Disclaimer: El mundo de Harry Potter no me pertenece, todo es obra de J.K Rowling. No es mi historia, no es mi idea, nada de lo aquí escrito es mío, es una traducción autorizada de una fantástica historia que creí, debían conocer. Nada de esto es con fines de lucro

Translator's Note: Usualmente dejo mis comentarios para el final del capítulo por qué opino que queda mucho mejor a la vista, pero las circunstancias me obligan a romper mi regla por esta vez. Esta nota es para hacer saber a los lectores que esta no es mi historia, nada aquí es mío. Ni los personajes, ni la idea, ni las palabras. Es una traducción autorizadade una historia bajo el mismo nombre. Presque Toujours Pur de ShayaLonnie. Es una autora que me encanta, amo cada una de sus historias y bajo su completo permiso, decidí traducir su historia del inglés al español y publicarla para aquellas personas que deseen leerla. Estaré trabajando para traducir Presque Toujour Pur ode ahora en adelante PTP, así mismo, me alegra anunciar que estaré publicando en mi historia Queen of Crows que tras dos años de hiatus, he decidido continuar con otro punto de vista. En mi perfil, próximamente, estarán los links al PTP original y al perfil de ShayaLonnie,para aquellos que deseen leer la historia en su idioma original.

Actualizaciones: Esta sección normalmente la encontraran a final de cada capítulo, aquí dejare la fecha en la que publicaré el siguiente capítulo. Por lo pronto, el segundo capítulo de PTP lo publicaré el viernes 14/08 ya que me toma alrededor de una semana traducir cada capítulo por el tiempo que tengo disponible. Luego, actualizaré cada miércoles y aún así dejaré la fecha en esta sección para que puedan anotarla si así lo desean.

Sin más que decir, espero que disfruten de esta historia tanto como yo lo he hecho y si alguno desea unirse al proyecto de traducción, no dude en enviarme un pm. Nunca esta demás un poco de ayuda.


Presque Toujours Pur

Casi siempre puros

Capítulo I

Pater

Abril, 1998

Hermione, sentada en el piso de la sala de dibujo de la mansión Black, miraba directamente al gran tapiz que colgaba de la pared de piedra. A pesar de que había sido testigo de muchas edades, estaba protegido por una fuerte magia familiar, todos los nombres mágicamente bordados en perfecta caligrafía, la costura negra destacándose sobre el fondo verde Slytherin. Voces argumentaban en la otra sala. La puerta estaba cerrada, pero ningún encantamiento silenciador había sido conjurado y solo Merlín sabría por qué la gente en el otro lado no había pensado en hacerlo. El volumen y la intensidad de sus gritos eran capaces de despertar a los vecinos muggles que eran inconscientes de que actualmente, entre los números once y trece de Grimmauld Place, existía un número doce: la Noble y Antigua Casa de los Black.

¡Debieron decirme! —grito Sirius. Su voz sonaba ronca y emocional; había estado gritando durante horas y llorando por días antes del inicio de aquella discusión. Si bien puede haber habido gritos intermitentes, Hermione no podía estar segura ya que había estado inconsciente durante una buena parte de ella.

Se había despertado en la cámara de invitados junto a la sala de dibujo en Grimmauld Place, inicialmente sin darse cuenta de dónde estaba. Un familiar par de preocupados ojos verde esmeralda le devolvió la mirada desde dentro de la habitación a oscuras, enrojecidos y con círculos oscuros debajo de ellos, lo que indicaba una grave falta de sueño. Harry no había dormido bien durante la mayor parte del año, pero, por otra parte, ninguno de ellos lo había hecho. Al estar constantemente en movimiento, en busca de los Horrocruxes, no se habían permitido alguna siesta apropiada y el insomnio inducido por el estrés había sido prejudicial para la salud de todos.

¿Cuánto tiempo? — Susurró Hermione.

Harry agarró su mano con fuerza. —Cuatro días — murmuró en voz baja. —Dioses, Hermione, pensé que estabas...— dijo, con la voz quebrada mientras el recuerdo del eco de sus gritos flotaba en su mente.

