La tibia luz del sol se filtraba a través de la ventana, traspasando la cortina de delgada tela color crema, tocando suavemente la piel de la joven mujer. Los pájaros cantaban y todo estaba en total serenidad hasta que la alarma del despertador se dejo escuchar en aquella amplia habitación.
Una mano nívea se asomo de entre las sabanas y con movimientos torpes trato de apagar el reloj que le despertaba a gritos, luego de pocos intentos apago el dispositivo y suspiró. Se estiró y abrió sus ojos con pereza. Miro el calendario que estaba en su mesita de noche, al lado de su reloj despertador, y divisó el circulo color rojo que encerraba la fecha de aquel día, Lunes 20 de abril. Una sonrisa se dibujó leve en su cara, ese sería su primer día de trabajo como enfermera en el hospital más grande de la ciudad, le había costado mucho conseguir ese trabajo pero al final lo logro, su madre le había enseñado a luchar por lo que quería, el que percebera alcanza.
Se paro ágil de su cama y se dirigió al cuarto de baño para bañarse y alistarse, en el hospital le darían su uniforme nuevo. Se baño rápido y envolvió su cuerpo con una tolla suave, lo mismo hizo con su cabello. Salió del baño y abrió las cortinas, que día tan hermoso hacia. El cielo azul, el sol brillante e imponente, mariposas por doquier, si definitivamente era primavera. Luego de contemplar el paisaje caminó a su guarda ropas de madera y lo abrió buscando que ponerse. Después de unos momentos de duda e indecisión tomo una falda color crema que danzaba libre en sus piernas llegando hasta sus rodillas y una camiseta blanca, se puso unas zapatillas marrones a juego con su bolso. Con el secador secó su pelo negro dejándolo húmedo ya que así se formarían los delicados bucles al final de su cabello. Un poco de base, rubor y rimel pintaban si ni vea cara, se miro una vez más en el espejo y tomó su bolso en donde se encontraba todo lo que necesitaría, monedero, papeles, zapatos cómodos, etc. Se dirigió a la cocina del pequeño apartamento tipo estudio y se topó con su gato Buyo que le pedía comida a maullidos, ella atendiendo sus suplicas le sirvió su comida en el plato color café. Acto seguido fue a atender las suplicas de su propio estómago y comió un cereal rápidamente para luego partir. Se despidió de su gato diciendo que le deseara suerte, este solo respondió con un maullido y se dirigió al sofá, acostumbrada a su gato perezoso salió por la puerta y bajo las escaleras.
Vivía en un conjunto residencial pequeño conformado por varios edificios de tan solo tres pisos, ella vivía en el último piso de su edificio que era el cuarto de los seis. Había logrado adquirir dicho apartamento con los ahorros de su trabajo anterior y con la ayuda de su madre. Ella no era de las que pedía dinero pero su madre insistió en ayudarla.
Caminó hasta la parada del autobus que pronto llegó. Con una sonrisa saludo al conductor que ya era un conocido. El señor Totosai habia sido amistoso con ella desde que se habia mudado a éste apartamento, todas las mañanas la saludaba y se habían vuelto buenos conocidos.
Al pasar 20 minutos se bajó del bus despidiéndose del señor conocido y camino dos cuadras por las aceras pobladas y el calor del sol que la abrazaba con delicadeza. Luego de esas dos cuadras llegó a su destino, el corazón empezó a palpitarle con paso apurado y tuvo que respirar hondo varias veces para poder tranquilizarse. Con determinación, fuerza y decisión camino por las puertas del gran hospital. Las puertas automáticas se deslizaron al sentir su presencia, entró y sintió el aire acondicionado golpearle haciéndole sentir la piel de gallina ante el cambio de temperatura.
Se dirigió a la elegante recepción en donde se encontaban tres mujeres.
-Hola, mi nombre es Aome Higurashi, soy la nueva enfermera- mientras hablaba Aome nunca dejo de sonreír, no podía evitarlo. Una de las mujeres, a la que se dirigió, asintió y le sonrió.
-Te estaba esperando ven conmigo- la muchacha era la más joven de las tres tendría unos diecinueve años, salio de la recepción y la guió por un pasillo a la derecha. -Mi nombre es Rin por cierto, mucho gusto- Aome le devolvió el saludo -También soy nueva aquí tengo como 2 meses de trabajo así que no te preocupes no eres la única- ella le guiño el ojo.
