Capitulo 0: Bienvenido.

"De niño siempre quise ser el protagonista de mi propia aventura. Ya sabes, de esas que cuentan en tantos libros e historias. Salvar princesas, luchar contra dragones y ganarme la gratitud de innumerables reyes."

La húmeda celda golpeaba con frio al semiinconsciente chico postrado sobre una de las paredes. Un pequeño rayo de luz proveniente del techo iluminaba el pequeño lugar, dejando ver únicamente una puerta de acero y cuatro paredes llenas de musgo y barro.

"Esas historias siempre me apasionaron y en más de una ocasión intente escribir una propia. Acto que generalmente acababa con mi madre pegando mí escrito en la heladera, o con mis compañeros riendo por lo ridículas que eran."

Con un creciente pánico rápidamente aquel chico se levantó y miro a su alrededor. Grito por ayuda, haciendo resonar su voz a lo largo de la gigantesca prisión. Sus manos golpearon con fuerza la inmóvil puerta de hierro, con el solo resultado de lastimarse sus manos. Un último grito desesperado recorre la celda, pero esta vez, si hubo una respuesta. Un caballero con armadura desgastada y rota asoma su mirada sobre las rejas del techo.

-¿?: OYE! Los demás ya se han ido ¿Se han olvidado de ti? Toma, aun no es demasiado tarde.

Aquel amable caballero dejo caer una llave en las manos del chico. Este con gran felicidad en su rostro la levanto e introdujo rápidamente en la cerradura.

-¿?: Espera…antes de que abras esa puerta.

Deteniéndose en seco, el joven levanto su mirada para encontrarse nuevamente con su "salvador".

-¿?: No tienes idea de donde estas verdad? Lo que hay detrás de esa puerta no será mejor que esto…tal vez debas quedarte aquí.

Frunciendo el ceño, aquel joven pateo la puerta y corrió por los pasillos dejando atrás al caballero. Su mirada se movía de lado a lado, admirando las heladas y oscuras celdas, ahora vacías, que una vez contuvieron a inmensidad de personas. Una escalera se extendía a lo largo de un estrecho pasillo junto a una reja que dejaba ver un pequeño patio central.

Un fuerte ruido resonó por todo el lugar. Ladrillos cayeron del ahora destruido techo junto con dos personas. Una de ellas, el caballero que ayudo a salir al joven. La otra una criatura inmensa, su monstruosa y abominable forma hizo estremecer al chico, quien rápidamente bajo las escaleras y se escondió tras la puerta que conectaba al patio. El monstruo tomo al caballero como si se tratase de un simple juguete. Con su espada en mano, este se dispuso a defenderse apuñalando la mano de aquella criatura. Esta última solo lo lanzo fuertemente contra una de las paredes, haciendo un agujero en esta y dejando al derrotado hombre al borde de su perdición.

"Siempre me pregunte, cuál fue el propósito que tuvieron todos esos héroes…que los llevo a cometer actos de tan inmensa valentía. Honor? Gloria? O tal vez, simplemente estaban destinados a ello"

La bestia lanzo un potente rugido antes de retirarse a través de unas inmensas puertas que se cerraron detrás suyo. El chico intento abrir aquella oxidada puerta. Cerrada como las otras, pero en un estado tan deteriorado que solo basto un simple empujón para abrirla. Esto hizo temblar la columna por la cual lo poco que quedaba del techo se sostenía.

-Caballero: Ah…maldición…

"Y que si en realidad existe algo como el destino? Qué sentido tendrían nuestras acciones? Nuestro esfuerzo?"

Lentamente el joven se acercó para ayudar al caballero, sin percatarse del peligro que yacía sobre él.

-Adrian: Adrian Merecy, mucho gusto…

-Aldo: Algo de Astora…Encantado de conocerte (quejido apagado)

-Adrian: Déjame ayudarte, comencemos quitándote esa armadura.

-Aldo: NO (Deteniéndolo con su mano)…ya no hay nada que puedas hacer para ayudarme chico…

La columna que débilmente sostenía los restos de aquel techo finalmente cedió y esta callo rápidamente sobre Adrian. Este último solo pudo verla por una fracción de segundo antes que todo ese peso callera sobre él y destruyera sus huesos como si de pequeñas astillas se tratase. Rápidamente la vida abandono su cuerpo…pero no fue su final.

"Más allá de lo que historias y mitos quieran decirnos, más allá de toda historia mítica sobre dioses, leyendas y profecías, la verdad es que el destino no es más que el resultado de nuestros actos. Nadie puede decirnos que hacer más que nosotros y somos afortunados de que así sea."

Un grito estridente resonó a lo largo de toda la prisión y Adrian despertó nuevamente dentro de aquella oscura y húmeda celda. Asustado y confundido miro a su alrededor pero nuevamente no encontró nada. Se acercó a la puerta para abrirla, pero su llave había desaparecido.

-¿?: OYE!

