Disclaimer: Todos los personajes reconocidos son pertenecientes a Stephenie Meyer, solo la trama es de mi pertenencia y los personajes desconocidos.


Capítulo 1: Mi niña. Mía.

Sentía la tierra húmeda entre mis dedos, la brisa de la playa alborotaba por completo mis cabellos, enredándolos y dejándolos hechos un desastre. Tomé una bocanada de aire, llenando mis pulmones de ese aire tan puro que solo podía aspirarse en un lugar por este, el lugar en el que yo vivo…La reserva…La push.

El olor del salitre, de la madera humedecida, de lodo que se creaba en los bosques cuando llovía, de la tranquilidad que traía la madre naturaleza consigo, era algo realmente único. Y al ser todo esto tan único, tenía que estar incluido entre las únicas cosas que lograban calmarme por completo, haciéndome olvidar por unos minutos los malos momentos que he pasado en mi vida.

Mi rompimiento con Sam, mi transformación, la muerte de mi padre por culpa de esta misma…la sensación de temor al ver a mi hermano menor pelear contra esos seres fríos y repugnantes que son los vampiros. La faceta que debo mantener debido a ser la única mujer de la manada. Aunque esta última no tenía de utilizarla tan seguido debido al cambio de manada que hubo en la época del embarazo de la chica Swan ahora Cullen.

—¡Leah! —Escuché la voz de mi hermana en un grito no tan alto. Sabía que le escucharía sin necesidad de gritar fuerte. Vi su figura a lo lejos, en la entrada del bosque, yo estaba casi en la otra punta, a la orilla de la mar. —Ven, tenemos reunión.

—Te sigo. —dije tranquila. Solté un suspiro mirando nuevamente el horizonte, donde solo había oscuridad debido a la noche sin luna. Giré el cuerpo en dirección al bosque y corrí. Internamente algo en mi fue congelándose, como si un muro de hielo se estuviera formando nuevamente en mi interior. Mi gesto tranquilo pasó a ser serio, con el ceño algo fruncido. Mi mente traté de cerrarla también, olvidar mis pensamientos anteriores, ocultarlos antes de dejarlos expuestos a la vista de los de mi manada.

¿Qué sucede? —Hablé enseguida me transforme, mi mente era un caos ante los pensamientos de los otros. Quil, Embry y Seth discutían entre sí. Gruñí mientras aceleraba el paso. Era la mas rápida, y disfrutaba de eso. Rápidamente llegué allí a donde todos se reunían, incluso parte de la manada de Sam se encontraba allí. Ni siquiera lo miré.

—¿Que es lo que ocurre? —Pregunté seria, era la beta de la manada, por lo que en parte sentían cierta obligación a responderme cuando no estaba nuestro Alfa.

Estoy llegando, vine apenas escuché tu llamado, Quil. —Dijo Jacob.

Hemos encontrado algo, bueno Paul lo encontró. —Señaló con la cabeza Embry al lobo gris oscuro, perteneciente a la manada de Sam.

Ve al punto. —Dijimos Jacob y yo al mismo tiempo, por lo que veía a través de su mente, estaba cerca de llegar.

Rayos, cálmense, deberían ser pareja. —Bufó Quil. Y yo le atesté un mordisco el cual esquivó por poco.

Cállate. —Grité yo en respuesta.

Tan solo mira…—dijo Seth. Con el no podía ser cruel, o algo dura…maldición. Dirigí mi mirada a donde señalaban, era un bulto, del cual a penas me había fijado, olfatee y me acerqué a pasos lentos. Mi corazón se aceleró de manera repentina, sin ninguna razón. Sentí a Jacob llegar, y a la vez transformarse junto con Sam en humanos nuevamente. Comenzaron a hablar, pero yo no escuchaba nada mas.

Con mi hocico moví la tela que cubría aquello que se encontraba entre mantas y telas algo sucias. Mis pupilas se dilataron, y sentí que ya nada mas existía a mi alrededor. Como si todo tuviera sentido. Como si fuera…por fin una bendición para mi…la bendición de tener algo que nunca iba a poder tener al ser al parecer estéril.

Me transforme a mi forma humana, y no me importó quedar desnuda frente a los chicos, lo único que me importaba en ese instante era tomar en mis brazos aquella preciosa criatura. Una bebé de aproximadamente un año, con piel tostada, tan solo un poco mas clara que mi piel, ojos muy abiertos, mostrando la extrañeza que poseía al tener uno de un color casi negro, y el otro de un azul tan brillante que deslumbraba. El poco cabello que había sobre su cabecita, era negro y tenías unas pocas ondas, se veía con algo falta de peso, pero eso ya lo arreglaría.

—Leah…¡Leah! —Volví a la realidad tras el grito de mi nombre. Fruncí el ceño pegando a la bebé a mi pecho. —¿Qué demonios te pasa? —Jacob había tomado mi vestido, el cual llevaba amarado a mi pata y me lo había colocado sobre los hombros para taparme. Su ceño fruncido demostraba la molestia que le había causado el que yo hiciera eso, desde que me había unido a su manada, Jacob y yo habíamos creado un lazo extraño.

—¿Leah? ¿Qué…fue eso? — escuché la voz de mi hermano mientras se acercaba, mi pecho vibró ante su cercanía y abracé de manera mas protectora a la niña y chupaba entretenida sus dedos.

—¿A que te refieres Seth? —Dijo Jacob pidiendo una explicación y mirándome con extrañeza, el no se esperaba que casi le gruñera a mi propio hermano.