Ella extendió la mano, sintiendo sus músculos débiles, y peino ligeramente su desordenado cabello negro hasta que él esbozó una sonrisa y las lágrimas fluyeron con sinceridad, que en realidad era lo que había estado tratando de evitar al saber cómo Harry odiaba que la gente lo viera tan emocional. Se sentía culpable por ponerlo en un estado tan emocionalmente frágil. El cuidado de Harry se había convertido en una segunda naturaleza para la joven bruja que había pasado seis años obligando a él y Ron a hacer sus tareas, y la mejor parte del séptimo asegurándose que se alimentaran, aunque fuera sólo setas y los pequeños trozos de peces que fueron capaces de pescar en los momento en los que lograban acampar cerca de los ríos y lagos.

¿Lograron salir todos? — Preguntó ella.

Harry frunció el ceño —Dobby — susurró.

Hermione sintió una opresión en su pecho que sabía era el dolor de la perdida. Le parecía increíble que todavía no fuese inmune a la sensación.

Oh, Harry, — dijo ella. —Lo siento mucho.

Ron dijo que Bill y Fleur lo enterraron en el jardín de Shell Cottage—le dijo. —Yo no he ido a visitar, pero Ron dice que es hermoso. Bill talló una lápida y Luna hizo un arreglo de flores—, manifestó en voz baja. —Ollivander, Griphook, y Dean salieron también lograron salir vivos.

¿Por qué nosotros no estamos allá?— Hermione preguntó con curiosidad.

Harry se encogió de hombros. —Después... después de todo lo que sucedió en la Mansión Malfoy, — dijo con disgusto, —Dobby nos llevaba a Shell Cottage como le dije, pero... lo habían herido y terminamos separándonos de él y Ron cuando... no sé por qué, pero yo te estaba sosteniendo y sabía que tenía que hacerme cargo o de lo contrario podríamos despartirnos, así que pensé en Grimmauld Place.

No habían estado en el número 12 desde septiembre. Desde que habían llevado accidentalmente a Yaxley —quien los había atrapado en plena aparición —a los escalones de la entrada de la mansión Black. Hermione logró patear al mortífago e inmediatamente se apareció junto a Harry y Ron en otro lugar, Ron terminó con una despartición y su caza de horrocruxes se retrasó varios días. Harry había enviado un patronus a Sirius de inmediato, diciéndole que Grimmauld Place podría haber sido comprometida y que buscase ponerse a salvo en otro lugar.

Los adolescentes habían esperado durante tres semanas antes de que la imagen familiar de un gran y plateado grim recorriera su camino en la apertura de su tienda de campaña, informándoles, en la voz de Sirius, que había salido a tiempo y que, gracias a una operación de la cual él «no estaba en libertad para discutir» —que sólo podía significar ilegal y muy probablemente en los tonos grises de la luz y la magia oscura—, la Noble y Antigua Casa de los Black, literalmente, estaba a salvo una vez más.

Habían enviado un mensaje de vuelta informando al padrino de Harry de su seguridad, nada más. Grimmauld Place había sido un escondite decente al principio, pero habían puesto, a la mansión, y a Sirius, en riesgo sólo por estar allí cuando deberían haber estado fuera, buscando los Horrocruxes. Ocho meses desde el inicio oficial de la búsqueda y sólo habían logrado obtener y eliminar el guardapelo. Hermione se había preguntado a sí misma cuanto tiempo le había tomado a Dumbledore para encontrar la manera de destruir el anillo de Gaunt. Así mismo —a pesar de no saber que era un horrocrux — le había llevado a Harry un año escolar completo para destruir el diario de Tom Riddle y no había estado en su poder todo el tiempo. Así que, considerando las cartas que habían sido lanzadas, no presagiaba nada bueno para el resto de los Horrocruxes. No podían pasar los próximos tres a cuatro años en la fuga tratando de destruir los oscuros objetos con la esperanza de que Voldemort no destruyera su mundo en el proceso.

