Se agradecen los comentarios ^^
Capítulo I
Well, well, well- dijo Severus en tono siniestro, las cosas no podían ir mejor. Estaba en su escritorio leyendo la carta que le envió el ministerio y una enigmática sonrisa le cruzo por los labios.
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Al día siguiente
Azkaban, la prisión reconstruida y mejorada se alzaba oscura y lúgubre en el mar. Los dementores ya no la cuidaban, pero su presencia había impregnado de terror demasiado tiempo aquellos muros, la opresión, el silencio, se hacían insoportables. La figura que apareció en la arcada no desentonó en lo más mínimo con el ambiente, la pegajosa oscuridad que rodeaba a Severus Snape era semejante a este lugar.
Camino a través de los corredores cruzando varias puertas hasta encontrar una sala repleta de gente sentada alrededor de una larga y ornamentada mesa, la única fuente de luz era el gran fuego que ardía en una chimenea.
Una máscara parecía cubrir el rostro del hombre y le otorgaba una calma surrealista, en cuanto sus ojos se acostumbraron a la penumbra se acerco a su señor, quien encabezaba el grupo, inclinándose ante él con una reverencia, tomo el ruedo de su túnica y la besó.
-Snape- dijo el señor tenebroso con su voz potente y clara mientras señalaba a su derecha donde un asiento vacío esperaba- aquí Severus.
Sin dar una mirada alrededor ocupo su lugar. Mientras, Bellatrix aparecía por la misma puerta que cruzara unos segundos antes, con un prisionero que fue arrojado delante de los pies del señor oscuro.
¿Reconoces a nuestra invitada, Severus?-
Ah, sí- replico Snape mientras la miraba impertérrito por primera vez. Ahí frente a sus ojos se encontraban los despojos de lo que fuera la mismísima Hermione Granger, en el bulto frente a él quedaba poco que recordara a la muchacha perspicaz y sabionda que alguna vez fue, su melena había desaparecido para convertirse en una masa sucia y amorfa con el escaso pelo de color indefinido que aun había en su cabeza. La pálida piel que alguna vez conociera Severus era ahora puro pellejo sobre huesos. Y poco quedaba de las curvas femeninas que tuvo en su momento. La figura cobro vida pese a que parecía imposible, emitió un quejido y al levantar la cabeza sorprendentemente clavo sus ojos en él, esos ojos te tomaban desprevenido, no había perdido su espíritu y aun brillaba en ellos la vida, sin una pizca de la locura que debía estar allí. Griffindors. Aunque no quedaba mucho de ella, impresionaba la calma absoluta con la que esperaba su destino, como si estuviera resignada a la fatalidad y nada peor pudiera ocurrirle.
-Me has resultado muy valioso, has sido un sirviente leal, he aquí un presente para ti Severus, poca cosa, sin embargo creo que te complacerá el tomarla como esclava. A esta, que fue una de las más cercanas a Harry Potter. –
-Mi señor sabe que mi único propósito es servirle, - respondió Severus con aquella voz susurrante que te helaba la sangre- y sin duda será un placer encargarme de la sangre impura para enseñarle cual es su lugar.
-Nada menos espero de ti, mi fiel Severus… y que nos demuestres como se doblega la sangre impura ante ti- pronunció en una cruel mueca que intentaba semejarse a una sonrisa.
Severus se levanto haciendo ondear su capa y se dirigió a la chica tomando sus manos atadas la tumbo en el suelo quitando los despojos que cubrían su cuerpo, Hermione se rebeló y comenzó a revolverse con todas sus fuerzas, mientras el señor oscuro y los presentes reían observando su frenética lucha.
-Quieta, sabelotodo- dijo Severus entre dientes buscando sus ojos, había calma en ellos y algo más que Hermione percibió le hizo refrenar su lucha, momento que Severus aprovecho para someterla en el frio suelo de piedra presionándole las manos atadas contra el vientre y la tendió de espaldas sujetándola con la cadera, Hermione sintió la rigidez de su miembro enterrada en la curva de su vientre y las piedras enterrándose en su espalda y nalgas, gimió y forcejeo una vez más tratando de apartarlo, mientras él con una calma absoluta y en total dominio de la situación se acomodaba para bajar la cremallera de sus pantalones y empujo los delgados muslos con las rodillas abriéndola para él.
Los gemidos de la chica fueron acallados por los vítores y las burlas de los mortífagos.
