Disclaimer: Avatar no me pertenece (menos mal, porque no estaría tan genial) y luché contra este Fic en El Estruendo Tierra VII, del Foro ¡El Cometa de Sozin!
La historia tiene lugar después de los eventos de La Búsqueda y de La Brecha, los cómics escritos por Gene Yang, ilustrados por Gurihiru y publicados por Dark Horse Comics. ¡Espero que os guste!
Toph no había previsto enamorarse de Sokka. Había acontecido poco a poco, insidiosamente, y cuando había querido darse cuenta, ya era muy tarde. Las semillas envenenadas del amor ya habían crecido demasiado, y habían plantado raíces profundas dentro de su corazón. Vaya. Nunca habría pensado que usaría algún día las ridículas metaforas románticas de las historias que le leía su madre antes de dormir, cuando era más joven. Pero tenía que reconocer que la imagen era bastante apropiada.
Había sido un día normal, entrenando a Aang al Tierra Control. Al final, el pobre chaval había suplicado a Toph para que le dé una tregua, y se había arrastrado a algún lado, seguido muy pronto por Katara, quien quería comprobar el estado de sus heridas. En serio, esa chica se tomaba por su madre a todos – y eso irritaba muchas veces a la ciega. Pero su exasperación se disfumó tan pronto como oyó la risa de Sokka.
- ¡Vaya, vaya, Toph! ¡De verdad que no tienes piedad! ¡Aang parece completamente agotado!
- Tssk, eso es sólo porque no tiene ninguna resistencia – se burló ella, encogiéndose de hombros. ¿Ponerse así enfrentándose a una niñita como yo? ¡Debería darle vergüenza!
- Ya, pero es que tú no eres una niñita cualquiera – contestó Sokka con naturalidad. ¡Eres Toph Beifong, la mejor maestra de Tierra Control del mundo! ¿A que si?
Toph no supo por qué, entonces, el cumplido la hizo ruborizarse. Masculló una excusa, diciendo que tenía mucho calor, y Sokka le extendió enseguida su pellejo lleno de agua. Cuando sus dedos se tocaron, mientras Toph cogía el odre, la joven sintió como un cosquilleo se extendía por todo su brazo, y como su corazón latía de repente mucho más fuerte. Llevó el pellejo a sus labios, y pensó: "Ah, joder. Parece que me he enamorado."
~~~más tarde~~~
Claro, oír a Sokka presumiendo delante de Suki, y oír a la chica coqueteando con él, dolía. Pero Toph Beifong no iba a dejar que nadie sepa que estaba herida, no señor. Tampoco le había confesado a Sokka sus sentimientos hacía él: sabía perfectamente que el adolescente la veía tan sólo como una cría, y no tenía ninguna gana de verse rechazada, aunque estaba segura que el chico lo haría con delicadeza. No: su estúpido enamoramiento debería quedarse en secreto.
Por lo menos, esa era la idea. Porque claro, todo no había salido como la heredera de los Beifong lo había previsto. Había esperado que Suki se quedara atrás mientras emprendían el peligroso trayecto hacía Ba Sing Se, pero no: la guerrera kyoshi los había seguido. Y después, Toph había tenido que abrir su bocaza, y darle un beso a su héroe cuando éste la salvó en el Paso de la Serpiente. Creía que había sido Sokka quien había saltado para evitar que se ahogara: le había oído gritar su nombre, cuando el hielo sobre lo cual andaba se desvaneció, y que de repente se vio sumergida en el agua. Pero no, había sido la maldita Suki. ¡Genial! Como si no bastara que alguien supiera su secreto, ¡encima ese alguien era su propia rival! La había odiado aún más, después de eso, y se había sentido aliviada cuando Suki por fin se había ido. Aunque hubiera preferido que Sokka no la besara con tanta pasión antes de que desapareciera.
Por esa razón, cuando el joven de la Tribu del Agua regresó de su pequeña expedición en la Roca Hirviente, la prisión de más alta seguridad de toda la Nación del Fuego, Toph se sintió a punto de estallar. Porque no había liberado sólo a su padre, sino también a su novia. A Suki. ¡No, no, maldita sea, NO! ¡Otra vez tendría que soportar los parpadeos y las risitas, y las caricias en el brazo cuando Suki pensaba que nadie la veía, sin hablar de los besuqueos! ¡NO!
Pero Toph se contuvo. Sokka no podía saber la verdad: no quería darle pena, y que eso cambie algo en su amistad. Toph se contuvo, se forzó a sonreír, y le dio un fuerte abrazo a su rival, declarando en voz alta cuanto le alegraba verla de nuevo. Suki se puso algo tensa, pero no dijo nada. Fue al día siguiente, aprovechando de un momento a solas, que la guerrera kyoshi intentó abordar el tema.
- Toph… Quería decirte algo… - empezó, incómoda.
- No te canses – repuso Toph. Sé lo que vas a decir, y no quiero tu compasión, ni nada de ti. Quieres a Sokka, y Sokka te quiere, ¡bien para ti! No haré nada para separarlos, puedes estar tranquila. Sé de sobras que él nunca me corresponderá. Me basta con que me vea como una amiga – así que no tienes que decirle nada. ¿Pero tú? Tú no eres mi amiga, y no lo hago para ti. Tente alejada de mí, y estaremos bien.
Suki se quedó un poco cohibida con eso, pero acabó asintiendo, y se fue.
El caso es que, al cabo de unos días, Toph se da cuenta de que no odia tanto a la chica como le gustaría. Suki no es ninguna chiquilla frágil e incompetente: es una guerrera, y tiene ningún reparo en poner manos a la obra cuando ve que puede ayudar en algo. Además, es bastante simpática, y no tiene ni un pelo de tonta, por mucho que cueste a Toph reconocerlo. Al final, es la ciega quien acaba buscando su compañía y conversación, y si Suki se muestra algo sorprendida por ese cambio de actitud, parece más que feliz por esa prueba de amistad.
Poco a poco, Toph llega a decirse que está bien si Sokka encuentra la felicidad entre los brazos de otra mujer – mientras esa otra sea Suki. No hubiera imaginado mejor persona que ella para cuidar de él de la manera en que lo merece. En cuanto a ella… acabará olvidándole. No tiene más remedio. Encontrará a otra persona, alguien incluso mejor, que la querrá tanto como ella a él, y los dos juntos serán aún más felices que Sokka y Suki. Mientras tanto, Toph se divierte haciendo piropos a Zuko, y poniéndole nervioso. Quiere demostrar a Suki, y a los otros, y sobre todo a ella misma, que está bien. Toph Beifong no es una niñita que se derrumbe y llora cuando le rompen el corazón: Toph Beifong recoge los pedazos, los vuelve a pegar, y continúa su camino sin una mirada atrás. Sí, señor.