¿Por qué Grimmauld Place? preguntó ella con curiosidad. ¿Por qué no Shell Cottage? Ya se suponía que debíamos de ir allí. Harry frunció el ceño y se acercó para envolver uno de los rizos de Hermione alrededor de su dedo, un hábito que hacía siempre que estaba nervioso,Yo... Supongo que estaba pensando en Sirius, susurró.

Hermione hizo una mueca cuando los recuerdos de la Mansión Malfoy pasaron por su mente.

~•~

Lleva estos prisioneros al sótano, Greyback, — Bellatrix ordenó al hombre lobo desquiciado. —Espera. — La malvada bruja vaciló, con los ojos entrecerrados mirando a Hermione. —Todos excepto... A excepción de la sangre sucia. —

Habían estado prófugos durante tanto tiempo, cansados, quebrados y tras un pequeño desliz de la lengua, los carroñeros llegaron a su puerta —o a la apertura de su tienda, mejor dicho —. Hermione había lanzado a toda prisa una serie de complejos hechizos protectores para mantenerlos fuera mientras ella daba media vuelta y comenzaba a alterar sus características. De no haber estado su rostro en la primera plana del Diario el Profeta, siendo etiquetada por meses como la nacida de muggles amiga de Harry Potter, habría sido fácilmente olvidada, pero las características de Ron y de Harry eran inevitablemente reconocibles.

Aunque había pelirrojos en todo el Reino Unido Mágico, ese vibrante tono de rojo, combinado con rasgos faciales específicos delataba a los Weasley. La cicatriz y sus etéreos ojos verdes esmeralda delataban a Harry.

Ella había cambiado su propio cabello a un rubio oscuro y ajustado la forma de su nariz, dio a Ron una cabeza de cabello castaño, y había alterado el color de ojos de Harry a marrón antes de tratar de desilusionar la cicatriz en la frente. No pasó nada. Presa del pánico, ya que los carroñeros abandonaron el derribar las barreras y habían recurrido a rasgar la tienda, Hermione le había golpeado en la cara con un embrujo punzante, murmurando disculpas a su mejor amigo mientras un hombre lobo descendía sobre todos ellos.

Los encantamientos desilusionadores no habían sido lo suficientemente fuertes. Lucius y Narcissa Malfoy fueron capaces de reconocerlos, al menos parcialmente, pero Bellatrix había llamado a Draco para confirmar sus identidades. Hermione sintió la bilis subir hasta su garganta mientras la bruja demente agarraba a su sobrino por la parte posterior del cráneo y lo empujó tan cerca de la cara de Hermione que su visión estaba llena los ojos de plata fundida de Draco Malfoy.

Cuando Bellatrix finalmente alejó al hurón de su rostro, Hermione aprovechó la oportunidad para realmente observarlo. Draco se encontraba mucho peor que cuando lo vio por última vez, cuando huía de Hogwarts de la mano de Severus Snape, Harry gritando, — ¡Asesino!— detrás de ellos. Draco se había visto terrible durante la mayoría de su sexto año, y mientras Harry había pasado la mayor parte del tiempo en la escuela insistiendo en que Malfoy era un mortífago trazando un terrible complot —que, al parecer, así había sido—, Hermione se había dado cuenta de la forma holgada en que el uniforme de Slytherin colgaba de su cuerpo, de cómo nunca comía en el Gran Salón, rara vez hablaba en clase, y durante rondas de Prefecto lo había atrapado en más de una ocasión, hiperventilando en alcobas oscuras.

Ahora se veía mucho peor. Enfermizamente delgado y pálido, con ojeras bajo los ojos enrojecidos por culpa del estrés, el Slytherin la miró con reconocimiento y tragó saliva, tomándose un momento para inventar una mentira. Al parecer, lo mejor que pudo invocar en ese momento fue: —No estoy seguro. Podría ser, pero no estoy seguro.

A pesar de todo, Hermione agradeció el engaño. Considerando las miradas de preocupación de Bellatrix y los señores Malfoy, tenían que estar cien por cierto seguros antes de convocar a Voldemort y Hermione estaba agradecida por la duda que Draco había plantado en sus mentes. Por desgracia, descubiertos con una cierta espada famosa en su posesión y una Bellatrix Lestrange decidida a volver a congraciarse con su Señor Oscuro, no estaban cerca de ver la luz al final del túnel.

