¡Hola! Antes que nada, lo siento mucho. Sé que he estado muy ausente estos últimos días, si no es que semanas, lo cual me da mucha pena. Soy muy impaciente en cuanto a las actualizaciones de las historias que me gustan, así que comprendo si alguien está molesto…

¡En verdad que el tiempo la ha traído en mi contra! Soy consciente de que esa no es excusa, así que haré todo lo posible por escribir más seguido.

Tengo empezados capítulos de Young Parents, La Misión de la Superniñera, Un Nuevo Hermano, Un portal Diferente, May The Odds Be Ever In Your Favor; tengo también un MONTÓN de ideas para Young Justice Summer Project; también tengo ya planeada TODA la historia de Absent… incluso comencé hace un par de días una historia de Avatar, protagonizada por el Príncipe Zuko y otra… bueno, que ya será sorpresa n.n Me gustaría mucho que me dijeran cuál les gustaría leer antes, para así apurarme y publicar pronto.

Gracias a todos los que han leído mis historias ;) enserio me ayudan mucho con todos sus comentarios; los que han leído desde los primeros capítulos que publiqué, los reviews anónimos, todos!

Los aprecio bastante y no duden en que si algún día piden una historia de algo en especial, la escribiré para ustedes.


Muchas gracias a todos los que están leyendo. Espero que les guste y por favor dejen un Review o PM haciéndome saber su opinión (:

Castigo corporal en próximos capítulos. Si les incomoda esta temática, por favor seleccionen otra historia (:

Por favor no me maten ni me odien. Es la primera historia que escribo acerca de este tema.

Esta historia está relacionada con el capítulo 8 de Absent y la parte de Oliver Queen en Young Parents.

Hace casi dos meses que Roy le había llamado papá, y desde entonces lo hacía como si no tuviera nada de extraordinario, como si fuera lo más normal del mundo. Pero Oliver tenía muy claro que no era así, cualquier palabra que lo hiciera sentir tan feliz no podía ser normal.

Cabe mencionar que a lo largo del año y medio en el que habían vivido juntos, Oliver había utilizado el castigo físico en tan sólo dos ocasiones… si es que se le podía llamar así a aquellas patéticas tundas que no consistían en más de 3 palmadas ridículamente leves. En su tiempo, aquello había sido suficiente para que el niño recibiera el mensaje y se comportara. Sin embargo, Roy tampoco era tonto y al parecer se había dado cuenta de que Ollie no tomaría medidas más drásticas. Además de que esas "tremendas zurras" no las sentía ni el aire, y el chiquillo lo sabía.

Como si fuera poco, la presencia de Thea le daba al chico una sensación de seguridad que ni el enojo de Oliver superaba. Era como si su tía le proveyera de un escudo protector o algo así.

El Arquero estrella de la Liga de la Justicia jamás se había sentido tan feliz como en aquella etapa de su vida. Justo en ese momento no podía ni imaginarse su vida sin Roy, sería simplemente inconcebible…

Sin embargo, aquella nueva experiencia conllevaba tanto miedo como alegría. Nunca nadie lo entrenó para criar a un niño, especialmente a uno tan activo, porque ese era otro factor importante ahora para Ollie: estar en constante estado de alerta.

Antes de adoptar al crío, Oliver estaba siempre atento a sus alrededores. No obstante, ese instinto se había amplificado a la milésima potencia desde que Roy estaba con él. Para empezar, ninguna casa, por más segura que el dinero pudiese hacerla, era cien por ciento confiable como para que un niño hiperactivo de siete años la explorase sin supervisión alguna. Hasta ahora los múltiples accidentes habían resultado en algunas lámparas y vasijas rotas, un par de caídas desde alturas no tan peligrosas y algunas manchas de manos sucias o de suelas de tenis en uno que otro mueble alto que el chico había decidido escalar.

En un principio, Roy hacía lo posible para que su guardián no lo reprendiera, con el miedo de ser enviado de regreso al orfanato en el que había ido a parar después de la muerte de Brave Bow hace más de tres años. Ahora, al contrario, se sentía seguro y sabía que su lugar en aquella familia era permanente. ¡Aquello sonaba excelente, claro!... pero no todo era miel sobre hojuelas al respecto. Roy ya no tenía miedo a que lo echasen, por lo que tampoco tenía miedo a demostrar su verdadero potencial a la hora de crear caos y realizar todo tipo de trastadas que, aunque no dañaban a nadie más, sí que metían a Oliver en múltiples aprietos.

El joven padre, por su parte, se estaba cansando de ello. Cada vez que le decía a Roy que no hiciera algo, era como si sus palabras le entrasen al niño por un oído y le salieran por el otro. Simplemente ya no le era tan relevante la opinión del Arquero mayor respecto a su conducta.

No hay que malinterpretarlo; a Oliver Queen le alegraba profundamente que su hijo considerara aquél como su hogar… es simplemente que no sabía cómo llamarle la atención sin hacer que volviese a sentirse inseguro respecto a su relevancia en la vida del Arquero, es decir, ¿Qué tal si, al tratar de reprenderlo, decía o hacía algo tonto que destruyese el autoestima de su hijo y lo llevase a pensar que a fin de cuentas no era realmente importante, necesario o querido ahí?

La verdad es que la situación del heredero de las Industrias Queen era complicada, es decir, ¿Cómo regañas a tu hijo de siete años para que entienda de una vez por todas pero sin hacerlo sentir mal?

Justo entonces, un estridente sonido que identificó como uno de los estantes con adornos de cristal y jarrones al caer al piso lo sacó de sus pensamientos.

Rodando los ojos, exhaló en un intento de mantener la calma.

Estaba claro que las cosas no podían seguir así. Tenía que hacer algo inmediatamente, antes de que las cosas se salieran de control aún más.

Cuando apenas se proponía ponerse de pie, su celular comenzó a vibrar. El cansado joven acercó el aparato para ver el número en el identificador y, al hacerlo, no supo si sonreír o llorar.

¿Por qué Thea siempre estaba presente de una manera u otra cuando el crío hacía algo?