-Gracias, eso es realmente un alivio!- Aome de verdad sintió alivio, Rin parecía ser una muchacha amable.
-Te va a encantar trabajar aquí, todos son muy amables y pues ahora que no soy la única nueva no me siento tan sola! Cuando te den tu horario me avisas cuando es tu hora de almuerzo para comer juntas- los ojos de la recepcionista brillaban.
-Claro! Oye gracias por ser tan amable-
-Ay no hay de que! Pareces ser muy buena persona así que opino que seamos amigas- una sonrisa se formo en su rostro-Oh aquí esta tu jefa- sin darse cuanta habían llegado al área infantil. Rin tomó el brazo de Aome y la jaló en dirección a donde estaba una mujer de cabellos castaños recogido en una cola alta, usaba una bata blanca y hablaba con otro hombre mientras revisaban una carpeta y discutían sobre algo. -Doctora Sango aquí le traigo a su nueva enfermera- la castaña se volteó interrumpiendo su discusión con el hombre y se dirigió a donde ellas estaban. Le hizo una seña de espera al hombre con el que hablaba y les sonrió cálidamente.
-Gracias por traerla Rin- la recepcionista se despidió de ambas y volvió a su puesto de trabajo -Bienvenida Aome, te estaba esperando sigueme te mostrare todo y te daré tu uniforme para que empieces de inmediato- la chica nueva simplemente asintió mirando todo a su al rededor mientras caminaban -Me impresiono mucho tu currículum, para ser tan joven tienes una amplia experiencia y buenas referencias- Aome se sonrojo.
-Pues si, empecé a trabajar a penas me gradué y bueno, aunque no lo crea los lugares en donde aprendí mas fue en los hospitales públicos-
-Claro que se de que hablas, yo también trabaje allí, ahora ven este es el salón de juegos- le señaló una amplia habitación en las cuales las paredes eran de vidrio y podía ver todo, los niños con sus batas jugando, algunos tenias vías entrando por sus brazos, fosas nasales y unos cuantos con pañuelos en la cabeza. Instantáneamente se le arrugo el corazón, Sango se percató de su cambio -Lo sé, yo siento lo mismo, pero hay que ser fuerte por ellos- la castaña puso su mano en el hombro de Aome y esta asintió.
Siguieron el tour por el área infantil, Sango le mostró el área de las habitaciones, en donde realizaban los exámenes y todo lo que necesitaba saber, era sorprenderte lo grande que era el hospital y pensar que era solo el área infantil la ponía a imaginar que tan grande era el resto del lugar. Llegaron al cuarto donde se cambiaban. -Bueno aquí esta tu uniforme y este es tu casillero, cuando estés lista sal, ya tengo un trabajo para ti- Aome asintió y abrió su casillero. Dejó su bolso y sacó los zapatos que llevaba en el. Se puso el pantalón color aguamarina y la camisa del mismo color sobre la suya blanca, amarro su cabello en una cola de caballo, cerro el casillero y salió con los ánimos bien puestos. Ya sabía su horario y estaba feliz con ello. Trabajaría de lunes a viernes de siete a seis de la tarde, los fines de semana los tendría libres una semana si y otra no, las guardias serían los lunes, miércoles y viernes.
-Toma quiero que vayas a estas habitaciones, la 203, 250, 312 y la 333 quiero que les hagas revisión general y me anotes si ves algo inusual- la nueva simplemente asintió ante las ordenes de su jefa mientras ella le daba la carpeta que tenia los expedientes de cada uno de los pacientes de cada una de las habitaciones - En lo que termines puedes ir al almorzar, nos vemos entonces, suerte- la doctora le dio una palmadita en el hombro y siguió su camino.
Aome empezó a leer el expediente de la habitación 203 mientras se encaminaba a esta. Una niña.
Habitacion: 203.
Nombre: Shiori Wada.
Edad: 4.
Altura: 1.00. (Metros. Centímetros)
Peso: 13 Kg.
Enfermedad: neuroblastoma (AU: Tumor cerebral o en los tejidos nerviosos) .
El corazón de Aome se detuvo un microsegundo, ya había tratado varias veces, contadas con una mano, este tipo de pacientes. Pero siguió leyendo como dijo Sango debía ser fuerte por ellos.
A la pequeña Shiori le habian detectado el tumor hace no más de una semana luego de que empezara a presentar graves dolores en su nuca y anemia, la trajeron y luego de varios exámenes dieron con el tumor en su nuca, la operación se llevaría a cabo en dos días.