A Harry y Ron se los llevaron, ambos gritando y rogando para quedarse a cambio de la bruja. — ¡No!— Gritaba Harry, luchando contra el agarre del hombre lobo. — ¡Tómame a mí! Ron había gritado mientras lo arrastraban lejos, hacia el sótano de la Mansión Malfoy. Incluso Draco parecía temblar al saber que le iba a pasar a la joven bruja nacida de muggles y pesar de todo lo que podría haber pensado hacer para detener a su tía, sus padres le sostenían de los brazos para mantenerlo quieto y en silencio. Lucius clavando las uñas en la piel de su hijo, con ansiosa anticipación.

El primer Crucio se sintió como la muerte.

El segundo le hizo rezar por ella.

Pero todo cambió cuando la frustración de Bellatrix llegó a niveles peligrosos. Decidida a averiguar con quién estaba tratando, la desquiciada bruja apuntó su varita a Hermione y comenzó a desmantelar los desilusionadores que la nacida de muggles se había puesto a sí misma, hechizo tras hechizo. Cualquier bruja o mago normal con una comprensión decente de la transfiguración podría haber terminado el engaño visual con facilidad, pero la sed de Bellatrix Lestrange por el control y el deseo de presenciar la agonía en su víctima la llevó a hacerlo lo más dolorosamente posible.

Se sentía como si se hubiesen abierto camino con arañazos hacia el núcleo mágico de Hermione, en busca de rasgos físicos, deshaciéndose de las pistas falsas, pieza por pieza hasta que la verdad se reveló. Una vez que Bellatrix se hubo deshecho de los hechizos, lo que vio solo la hizo enfurecerse aún más. — ¡¿A qué estás jugando niña?!— la mujer había gritado. — ¡¿Te atreves a burlarte de mí?!— Hermione estaba más allá del agotamiento, sollozando, y no podía entender a que conclusión, la mente insana de Bellatrix, había llegado.

Te enseñare...—la bruja mayor gruñó y luego Hermione sintió un dolor punzante en el brazo. Por suerte, no pasó mucho tiempo para que fuese rescatada por sus amigos y fuese llevaba lejos de ese lugar. Hacia la seguridad de Grimmauld Place.

~•~

Mi...—Ella bajó la mirada a su ahora vendado antebrazo. —Harry... ¿Qué pasó? —le preguntó a su amigo. Harry decidió que la mejor manera de explicar la situación, era a través de la representación visual. Metió la mano en el cajón de la mesita de noche y sacó un espejo, entregándoselo poco a poco a la bruja quien se lo arrebató de la mano, llevándolo a su cara. No sabía por qué no se había sorprendido al verlo. La reacción de Bellatrix después que los hechizos se habían roto podría haberle dado una pista de que algo no andaba bien, pero mientras Hermione asimilaba sus nuevos rizos negros y ojos grises, entendió, al menos en parte, lo que había sucedido.

De alguna manera, cuando la maniática mortífaga había roto los hechizos de Hermione, algo más había sucedido, revelando los rasgos que ahora se presentaban en la nacida de muggles. Aunque Hogwarts no ofrecía clases de biología o genética, Hermione entendía lo suficiente sobre los principios y teorías mágicas para saber que ciertos rasgos pertenecían exclusivamente a ciertas familias. Un tono específico de rojo y pecas caracterizaba a los Weasley; pelo rubio dorado y ojos azules te hacían un Greengrass; el cabello rojo oscuro y ojos azules pertenecían al árbol genealógico de la familia Bones; la piel oscura y ojos verdes eran rasgos de los Zabinis; y el cabello rubio platino y los ojos color plata le decían al mundo que eras un Malfoy.

El cabello negro como la tinta y ojos grises distinguían al mago o bruja del resto, proclamando con orgullo que la sangre que corría por sus venas pertenecía a la Noble y Antigua Casa de los Black.

