El despertar de la Condesa.
Lleva unas cuantas horas dormida, las largas pestañas revolotean por momentos y lanza suspiros de descanso. Levanto un poco la barbilla para ver su delicado cuerpo recostado sobre la cama, las delgadas sabanas enmarcan las curvas de su anatomía, esta tan relajada ahí recostada como si no hubiese dormido en años.
Me encargue de cerrar las cortinas después de comprobar que se había quedado dormida para que la luz no la molestara, ahora que todo es nuevo para ella. Mi condesa. Mi amada Integra.
Es obvio que debe descansar después de todo lo que sucedió anoche. Anoche. Sonrió solo de recordar lo sorprendido que estaba por su repentina aceptación a que la transformara, después de tantos años recibiendo múltiples balazos por todo el cuerpo y sus tan divertidos "vete al diablo maldito chupasangre pervertido". Quisiera lanzar una carcajada de maldita felicidad al recordar cómo después de que la sangre abandonara su cuerpo me mirara con esa bella chispa azul en sus ojos de mar, aun con esperanza. Y al abrir de nuevo los ojos viera esa expresión de hambre, no solo era sed de sangre, veía en sus ojos la necesidad de mí. No pudiendo negarle nada a mi amada accedí a darle lo que ella esperaba desnudándome por completo y recostándome junto a ella y su voz, ah esa voz
-Alucard pero ¿Qué…?
Silencie sus labios a besos como siempre quise hacer, enroscando mis manos en su fino cabello y acercándola más a mí. Y casi en seguida se retiró.
-No quiero que me veas así, siendo un ser maldito y al mismo tiempo como una anciana.
-Puedes recuperar tu aspecto si quieres corderillo- dicho esto le ofrezco mi muñeca para que se libere de mi servicio, cosa que nunca hizo la chica policía por suerte.
Sus ojos se vuelven momentáneamente rojos por la sed y me mira con desconfianza, endurece el gesto como solía hacer cada que la hacía sonrojar y se queda inmóvil.
-Hazlo
Sus ojos me miran con alarma y furia, parece que ha olvidado que ya no estoy a su servicio, que ahora somos iguales. Inhala profundamente y entorna los ojos. Aun con desconfianza se acerca a mi mano y la toma, la olfatea despacio, se ve tan hermosa hambrienta, y muerde la parte interna de mi muñeca con un poco de miedo.
-Sin dolor no hay placer Integra, muerde sin miedo.
Se sonroja ante mi comentario y cerrando los ojos muerde con más energía, ah esa poderosa sensación de nuevo, no pudiendo contenerme lanzo un jadeo pero ella no se detiene, continua bebiendo, hacia tanto tiempo que no me sentía tan… Vivo. Después de beber mi sangre levanta la vista y sus hermosos ojos de mar se vuelven de un carmesí intenso, es hermos mismo tiempo triste ver como su tan preciada humanidad se fue solo por mí, ella que tanto tiempo lucho por ello y ahora este entre mis brazos no significa que haya sido débil, no, significa que se ganó de la mejor forma su lugar en la eternidad a mi lado.
-¿Cómo te sientes?
-Diferente
-Lo sé, levanta la vista por favor.
Ella levanta el rostro, parece avergonzada y esa sensación se vuelve a apoderar de mí: me lanzo sobre ella y comienzo a besarla con energía, ella lanza un gemido y me acerca más a su cuerpo, nos entrelazamos el uno con el otro, me encargo de arrancar ese restrictivo camisón por completo, me levanto un poco para poder admirar aún más a ese hermoso corderillo, no parece que el tiempo haya pasado por su bella anatomía, es única y perfecta.
Me acerco a lamer sus sonrosados senos, ella se arquea, lanza pequeños gemidos y algunos suspiros mientras continúo adorándola. Por fin eres mía Integra Hellsing.
La dejo descansar después de ese encuentro que, a decir verdad, en algún momento pensé que sería imposible, tan lejano y ahora es todo tan real, siento que soltare una carcajada de felicidad, maldita sea Integra ¿Qué fue lo que hiciste de mi hace cuarenta años? Siendo tan solo una niña. Mi corderillo se volvió condesa. Y hoy muero de ganas por verte despertar.