Aquel hospital se caracterizaba por tener todo tipo de asistencia médica, ya sea que tuvieras cáncer, problemas en los pulmones, un cortada, gripe, etc, lo que fuera allí te atenderían. Si el caso se complicaba entonces el paciente se enviaba a un centro especial.
Aome caminó por el pasillo y con su buena memoria recordó que debía tomar el ascensor y marcar el piso 2 para llegar a la habitación de la pequeña Shiori. Al subir al ascensor vacío marco el piso indicado y las puertas se cerraron, siguió leyendo el historial, nada que no supiera ya. Llego al piso 2 y se bajó enseguida. Seis puertas a la derecha estaba su paciente. La enfermera tocó la puerta dos veces y entró con una sonrisa cálida y amigable.
-Permiso, Shiori?- Aome asomó su cabeza antes de entrar, una pequeña niña se encontraba sentada en la cama de hospital, tenia una vía en su muñeca. Parecía que estaba jugando con su mama cartas que también estaba sentada con ella en la cama -Buenos días- dijo la enfermera al pasar.
-Buenos días!- respondió la pequeña alegre, su madre la imitó con un tono mas sutil.
-Como te sientes hoy pequeña?- pregunto Aome dejando la carpeta en la mesa que estaba al lado de la cama mientras ajustaba el suero y buscaba el aparato para tomarle la tensión.
-Bien! Hoy mami y yo vamos a ir al salón de juegos- la pequeña le sonrió mientras ella realizaba la revisión general.
-Oye pero que divertido!- la niña solo asintió. Su piel tostada estaba algo pálida, los ojos de un color peculiar como azulados pero morados lucían cansados aunque aparentara la contrario -Eso si recuerda que si te sientes mal puedes descansar, el salón de juegos estará allí siempre-
-Si, lo se. Mami dijo que me van a hacer una cortadita para ver que es lo que me molesta, si es malo me voy a cansar más que antes…ah y que mi pelo se iba a caer y que iba a crecer uno nuevo y mas bonito y si es bueno me hacen otra cortadita me lo quitan y vamos otra vez a casa verdad mami- la señora asintió, los ojos de la madre se aguaron mientras veía a su hija con tristeza pero alegría ante su inocencia.
-Pues tu mami tiene mucha razón, sabes si tu pelo se cae también vas a poder usar pañuelos muy bonitos y luego de la operación todo será mejor- Aome le sonrió dándole un toquesito con su dedo en la nariz a la pequeña que se carcajeo ante su toque.
-Me los enseñas a poner?- preguntó inocente la niña.
-Claro, y a tu mami también. Bueno por ahora hemos terminado, todo perfecto. Si te duele algo ya debes saber, marcas ese botón- señalo el botón para llamar a las enfermeras- y yo o algún compañero vendremos- la enfermera tomo sus cosas para retirarse luego de hacer las anotaciones necesarias. Cuando se iba a alejar de la cama sintió un jalonsito en su camisa y se giró a ver, Shiori agarraba la orilla de su camisa con sus manitas.
-Como te llamas?- sus ojos grandes como melones.
-Oh cierto, olvide presentarme. Soy Aome- ella le sonrió y la pequeña se sonrojo.
-Vas a estar aquí siempre?-
-Si querida, ahora me tengo que ir pero nos veremos en un rato de acuerdo?- la pequeña asintió varias veces con la cabeza. Aome salió de la habitación y cerro la puerta tras ella, bueno eso salió bien. Camino por el pasillo hasta llegar a la siguiente habitacion. Empezó a leer el siguiente expediente.
Habitación: 250.
Nombre: Otaru Li.
Edad: 10.
Altura:1.30.
Peso: 26kg. (bajo de peso)
Enfermedad: transplante de riñón derecho debido a la inactividad de este.
Aome repitió el procedimiento de tocar la puerta y entrar. El niño hachado en la cama dormía. Tenia el pelo marrón claro un poco desordenado, respiraba lento y profundamente. Estaba muy flaco y sus labios algo quebrados. Un tubo entraba por su nariz, tenia vías en las muñecas y su piel estaba pálida. Los padres se encontraban en el sofá, lo observaban con esperanza y dolor. Rápido y sin despertarlo Aome lo reviso y todo estaba en orden, no tenía fiebre ni pulso acelerado. Se despidió de los padres en susurros y estos la imitaron salió y se dirigió al ascensor para llegar a la habitación siguiente.