Harry la ayudo a ponerse de pie, sus manos temblando ligeramente mientras ponía el espejo en la cama. Su mejor amigo la llevo al salón de dibujo para mostrarle el infame tapiz de la familia Black. No le había tomado mucho tiempo para encontrarse y cuando lo hizo, no pudo evitar contener el aliento; Harry soportando su peso cuando sus rodillas amenazaron con ceder.

Él la envolvió en sus brazos mientras la bajaba al suelo, sentándose junto ella y la besaba en la parte superior de su cabeza mientras le susurraba: —Tú brazo no paraba de sangrar y cuando llegamos aquí... Sirius te llevó por las escaleras pero sangrabas mucho, dejaste rastros en el suelo. La... la casa es mágica. Como Hogwarts, es capaz de reconocer ciertas cosas y a...ciertas personas. —

Protecciones mágicas hechas con sangre…

Harry asintió.

Kreacher sanó tus heridas — dijo hacienda un gesto hacia su mano.

Hermione observó al chico con incredulidad con sus recién descubiertos ojos grises.

Te llama su Damita especial — dijo Harry, encogiéndose ante el recuerdo del arrullo del elfo doméstico a su mejor amiga. «Damita, especial Damita» susurraba el elfo mientras curaba los cortes en el antebrazo de Hermione. El elfo domestico se había castigado a sí mismo —casi creando un huevo en la chimenea del mármol— al ver las cicatrizadas palabras sobre la piel de Hermione. Harry no sabía cuál de los apodos que Kreacher había otorgado a Hermione prefería, si «pequeña sangre sucia»o «Damita». Temblaba ante el recuerdo del elfo acariciando las palabras grabadas en su brazo, susurrando expresiones de consuelo. Si había un lado bueno del asunto, era que las cortinas que cubrían el retrato de Walburga Black aún permanecían cerradas y Kreacher no había clamado por su «pobre ama» una vez que había comenzado a ocuparse de Hermione.

Sirius y Snape irrumpieron fulgurosamente en el salón, aún gritándose el uno al otro hasta percatarse de la presencia de Harry y Hermione. Ninguno dijo una palabra. Snape se veía iracundo y Sirius, obviamente, había estado llorando. El director de Hogwarts y acusado asesino de Albus Dumbledore dio a cada uno de sus antiguos alumnos una breve inclinación de cabeza antes de entrar en el dormitorio contiguo. Sirius dio a Hermione una sonrisa dolorida antes de seguir a Snape, cerrando la puerta detrás de él.

¿Sirius esta...enojado?— Pregunto Hermione, tratando de evitar que las lagrimas corrieran por sus mejillas.

Harry sacudió su cabeza en negación. —Para nada…y no sobre…el solo…—Harry suspiró y se rascó la cabeza —Está molesto de que se lo ocultaran.

Casi como si de una señal se tratase, los gritos entre los magos adultos comenzaron una vez más.

Necesitamos averiguar cuál es el siguiente Horrocrux — susurró Hermione e intento levantarse.

El agarre de Harry se tensó mientras la sostenía para mantenerla junto a él —No, absolutamente, no — dijo —Te torturaron Hermione y…no creo que siquiera debas estar moviéndote tanto, no hasta que te recuperes del todo. No me mires así, yo...les dije. Le dije a la orden lo que hemos estado haciendo.

¡Harry! — dijo Hermione, casi sin aliento.

No me importa — dijo Harry —Se que Dumbledore dijo que solo los tres podíamos saber pero…después de todo lo que ha pasado, creo que los secretos por este supuesto "bien mayor" no han hecho nada más que herir a las personas —Dijo con el ceño fruncido — Después de que escapamos, los Malfoy invocaron a Riddle…hubo una gran reunión donde a todos los mortífagos se les dijo que había ocurrido. Snape se entero y vino directo hacia a Grimmauld Place. El sabía…—Le explico Harry —Te trajo pociones y unos libros; no estoy seguro de que son— admitió —Pero dejó su trabajo en Hogwarts bajo algún tipo de excusa y le dijo a la Orden algunas cosas sobre la muerte de Dumbledore.

Hermione frunció el ceño —Harry, tu dijiste que lo viste asesinar al director—

Harry suspiró —Yo…hay mucho más tras todo ese asunto que lo que vi, aparentemente.

