Tal vez no me crean cuando les diga que he conocido el mismísimo infierno en la tierra…Pero créanme cuando les digo, que todo en este mundo es posible. Así como existe el bien, también existe el mal… Así como existe lo imaginable, también existe lo inimaginable…
Mi nombre es Kagome Higurashi. Tengo 19 años y a pesar de mi poca edad, ya me he graduado de Secretariado Ejecutivo Computarizado, aunque la verdad no es precisamente una carrera universitaria ya que en realidad, no pude continuar mis estudios así que opte por eso para no quedarme sin una base. Soy de estatura normal, piel blanca, ojos achocolatados y cabellos hasta mi cintura de color negro. Siempre había sido la típica chica dulce y buena que le veía todo lo bueno a la vida aun en las peores situaciones de su vida ya que realmente, en mi vida nunca había tenido un momento que realmente me marcara. Claro, eso solo fue hasta que entre a trabajar en la Empresa Takeda donde seria la secretaria del señor Naraku Takeda, hijo del creador de esta maravillosa y enorme empresa siendo la más importante en exportaciones y negocios por todo Tokio.
Me sentía realmente orgullosa de poder trabajar junto a él ya que de buena fe sabia lo inteligente y apuesto que era. Naraku Takeda era el ser más hermoso y varonil que había pisado la faz de la tierra; ojos negros cual noche sin estrellas, cabellos negros ligeramente rizados a modo de darle cierto toque de rebeldía detrás de ese ajustado y perfecto traje de ejecutivo que se le agregaba al cuerpo de una manera deliciosamente sensual y atractiva. Realmente era un bombón… el ser más hermoso que pudo haber pisado la faz de la tierra.
El hombre más perfecto pero… ¿Qué pasa cuando esa perfección es una maldición? Y sobre todo ¿Qué pasa cuando te enamoras de esa maldición que puede hacerte perder la hermosa vida que has llevado? Aunque la pregunta del millón es:
¿Qué harías tú si peor pesadilla fuera tu más grande ilusión?
