Antes de comenzar me gustaría hacer una pequeña aclaración: Los personajes de Hetalia no me pertenecen a mí, sino a Hidekazy Himaruya. Yo simplemente he querido hacer esta historia sin ánimo de lucro y con el único fin de entretener.
Nombres empleados: Male!Belarus: Nikolai, Female!Lithuania: Helena
_ ¡Espera!
Una desesperada Lituania gritó con lágrimas adornando sus preciosos orbes verdes mientras sujetaba con fuerza una de las mangas del abrigo de Nikolai.
_ Por favor, te lo ruego, no te vayas. Por favor.
_ No. _Dijo fríamente el bielorruso mientras bruscamente se soltaba del agarre de la chica. _ Te he dicho una y mil veces que amo a mi hermana. No voy a estar contigo. Nunca.
Dichas estas palabras dio la espalda a la lituana y reanudó su marcha mientras Helena llevaba una mano a su pecho, sentía su alma romperse en mil pedazos.
Segundos de desesperación, instantes que se le hicieron eternos, su corazón aleteando en su pecho con nerviosismo, con miedo, con dolor, sintiendo con cada latido cómo un puñal se clavaba en él, cada vez más y más profundamente.
_ ¡Finge que soy Anya! _Gritó de repente la chica en un último y exasperado intento por retenerle a su lado.
_ ¿Qué?
_ F-finge que soy Anya. Piensa en ella mientras estás conmigo, p-pero no me dejes.
Nikolai se acercó a ella lentamente y la abrazó con delicadeza. Helena por otra parte, dio un pequeño respingo debido a la sorpresa que sintió al notar su tacto. Cerró los ojos y se relajó en unos segundos, aspiró su aroma entrando en pleno éxtasis… Sin embargo, este estado no le duró mucho.
_ Helena… No soportarías escucharme gemir el nombre de mi hermana en tu oído… _Susurró lentamente el bielorruso.
Helena abrió los ojos de repente y todo su cuerpo se tensó al escuchar estas palabras. Sus ojos volvieron a derramar caudalosas lágrimas sin su consentimiento.
El bielorruso se separó de ella finalmente y caminó alejándose, perdiéndola de vista.
Helena se quedó sola, llorando. No dijo nada. Porque él tenía razón. Ella no sería capaz de soportarlo, no. No podría.