Aquel grito llamo su atención y rápidamente poso su mirada en la rejilla del techo. Nuevamente, Aldo de Astora estaba ahí para rescatarlo.

-Aldo: Los demás ya se han ido ¿Se han olvidado de ti? Toma, aun no es demasiado tarde.

-Adrian: Hey estas bien. Quien me trajo aquí de nuevo?

-Aldo: No tienes idea de donde estas verdad? Lo que hay detrás de esa puerta no será mejor que esto…tal vez debas quedarte aquí.

-Adrian: Eh…si, ya me dijiste eso antes.

-Aldo: Antes?

Ambos guardaron silencio unos momentos. El chico estaba más confundido que nunca y la desesperación comenzaba a hacer eco en sí mismo. Antes de siquiera poder preguntar nuevamente al hombre una criatura gigantesca lo ataco, forzando a este a esquivar su ataque y reposicionarse lejos de la reja. Sin pensarlo dos veces Adrian abrió la puerta y bajo rápidamente las escaleras. El techo volvió a caer junto con el caballero y el monstruo. Dispuesto a ayudarlo, el chico empujo la puerta a la vez que la criatura lanzaba a Aldo contra la pared. El monstruo rugió fuertemente en dirección a Adrian cosa que le provocó un escalofrió como nunca antes había sentido. Lentamente el chico se posiciono cerca de la columna que sostenía el techo. La criatura cargo en su dirección. Adrian, invadido por el miedo y la adrenalina rápidamente rodo hacia su derecha, esquivando el golpe y haciendo que el monstruo destruya aquella columna. Lo que quedaba de la estructura callo sobre el monstruo dejándolo seriamente lastimado e inconsciente.

-Aldo: Ahh…maldición…

El chico camino hacia el caballero en su ayuda. Este nuevamente lo detuvo.

-Aldo: Como lo supuse…eres uno de los hijos de Satella…

-Adrian: Satella?

Las manos del chico temblaban y su mente se llenaba con miles de preguntas sin responder. Así que dijo lo primero que se le ocurrió.

-Adrian: Dónde estoy? Que es este lugar?

-Aldo: (Quejándose) Mira chico…esto es Lugunica y como podrás observar es muy distinto a tu mundo…Tu por otra parte…eres lo que conocemos como "Hijos de Satella" la bruja de los celos…

-Adrian: Pero…que quiere decir eso?

-Aldo: Me conoces, a pesar de que nunca nos hemos visto antes…por lo cual, debo suponer que…has muerto en este lugar.

-Adrian: Muerto…(volteando a ver a la columna) Esa cosa me callo encima.

-Aldo: Ja…bienvenido…(quejándose fuertemente) escucha…no me queda demasiado tiempo…Hay muchos más como tu…este mundo es un lugar duro y no dudara en aplastarte si tiene la posibilidad…Siempre que mueras…volverás atrás en el tiempo para corregir tus actos, pero solo…si tu determinación te lo permite…te espera un largo y duro camino, pero sin importar que, debes seguir adelante…después de todo, esa es la ventaja de ser hijo de Satella…

El chico más confundido que antes, sostuvo la mano del caballero y pregunto con fuerza.

-Adrian: Como puedo volver a casa? Existe una manera de marcharme de aquí?

Aldo levanto lentamente su mano y señalo a las gigantescas puertas detrás suyo.

-Aldo: Hay un cuervo…un espíritu creado por la brujo, mejor dicho…él se llevó a todos los demás antes que tu…no sé a dónde fueron, pero no puede ser peor que aquí…Llevo años cuidando este lugar…finalmente es hora de que descanse…Tu nombre…

-Adrian: Adrian Merecy.

-Aldo: Adrian…Te diré lo que le dije a los demás…busca a Satella…se cree que murió hace años…pero tengo fe en que no es cierto…Toma (Extendiendo su espada y escudo) te serán más útiles que a mi…

-Adrian: Yo…no se usar esto. (Tomando sus armas)

-Aldo: Bueno…siempre puedes practicar…si caes 7 veces…es para levantarte 8…

Aldo tomo un último respiro antes que su aliento lo abandonase por completo. A pesar de haberlo conocido hace poco, la muerte del caballero entristeció al chico. Por otro lado, no era momento para eso. No sabía si ese monstruo seguía con vida, por lo que se cargó la espada y el escudo en su espalda y empujo con fuerza aquella puerta. Un camino de piedras daba lugar a un nido con un gigantesco cuervo que seguía con la mirada al chico. Un escalofrió recorrió su espalda mientras repasaba las palabras de Aldo. "Si caes 7 veces es para levantarte 8" "Busca a Satella". El cuervo cargo en dirección al chico y lo tomo con sus garras. Seguido a esto, tomo vuelo hacia tierras completamente desconocidas para nosotros.

"De niño siempre quise ser el protagonista de mi propia aventura. Pero ahora que tengo esa posibilidad…le pido y agradezco a todo dios de esta tierra, si es que existe…por mi alma inconquistable"