue y siempre lo sería, moriría siendo gay y violador de traseros. Le gustaban los chicos, no las pechugas mutantes de las mujeres, sin ofenderlas claro. Más de alguna amiga le caía muy bien pero ninguna atracción. A él le gustaba masturbar pollas, punto final por la mierda.

-¡Pues no lo serás más jovencito, iras de campamento!

-¿Campamento de qué? ¿quieren que me folle a los animales, eso sería más normal?

-¡No me obligues a usar el zapato!

El americano alegó y alegó y alegó y alegó y alegó y alegó y alegó y alegó y siguió alegando, y sólo recibió una patada en el culo por parte de sus homofóbicos padres. Iría de campamento. Los campamento no eran aterradores, pero ese sí, ese era un campamento para homosexuales, travestis y bisexuales para llevarlos al "camino correcto", un estúpido campamento anti-gay, no podían humillarlo más. Él quería ser gay, amaba serlo. Si a algunos les gustaba toquetear siliconas y chupar zorras a él le gustaba masturbar pollas y penetrar culos.

Pero estaba allí, dentro de la estúpida furgoneta rodeado de tipos homosexuales, paseó su vista mirando si había alguien de su interés pero no existía alguien allí que lo hiciera babear por tenerlo metido en una cama desnudo. Habían diferentes chicos con acentos muy variados dentro de ese estrecho lugar, de todas partes del mundo se podría decir.

Un chico rubio de pelo en forma de melena habló quejándose.

-Mon ami, no quiero ir, no quiero ir…-el francés se le erizaba todo el cuerpo, estaba aterrado. Dos chicos que parecían ser sus amigos iban junto a él, uno a la derecha y el otro a la izquierda.

-¿Y crees que yo estoy muy feliz tío? ¡Me quieren lavar el cerebro!

-Si no tengo sexo, moriré- otra vez el rubio de melena afeminada hablando.

-Cállense par de nenitas, gay somos y gays nos quedaremos. La awesome homosexualidad no se olvida perras ¿entienden?

A Alfred le daba algo de orgullo ver a ese último tipo hablando así de la homosexualidad, tenía el pelo claro en exceso, casi parecía blanco y ojos algo rojizos. Aseguraba que ese chico al igual que él había ido a la anterior marcha homosexual llena de colores arcoiris. La estancia en el furgón fue entretenida por esos chicos allí, Alfred sintió curiosidad en hablar con ellos, lo único que sabía bien es que el francés era un tanto raro, puto mejor dicho, era más pervertido que él incluso, mucho más. No había parámetros que definieran a ese francés, Alfred solo rió, tal vez podía pasarla bien en ese monstruoso lugar.

El hermano de Alfred era algo más invisible a todo esto, también medio gay aunque nunca se había demostrado pero era claro que sus padres lo enviaron también por seguridad al igual que a Alfred. Tenía lentes al igual que su hermano y un extraño riso que le caía sin no antes girar en si mismo.

-Soy Matthew…-susurró, iban en camionetas diferentes él y su brother.

-Yo me llamo Feliciano, un gusto Claudio

-Es Matthew

-Ya entendí Cristian- sonrió con gracia. -El que va a mi lado durmiendo es mi hermano, se llama Lovino Vargas

-¿Y los de atrás?

-Son nórdicos parece… desconozco los nombres de todos pero el rubio más pequeño se llama Tino, me dio comida cuando me moría, era muy amable ve~

Los chicos nórdicos eran un misterio, uno que no paraba de hablar estupideces, uno parecía una estatua, y uno que iba muy pegado al más pequeño de nombre Tino, había literalmente de todo apretujado en esas furgonetas. Y en la furgoneta numero dos había alguien medianamente normal que el canadiense se quedo mirando. Un chico de hermosos ojos verdes y gruesas cejas que leía un libro sobre la abstinencia sexual, tema extraño pero quizá lo hiciera justamente por el lugar al cual llegarían.

Después de mucho viaje se bajaron todos y Alfred actuaba normal viendo a los instructores tan heteros que le tocaban, entre ellos había un chico algo joven para ser instructor, rubio y de ojos azules con el pelo hacia atrás perfectamente ordenado. Gilbert al verlo sólo pudo palmearse la cara mientras decía "porque tenía que ser él". Uno de los dos italianos, el que era más alegre se le quedo mirando, algo interesado se podría decir. El chico francés miraba a todo el grupo con cara pervertida, pero el que más le atrajo fue el más invisible del grupo, el tímido Matty y un tanto otro chico que leía.

-Jóvenes, están aquí para reindicarse…-habló el maldito instructor.

Hubo un suspiro colectivo entre todos los allí ingresados, la misma mierda molida de siempre.

Reindicarse jamás, todos los allí presentes les gustaba ser gay y nadie parecía comprenderlo, sólo ellos mismos. Además el campamento no era muy inteligente, juntar a gente gay con más gente gay sólo haría que ese campamento se convirtiera en una orgia gigante, una dulce y clarividente orgia para todos los homos allí. Alfred rechinó los dientes, tenía que conseguir condones. Tendría sexo en ese campamento le gustara o no a los instructores, no podía mantenerse tres meses en abstinencia sexual. Era joven, descarriado, le gustaba el peligro.

Todo después de eso fue mucho "blah blah blah" para el norteamericano, le entraba por uno oído y le salía por el otro, aburrido, decidió ver al resto de sus compañeros y fue cuando lo vio a él. Dejo de respirar masculinamente y sus mejillas se tiñeron en un suave rojo.

Su cuerpo, su traje. Era inglés, definitivamente. La baba de la boca de Alfred comenzó a caer y a caer en cascada, el chico no lo miraba, sólo le ponía atención a su libro, su piel era blanca y a la vista parecía incluso delicada, suave, quería pasar sus manos por su cuerpo, morder sus tetillas y que cambiara esa cara de vegetal que tenía ante lo que leía por una sonrojada y necesitada, quería verla.

-A ese chico me lo voy a coger…-susurró.

El canadiense que estaba al lado de Jones era más cuerdo y tímido que su hermano. Suspiró pensando que Alfred no podría estar pensando en follar en un lugar como ese. Pero eso no le impediría al chico estadounidense hacer todo lo posible para acercarse a ese sensual y caliente chico desinteresado del mundo, sólo leyendo su puto libro. Oh como lo ponía, lo calentaba demasiado y fue cuando volvió a repetirlo.

-Lo juro, definitivamente me lo voy a follar…

Su meta para el verano era eso, ese fue el juramento que hizo ese estadounidense en ese campamento y la vida quizá le sonreiría, porque por azares del destino se separarían las cabañas en dos y el nombre del chico al que le guardaba ahora deseos saldría como su inevitable compañero de habitación. La vida homosexual… si que es vida.


Soy bisexual. No temo decirlo =)

Si quieren otra pareja díganmelo ;) estoy abierta a todo tipo de sugerencias.

Espero actualizarles con frecuencia, por hoy mi bizarra mente da para esto.

Pueden pedir más pareja si gustan, reitero.