Así que ¿Snape es…?

Uno de los nuestros —Dijo Harry, casi decepcionado

¿Y Malfoy? —Preguntó Hermione.

Sigue siendo un hurón y un imbécil —Respondió Harry antes de fruncir el ceño —Pero no nos delato así que, no sé.

Así que ¿ambos serán mejores amigos?— Bromeó la nacida de muggles.

Harry se rió — ¿Cómo estás? —Comenzó a decir y luego suspiró — ¿Estás bien? Sé que esto es mucho para asimilar y estoy seguro que una vez que los dos dejen de gritarse el uno al otro, van a responder a cualquier pregunta que tengas.

Hermione asintió con la cabeza. —Tenía la sensación de que algo estaba...mal—, admitió. —Cuando…— tragó —El verano pasado, cuando alteré los recuerdos de mis padres — su voz tembló mientras organizaba sus emociones y pensamientos —sentí que algo estaba mal. Sólo quería modificar sus recuerdos con un encanto, nada permanente— confesó —Pero cuando empecé a realizar el hechizo, encontré cosas. Ya habían tenido sus recuerdos alterados por otra persona. No pude ver qué exactamente, pero eran recuerdos específicos y me tomó un tiempo, pero fui capaz de rastrear la fecha de origen del encanto.

¿Qué tan atrás? — Preguntó Harry

No pude encontrar un día especifico pero…—Ella frunció el ceño — Diría que a finales de 1981.

Los ojos de Harry se abrieron con un poco de intuición — ¿Crees que esto sucedió debido a mí?— preguntó, horrorizado.

Por supuesto que no—, insistió —Incluso si tiene algo que ver con lo sucedido a tus padres— le dijo— No es tu culpa. Realmente me gustaría que dejaras de culparte por todo. Tú no eres quien le dio rienda suelta a Voldemort para que iniciara esto Harry, eres la montaña que le está impidiendo destruir todo lo que conocemos y amamos. No es tu culpa.

Harry asintió con solemnidad, pero dio la espalda a su mirada. —Así que... ¿qué pasó con tus padres? —Le preguntó un momento después.

Los encantamientos de memoria eran demasiado profundos. No podía alterarlos sin borrar todo —, murmuró ella, tragando abajo sus emociones. —Es por eso que elegí hechizarlos con un obliviate. Permanentemente.

Harry le tomó la mano. —Lo siento mucho, Hermione.

Va a mantenerlos a salvo— susurró. —Así que... háblame sobre el plan. ¿Cómo está participando la Orden?—

Harry se aclaró la garganta. —Bueno, otro horrocrux ha sido destruido— le dijo. —Cuando llegamos aquí, estabas fuera de ti, pero seguías murmurando algo sobre la bóveda de Bellatrix. Snape confirmó que ella pensó que la Espada de Gryffindor estaba en su bóveda, pero que algo más podría estar escondido allí. La Orden hizo que Tonks se transformase a sí misma para parecerse a Bellatrix. No estoy seguro de todos los detalles sobre cómo consiguieron salir sin ser descubiertos, pero Tonks tenía quemaduras en todo el cuerpo cuando la trajeron de vuelta. Resultó ser la Copa de Hufflepuff, como pensábamos. Sirius fue quien la destruyo. Dijo que realmente quería apuñalar algo. — Se encogió de hombros.

¿Y los demás?— Preguntó Hermione.

Snape piensa que podría ser la diadema perdida de Ravenclaw. Tiene a McGonagall y al E.D en busca de ella, mientras que él está aquí—, le dijo Harry. —El último, pensamos, es la serpiente.

¿Dónde está Ron?— pregunto ella.

Harry hizo una mueca. — Él…está un poco asustado acerca...—Hizo un vago gesto hacia su rostro — Bueno, ya sabes que no es la persona más discreta. Pensamos que sería mejor si se quedaba en Shell Cottage con Bill y Fleur, hasta que descubra la manera de hablar contigo.

Hermione frunció el entrecejo —Porqué soy diferente.

Porqué te vez diferente — la corrigió Harry.

