La línea 3 con destino a Tokio – Japón está a punto de despegar. Por favor. Abróchense sus cinturones de seguridad… Repito siéntense en sus asientos y abrochen sus cinturones de seguridad

-¿Como que no te sentaras a mi lado? –Inquirió una azabache-

-Kagome… perdóname, lo siento. –Respondió su amiga castaña- Pero el puesto que estaba al lado tuyo lo han ocupado.

-¿Por quién? ¡Quien ha tomado ese vendito puesto! –pregunto molesta.

Bien, partamos desde aquí, volveré a mi hogar y del viaje mi mejor amiga no se sentara conmigo, creo que está en la mejor manera de partir el viaje ¿No? Pero… ¿quien se sentara a mi lado?

-Con permiso, con permiso. –dijo un muchacho peli plateado empujando a la azabache.

-Oye… ¡Que te pasa! –Volteándose hacia el chico-

-Solamente te estaba pidiendo permiso niña. Además tu… -la mira de los pies a la cabeza. Por la cabeza de Inuyasha pasaban varios vagos pensamientos. Pero solamente se digno a responder…- no moviste tu figura. Necesito sentarme –sonrió y se en el haciendo 42, apoyando los pies sobre el asiento de adelante-

-Suerte con tu querido acompañante Kagome. –Dijo entre risas sango-

-Pues… tendré que sentarme –reclamo por lo bajo y se sentó de brazos cruzados, reclamando para si misma. Oh si claro ¿Por qué no se me ocurrió cambiarme de asiento?

-No puedes, abróchate el cinturón –dijo abrochándoselo el.

Han despegado. Ambos muchachos nada mente iguales, comenzaron un "tranquilo" viaje juntos.

-Puedes moverte –lo corrió hacia su lado del asiento-

- Estoy bien, gracias –dijo riendo. Y quedándose donde estaba-

En el cielo estaba a punto de dar a luz el primer rayo de sol. La muchacha azabache despertó, y miro hacia abajo. Sonrió al ver que había una hermosa vista. Y a decir verdad así era. Miro hacia el lado y vio al muchacho, no la había dejado dormir en toda la noche, así que… tomo un vaso de agua y sin más previo aviso se lo volteo en la cara

-¡Oye! –exclamo medio adormecido-

-Buenos días –sonrió- ¿Has dormido bien?

Todo estaba perfectamente bien pero…

Todo cambia si hay fallas en el avión

-El avión suena extraño.

-Cállate, no molestes Inuyasha, no eres técnico de aviones. –le dijo evidentemente molesta.

-Es que… no es una broma

El avión se estrello, no recuerdo muchos hechos. Solamente recuerdo los gritos de las personas calcinándose. De algunas ahogadas con su misma sangre. Desperté, bien junto a Inuyasha aunque el había mantenido las peores heridas.

-¡Inuyasha! Tenemos que ayudar a las demás personas, se están muriendo frente a nuestros ojos, ¡Por dios!

- La ley del más fuerte Kagome. Solamente algunos sobreviven. –dijo fríamente el muchacho. En estos casos era así, siempre así. Solamente algunos sobrevivían. Aunque no me gustaba dejar a la gente así, gritando, pidiendo ayuda.

-No se tu, pero yo iré a ayudarlos. Yo si tengo corazón –la muchacha corre hacia las personas necesitadas

Hasta el momento, llevan tres días, atrapados en una isla desierta

-Las personas se están muriendo, ¡Kagome! Necesitamos buscar algo donde refugiarnos, este lugar no me gusta para nada!

- ¡Pero yo quiero ayudarlas! –le dijo molesta alzando su tono de voz, Kagome siempre ayudaba a las personas antes que ella. Siempre pensaba en ellas.

- No lo has hecho por las buenas, será por las malas. –susurra el muchacho cargándose a la chica al hombro, y sale corriendo de ahí.