Severus la penetró, mientras las lágrimas corrían por los ojos de la chica. El dolor fue intenso y aunque Hermione trato de colocar su mente más allá, la falta de preparación y el tamaño del hombre no se lo permitió, el momento le pareció eterno mientras el empujaba una y otra vez en su interior sintió unas incontrolables lágrimas rodando por su rostro y el jadeo de Severus junto a su oreja mientras el daba unos más rápidos y profundos embates a su lastimado cuerpo, pese al ambiente hostil e indigno que la rodeaba, noto como el se escondía en la curva de su cuello en un momento de concentración obvia tratando de empujar más y más rápido.
Las risas de los mortífagos y sus comentarios sucios le rodearon mientras Severus se presionaba contra ella. Le sintió llegar al orgasmo y descansar su cuerpo sobre ella mientras los temblores le sacudían con fuerza. El cabello negro del hombre rozaba su mejilla mientras la pesada respiración se calmaba lentamente, de la misma manera se retiro de su magullado cuerpo y la levanto con él, sujetándola fuertemente del codo. Hermione sintió como la humedad del semen del hombre le empapaba las piernas y su lastimado corazón dio un nuevo vuelco mientras él permitía que los demás presentes le observaran humillada y desnuda.
-Tomadle como ejemplo- dijo el señor oscuro mientras Severus hacia una reverencia- bien hecho.
Dicho esto, la esclava en cuestión fue arrastrada fuera de la habitación y reemplazada para continuar con la entrega ritual de los demás cautivos. Severus no dio una nueva mirada a la chica mientras acomodaba sus ropas… y tomaba nuevamente su lugar.
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Desde la asunción en gloria y majestad del señor oscuro y la derrota de la orden del fénix el señor oscuro debió preocuparse en extremo de la supervivencia de los magos, ya que las bajas en uno y otro bando fueron un golpe terrible en la población mágica.
De ahí la carta, a todos los sobrevivientes se les exigiría una cuota de vida,esto es, descendientes, no podía darse muerte a ningún mago sin cumplir con la nueva ley; y en el caso de los traidores a la sangre debía ser alguien de la nueva elite quien se aseguraría de proveer descendientes dignos para la causa.
Aunque en un comienzo la muerte llego rápido para aquellos que importunaron al señor oscuro, hubo unos pocos a quienes decidieron dar un "tratamiento especial" aquellos desafortunados que lucharon denodadamente se convertían en mártires al morir, y sabiamente el señor oscuro supo que darles una muerte rápida no sería inteligente, hay quienes generan más veneración muertos que vivos y esa fue la razón primordial para conservarlos vivos, y ¿por qué no?, como un recordatorio irrefutable de la victoria.
Los planes oficiales fueron cortar de toda familia mágica las ramas impuras para que sólo quedaran los de 'sangre pura', sin embargo, tras la lucha contra los hombres lobos las bajas fueron peligrosamente importantes en el círculo más cercano al señor oscuro. Y el decreto que el ministerio hacía efectivo era la prueba máxima de aquello.
Tras la reunión, Severus recogió su "premio" y se traslado a su residencia, sabía que este momento llegaría, y de alguna forma esperaba que sucediera, era uno de los pocos solteros que servían al señor oscuro, pero ¿Granger…? le dio una larga mirada y suspiró… tomo aire, y suspiró nuevamente apartando de su rostro la máscara que lo acompañaba siempre, una mueca amarga transformo su boca mientras contemplaba más de cerca a la chica. Sólo la magia podía mantener con vida su penosa existencia, por suerte Severus conocía los métodos más efectivos para tenerla pronto en forma.
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La muchacha no había vuelto a abrir sus ojos. Navegaba en un mundo sin sueños, y sin embargo, el dolor arrugaba su frente transformando sus rasgos, el color inundaba sus mejillas que ahora parecían más llenas. El tiempo pasó lentamente, y en base a pociones y al conocimiento de toda una vida Severus casi había logrado recuperarla por completo. Sin embargo, no se atrevía a despertarla, no aun.