Hermione suspiró ruidosamente. —No soy yo… oh dioses — murmuró. —Soy una sangre pura — Tragó la palabra como si fuese arena. —De una familia…que… —Ella miró su brazo. —Y ella…—Hermione extendió la mano y tocó el vendaje en su brazo. —Bueno —frunció el ceño —No soy más una sangre sucia— dijo con amargura.

Nunca lo fuiste — Dijo Harry, reprochando su uso de aquella palabra —Solo eres Hermione.

¿Por qué esta aquí el Prof. Snape? — Preguntó Hermione, cambiando el tema —Digo, me trajo pociones y libros pero...

Harry se encogió de hombro —Al parecer, el sabía la verdad.

¿Todo este tiempo?

Bueno, Sirius le ha estado gritando la mayor parte de estos cuatro días —Dijo Harry — Apenas ahora es que Snape finalmente, comenzó a gritarle en respuesta. —Agrego, mirando a la puerta cerrada del cuarto contiguo, donde el Maestro en pociones y el animago, aún seguían gritándose.

¡Debieron habérmelo dicho! —Grito Sirius, su voz ronca y emocional — ¡¿Cómo pudiste haber ocultado un maldito secreto como ese por tanto tiempo?! ¡Tiene casi diecinueve años!

Bueno —dijo Snape arrastrando las palabras — a diferencia de ti, Black, yo sí puedo guardar secretos — silbando con énfasis la oración—No los lanzo al primer idiota a quien creo que puede…—

El sonido característico de un puño sobre la carne hizo eco de detrás de la madera pesada. A lo que sonaba como una pelea ruidosa, le siguió una serie de coloridas luces de maleficios que iluminaron las aperturas alrededor de la puerta, la luz brillante de un Petrificus Totalus se filtró por la grieta cerca del suelo, seguido de un ruido sordo y finalmente, la sala quedó en silencio.

Sirius salió, cerrando la puerta detrás de él y guardando su varita mientras se acercaba lentamente el par de adolescentes, arrodillándose frente a ellos y pasando la mano por el pelo con nerviosismo. El animago sonrió con tristeza a Hermione y extendió la mano para acariciar el borde de sus nudillos cariñosamente contra su mejilla.

Hola, pequeña — susurró — Nos asustaste…

Las lágrimas finalmente llegaron a sus ojos y la bruja parpadeó, lo que les permitió caer contra sus mejillas. — ¿Es verdad? — Preguntó Hermione, ya sabiendo la respuesta.

Sirius pasó el dorso de su mano contra sus propios ojos y asintió en silencio antes de alcanzar y tirar de la bruja hacia sus brazos, dejándola sollozar en su hombro. —Está bien, Hermione —dijo, acariciando sus rizos negros con ternura. —Todo va a estar bien, — prometió. —Tú y yo… vamos a estar bien y vamos a averiguar todo.

¿No estás molesto? —Pregunto ella.

¿Contigo? ¿Por qué? —Se rió en voz baja —Estoy encantado. Estoy enojado por no saber…—Admitió mientras se alejaba de ella —Estoy enojado por qué me ocultaron muchas cosas —Dijo en voz baja y se inclinó para besar su frente —Solo me alegra de que estés viva y que haya una pequeña parte de…—Las palabras se atascaron en su garganta —Solo me alegre que estés viva —dijo él.

No se…no sé ni cómo llamarte —Admitió ella, torpemente.

Sirius sonrió —Con Sirius bastará —dijo en voz baja —Creo que estas un poco mayor para empezar a llamarme tío — admitió y la atrajo de nuevo a sus brazos.

Hermione parpadeó para alejar las lágrimas, su borrosa visión centrada en el tapiz detrás de Sirius, donde estaba su nombre escrito en elegante caligrafía.

Hermione Astra Black

n. 19 de Septiembre, 1979

Su mirada siguió la línea que fluía de ella hasta su padre:

Regulus Arcturus Black

n. 12 de Mayo, 1961 – m. 31 de mayo de 1979

~Ω~


Los quiero,

Lyanna Malfoy

"Winter is coming…"