—Sucedió algo extraño, hermano…fue como una imprimación, pero…diferente…—trató de explicar Embry. Para entonces sentía todas las miradas sobre mi. Todos estaban como humanos, con el torso descubierto y con solo unas bermudas.

—¿De que demonios hablas? ¿Leah es lesbiana? —Se burló Paul. Tan solo lo ignoré estaba concentrada en mi niña. La había colocado suavemente en aquellas sucias mantas para ponerme con rapidez el vestido y volver a cargarla.

—No, tenían que haberlo presenciado…fue muy, muy extraño, y muy intenso, joder, que lo sentí yo también como si me estuviera pasando a mi.. —Aportó Quil, estando de acuerdo con Embry.

—Ya veremos luego, encontramos a la madre muerta a unos metros mas lejos, muerte natural…un ataque al corazón, seguro. —Dijo Sam.

—¿Qué hacía por estos bosques?. Nunca la había visto. —Dijo Jared.

—Huía de algo, eso es seguro. —Dijo Jacob. —Pero no parece ser que de un vampiro, no había olor alguno durante el camino aquí.

—Como fue durante nuestra guardia, te puedo asegurar que no hubo nada raro, solo típicos olores humanos…—dijo Sam.

—Tal vez huía entonces de un humano, entonces…parece algo golpeada. —Dijo mi hermano Seth quien volvía de donde estaba el cuerpo de la madre.

—Como sea, hay que entregar el cuerpo a la policía estatal y entregar a la niña…—Jared no había terminado de decir eso cuando salté a la defensiva, con la niña en mis brazos.

—Es mía. —Declaré en voz alta, siseando amenazante. —Mi bebé..

—Leah…cálmate, no es tuya, debemos entreg…

—¡Dije que no! No vas a quitarme a mi bebé. —mi cuerpo comenzó a temblar y di unos pasos hacía atrás para poder tener mi mirada fija en todo ellos. No iba a dejar que me alejaran de ella.

—Leah, cariño…mirada, todo estará bien, no vamos a quitarte a la niña, pero..

—Pero nada, Jacob Black, es mía. —Sentí como Paul, junto con el resto de la manada de Sam que faltaban se acercaban siendo lobos. Mi cuerpo tembló con mas furia sintiéndome amenazada, dejé en un segundo la bebé a mi lado y exploté transformándome. Juro que rompí record, nunca en mi corta vida de licántropo me había transformado tan rápido. Lancé un gruñido, sentía la pelambrera totalmente erizaba, mi mirada no se apartaba en ningún instante de cada uno de los que me rodeaban, incluyendo los que aun estaban transformado en lobos.

—Leah, relájate. —Sentí la voz del alfa caer sobre mi, pero algo en mi interior se sacudió con facilidad aquella orden. No me iban a obligar a alejarme a mi bebé. Tenía que defenderla a toda costa. —¡Leah, te ordeno que te detengas ahora! —demandó aun con mas exigencia Jacob. Lo sentía, cada peso que provocaban sus palabras en mi. Como odiaba esa voz. La detestaba. Pero nuevamente fue como si no hicieran nada, como si no pudieran doblegarme.

—Hermana, por favor…no le haremos daño a la niña.. —Suplicó mi hermano con las manos alzadas en modo de rendición.

—Leah…no me hagas repetírtelo, cálmate…ya. —demandó el alfa con todo su poder, al estar transformado en lobo, tenía aun mas efecto. Mi patas se flexionaron y sentí la necesidad de doblegarme ante él. Pero cuando miré a mi niña de reojo, me alcé nuevamente, lanzando un mordisco amenazante contra mi propio alfa.

—Ni se te ocurra acercarte un paso mas Jacob. — Le respondí y me moví de forma que tenía bajo de mi, bajo mi protección a mi pequeña, esa que acabo de conocer hace solo unos minutos, esa que me robó el corazón…esa por a la que extrañamente me sentía unida…tanto como si fuera realmente mía.

Algo extraño pasó. Mi niña se removió y soltó un llanto que me alertó por completo, baje mi cabeza y con mi hocico la olisquee, y la acaricie con suavidad tratando de calmarla.

Mi cuerpo se tensó al ver como el pequeño cuerpo de mi niña tembló, casi como su tuviera convulsiones, me entró el pánico y un sonido lastimero salió de mi boca lobuna. Traté de hablarle, de transmitirle que estuviera tranquila, que no se asustara porque era yo…solo que en mi versión animal.

El cuerpo de mi niña comenzó cambiar, sus piernas y brazos se alargaron un poco, su cuerpecito comenzó a llenarse de pelo, su rostro se alargó y de repente, tenía ante mi a una muy pequeña lobita, una cachorra que caminaba con torpeza, pero que se pegó a mi pata como los cachorros hacen con su madre cuando se asustan, con mi hocico acaricie la cabeza de la pequeña.

Estaba en un extraño shock, no me esperaba eso, pero lo acepté al momento en que se transformó por completo, sentía a los de mi alrededor murmurar y boquear impactados. Pero yo solo tenía ojos a para mi niña, esta extraña lobita de un ojo negro y el azul, esa lobita de pelaje blanco como la nieve…esta lobita que se convirtió en mi hija desde el momento en que la vi.


Hola! Espero se encuentren muy bien, pues estoy acá, en finales del semestre de la universidad, y de la nada, se me vino esta idea sobre mi personaje favorito de esta maravillosa saga, y es Leah Clearwater.

Espero les guste este comienzo, y pues sin mas, dejen un review! ¿Sí? Es todo lo que pido.

Besos, R. R. Grant.