Capítulo 1: Cambio
Llevaba mucho tiempo así, las afueras del pequeño pueblo se veían tranquilas y calladas mientras el viento se llevaba las hojas de los árboles que eran demasiado débiles para sostenerse. Un día como cualquier otro.
¡Itachi-sama! – grité dentro de la cabaña- el desayuno estará en unos minutos.
mmmm…. ¿Que hay para desayunar?- preguntó. Llevaba mucho tiempo fuera de casa, casi dos meses que no le veía, aunque eso no era para nada extraño. Su alta figura se deslizó elegantemente por la puerta de la pequeña cabaña a la que llamábamos hogar. Sonreí.
Miso… y arroz.- dije mientras soplaba el fuego de la hoguera- Cortaré verduras ahora mismo.
Déjalo –dijo- yo lo haré – Era extraño que esta vez no hubiese venido con Kisame-san, pero me imaginé que habían tenido una riña. Lo miré por entre mi flequillo como lo solía hacer, espiando cada movimiento. La noche anterior había llegado muy tarde en la noche, pero se encontraba tranquilo, bastante normal- Come tus verduras.
Itachi-sama – dije apartando el tomate- llevaba demasiado tiempo fuera, ¿como le fue en su misión?
Ahh… como siempre –luego se sumergió en el desayuno como lobo hambriento- iré al pueblo luego, solo tengo que enviar un mensaje, - aunque no dudaba de sus palabras, algo había que me molestaba, había algo diferente, él no me dirigía la mirada- Yuki, empaca tus cosas, hoy nos iremos de aquí.
Si- respondí. La verdad no era extraño que nos mudáramos, pero ya me empezaba a acostumbrar a la quietud de ese lugar. Un año había pasado muy rápido. Entré y comencé a empacar todo. A medio día Itachi-sama fue al pueblo y al volver ya estábamos listos para irnos.
Yuki – su cara se oscureció un poco- va a ser un largo viaje, tengo que asegurarme de que llegues al punto.
¿A que se refiere? – pregunté.
Solo vamos- dijo recogiendo dos mochilas- recoge las cantimploras y comencemos a caminar. Tenemos que llegar a las montañas antes del anochecer- El camino fue silencioso, Itachi-sama no decía mucho, solo una que otra instrucción en cuanto a la dirección que debíamos tomar. El atardecer se nos vino encima, pero encontramos una cueva adentrada en la montaña.
Itachi-sama- dije como en un susurro- iré a cazar algo para la cena. Escuche un riachuelo no muy lejos, iré por algo de pescado.
No- dijo tranquilamente- yo iré, tu quédate. Prenderé la fogata. No salgas- Definitivamente había algo que me molestaba. Me quedé como ordenó, pero no podía conseguir tranquilidad. Itachi-sama no era Itachi-sama, estaba demasiado preocupado por algo, lo que me hacía a mi preocuparme.
Ya entrada la noche volvió con la pesca. Se sentó frente al fuego, sus profundos ojos oscuros se llenaron del color del fuego y su cabello reflejaba las ondas del fuego con el viento.
Itachi-sama, ¿qué sucede?- pregunté algo preocupada. Se encorvó y frunció el entrecejo. Un breve suspiro rompió el silencio.
Yuki…-su voz se fracturó un poco- ya no eres una niña. Te he enseñado todo lo que pude y traté de mantenerte al margen, pero… esto es algo inevitable, algo que debe suceder por cualquier medio y a llegado la hora. Cuando sea el momento, lo diré… todo, así que no preguntes nada más- Su mano se posó en mi cabeza y revolvió mi cabello, como siempre lo hacía, desde que era una niña- Mañana saldremos de madrugada, así que come y luego a dormir.
Itachi-sama… - dije apartando su mano y acercándome a él. Me abrazó y me dejó recostada en su pecho.
¿Confías en mí?- preguntó. Su corazón estaba acelerado. Yo asentí con la cabeza- Por favor, no preguntes más. Come y luego duerme. – No dijo nada más esa noche. No puede dormir para nada. Mi corazón se revolucionaba, no sabía porque, pero sentía que algo iba a suceder.
Yuki–dijo con voz suave- hoy caminaremos todo el día, así que desayuna y vamos- de mala gana me levanté y busque sus ojos, pero el me dio la espalda. Así fue todo el día, yo seguía su espalda, su sombra con la mirada baja. Y de pronto, se detuvo. Era pasada la tarde, solo un par de horas para que el sol se ocultara- Es hora- dijo dándose la vuelta- esperaba que pudiera entregarte a Kakashi…- me abrazó fuertemente y sin soltarme continuó- hoy no volveré Yuki- comencé a temblar, como si una nevada me hubiese agarrado en pleno otoño- no quiero que salgas de aquí hasta que todo termine. No hagas nada, no mires, no… no interfieras, esto es algo que debe suceder… solo que yo esperaba que- de nuevo, su voz se fracturó.
Itachi-sama –dije exaltada- ¡¿A que se refiere?! ¿Volver… a donde? – pero lo sabía muy bien, esta vez, no volvería a mi- yo… no lo dejaré…
¡Yuki!- gritó él- no me queda mucho tiempo…- Sus brazos temblaban alrededor mío- no lo odies… promételo. Él tiene razón y yo debo pagar.
¡¿De quien habla?!- nunca le había alzado la voz a Itachi-sama, pero estaba nerviosa, al punto de no soltar su túnica.
Escúchame- dijo poniendo sus manos en mi cara y alzándola hacía la suya- cuando todo termine quédate aquí, quieta durante unas horas, seguro Kakashi te encontrará, pero oculta tu chakra. Él te llevará a donde perteneces. ¿Entiendes?- Mis brazos estaban congelados, no podía moverlos ni un milímetro. Solo sentía como las lágrimas invadían mis ojos, pero no podían salir. Un nudo en mi corazón me asfixiaba y me impedía respirar. El suspiró- Los dos son lo más importante para mi. Por favor, trata de no odiarlo- Me hizo acurrucar y me metió en una zanja que había debajo de las grandes raíces de un árbol. Temblaba profusamente mientras lo vi alejarse. De nuevo solo su espalda, pero antes de que lo perdiera de vista, se volteo y me sonrió, como nunca lo había hecho, como cuando eramos niños y vivíamos en Konoha, como cuando era solo un tranquilo joven sin responsabilidades y sin carga alguna, antes de que todo sucediera… el sonreía de esa forma. No tuve más remedio que llorar, como nunca, mientras el sonido de una batalla explotaba no muy lejos de ahí.