Habitacion: 312.
Nombre:Shipo Okawa.
Edad: 8.
Altura: 1.23.
Peso: 26kg.
Enfermedad: bronquitis crónica.
Al entrar en la habitación se encontró con un pequeño pelirrojo de ojos verdes que la veían con curiosidad.
-Oye como te llamas? nunca te había visto- el pequeño preguntó, su voz era chillona pero algo ronca, su padre le profeso una mirada de desaprobación.
-Aome, no me habías visto nunca porque soy nueva aquí- ella le sonrio y el niño asintió -Ahora vamos a revisarte-
-Oye cuando me puedo ir de aquí, es muy aburrido- su padre lo volvió a mirar.
-Pues pronto creo depende de como avances, abre la boca, no es tan aburrido debes tener algún amigo por aquí- el asintió y empezó a hablarle sobre los amigos que tenia pero que estaban aburridos porque no podían hace mucho porque estaban enfermos. En eso por hablar tanto Shipo empezó a toser con fuerza Aome lo paro para que respirara mejor. El pequeño era asmático y estaba sufriendo un ataque juntado con la bronquitis se estaba ahogando, le faltaba el aire y lo buscaba desesperado, se agarraba el pecho con su manita. Con eficiencia y rapidez Aome le pidió al padre que lo sostuviera en la posición que ella lo tenía, en la cara del hombre se podía presenciar la angustia. Ella corrió a la mesa y tomo el aparato que bombeaba oxigeno, puso la mascarilla sobre su nariz y boca y le ordeno que aspirara, con dificultad logró aspirar y tomó un color normal de nuevo -tienes que dejar de hablar tan rápido y tanto o nunca vas a salir de aquí eh- la enfermera retiraba el dispositivo de su cara y le acariciaba el cabello mientras su padre volvía a respirar. El pequeño asintió.
-Tenia tiempo que no le pasaba eso-le dijo el padre.
-Estas cosas pasan sin avisar como puede ver, simplemente evite que hable tanto y tan rápido y si por alguna razón vuelve a pasar y no hay nadie para ayudarlo haga lo que hice, lo recuerda o le explico de nuevo?- Aome era muy amable, el hombre de mediana edad le negó y agradeció. Ella termino su revisión y se despidió, el pequeño Shipo se había encariñado rápidamente con ella y le prometió presentarle a sus amigos.
Aome salió alegre de esa habitación, aunque hubo un pequeño episodio, Shipo era muy amistoso y enérgico. Una vez mas comenzó a caminar en dirección a la habitación siguiente y última repitiendo el procedimiento de lectura.
Habitacion: 333.
Nombre: Mitsuko Taisho.
Edad: 11.
Altura: 1.38.
Peso: 29kg (baja de peso).
Efermedad: leucemia linfática crónica.
Se paro en seco. Nunca había tratado con un paciente de este tipo tan joven. Sintió una lágrima amenazarla con salir pero ella se negó. Fuerte Aome, recuerda lo que dijo Sango.
Siguió su camino y llegó a la puerta. Tocó dos veces y entró. El cuarto estaba obscuro solo una tenue luz en una esquina alumbraba la habitación. En la cama reposaba una niña, tenia los ojos cerrados, parecía dormir. Su cabeza calva se acomodaba en las blancas almohadas, su tez blanca como la leche, mas blanca que la de Aome y eso era bastante. Podía ver sus venas y su piel estaba manchada de moretones. Tenia ojeras púrpuras y los labios rotos y resecos, a su lado estaba una ponchera llena de vomito.
A ella se le encongio el corazón, se veía tan frágil. Con cuidado y sigilo tomó la pocera y fue al baño, la vació y la limpió para ponerla en su lugar anterior. Cuando salió se percato que no había nadie más en la habitación solo la niña... que extraño.
-Quien eres- la voz ronca y desgastada de la niña se dejo escuchar, Aome se asustó por su repentino despertar pero le respondió colocando la ponchera en donde estaba.
-Aome, soy nueva-
-Eso lo se, he estado toda mi vida aquí y nunca te haya visto- la niña le respondió con desprecio, no hacia ella, si no al hecho de estar en ese hospital toda su vida.
-Lo lamento…quisiera poder decir que te comprendo- Aome se paraba a un costado de su cama mientras ella veía al techo fijamente, sus ojos estaban cansados, decaídos y vidriosos.