Había recurrido a medidas drásticas para sanar su cuerpo magullado y habiéndola despojado de su cabello, bueno del poco que le quedaba, parecía un león patético sin melena, perdida la gloria era un ser extraño entre las sábanas, temió entonces, que el impacto de despertar sumado a la conciencia de la pesadilla vivida fueran demasiado para la chica, aun tenia la marca de su esclavitud en el cuello, pues así lo dispuso el señor tenebroso y nadie podía imponerse sobre sus deseos, eso y el que se encontraba encadenada a la cama, sin contar con la impresión que tendría al verlo a él, para el observador casual Severus inclinado sobre la cama de un paciente seria una imagen impactante, para ella podía resultar terrorífico y no se engañaría al respecto, sabía que era la última persona que muchos deseaban ver, y dadas las condiciones actuales especialmente Granger.
Sin embargo, no era posible esperar más, tenía tareas por delante y nada esperaría por él, no había salvado su pellejo tantas veces para cometer una imprudencia ahora. Tenía preparado el ambiente, la habitación estaba impecable (más de lo que estuvo nunca) las cortinas cerradas dejando que una tenue luz invadiera el lugar, se inclino hacia ella y la sacudió suavemente mientras entrecerraba ligeramente sus fríos y oscuros ojos. La chica no se movió y severus aguardo esperando un cambio en su respiración o algo que lo alertara si despertaba, el sutil movimiento de sus ojos fue la señal, dando unos pasos hacia la puerta, se cruzo de brazos y esperó.
Hermione volvió en sí lentamente, no deseaba abrir los ojos ni moverse, por lo que hizo un repaso de su estado con calma… respiro, sin dolor, algo que la sorprendió, porque desde que parecía recordar, todo su mundo se había vuelto de cabeza y todo era dolor, sed, hambre, frio… una imagen de pesadilla vino a ella los ojos rojos del señor oscuro mirándola con desprecio y junto a él, su más servil vasallo el grasiento, cobarde y traidor…
-buen día- era apenas un susurro, en una voz que le oprimió el corazón.
Hermione abrió sus ojos sorprendida y debió cerrarlos inmediatamente, la luz, aunque escasa le hizo daño, ella no lo sabía pero llevaba bastante tiempo dormida, semanas, tiempo durante el cual Severus se había ocupado de cada una de sus necesidades humanas sin permitirle un minuto de conciencia. Los ojos le ardían en la penumbra y dejo caer una lágrima antes de enfocar la mirada en el hombre que la acompañaba. Trato de incorporarse mientras su cabeza parecía dar vueltas.
Severus por su parte había tenido tiempo para meditar en lo que se avecinaba, en las semanas pasadas tuvo tiempo de conocer hasta los más mínimos detalles del cuerpo de la chica mientras la aseaba y curaba sus heridas. Le vio dormir hora tras hora y recuperar peso con lentitud, en esta ocasión tuvo el tino de cubrir su desnudez con uno de sus propios pijamas, dándole así un poco de dignidad.
Buen día, señorita Granger- repitió Severus con frialdad- es necesario que le informe inmediatamente la nueva situación- dijo haciendo una pausa y acercándose lentamente- su cautiverio en Azkaban terminó y su vida está en mis manos.
Hermione le miro de hito en hito, "buen día"… tal vez… esto no era Azkaban, tendría una posibilidad de escapar. Busco todo el coraje que no sentía y se preguntó ¿sería esto peor?
-¡Cobarde, bastar…!- grito, pero fue interrumpida abruptamente
-¡Silencio!, no hablará a menos que se lo indique, supuse que Bellatrix le había enseñado buenos modales.- sintió Hermione que la piel se le erizaba al escuchar el nombre de sus peores miedos.- soy tu amo a partir de ahora y a menos que desees tener además de las cadenas una mordaza en la boca, sólo me dirigirás la palabra cuando te lo ordene -dijo mientras se paraba a su lado y sostenía la cadena que llegaba a su cuello.
Ella luchó para no apartarse mientras recorría la línea de su cuello y bajaba hacia sus senos, la intención era obvia, pero con un suave roce de sus dedos se alejo de ella.
Antes de salir se volteo con calma
-Eres mía ahora... – dijo dándole una última mirada.
El hombre al otro lado de la puerta libero todo el aire contenido en sus pulmones. Se apareció en la cocina y busco algo para su cautiva con movimientos deliberadamente lentos.
Hermione estaba en shock, respiro y su nariz se invadió de un olor que ahora podía definir: "snape" esta era su casa, su habitación, su cama… le recordó jadeando sobre ella, y cubriéndose la boca con las manos comenzó a sollozar en un patético silencio. El peso de las cadenas en sus muñecas le ahondo más la herida… tuvo el lúgubre pensamiento de que esto podía ser definitivamente peor.