En medio del camino se han encontrado con criaturas extrañas. No conocidas por el ojo humano. Criaturas tan fieras como un león, y tan sedientas como un vampiro. Sin contar el cuerpo que han de tener…

-¡Como que no sabes manejar una espada! ¡Es lo más necesario ahora! ¡Eres una niña inútil! –Dijo pateando y atravesando a una criatura con su espada-

-¡Ten más respeto! ¡Las espadas son de viejos! Además… ¡Se valerme por mi misma! –dijo golpeando con un palo a otra criatura parecida a un lobo que venía por ella-

-Pues espero que sea así. No pienso andar cuidandot…-recibe una patada de un animal y cae hacia atrás junto con Kagome, ruedan unos cuantos metros más allá alejándose de los animales. Aunque en una posición bastante comprometedora. El sobre ella. Y podían percibirse el uno a otro sin ninguna dificultad, la mira a los ojos y le brinda una sonrisa-

-¿Quién era el que no se podía cuidar solo o valerse por sí mismo?

Cinco días…

-Yo… ya no podría soportar, ni dos más segundos cerca de ti. –era verdad. Esa chica "no" soportaba estar cerca del, (oh lo siento. Creo que estoy dando demasiada información) no es que no soportara, más bien intentaba de evitarlo lo más posible.

-Eso no es verdad, estas así porque yo te gusto y lo sabes. –Le pasa el dedo por su mentón, y la mira seductoramente. Un momento… ¿Qué sabía el si le gustaba a la chica o no? Bueno, que yo sepa hasta el momento no se ha conocido un… sexto sentido de chicos.

-Escucha. Ni muerta, jamás. –lo mira a los ojos temblorosa, Kagome temblaba al ver que se acercaba a ella, que se preocupaba. O simplemente le decía cosas que de una manera indirecta, le demostraba su cariño. Pero… era tan orgullosa que no iba a dar el primer paso.

10 día…

-¿Cómo que cada uno tome su camino? –pregunta el muchacho inquirido, últimamente habían tenido una muy buena relación, ellos dos. ¿Por qué? ¿Por qué quería irse? A él, no le cavia en la cabeza. Milagrosamente había sido y había tenido buenos modales delante de ella. ¿Pero ahora?

-Somos totalmente opuestos, yo quiero ayudar a la gente que aun esta sobreviviendo ahí afuera. Y tu… me retienes… -se aleja del.- quiero ayudarlos…

- ¡No puedes! Kagome… te necesito –susurra en un tono bajo.

En lugares extremos…

-¿Cómo no comprendes? ¡Maldición! –grito el muchacho, golpeando un árbol con el puño izquierdo.

-¿Qué no he de comprender? –Pregunto la muchacha asustada, aunque no se alejo del completo- ¿Por qué conoces tanto? De… este lugar.

- Yo… no es por nada especial. Solamente sé que es peligroso. –Sabía que era peligroso, por una razón especifica. Ya había estado ahí, junto a su querida acompañante, el problema fue que… bueno…-

Se crean nuevos sentimientos…

-¡Se que sientes algo especial! Inuyasha, he visto como miras las personas que están heridas. ¡Es que te mueres por ayudarlas! Por favor… hazlo por mí.

El muchacho entrecerró los ojos, ¿Por ella? Le pedía que lo hiciera por ella, bueno… en ese caso tendría que pensar mejor las cosas.

En lugares extremos…

-¡Odio las cosas que se arrastran! –dijo la muchacha, asustada. Pateando y golpeando a los animales con un palo.-

- Pss. Kagome… ¿Te gustan las arañas? –dijo el muchacho mirando hacia al frente.

-¡Claro que no! ¡Qué estúpida pregunta es esa!

-Pues… mira hacia el frente, tenemos compañía…

La chica soltó un chillido, era una araña gigante. Se paralizo y evito vomitar. Odiaba las arañas.

-Ten esto… -le entrega una espada-

-¡Que no te ha entrado en la cabeza que no se ocupar espadas! -dijo sacando la espada de su funda, y colocándose contra la espalda del chico.

Inuyasha medio sonrió, arrogante y le dijo: Aprende…

Sin querer, se conoce la verdad.

-Todo es tan perfecto, sabes demasiadas cosas, cuando te hieren te curas en menos de tres días –la muchacha respiraba agitadamente, baja la mirada.

-Kagome…

-Dime…que eres, no me importa lo que seas. Por favor… -rogo la chica.

Una bella…

-Inuyasha por favor, detente… -ruega llorando-

Enamorada de una bestia.

-¡Todo este maldito tiempo me he preguntado que siento por ti! –Le grita, tomándola de los brazos y acercándola a él-¡No comprendo! En todo este tiempo, he intentado alejarme, pero hay algo que me une a ti, ¡maldita sea!

Vaga convivencia

Proximamente.