-No, no quieras. No quisieras pasar por lo que he pasado. La vida es injusta…si me iba a tener sufriendo para que me hizo venir a este mundo- las manos débiles de la niña formaron un puño agarrando las sabanas en ellas.
-Hey, hey no hables asi- Aome se sentó a su lado posando una mano sobre el puño de Mitsuko y la otra en su frente sintiendo su piel reseca y fría. La niña se congeló, no estaba acostumbrada a ese tipo de toques repentinos -Por alguna razón viniste a este mundo, aunque no la sepas. Aunque no entiendas la razón de por qué estas aquí, en algún momento lo veras y todo habrá valido la pena. Si has sufrido tanto es porque cuando la felicidad venga entonces será como nunca antes lo imaginaste…no se por lo que has pasado ni el dolor que has sentido pero tienes que aguantar si, al final todo habrá valido la pena- la enfermera le sonrió y ella dejó de apretar las sabanas dejando descansar sus palmas sobre ellas, giró su cabeza al lado opuesto de forma de que Aome no la pudiera ver.
Cuando Aome la toco sintió una paz interior como nunca la había sentido, que estaba pansándole?
-A que te mandaron-
-A una revisión general, tranquila- le frotó la frente una vez mas con el corazón hecho añicos, como un alma tan joven podía sufrir tanto? Se levantó y la niña de inmediato la miró como si estuviera asustada -Solo tomará unos minutos ok- Aome le sonrió cálidamente ignorando nudo en su garganta.
-Esta bien…- Aome ayudo a que se levantara para poder revisarla bien, la tocaba con delicadeza sentía que le podía hacer daño al ser tan frágil.
-Oye y quién te acompaña?-
-Nadie…- le respondió en seco.
-Cómo así?-
-Nadie ya te dije…- los ojos de Mitsuko ocultaban algo y Aome lo podía percibir.
-Puedes decirme, no le diré a nadie si eso quieres, puedes confiar en mi- la miró a los ojos mientras tomaba su temperatura. La niña le devolvió la mirada con sus ojos azules rodeados por venas inflamadas. Luego de un buen rato de silencio la pequeña no hablo y Aome termino con su revisión -Quieres caminar un rato?- ella negó con la cabeza y se volvió a acostar.
-Estoy muy cansada-
-Mmm de acuerdo, bueno nos vemos pronto entonces- en eso mientras Aome salía se le vino algo a la mente -Vendré a visitarte en mis tiempos libres- la pequeña la miro incrédula.
-No lo harás…-
-Si lo haré, salgo a las seis la hora de visitas es hasta las ocho esas dos horas estaré contigo, como no viene nadie, te acompañaré. Nos vemos luego- sin esperar respuesta por parte de la pequeña salió del cuarto. Cuando hubo cerrado la puerta se recostó de allí y cerró sus ojos suspirando hondo tratando de bajar el nudo que se formaba en su garganta.
-Ella es algo difícil, no te preocupes si te insultó, simplemente tienes que entenderla- una voz masculina le habló y enseguida abrió sus ojos y miró a su derecha de donde escuchó la voz. El hombre con el que había estado hablando Sango cuando llego ahora estaba a su lado, era alto, cabellos castaños claros y ojos marrones, de tez blanca y semblante amable -Houjo, mucho gusto- el le ofreció su mano.
-Aome- respondió ella simplemente luego de asimilar lo que le había dicho, tomo su mano y la estrecho con una leve sonrisa, aun el nudo seguía en su garganta -Tranquilo no me insultó, simplemente me dolió verla así…-
-Te entiendo, es uno de los casos mas fuertes y especiales aquí, oye- dijo mirando su reloj -es mi hora del almuerzo cuando es la tuya?- A que se refería con especiales?
-Le doy esto a la doctora Sango y puedo ir a comer-
-Pues entonces te acompaño y tu me acompañas a comer, así te presento a los demás- el hombre Houjo le sonrió.
-Me parece bien, oye en donde esta ella ahora?- en el camino le preguntaría a que se refería con especial.
-Ven sigueme-
Y juntos partieron a la oficina de Sango mientras platicaban. Aome seguía pensando en Mitsuko y que podría hacer para que se sintiera mejor.
Nueva historia! que tal? fui al médico y escribí esto en mi celular en lo que se me vino a la mente. Por fa comenten y hagan reviews para inspirarme :D si pueden también lean mi otra historia :) xoxo v
Inuyasha no me pertence.
